En Barcelona el golpe ha fracasado gracias a la unión de los sindicalistas, las fuerzas de seguridad y la Guardia Civil. Una barricada construida con adoquines levantados de la calle. Obsérvese el fusil con que apunta un joven, pero también las escopetas de caza.
Milicianos y carabineros desfilan, triunfantes, por la calle Ample, el 19 de julio. La propaganda «nacional» afirmó que la fotografía retrataba a gentes que acababan de saquear los comercios.
En Madrid el golpe de estado ha sido muy mal planeado y también ha fracasado. Una voluntaria armada con fusil y bayoneta —sin descuidar el bolso— encabeza un grupo listo para el combate.
Los madrileños se apoderan de algunos cañones —como este Schneider de 75 mm— y atacan el Cuartel de la Montaña, donde se refugia el general José Fanjul.
La artillería antiaérea republicana ya está preparada en la sierra de Madrid para hacer frente a la aviación de los sublevados.
Los soldados nacionales toman sus primeros prisioneros republicanos en el frente del Guadarrama.
El jefe anarquista García Oliver (blandiendo un naranjero), con Ricardo Sanz, a su derecha, y Francisco Isgleas, a su izquierda, se dirige a la estación de Francia para incorporarse a las columnas de Aragón.
Un miliciano anarquista se despide de su mujer y de sus hijo antes de salir hacia el frente.
Otros milicianos viajan en camiones. Por todas partes aparecen las siglas CNT, FAI, UGT o UHP, símbolo de la revolución de Asturias.
En Cáceres, militares, obispos y falangistas son los dueños de la situación. Todos, clérigos incluidos, han aprendido a hacer el saludo fascista.
En Valencia la rebelión también ha fracasado. Los milicianos han apresado a unos guardias civiles rebeldes que no vivirán mucho tiempo.
El 21 de julio la Legión llega a Sevilla gracias a los Junker alemanes. El general Queipo de Llano, acompañado por el comandante Castejón (a su izquierda) y el comandante de Estado Mayor, Cuesta Monereo (a su derecha, atrás) pasa revista.
El día 24 de agosto Franco ya está en Sevilla. En la fotografía, a su lado, el teniente coronel Yagüe. Dos hombres y dos estilos militares muy distintos.
Las columnas rebeldes avanzan por las carreteras sevillanas camino de Badajoz. En la fotografía, despliegue de una columna de regulares.
Los habitantes de un pueblo sevillano se rinden a las tropas del comandante Castejón.
En el frente de Aragón, a mediados de agosto, el dirigente anarquista Buenaventura Durruti es el hombre mítico. En la fotografía charla, desde su «Hispano-Suiza» con las siglas de la CNT, con un campesino de Bujaraloz.
El frente de Aragón se caracterizará durante muchos meses por su tranquilidad. En la fotografía, un miliciano vestido y calzado de forma característica, lee el ABC (el de Madrid, claro), pero no descuida su fusil.