NOTAS
[1] Posteriormente Selivanov murió a raíz del impacto directo de un proyectil de la artillería alemana.
[2] Entre sus compañeros de colegio estaban los hijos de Lev Trotski y de Lev Kámenev. Ambos tenían su misma edad: por suerte, tal vez, no se hizo muy amigo de ellos. Los padres de ambos muchachos murieron por orden de Stalin; Kámenev después de uno de los juicios de escarmiento en Moscú, y Trotski tras recibir un golpe de piqueta en el cerebro en su exilio de México. El hijo de Kámenev, que para entonces era piloto de la Fuerza Aérea Roja, fue ejecutado en julio de 1939. El joven Lev Sedov, hijo de Trotski, había fallecido de una apendicitis en París el año anterior, y la desacertada atención médica que recibió probablemente fue fruto de las maquinaciones de los agentes de Stalin.
[3] Su muerte vino a demostrar la profundidad con que Stalin controlaba el arte y a los artistas. El gran amor de Mayakovski fue Lilia Brik, una de las grandes bellezas de su época, que se había casado con un poeta futurista a la edad de catorce años, y que con veintiséis pasó a ser la compañera sentimental de Mayakovski. Chagall y Matisse pintaron retratos suyos. Stalin admiraba la forma en que Lilia defendió con uñas y diente el recuerdo de Mayakovski. En noviembre de 1935 le escribió una carta a Stalin, quejándose de que los libros de Mayakovski estaban agotados y que se ignoraban sus poemas. El arte soviético necesitaba un héroe de la poesía, y la figura del desaparecido Mayakovski nunca iba a dar problemas. El comentario de Stalin a aquella carta acabó oportunamente en un editorial del diario Pravda: «Mayakovski ha sido y sigue siendo el poeta mejor y con más talento de nuestra era soviética, y mostrar indiferencia hacia su memoria y hacia sus obras es un delito». Sus poemas volvieron a publicarse. Sin embargo, en el reino de los vivos, Lilia Brik carecía de influencia. Tras el suicidio de Mayakovski, Lilia se casó con Vitali Primakov, un general del Ejército Rojo, que fue arrestado y ejecutado en 1937.
[4] Se encuentra en Moscú, y lleva el nombre de M. V. Frunze, comandante del Ejército Rojo, en cuyo honor también se renombró en 1926 su ciudad natal, Biskek, capital de Kirguistán. La ciudad recuperó su nombre original en 1991. (N. del T.)
[5] «Tan sólo en Rusia se respeta la poesía», escribió Ósip Mandelstam, con un ingenio tan vivo como sus versos. «Hace que maten a la gente.» Y en efecto, así era, y él mismo fue una de sus víctimas más brillantes. Murió en Siberia, en un campo de tránsito, en diciembre de 1938. Sus compañeros zeks le llamaban «Poeta». Aquella deferencia no le salvó la vida. Se quedó tan débil que era incapaz de levantarse de las tablas de su litera. Se declaró una epidemia de tifus. Poco antes de Año Nuevo sacaron a los prisioneros para despiojarlos durante una de las tormentas de nieve que azotaban la costa. Un zek contaba que Mandelstam no era más que «un esqueleto cubierto por un pellejo arrugado». Estuvieron esperando cuarenta minutos para que les devolvieran la ropa, que apestaba a azufre, y que «se nos metía en los ojos hasta hacernos llorar». Mandelstam dio dos o tres pasos, «levantó la cabeza con orgullo», inspiró profundamente y se desplomó. Llevaba un trozo de madera con su número de preso atado a una de sus piernas, cargaron su cuerpo en un carro junto con otros cadáveres, y lo arrojaron a una fosa común. [Vitali Shentalinski, Arrested Voices: Resurrecting the Disappeared Writers of the Soviet Regime, Nueva York, Free Press, 1996, p. 196 (traducción española en tres volúmenes: Esclavos de la libertad, Denuncia contra Sócrates y Crimen sin castigo, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2006, 2006 y 2007)].
[6] Anna Ajmátova y Marina Tsvetáieva, El canto y la ceniza, antología poética, Galaxia Gutenberg, 2006, trad. Monika Zgustova y Olvido García Valdés. (N. del T.)
[7] Los habitantes de la zona no hacían la más mínima mención al tráfico de camiones ni a los tiros que se oían de vez en cuando. El emplazamiento se utilizó hasta 1954. Se cree que, para entonces, ocultaba los restos de 46.711 personas, de las que 40.485 eran «políticos». Su existencia se hizo pública por primera vez en verano de 1989. Se ha convertido en un memorial de los que están enterrados allí.
[8] Irónicamente, hoy es un centro de instrucción de aspirantes a agentes de policía.
[9] Una frase de Enrique IV, de Shakespeare, que se ha convertido en un refrán inglés. (N. del T.)
[10] Aproximadamente 22.000 de aquellos deportados fueron masacrados por el NKVD en abril de 1940, en el bosque de Katyn, y en las cárceles de Járkov y Kalinin. Así fue como desapareció la mitad del cuerpo de oficiales del Ejército polaco. El verdugo principal fue Vasili Blojín, del NKVD, que trabajaba con un delantal de carnicero, gorra y unos guantes de piel que le llegaban hasta los codos. Utilizó una maleta llena de pistolas Walther alemanas para que se pudiera culpar a los nazis de aquella atrocidad si alguna vez salía a la luz. Blojín fue condecorado por Stalin con la Orden de la Bandera Roja. Se sumaba a la Insignia al Valor que ya le habían concedido por las ejecuciones que había llevado a cabo en 1937.
[11] Kózintsev y Shostakóvich volvieron sobre El rey Lear con una magnífica versión cinematográfica en 1971. El director decía que la música de Shostakóvich traía consigo «un odio acérrimo a la crueldad, al culto al poder, y a la opresión de la justicia», así como «una intrépida bondad que posee un matiz amenazador».
[12] Al final de la guerra que se avecinaba, se celebró en Livadia la Conferencia de Yalta entre los países vencedores, y allí se alojaron el presidente Roosevelt y Winston Churchill, aunque por su parte Stalin prefirió quedarse en el palacio de Yusúpov. En 1941, a Shostakóvich y a sus compañeros de vacaciones un futuro con semejantes aliados se les habría antojado una locura digna de los desafortunados pacientes de Livadia.
[13] Rostropóvich y Galina Vishnevskaya hicieron la que probablemente es la grabación más brillante de Lady Macbeth de Mtsensk.
[14] Adolph Eddie Rozner fue el mejor trompetista de jazz de Europa. Nacido en Berlín, tocó en los transatlánticos que cubrían la ruta entre Hamburgo y Nueva York. En 1939 se dio cuenta de que Berlín ya no era un lugar para que «un judío tocara música afroamericana, por mucho que su nombre sea Adolph». Se marchó a Polonia y huyó al territorio controlado por los soviéticos después de la invasión nazi. Su banda era sumamente popular, y posteriormente fue director de la Orquesta de Jazz del Estado Soviético durante la guerra. Fue una de las primeras víctimas de las purgas de la posguerra de 1946, y pasó ocho años en los campos del Gulag de Kolymá, en el Extremo Oriente siberiano.
[15] Derrotó al Dinamo de Minsk por cuatro a cero el 20 de mayo de 1945, en otro Estadio Beria, el de Minsk.
[16] Se produjeron muchas otras masacres en las cárceles de Ucrania, Bielorrusia así como de las Repúblicas bálticas y Rusia, en las que el NKVD asesinó a decenas de miles de personas.
[17] Un comunicado que se hizo público una semana después decía que habían sido declarados culpables de cobardía, pasividad y de permitir que sus fuerzas se desintegraran. El propio Stalin confirmó las sentencias de muerte que ya se habían ejecutado. Aquellos chivos expiatorios resultaron muy útiles. «Kopets, al que sobre todo había que reprochar la pérdida de [sus] aviones, y obviamente con intención de evitar ser castigado, se pegó un tiro la tarde del 22 de junio —decía en tono de burla una referencia oficial—. Los demás culpables recibieron su justo castigo más tarde» (Rodric Braithwaite, Moscow 1941: A City and its People At War, Londres, Profile, 2007, p. 106).
[18] La unidad muy pronto fue rebautizada como la 80.ª División de Fusileros, asumiendo el nombre de una división del Ejército regular que había sido aniquilada durante las grandes batallas de cerco que se produjeron en Ucrania.
[19] Shostakóvich rindió homenaje a Fleishmann en distintos programas de radio, un hombre «siempre muy modesto y discreto en el Conservatorio», decía, pero que «ahora, en estos días tan difíciles, ha demostrado ser digno de su país» (Viktor Ilyich Serov, Dmitri Shostakóvich: The Life and Background of a Soviet Composer, Nueva York, A. A. Knopf, 1943, p. 237).
[20] El Mugziz (Gosudarstvennoye Muzykalnoe Izdatelstvo), la comisión de presentación de obras de la editorial de música del Estado, quiso prohibir la pieza, y acusó a Shostakóvich de haber dado un viraje desde el formalismo al primitivismo, por la gran sencillez de su composición. Él la defendió enérgicamente.
[21] Shostakóvich llevaba pensando en componer una nueva sinfonía desde que terminó su Sexta. Ésta, por supuesto, se habría catalogado como su Séptima. No tenía la más mínima relación con la Séptima que empezó a componer en aquel momento (Manahir Yakubov, «Prefacio», en Dmitri Shostakóvich, Sinfonía n.º 7 «Leningrado», op. 60: edición facsímil del manuscrito, Tokio, Zen-On Music Company, 1992, p. 7).
[22] A diferencia de la mayoría de los compositores, Shostakóvich era capaz de concebir piezas con un considerable grado de detalle antes de plasmarlas en papel, y con una rapidez excepcional. Se ha insinuado que algunos temas de la Séptima son anteriores a la guerra. Puede ser. La cuestión sigue sin estar resuelta.
[23] La Unión Soviética no había firmado la Convención de Ginebra de 1929 sobre el trato a los prisioneros de guerra. Sin embargo, Alemania sí la había firmado, y las cláusulas del tratado (que Alemania aplicó a los prisioneros de guerra del frente occidental) eran vinculantes independientemente de si los prisioneros pertenecían o no a los Estados signatarios de dicha Convención.
[24] Publicó su poesía durante los años cincuenta y sesenta, bajo un sello editorial que llamó Samsebyaizdat («Casa de autopublicaciones»). Abreviado a Samizdat, ese nombre se convirtió en el título genérico de las editoriales disidentes.
[25] Murió en un campo de los alrededores de Jabárovsk en 1946. A su marido y a su hija no les comunicaron su detención. Ellos creían que había muerto durante un bombardeo en Leningrado. No conocieron la verdad sobre su muerte hasta 1994.
[26] Tras ser acusado de «conducta antisoviética», fue fusilado, o bien murió en la cárcel antes del final de la guerra. Fue rehabilitado en 1956.
[27] Los alemanes pusieron a los soviéticos de etnia alemana que vivían en Ucrania y en otras zonas ocupadas bajo la protección oficial de la Wehrmacht. Fueron el único grupo dentro del Reichskommissariat de Ucrania que no estaba clasificado como Untermenschen, como infrahumanos (J. Otto Pohl, Ethnic Cleansing in the USSR, 1937-1949, Westport, Greenwood Press, 1999, p. 45).
[28] Veinte años después, en 1961, Anastasia recibió un documento oficial con la rehabilitación de su padre. Decía así: «Arrestado por ser sospechoso de cometer un delito en virtud de 58-1. Fecha de condena desconocida. Falleció durante su traslado a Novosibirsk el 14 de noviembre de 1941» (Expediente del archivo del cuartel general del FSB, San Petersburgo, n.º P-48.210). No era cierto. No había habido juicio ni condena de ningún tipo. Su expediente contenía un único documento, una denuncia de alguien que había trabajado con él. El NKVDno tenía la certeza de que estuviera muerto. Él y otros cientos de prisioneros desaparecieron, como veremos, en unas circunstancias horripilantes. En 1946, Vialtsev fue declarado fugitivo en busca y captura, y el NKVD empezó a buscarle para detenerle de nuevo. «Siempre tuvieron la esperanza de que estuviera vivo, pero les daba miedo preguntar por él —dice Anastasia—. Mi abuelo sí preguntó una vez por él, y la respuesta fue: "Si no quieres correr su misma suerte, no preguntes".»
[29] Las tortas de prensa (o turtós) son los residuos sólidos que se obtienen tras la extracción del aceite de las semillas o los frutos. (N. del T.)
[30] Sin relación con su tocayo, el brillante economista de la teoría del «ciclo económico largo», fusilado en 1938.
[31] Se cree que todos los hombres que colocaron y ocultaron el explosivo murieron posteriormente en la guerra. Se llevaron consigo su secreto. Los explosivos no se encontraron hasta 2005, cuando se estaba reconstruyendo el hotel. Los trabajadores encontraron las cajas mientras excavaban en los cimientos (The Guardian, 16 de julio de 2005).
[32] Unos niños oyeron disparos en una cantera abandonada que había cerca de allí, y encontraron vainas de cartuchos usados.
[33] El comandante Sedih fue rehabilitado el 14 de septiembre de 2010. Se cree que su hija Natalia emigró de Rusia antes de que las autoridades reconocieran de una forma tan tardía la inocencia de su padre.
[34] Iba en una misión de reconocimiento cuando fue alcanzado por fragmentos de una granada. Después de pasar varios meses en el hospital fue declarado no apto para seguir en el servicio. Estuvo trabajando en un taller de reparación de carros de combate durante el resto de la guerra.
[35] En realidad, durante la guerra civil la ciudad seguía llamándose Petrogrado. Su nombre no se cambió en honor a Lenin hasta el 26 de enero de 1924, cinco días después de su muerte.
[36] Es posible que los comandantes soviéticos que caían en manos de los alemanes pensaran que por lo menos estaban a salvo de sus propios jefes. No era así. El general Pondelin estaba fuera del alcance de la Ordenanza 270, en manos de los alemanes, pero su padre y su segunda esposa fueron detenidos y desterrados. Al final de la guerra Pondelin huyó a París, pero fue devuelto a la Unión Soviética. Estuvo cinco años en la cárcel, hasta que lo fusilaron en 1950.
[37] Lo hizo con apoyo aéreo del general Yákov Smushkevich, cuyo cuerpo yacía desde el 28 de octubre debajo del parque infantil de Kúibyshev, en compañía de las demás víctimas condecoradas de Beria, no lejos del apartamento de Shostakóvich.
[38] Nikolái Rabinovich correspondería la amistad de Shostakóvich dirigiendo algunas de sus operetas, como Cheriomushki.
[39] La 80.ª División cargó con el estigma hasta 1944, ya que se concedieron pocas condecoraciones a sus hombres. Posteriormente fue rebautizada con el nombre de Liubán, una ciudad que había liberado (Serguéi Glezerov, Pravda, 1 de marzo de 2006).
[40] Las estimaciones de los expertos oscilan entre 2,4 y 7,5 millones. Las cifras más altas incluyen, además de Ucrania, la región rusa del Kubán. Mucha otra gente murió durante la colectivización en Rusia, Kazajistán y Bielorrusia.
[41] Entre su trabajo como escritor del Partido estaba la Canción del comunista húngaro, sobre Mátyás Rákosi, el estalinista húngaro, una figura especialmente repelente.
[42] Gensler sobrevivió, y llegó a ser catedrático en el Conservatorio. En junio de 2012 se conmemoró el centenario de su nacimiento con una velada de música para clarinete en el Circo Clásico Estatal, a orillas del Fontanka.
[43] Se dirigió a un conocido de Leningrado, después de un concierto en Moscú, en mayo de 1944, «más serio que nunca, y me preguntó por la muerte de Rozanova».
[44] Algunos le consideraban el pianista más brillante del mundo, pero únicamente realizó una gira por el extranjero, en Francia, durante la década de 1920, y posteriormente fue convocado a toda prisa por Stalin para entretener a los líderes de los países Aliados en la Conferencia de Potsdam en 1945.
[45] Vsevolod Merkulov, miembro de la «mafia georgiana» de Beria, que acabaría siendo fusilado junto con su jefe en 1953; Vasili Chernyshov, responsable de la mano de obra; y Egorov, un superviviente de la época de Yezhov, que había llevado a cabo las detenciones masivas en Chechenia la noche del 31 de julio al 1 de agosto de 1937, y las posteriores ejecuciones y deportaciones.
[46] El 11 de abril de 1942, el NKVD fijó la ración de pan para los internos de las cárceles y los campos en 700 gramos al día. Sin embargo, en Leningrado los presos a menudo no recibían comida de ningún tipo. El 8 de junio, cuando la crisis amainaba, el Consejo Militar del Frente de Leningrado estableció la ración en 400 gramos para los que estuvieran dentro del término municipal. En los suburbios la ración era de 300 gramos.
[47] El NKVD encontró sus diarios del asedio durante un registro de su apartamento el 26 de diciembre de 1946. Se dijo que manifestaban «hostilidad contra el poder soviético». Fue condenado a diez años en los campos en virtud del Artículo 58-10. Gorshkov apeló al fiscal jefe alegando que los diarios eran personales. «Los escribí sólo para mí, y eso está claro por su estilo y su contenido. Nunca he sido una persona antisoviética, y eso resulta evidente a través de mis diarios.» Aquello no le salvó. Murió el 8 de noviembre de 1951 en un campo cerca de Ribinsk (Blokadnie dnevniki I dokumenti Arkhive Bolshova Doma, San Petersburgo, 2004, pp. 14-15).
[48] Igual que ocurría con Shostakóvich y la Séptima Sinfonía, Sofronitski aportaba una pátina de cultura a la brutalidad del régimen soviético. Posteriormente tocó para Winston Churchill y Harry Truman.
[49] Incluso entonces, la ubicación del campo y de la fosa común a la que fue arrojado su cuerpo siguió siendo un secreto de Estado (Tamara Petkevich, Memoir of a Gulag Actress, DeKalb, Northern Illinois University Press, 2010, p. 50).
[50] Posteriormente Insterburg perdería su nombre y su población de etnia alemana, y resurgiría como la localidad soviética de Chernyajovsk. Análogamente, Elbing es actualmente la ciudad polaca de Eblag, y Königsberg es ahora Kaliningrado, en Rusia.
[51] El número de statsionari fue aumentando hasta llegar a 109, ayudaron a 56.000 personas, pero la mayoría se abrieron a lo largo de los meses siguientes.
[52] Los leningradeses, al referirse al resto de Rusia como el «continente», se veían a sí mismos como una población a la deriva. Hacía mucho tiempo que el derecho de los países marítimos reconocía que los tripulantes de los barcos naufragados podían comerse unos a otros. En Gran Bretaña no era delito que los marineros in extremis comieran carne humana. Oficialmente se castigaba con pena de muerte a los marineros que asesinaran a sus compañeros para comérselos, pero los culpables tan sólo cumplían una breve pena de cárcel. El mejor ejemplo fue un caso de 1884. El yate Mignonette zozobró a 1.600 millas náuticas del cabo de Buena Esperanza durante una travesía de Inglaterra a Australia. Los cuatro miembros de la tripulación recurrieron al bote salvavidas del barco con dos latas de nabos. Al cabo de diecinueve días, dos de ellos asesinaron y se comieron al grumete, un chico de diecisiete años que estaba semiinconsciente. Fueron rescatados tres días después. La sentencia de muerte fue conmutada por seis meses de cárcel. Las tripulaciones sumamente disciplinadas de los buques de la Armada británica Erebus y Terror se comieron por lo menos a cuarenta compañeros cuando se vieron atrapados en el hielo del Ártico en 1848.
[53] Irónicamente, su autor, Imre Kalman, un judío húngaro, era uno de los compositores favoritos de Hitler. Se le ofreció un estatus de ario honorario después de la anexión de Austria. Kalman lo rechazó y se marchó a París, y más tarde a Estados Unidos. Su obra, muy apreciada en Leningrado, ahora estaba prohibida en Alemania.
[54] Incluso la sección de percusión exigía una docena de músicos: cinco timbales, un bombo, una caja, platillos, gong, triángulo, pandereta y xilofón. Si añadimos el único intérprete de teclados, el pianista, la suma total son 109 músicos.
[55] Los bolcheviques no desempeñaron ningún papel aquel día, del que brotó la revolución a lo largo de las tres semanas siguientes. Ellos preferían celebrar el «Octubre Rojo», el golpe de Estado de ocho meses después, cuando, con el zar desaparecido desde hacía mucho tiempo, los bolcheviques tomaron el poder.
[56] En las Iglesias occidentales la Semana Santa se celebra quince días después que en la Iglesia ortodoxa. A diferencia de los soldados de la Wehrmacht, los voluntarios españoles de la División Azul, que estaban sufriendo enormemente a orillas del Vóljov, sí concedían mucha importancia a la Semana Santa. El Jueves Santo, el 2.º Batallón de la división fue parcialmente arrasado cuando los carros de combate T-34 rusos se abrieron paso a través de sus posiciones en medio de una tormenta de nieve. Tan sólo el tanque de cabeza llevaba radio. Los demás se comunicaban por medio de toques de campana, y se desorientaban, arrasando todo lo que encontraban a su paso, disparando y haciendo sonar sus campanas con fuerza. Una fuerza alemana mixta de telefonistas y correos, junto con algunos zapadores y un solo cañón de 150 mm, los contuvo durante toda la noche. El Viernes Santo las fuerzas restantes del batallón contraatacaron y reconstituyeron la línea. El Segundo había sufrido 11 bajas, entre ellas 4 oficiales, y 71 heridos en dos días. Quedó reducido a 100 hombres. Se celebró una misa solemne en un altar de campaña, mientras los hombres se arrodillaban sobre la nieve y el barro: «Un viento gélido llevaba el humo del incienso hacia los árboles, que se mecían y hacían de rústico retablo». El Sábado de Pascua, lo que quedaba del 2.º Batallón se replegó hasta Nóvgorod, para ser formado de nuevo por tercera vez (Gerald R. Kleinfeld y Lewis A. Tambs, Hitler’s Spanish Legion: The Blue Division in Russia, Philmont, Southern Illinois University Press, 1979, p. 182 [La división española de Hitler, Editorial San Martín, 1983]).
[57] Se fabricaron 40.000 aviones de ese tipo, más que de ningún otro tipo de biplano. Nikolái Polikarpov, su diseñador, había trabajado para el gran Ígor Sikorski en tiempos del zar. Diseñó el U-2 Kukuruznik en 1928: fue detenido el año siguiente, acusado de sabotaje y actividades contrarrevolucionarias, y condenado a muerte. Después de esperar su ejecución durante dos meses, fue trasladado a la oficina de diseño de la OGPU en la cárcel de Butyrka, en Moscú. El biplano, que en tiempos de paz se utilizaba para fumigar los cultivos, se empleó como bombardero ligero, para misiones de reconocimiento y también como avión de suministros durante la guerra.
[58] Su decisión de ser fiel al texto de Gógol significaba que la ópera tenía que durar cuatro horas. Además, era impensable que Stalin permitiera que se representara una pieza sobre unos jugadores tramposos cuando se suponía que todos los compositores tenían que alentar el esfuerzo de la guerra. Finalmente, el Primer Acto, abreviado, se interpretó en la Sala Filarmónica de Leningrado a las órdenes de Gennadi Rozhdestvenski en 1978.
[59] Kekushev era un veterano de los vuelos al Polo Norte, ya que iba a bordo del primer avión que aterrizó en el Polo el 5 de mayo de 1937. Sobrevivió a la guerra, pero su origen burgués le pasó factura en 1948, cuando fue condenado a ocho años en un campo de trabajos forzados.
[60] El comandante sobrevivió a la operación y al cautiverio, hasta que fue liberado en abril de 1945. Fue investigado inmediatamente por el NKVD, pero logró convencerles de que le habían herido tan gravemente cuando cayó la cabeza de puente que no podían considerarle un cobarde ni un espía.
[61] Mas tarde la partitura le fue enviada a Shostakóvich, que terminó de orquestarla en febrero de 1944. En gran parte a instancias suyas, fue interpretada por primera vez el 20 de junio de 1960 en Moscú por la Sociedad Filarmónica de Moscú.
[62] La hija de Glinka sobrevivió. Veinte años después de la guerra, en un libro titulado Guerreros del Báltico, Glinka encontró una referencia al comandante de batería Vesniankin. Él también sobrevivió a la guerra, pero después se perdió su rastro.
[63] El comisario político podía permitirse el lujo de ser crítico con el general. La última vez que vieron vivo a Alferev fue vagando por las ciénagas en las cercanías de Myasnoi Bor el 25 de junio.
[64] Jodorenko afirmaba que «el que me dio la idea de interpretar la Séptima en Leningrado» había sido el compositor Mijaíl Chulaki. Resulta dudoso. El impacto de una interpretación en la ciudad sitiada había quedado de manifiesto para todo el mundo desde el brillante estreno de la sinfonía en Kúibyshev. Resultaba bastante inverosímil que Chulaki fuera partidario de Shostakóvich, ya que había hablado en su contra por su formalismo y por Lady Macbeth de Mtsensk. Anteriormente había sido un director del Conservatorio muy politizado. Más tarde enseñó composición en Moscú, donde animó a un alumno suyo llamado Mstislav Rostropóvich.
[65] La vida del propio Fadeyev fue trágica. Fue cofundador y presidente del Sindicato de Escritores Soviéticos, y subordinó su indudable talento como novelista a servir a Stalin, al que calificó de «el mayor humanista que jamás ha visto el mundo». Después de la guerra, fue uno de los promotores de la represión contra los escritores y compositores, incluido Shostakóvich, en la Zhdanovshchina, las persecuciones que tuvieron lugar en Leningrado a finales de los años cuarenta. Murió alcoholizado en 1956, desquiciado por sus denuncias contra otros escritores, «tambaleándose en medio de un barro viscoso y maloliente», decía un colega suyo, «y ahogando su mala conciencia en vino».
[66] Irónicamente, dado que los hombres que se alimentaban de corteza estaban muertos de hambre, un estudio reciente ha demostrado que la corteza de abedul tiene un poderoso compuesto, la betulina, que ayuda a prevenir la obesidad y la diabetes. La corteza interior contiene xilitol, un tipo de azúcar.
[67] La crítica de The Times se titulaba: «Pensamientos desordenados» —realmente muy parecido a aquel otro, «Desorden en vez de música», que estuvo a punto de costarle la cabeza a Shostakóvich en 1936— y decía que el compositor había escrito lo primero que le había venido a la cabeza: «Es un palimpsesto de las ideas que se le iban ocurriendo en las pausas entre sus obligaciones: lo que habría podido decirle a un compañero de su guardia contra incendios si hubiera tenido toda una orquesta para decirlo». Aunque conservaba las tradiciones de una sinfonía en cuatro movimientos, el material mostraba «deliberadamente poco contraste». ¿Se trataba de una «obra magnífica», como opinaban tantos oyentes? «Puede que ni siquiera sea una gran obra, a juzgar por los principios de selección, equilibrio y proporción de formas que en general cabe esperar de la forma sinfónica», proseguía el crítico. «Pero si uno es capaz de tener la paciencia de escucharla de principio a fin, se convierte en una obra absorbente e interesante, exactamente lo que piensa un músico cuando dispone de poco tiempo para ordenar y cribar, y los momentos en que la paciencia del oyente se ve sometida a una dura prueba se compensan con otros momentos de una elocuencia espontánea» (The Times, 3 de julio de 1942).
[68] Sede de verano de la Orquesta Sinfónica de Boston, ubicada en Lenox, Massachusetts, a mitad de camino entre Nueva York y Boston. En 1985 pasó a llamarse Tanglewood Music Center. (N. del T.)
[69] El informe de Moskalenko confirmaba que, en el mejor de los casos, los aviones rusos estaban lanzando siete toneladas de víveres al día al ejército atrapado, en vez del mínimo requerido de 17 toneladas, y 2.000 proyectiles de artillería, en vez de los 40.000 que se necesitaban. Tan sólo se lanzaron desde el aire 300.000 cartuchos, lo que equivale aproximadamente a cinco balas para cada soldado.
[70] Hitler desconfiaba de él, y tan sólo en septiembre de 1944 le permitieron reclutar un Ejército de Liberación Ruso con los prisioneros. Vlásov fue apresado por los estadounidenses al final de la guerra. El 12 de mayo de 1945 fue aprehendido a la fuerza por las tropas soviéticas en Austria, y a continuación estuvo encarcelado en Lubianka durante más de un año. Vlásov fue ahorcado junto con otros 11 oficiales del Ejército de Liberación el 1 de agosto de 1946.
[71] Tal vez fuera un intento deliberado de contraste con la banda sonora de la película Aleksandr Nevski, de 1938, compuesta por Prokófiev. Allí, los alemanes tomaban Rusia al asalto no en carros de combate sino en forma de caballeros teutónicos a caballo. La música que Prokófiev compuso para los cruzados alemanes tenía más fuerza que los pasajes de Rusia, de modo que, a juicio de algunos, se glorificaba el mal, se le daba lustre. Indudablemente, Shostakóvich, en la Séptima, no vacilaba a la hora de plasmar la fealdad del mal.
[72] Arkin fue uno de los héroes del asedio. Se le reconoce el mérito de devolver a sus propietarios unas cartillas de racionamiento que se encontró en la calle, a pesar de que sus propios hijos estaban pasando hambre en su casa.
[73] Jodorenko también señaló a otras personas dignas de un encomio especial. El supervisor de la orquesta, A. R. Presser, alivió todo lo que pudo la carga que tenía que soportar Eliasberg. Arkin, el concertino, el violista Yaseniavski, el trompetista Safónov y el flautista Teliatnik formaban la vieja guardia de los músicos más experimentados. La cobertura política, igual de esencial, vino de Majanov, el secretario del Comité del Partido en la ciudad, que colaboró estrechamente con B. Y. Zagurski, del Comité de las Artes. El director del conjunto delLenfront, A. Y. Anisimov, también «realizó una enorme tarea para nosotros».
[74] Fesechko, un erudito, sobrevivió, y más tarde escribió un brillante libro sobre Iván Jandoshkin, el gran violinista y compositor petersburgués del siglo XVIII.
[75] Por el contrario, la Orden n.º 227 de Stalin parecía la de un hombre derrotado buscando agitadamente chivos expiatorios de los crecientes desastres en el sur. Culpaba de las derrotas a los «propagadores de pánico y los cobardes». Decretaba que «los comandantes de las compañías, regimientos, divisiones, y sus correspondientes comisarios y trabajadores políticos que abandonen las posiciones de combate sin la orden de un comandante superior son traidores a la Patria, y por consiguiente tales comandantes y trabajadores políticos deben ser tratados como traidores a la Patria». Eso significaba, por supuesto, que había que fusilarlos (David M. Glantz, The Battle for Leningrad 1941-1944, Lawrence, University Press of Kansas, 2002, p. 211).
[76] No ha sobrevivido ninguna grabación del concierto del 9 de agosto. Posteriormente se hizo una grabación, con Eliasberg como director. El técnico de sonido L. Spector recordaba que el propio Shostakóvich acudió a la Casa de la Radio en compañía de Eliasberg para escucharla. «Me sorprendió la modestia de Shostakóvich, su timidez. Parecía que intentaba ocupar el mínimo espacio posible en el estudio. Y entonces puse la grabación. Cuando las primeras notas empezaron a llenar la habitación, vi ante mí a un hombre totalmente diferente. Allí estaba Shostakóvich, el gran músico, escuchando la composición musical al margen de quién la hubiera compuesto. La expresión de su rostro me daba a entender que la grabación había sido un éxito.»
[77] Las flores las había cultivado su abuelo, Zájar Frenkel, demógrafo y gerontólogo, en la fábrica Svetlana de Leningrado. Sobrevivió y vivió hasta los cien años, así que claramente siguió los consejos que él mismo daba en su libro La prolongación de la vida y una vejez activa, que escribió durante el bloqueo, y que publicó en 1945.