Cuetzalan

Bosques de niebla con helechos gigantes y el propio significado de su nombre asocian a Cuetzalan con la mítica ave de plumaje tornasol: el quetzal. Sus calles empedradas, casonas y templos de origen colonial reciben a grupos indígenas que interactúan en sus fiestas y mercado dominical, donde se ofrece el café y los frutos de la zona, además de las primorosas prendas bordadas por mujeres ataviadas con trajes y tocados que parecen salidos de códices. Las fiestas de Cuetzalan reúnen a los quetzalines danzantes y a los célebres voladores totonacos.

Imprescindible

Zona arqueológica de Yohualichan y cascadas

Ciudad totonaca que vivió su auge hace 1500 años. Destaca la presencia de su pirámide con nichos, estilo compartido con la gran ciudad del Tajín. En la zona, las cascadas de Las Golondrinas, Corazón del Bosque y El Salto forman parte de un paisaje exuberante con características de un bosque lluvioso que no se puede apreciar ni en el centro ni en el sur de Puebla.

Mercado

Cada domingo se celebra el mercado o tianguis de Cuetzalan, donde se escuchan el náhuatl y el totonaco, lenguas prehispánicas que testimonian la vigencia de culturas ancestrales. La variedad de productos provenientes de tan rico entorno constituye un amplio espectro del conocimiento y manejo de los recursos que la naturaleza otorga y el trabajo humano doméstica.

Voladores de Papantla

Este espectáculo ritual se presenta los domingos. Otra razón por la que el mejor día para planear una visita sea el último de la semana. La cosmogonía totonaca (etnia de esta región poblana y de su contraparte veracruzana) ha motivado que grupos de cinco hombres lleven a cabo un ritual que consiste en subir un enorme poste con decenas de metros de altura, del cual descienden girando, atados de los pies.