Donde hay en movimiento un reloj de arena con un tiempo dado, tiempo incalculable pero no infinito, y un final preestablecido, estamos nosotros en nuestro elemento. […] Además, uno puede vivir como un gran señor, a expensas de otros, y dejar atónito al mundo con sus artes diabólicas como un gran nigromante. […] ¿Cómo va a preocuparse un hombre así del momento en que haya de pensar en el fin? Pero eso sí: el fin es nuestro, al fin es nuestro.
THOMAS MANN, Doctor Fausto
Nos vamos a reencarnar. Dudo que sepamos en qué nos reencarnaremos. Espero que no falten las sorpresas, la mayoría imprevistas. Es probable que, dada nuestra vanidad, algunos parezcamos escandalosamente deformes.
NORMAN MAILER, Sobre Dios