Entre los ss. XVI y XVIII, el arte mestizo se creó con la combinación de técnicas y diseños europeos con la mano de obra indígena. El barroco novohispano alcanzó su máxima expresión en el templo de Tonantzintla. La profusa decoración interior suma cientos de esculturas en yesería policromada que lo cubren todo con figuras angelicales de rasgos indígenas, que ‘flotan’ en fondos de aspecto orgánico.
Imprescindible
Fachada principal
La fachada frontal del templo está recubierta de ladrillo y talavera poblana (cerámica vidriada y policromada). La combinación de estos materiales decorativos es una peculiaridad del barroco regional y resulta en una compleja mezcla de colores, formas y texturas que hacen relucir imponentes a los templos poblanos. Llama la atención la ornamentación de la hornacina con la imagen de la Virgen.
Púlpito
El púlpito es distinto al de cualquier otro templo, pues es el único adornado con motivos florales y chiles. El sincretismo religioso queda plasmado en esta obra excepcional del barroco poblano, donde conviven símbolos de las religiones original y europea.
Soto coro y cúpula
La ejecución de temas europeos en la ornamentación por parte de artistas indígenas resultó en el estilo tequitqui, en el que prevalecen motivos autóctonos. Esto se hace evidente en figuras de ángeles (ataviados con penachos emplumados a la usanza nativa) que decoran tanto la cúpula como los capiteles. En el soto coro hay conchas bautismales similares al nahuil ollin o quinto sol.
Acatepec y Tlaxcalancingo
Además de este templo, en los vecinos pueblos de Acatepec y Tlaxcalancingo hay dos iglesias que son consideradas como parte de este trío de joyas arquitectónicas del barroco indígena.