Agradecimientos
He escrito esta novela siguiendo las líneas maestras del género gótico, y en determinados momentos rindo homenaje a algunos de los libros más famosos de este estilo, que se cuentan entre los más queridos por los lectores de todos los tiempos. Así pues, espero sinceramente que el lector considere mis pequeños robos una muestra de respeto y afecto, pues tal era mi intención, más que un latrocinio vergonzoso.
En ciertos fragmentos del libro he alterado ligeramente el verdadero paisaje de Londres, y del norte de esa ciudad en particular, porque así convenía al relato; de ahí que haya cambiado algunos nombres y hecho unas pequeñas modificaciones topográficas.
Los doctores Jonathan Lohn y David Briess, así como el profesor Charles Brook, tuvieron la amabilidad de responder a mis preguntas mientras me documentaba para escribir el libro, y me fueron los tres de gran ayuda. Obviamente, ellos no son en absoluto responsables del uso caprichoso que haya podido dar a la información que me proporcionaron.
La técnica terapéutica que emplea Steven Hartford con Eloise Keaton es una variación deficiente de la prestigiosa «desensibilización y reprocesamiento a través de movimientos oculares» de la doctora Francine Shapiro. No la identifico como tal porque el uso que hace Hartford de ella es, como él mismo reconoce, rudimentario, improvisado y poco profesional. No quisiera que se extrajera ninguna conclusión, a partir de esta obra de ficción, sobre la verdadera efectividad de dicha técnica.
La máscara de terapia fría para convalecencias quirúrgicas, que supuestamente inventa Robert Forrest, es de hecho un producto que inventaron otros y que se encuentra disponible en el mercado, aunque no en cuero negro.
En Faber and Faber le estoy enormemente agradecido a Lee Brackstone, el editor más paciente, incisivo y astuto que pueda uno imaginar, y también a Walter Donohue, Lisa Baker, Kate Ward, Kate Burton, Eleanor Crow y Rachel Alexander. También quisiera expresar mi agradecimiento a Neil Titman por su minuciosa labor de corrección, y a mis representantes Kevin Conroy Scott, de la agencia Tibor Jones, y Christine Glover, de A.P. Watt, por su respaldo y buenos consejos.