Capítulo 20

Ladeando el gorro hacía delante con toda la intensión de que apenas se le vieran los ojos, Marcus apegó el rostro al borde de la puerta principal de aquel centro, y con todo sigilo, observó lo que estaba ocurriendo al interior.

Después de la “breve entrevista” que sostuvo con esa golfa, cada vez estaba más convencido que había cometido un error, por lo que era mejor asegurarse personalmente que esto resultará.

Dejando a un par de sus hombres en la calle dentro del moderno coche listos para huir en cualquier minuto, el hombre respiro profundo al volver a ver, aunque fuera de lejos, a quien consideraba el culpable de toda su tristeza.

Si quieres que algo quede bien, has de tener que hacerlo tú mismo…

Sacando discretamente el arma con silenciador que llevaba, intento apuntar en dirección a Stevenson. Aunque era una distancia un tanto corta, tenía la dificultad de que había muchas gente transitando por aquel lugar, por lo que sólo podía maniobrarla apegada a su manga.

Una vez que pudo focalizar bien su objetivo, un muchacho de aspecto desgarbado se cruzo en su línea de fuego, y regañando detuvo su índice.

Reteniendo el aire, Marcus contó hasya veinte y más, a la espera que ese mocoso de pacotilla saliera de su vista cuando este, haciendo señas hacia un lugar, se sacó la pañoleta que cubría su cabello, revelando unos rizos castaños y tupidos.

Ladeando apenas su rostro, el perfil de ese muchacho era simplemente exacto a su querido hijo...

Mike

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-¿Para qué? – objetó Patrick – espera a que la policía la traiga… a lo mejor, Emma necesita descansar… puede que haya estudiado toda la noche y este exhausta…

-... o enferma – terminó por él la oración Gilbert – estoy seguro que no le molestará mi presencia… en serio, Patrick… - y con ojos grandes, señaló - ella es mi amiga… sólo quiero verla... por favor...

-Con esa cara quien se puede resistir… - resopló Patrick dándose por vencido y levantando el dedo índice, indicó el reloj de su muñeca - ¡pero sólo un minuto!

Asintiendo con rapidez, el muchacho emprendió una veloz carrera hacia la casa de Diana, sin percatarse que alguien lo seguía, casi con la misma velocidad que él.

Deteniendo sus pasos en la entrada, no se molesto en tocar, y camino con paso presto hacia el interior de la pequeña vivienda.

Apenas se acercó, observó como la poli esa se aproximaba con cierta familiaridad a su amiga, acuclillándose frente a ella.

-… sabes que puedo ayudarte…  - escuchó decir - además, no tengo que ser agente especial para darme cuenta que ese tal Patrick Stevenson tiene algo que ver.

-¿Por qué lo dices? – preguntó Emma irguiéndose en el asiento observando a la otra mujer como si la hubiera pillado realizando un delito federal.

-¡Amy Pascal Donovan!  - la reprendió esta con fuerza - ¿qué diablos está pasando aquí? y lo más importante ¿qué pasa contigo?

-¿Amy?

La pregunta se le escapo de los labios, y observando alternativamente a las mujeres, que en ese instante se volvieron a él con los ojos grandes, Gilbert frunció el ceño con una sospecha en ciernes.

-¿Eres Amy? – preguntó con la boca apretada.

En su vida, muchos adultos le habían mentido, incluida su madre, quien le decía que lo amaba, sin embargo, nunca tenía tiempo para él... por eso, quería creer que Emma era diferente.

-Sí… así me dicen mis amigos… - señaló Amy levantándose lentamente del asiento mientras se mordía la punta de los labios indico a Suset –quiero presentarte a una gran amiga mía… - la mujer aludida se acercó al muchacho a quien había visto en las preliminares del curso y le extendió la mano – ella es Suset.

-Es una poli – resopló el chico con un gesto desdeñoso como si aquello fuera una enfermedad, dejando a Suset con la mano abierta.

-El que lo sea no significa que sea malo… - y colocándose a su lado, deposito con suavidad sus dos manos sobre los hombros del chico y acercando su rostro a él, preguntó - ¿confías en mí?

-Sí - contestó este de mala gana luego de un momento de duda. Nunca le agradaron los polis, y creía firmemente que estos abusaban de su poder, no obstante, se fiaba de la mujer que tenía a su lado. Después de todo, ella le había salvado la vida. Merecía crédito extra por eso.

-Me alegra saberlo… - sonriendo, Amy se arrimo con velocidad a Gilbert depositando en su mejilla un sonoro beso - ¡cambia esa cara, chiquillo, que esto no es un funeral!

Sonrojándose espontáneamente, el muchacho esbozo con timidez una sonrisa, y asintió con premura.

En tanto, por el rabillo del ojo, Amy le dedico una mirada de advertencia a Suset.

Ten más cuidado con lo que dices…

-Voy a ver cómo va Paul con los demás chicos… - indico la mujer luego de rascarse la cabeza, y mostrar una mueca de disculpa a Amy. Dirigiéndose a Gilbert, tomó su mano y la estrecho con suavidad – me alegra conocer un amigo de Emma.

Encogiendo los labios, el muchacho recibió el saludo en tanto que esperaba que se ella se fuera pronto.

-¿Eres una poli, verdad? – inquirió de pronto Gilbert una vez que Suset abandono el saloncito sosteniéndole la mirada a Amy.

Sopesando sus opciones, la joven agente trató de no acelerarse. En el escaso tiempo que conocía a ese chico, sabía muy bien que mintiéndole no conseguiría nada.

-¿Cambiaría eso nuestra amistad? – se decidió a preguntar con los ojos muy abiertos.

-Quiero que me lo cuentes todo… - señaló el muchacho muy decidido – y quiero la verdad.

-La tendrás… - abriendo los ojos, Amy asintió con la cabeza a cada palabra que pronunciaba – te lo aseguro.

-Está bien – resopló Gilbert meneando la cabeza.

-Bien – repitió ella imitando lo que hacía el chico – pero, si no te importa, ¿podría ser después de este curso? No quisiera que pensarán que he fallecido y tengan que planear mi sepelio.

-De acuerdo… - y haciendo un ademán galante, Gilbert señaló la salida – las damas y las polis primero.

Reprimiendo el deseo de decir “ja ja”, Amy avanzó por donde le mostraba Gilbert, y luego de salir ambos a la calle, un hombre con un jockey negro, se cruzó con ellos.

-¿Podría decirme como puedo llegar al comedor social? – preguntó el tipo con voz ronca a quien Amy no pudo verle los ojos.

-No lo sé… - manifestó con recelo, y tomando a Gilbert por el borde de los brazos, lo apego a ella con un ademán de protector – en la próxima esquina hay una parroquia… podría preguntar ahí.

-Mhmmm… - resopló el hombre con cierta decepción. Haciendo una leve venia cogió el costado de su gorro, y se alejo mientras murmuraba un vago adiós.

Quedando un minuto donde estaba, Amy empequeñeció los ojos mientras observaba aquel tipo alejarse no dándose cuenta que alguien, por detrás, la tomaba abruptamente por los hombros.

-¡Diablos! – exclamó con el pulso acelerado, y volviendo su mirada, observó el rostro sonriente de Patrick un segundo, para luego darle un buen empujón y resoplar - ¿y tú de qué vas? ¿quieres matarme del susto o sólo quieres verme desmayada?

-Disculpa… - expresó Patrick con voz desinflada, en tanto Gilbert se tapaba la boca para no mostrar lo divertido que estaba, y con cierta dignidad, agregó - ¡no pensé que eras tan delicada!

-Pues…

-¡Patrick! ¡por fin, te encuentro!

Volviéndose hacia el lado, Amy apreció en toda su magnitud la presencia de Lora, quien, a cada paso que daba, la estela de un costoso perfume parecía salir con cada movimiento.

Nada más aproximarse a Patrick, la mujer se abrazo a él como si no lo hubiera visto en años, y estirando su cuello, reclamó los labios del hombre en una clara muestra de posesión.

Estos hombres… refunfuño para sí Amy, y agitando su cabello se volvió hacia el centro con los labios apretados, seguida de un Gilbert que, antes de partir, le dedico una mirada de reproche a Patrick, decidiendo que aquella mujer no le gustaba para nada.

 

Viviendo al limite
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