XVIII

Moraleja

Zarco es uno de los mejores magistrados de La Habana.

Se ha casado, y puede considerarse feliz, porque la tristeza no es desventura cuando no se ha hecho a sabiendas daño a nadie.

El hijo que acaba de darle su amantísima esposa disipará la vaga nube de melancolía que oscurece a ratos la frente de mi amigo.

Cádiz, 1853