Reyes Calderón Cuadrado
JUAN ITURRI Y LOLA MACHOR, 1
LAS LÁGRIMAS DE HEMINGWAY
Dicen que el agradecimiento es la memoria del corazón. Por ello, deseo hacer memoria de Miguel Reta, que me presentó a Lentejillo en sus campos de Estella; de Javier Solano que me hizo vivir a destiempo el encierro; de Antonio Miura que me enseñó lo que es la casta; de Ángel Gómez Escorial, que me ofreció su arte a porta gayola; de José María Marco, y con él de toda la Casa de Misericordia. De Rafael Teijeira, Eduardo Ruiz de Erenchun y Elena Iñigo que me mostraron los secretos de las Ciencias forense y penal. De los inspectores José M. Fernández y Jesús García, Brigada de Policía Científica, Cuerpo Nacional de Policía en Pamplona, que ajustaron ficción y realidad; de Ángel Hidalgo, cirujano jefe de la enfermería de la plaza.
Gracias a Rafael Moreno y a Beatriz Guibert, corazón de La Perla, y representantes fidedignos de la Pamplona de toda la vida; a Jaime Ignacio del Burgo, Fernando Hualde y sor Rosario, hermana de la Caridad, que me han enseñado detalles que nunca había visto. A don Juan Ramón Corpas y Carmen Jusué, Esteban López-Escobar, Rafael Domingo y Miguel Alfonso Martínez-Echevarría: gracias por su paciencia y estímulo.
De la alcaldesa Barcina, y del presidente Sanz, no digo nada que no se sepa: me honro de pertenecer a una tierra gobernada con tanta profesionalidady amabilidad.
Agradezco a mis padres que me enseñaran el arte del toreo con capa y espada, y el más difícil: el de la lidia de cada día; a mis hijos que soporten con ilusión el pluriempleo de una madre metida a escritora; a Juan, los veinte años. A todos, sin olvidar a San Fermín, gracias..