Esta enorme hacienda centenaria abarcó 6000 Ha. Uno de sus propietarios, el monseñor Eulogio Gillow, se esmeró por embellecerla y, entre otras cosas, construyó un par de lagos, señoriales jardines y un palacete que hoy la simbolizan. La hacienda está abierta al público y, aparte de las mansiones, el visitante puede acceder al gran lago, al “castillo”, los jardines y sus cabañas. Se ofrecen espacios para acampar, servicios para pesca, lanchas y canoas, así como paseos, alimentos y áreas boscosas para hacer caminatas o gotcha.
Imprescindible
Casa Grande
La que fue casa de los hacendados se conserva en muy buen estado y llama la atención por sus dimensiones y arquitectura. La enorme cocina está decorada como manda la tradición poblana. Esta zona ha sido escenario de películas y series de televisión. Aquí hay algunas habitaciones adaptadas como espacio museográfico.
Fuente de las Tres Marías
A mediados del s. XX, una de las últimas familias propietarias construyó una gran fuente cuya principal característica es la rica ornamentación con piezas de cerámica de talavera. Un elemento decorativo que llama la atención.
Castillo
Como parte del embellecimiento de la hacienda durante la época porfiriana, a la orilla de uno de los dos lagos se construyó una casona solariega que, por su arquitectura de estilo inglés, se convirtió en el atractivo principal para los invitados y visitantes.
Jardines
En el s. XIX la familia Gillow construyó una serie de jardines pomposos que se conservan hasta hoy. Tanto en el área de la casa principal como en las inmediaciones del castillo, en el lago mayor, hay varios de estos espacios abiertos manicurados. No hay que perdérselos.