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Jay se encontraba en el quiosco de prensa, leyendo los titulares de los periódicos sensacionalistas.

El verano tocaba a su fin. En muy poco tiempo Zed le había enseñado montones de cosas, y todo iba mucho mejor. Por lo menos se habían acabado las cucarachas.

Los arquilianos y los haitianos habían cogido su galaxia y se habían marchado a su casa. El mundo ya no dependía de su próximo movimiento. Al menos ese día.

Estaba investigando. Un titular rezaba:

Un centrocampista de los Mets declara:

¡UN OVNI ME HIZO FALLAR UNA BOLA DE HOMERUN!

Otro decía:

¡ ¡EN DETROIT HAY UN COCHE QUE DESAFÍA LA GRAVEDAD!!

¡Descubrimos unas pruebas secretas realizadas en el túnel de entrada a Nueva York!

Y un tercero:

¡¡UN HOMBRE DESPIERTA TRAS ESTAR TREINTA AÑOS EN COMA!!

VUELVE CON SU ANTIGUA NOVIA

Jay cogió el tercer periódico. Debajo del titular había una fotografía de Kay, sonriendo a una mujer.

Jay sabía que se llamaba Elizabeth Reston. Él llevaba un ramo de flores, igual que el que no le pudo entregar hacía treinta años.

Jay sonrió. Le encantaban los finales felices.

Cogió el resto de diarios, pagó al empleado del quiosco y volvió al LTD.

Elle (antes Laurel) estaba sentada en el asiento del copiloto, muy atractiva con su traje negro a medida, el cabello corto y los zapatos de charol. A ella la ropa le sentaba aún mejor que a él y, bueno, eso ya era decir algo.

Jay entró en el coche y le dio los diarios.

—¿Nos hemos parado aquí para coger esto? Venga, hombre.

—El mejor periodismo de investigación que existe —respondió Jay.

—Ya. Igual que este coche es un clásico, ¿no?

—No te metas con mi coche, tiene golpes ocultos. ¿Ves ese botón de ahí?

—Sí

—No lo pulses a menos que yo te lo diga.

Arrancó el motor y le sonrió.

—Ha llamado Zed —informó Elle—. El cónsul general de Regent-Nueve le está tocando las pelotas. Dice que quiere asientos de primera fila para el partido de los Knicks contra los Bulls.

—Él y el resto del mundo —respondió Jay—. Bueno, vamos a hablar con Denis Rodman, que es de su mismo planeta.

Jay metió la marcha y se incorporó al denso tráfico.

—Tengo una pregunta filosófica —le anunció Elle.

—Dispara.

—¿Cuánto tiempo podremos seguir así? Es decir, sin que se entere nadie.

—Supongo que mientras funcionen los neuralizadores.

—Vamos, Jay. Ya sabes a qué me refiero.

Él asintió. Sí, lo sabía.

—No lo sé. Kay y yo no pasamos juntos tanto tiempo y tampoco es que nos enteráramos mucho de las estrategias generales con todo el trabajo que tuvimos. No somos más que polis de ciudad. Supongo que simplemente seguiremos tapando los agujeros hasta que alguien de arriba decida que el mundo está preparado para saber que hay extraterrestres entre nosotros. Ella asintió con la cabeza.

—Bueno, es mejor que dedicarse a diseccionar fiambres, ¿no?

—De momento. Se sonrieron el uno al otro.

EPÍLOGO

Visto desde unas pocas docenas de metros de altura, el LTD no era más que otro coche entre el resto de vehículos que llenaban las calles de Manhattan...

Visto desde varios centenares de metros de altura, Manhattan no era más que una parte de una aglomeración urbana y suburbana mucho mayor...

Vista desde la estratosfera, a varios kilómetros de altura, la Costa Este de Estados Unidos no era más que una parte de una masa terrestre mucho mayor...

Vista desde la eosfera, a varios cientos de kilómetros de distancia, América del Norte no era más que una porción del planeta Tierra...

Vista a miles de kilómetros de distancia, la Tierra no era más que una bola azul y blanca perdida en la inmensidad del espacio...

Visto a unos pocos meses luz de distancia, el sistema solar no era más que un punto luminoso...

Vista a varios años luz de distancia, la Vía Láctea no era más que una entre varios millones de espirales galácticas, globos y conjuntos de estrellas...

Desde los confines del universo se podía observarla curva de un globo de un azul intenso...

Y desde un lugar más allá del tiempo y del espacio, a una distancia inconmensurable, el universo no era más que un esfera de un azul intenso situada sobre una extensión de polvo rojo, cuando un gigante de tamaño infinito cogió la esfera y la hizo rodar sobre el polvo rojo, y fue cada vez más despacio... hasta que se detuvo...

... entre otras muchas esferas de colores...

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06/01/2012