Capítulo 6

—¿Dónde estamos? —preguntó Heather desde el asiento de atrás, mientras aparcaban en la clínica veterinaria.

—Estamos en New Eden y aquí es donde trabajo —contestó Ashley saliendo de su camioneta.

Abrió la puerta trasera y desabrochó el cinturón de Heather que le extendió los brazos en un gesto que denotaba tanta confianza que hizo que Ashley sintiera un repentino nudo en la garganta.

Tomó a Heather en brazos y la dejó en el suelo.

La niña miró a su alrededor. La clínica estaba en un extremo de la ciudad y sólo había algunas oficinas alrededor.

—¿Es esto una ciudad?

—Sí.

—No lo parece.

—Probablemente no te lo parezca, teniendo en cuenta a lo que estás acostumbrada —dijo tomando a Heather de la mano y encaminándose hacia la entrada—. No tendrás que quedarte mucho aquí. Antes de que te des cuenta, tu papá vendrá a recogerte.

—¿Por qué?

—¿Por qué, qué?

—Por qué va a venir a recogerme?

—Para que puedas volver a casa con él.

—Pero yo quiero quedarme contigo —dijo Heather.

—Hablaremos de eso más tarde.

Ashley entró en la recepción y se alegró al ver a Wendy allí.

La mujer levantó la mirada de los papeles de su mesa y estaba a punto de bajar la cabeza cuando se detuvo sorprendida.

—¿Hay algo que nos has estado ocultando, Ashley? —preguntó sonriendo, saliendo del mostrador para ver mejor a la pequeña.

Heather apretó con fuerza la mano de Ashley y se ocultó tras su pierna, del mismo modo en que lo había hecho al conocer a Jake.

—Heather, ésta es la señora Modean, mi mejor amiga. Tiene una nieta de tu misma edad que se llama Mary Ann —dijo Ashley y se giró hacia Wendy—. Señora Modean, te presento a la señorita Heather Crenshaw.

Wendy levantó las cejas.

—¿Crenshaw?

—Es la hija de Jake.

—¡Oh! ¡Vaya sorpresa! —exclamó Wendy dirigiendo una mirada de sorpresa mientras extendía la mano hacia Heather—. ¿Cómo estás, señorita Crenshaw?

La pequeña, todavía semioculta tras la pierna de Ashley, alargó la mano.

—Bien —dijo tímidamente.

Wendy miró sonriente a Ashley.

—Lo mires por donde lo mires, esto es muy interesante. Jake tiene una hija y tú estás cuidándola.

—Tan sólo estoy ayudando a un amigo —repuso Ashley y girándose hacia Heather, añadió—:

¿Estás lista para ver a nuestros pacientes?

La niña asintió y miró a su alrededor. Las paredes estaban llenas de dibujos hechos por preescolares de New Eden. Ashley y Woody habían pedido a un pintor que reprodujera los dibujos lo suficientemente grandes para que pudieran verse mejor.

Wendy se percató del interés de Heather.

—¿Te gusta dibujar?

—Sí.

—Después de que veas a los animales en la parte de atrás, puedes volver aquí conmigo y te dejaré unos lápices y unos papeles para que dibujes.

Ashley le dio las gracias y se llevó a Heather a la consulta.

Varios perros y gatos les dieron la bienvenida en una cacofonía de sonidos que enseguida animó a Heather. Roy, uno de los chicos que acudía los sábados a ayudar, se encontró con ellas en la parte de atrás. Después de darle las instrucciones necesarias, Ashley le dijo a Heather que tenía que volver a la recepción un momento. La pequeña estaba demasiado ocupada con los cachorros, así que Ashley la dejó al cuidado de Roy y regresó a la recepción.

—Si hubiera sabido que iba a venir, habría traído algunos cuentos de mis nietos —dijo Wendy estudiando a Ashley detenidamente—. ¿Cómo es que no me había enterado de que Jake Crenshaw tenía una hija?

—No sé, Wendy —dijo Ashley.

—Es una niña encantadora, ¿verdad?

—Sí. Ahora que se siente más cómoda conmigo, estoy descubriendo que es muy habladora.

—¿Cuánto tiempo hace que la conoces?

—No mucho.

—Por su físico, no hay ninguna duda de que es una Crenshaw.

—Es cierto.

—¿Es hija de Tiffany?

—Sí.

—Me pregunto por qué Jake nunca mencionó que tuviera una hija.

—Bueno, ya sabes que es un hombre de pocas palabras.

Wendy se reclinó en su asiento, sonriendo.

—Me acuerdo que te traía a la ciudad cuando no eras mucho mayor que Heather con los empleados del rancho a comprar provisiones. Siempre estabas pegada a él. Recuerdo que tenía mucha paciencia contigo a pesar de las incesantes preguntas que le hacías. Ninguno de nosotros podíamos seguir tu ritmo.

—Sí, ésa soy yo —respondió mientras echaba un vistazo a la agenda del día para ver lo ocupada que iba a estar.

—Es divertido cómo salen las cosas —continuó Wendy—. Siempre imaginé que cuando crecierais, acabaríais casándoos. Sin embargo, él se casó con una mujer de la alta sociedad de Dallas. Nunca lo hubiera imaginado.

—No soy su tipo, Wendy. Tiffany y yo somos muy distintas, tanto en aspecto como en carácter.

—Aun así, ya no siguen casados —recalcó Wendy arqueando las cejas.

—Estoy segura de que no por decisión de Jake. Recuerda que fue ella la que lo dejó.

—Ella nunca hizo ningún esfuerzo por adaptarse aquí. Siempre estaba yendo y viniendo a Dallas en aquel descapotable rojo que Jake le regaló.

Ashley miró el reloj.

—Tengo que ponerme a trabajar. Si conoces a alguien que pudiera quedarse en casa de Jake y cuidar a Heather hasta que contrate a alguien para que lo haga, díselo cuando venga a recogerla.

También, puedes aprovechar y darle algún consejo sobre cómo cuidar a una niña de tres años.

—Todavía no me has explicado por qué eres tú la que le está ayudando.

—Buena pregunta, Wendy, pero yo tampoco sé la respuesta.

Era casi mediodía cuando Wendy llamó por el intercomunicador a Ashley.

—Tengo a Jake en la otra línea.

Ashley acababa de poner vacunas a unos cachorros que le había llevado uno de los granjeros de la zona. Se estaba lavando las manos cuando Wendy llamó. Woody había llamado antes para avisar de que no podría ir a trabajar porque le había dado un tirón en la espalda. En consecuencia, había estado más ocupada de lo que había previsto y no había tenido la oportunidad de ver qué tal les iba a Wendy y a Heather. Al menos, no había oído llantos ni gritos de ninguna de las dos. Puesto que Wendy había tenido varios hijos, Ashley confiaba en su experiencia para mantener a Heather entretenida.

Aparte de los millones de preguntas que Heather le había hecho por la mañana, de camino a la clínica, la niña se había portado bien. Ashley sabía que todo podía haber salido mucho peor. ¿Qué hubiera pasado si Heather no hubiera querido quedarse en la clínica? ¿Qué hubiera pasado si hubiera querido estar con su madre?

—Siento haberte hecho esperar, Jake —dijo al descolgar el auricular—. Ha sido una mañana muy intensa. ¿Vienes ya a recogerla? Esta tarde tengo que hacer unas cuantas visitas, incluyendo tu rancho para ver cómo está una de las yeguas preñadas de Jordan.

—Estoy en el hospital.

—¿Qué ha pasado? ¿Has tenido un accidente?

—Red Malone se cayó por uno de los desfiladeros y se hizo daño. Entre unos cuantos lo trajeron a casa y Ken me llamó al teléfono móvil para avisarme de que lo iban a traer al hospital. Todavía no he podido hablar con el médico, así que no sé cuál es la gravedad de su estado. No quiero irme hasta no saber algo.

—Claro —dijo ella y se quedó pensativa unos segundos—. Heather puede venir conmigo. Mi última visita será al rancho, así tendrás más tiempo.

Él dejó escapar un suspiro de alivio.

—Gracias, Ashley. Así tendré algo menos de lo que preocuparme.

—Dale recuerdos a Red de mi parte. Espero que no sea nada serio.

—Yo también lo espero —contestó y colgó.

Cuando Ashley regresó a la recepción, Heather dormía sobre unas mantas junto a la mesa de Wendy.

—¿De quién son esas mantas? —preguntó Ashley en voz queda.

—Le he pedido a Lurline que trajera algunas cosas de Mary Ann —contestó Wendy y señalando una caja, añadió—: También ha traído una silla para el coche, así Heather podrá usarla hasta que Jake compre una. A Mary Ann se le ha quedado pequeña, por lo que no hay ninguna prisa para devolverla.

—¡Qué alivio! Dile a Lurline que se lo agradezco. Jake está en el hospital con papá. Red Malone se ha hecho daño esta mañana y están esperando a ver lo que les dice el médico, así que Heather pasará la tarde conmigo. Por cierto, ¿qué tal se ha portado?

—Muy bien. Lurline trajo un cuaderno de pintar y un par de muñecas para que jugara. También le he estado leyendo un cuento —dijo enseñándole un libro—. Se lo ha pasado bien viendo entrar y salir a tus pacientes. No ha dado ningún problema. Ni siquiera se ha negado a dormir la siesta cuando se lo dije. Claro que antes tuve que convencerla de que no te irías y la dejarías.

—Me gustaría que me ayudaras a colocar la silla del coche antes de que se despertara.

—Eso está hecho.

—Debe de estar muerta de hambre —dijo Ashley mientras estaba fuera—. No sé qué darle de comer.

—Lurline trajo zumo y algunas galletas cuando vino. Si puedes esperar, te haré una lista de cosas que probablemente le gustan.

—Wendy, como siempre, eres mi salvavidas. Si se te ocurre algo más que pueda necesitar una niña de tres años, dímelo y luego lo compraré.

Colocaron a Heather en la silla, sin apenas despertarla.

—Espero que puedas descansar.

—Lo intentaré —respondió Ashley encendiendo el motor del coche—. Cuando llegue a casa esta tarde, intentaré dormir. Cruza los dedos para que no haya demasiadas llamadas de urgencia.

Después de hacer algunas compras, Heather y ella se dirigieron a hacer su primera visita. Tenía que llegar a casa de Jake antes de las tres y esperaba estar durmiendo a las cuatro.

Necesitaba relajarse después del torbellino que había sido su vida durante las últimas horas.

Nunca hubiera imaginado que algo la haría volver a estar junto a Jake Crenshaw. A excepción de un ángel de brillantes ojos que era hija de él.