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La doctora Jóhanna llevaba un impermeable verde y un paraguas negro; Kjartan, su gabardina y la cabeza descubierta. Se hallaban a unos metros de la sepultura, observando al hombre de la lápida que el alcalde Grímur los había traído a ver. La lluvia había arreciado desde la mañana.
—No hay duda de que se trata del periodista de Reikiavik que llegó con el barco del correo el sábado —susurró Grímur—. Me han dicho que se llama Bryngeir.
Jóhanna se acercó y a continuación dio una vuelta alrededor de la sepultura. Después se agachó y se inclinó sobre la espalda del hombre, para estudiarla mejor.
—Han cortado las costillas por la espalda a ambos lados de la columna vertebral con dos o tres golpes fuertes y han forzado la caja torácica. Luego han extraído ambos pulmones desde atrás, sacándolos del tórax de una sola pieza.
Dio otra vuelta alrededor del hombre antes de añadir:
—No veo ninguna otra lesión aparte de ésa.
Grímur miró a uno y a otro sucesivamente y preguntó:
—¿Vamos a cogerlo y llevarlo a la iglesia?
—No, no, en absoluto —respondió Kjartan con voz trémula—. No vamos a mover nada de aquí. Ya no somos de ninguna utilidad en este caso. Cerramos el cementerio y llamamos inmediatamente al departamento de investigación criminal de Reikiavik.
Kjartan mantenía la gabardina cerrada al cuello con una mano, aunque el agua de la lluvia le chorreaba por el pelo y bajaba por su pálido rostro.
—Quien haya mutilado de semejante forma a este hombre es alguien fuerte y acostumbrado a usar el cuchillo —dijo Jóhanna—. Se necesita mucha fuerza y precisión para cortar a través del hueso de esta manera. Y el cuchillo debe de haber sido grande y bien afilado.
—¿Llamas tú a la policía de Reikiavik? —le preguntó Grímur a Kjartan.
—Te agradecería que lo hicieras tú —respondió Kjartan—. Todo este asunto hace ya tiempo que me ha sobrepasado. Creo que cogeré el primer barco hacia Patreksfjördur. Espero que puedas ocuparte tú de comunicarte con la policía.
Grímur se rascó la barba del mentón.
—Pero yo tengo que quedarme aquí y cuidar de que los niños no se acerquen demasiado —dijo apocado.
—Yo llamaré a Reikiavik y les pediré que envíen detectives inmediatamente. Puedo darles una descripción de las lesiones —intervino Jóhanna.
Para Grímur fue un alivio.
—Sí, y ve a buscar a Högni y pídele de mi parte que venga con ropa de pesca. Así podrá relevarme haciendo guardia por el momento.
—Ya me ocupo yo de ello —respondió Kjartan. Se dio la vuelta rápidamente y salió apurado del camposanto.
—21.ª pregunta: «El hielo se hizo resbaladizo por ello. Primera letra». Los Birkibeins siguieron a los que se batían en retirada por el hielo e hicieron caer a muchos, porque la mayoría llevaban crampones en su calzado, mientras que los que huían no llevaban más que la suela desnuda, y el hielo se hizo resbaladizo por la sangre. El rey se acercó a ellos cabalgando, y su tarea consistía en asestarle una estocada con la lanza a cada hombre al que asaltaba, y los Birkibeins llevaron a la muerte a todo aquel con el que tuvieron que enfrentarse. La respuesta es «sangre» y la primera letra es la S…