Introducción
¿Cómo nació la idea de este libro, cómo se retomó, cómo se inició la puesta en marcha y qué equipo la realizó?
Marcel, mi hijo, periodista de profesión, cuando salí de la cárcel la última vez, a finales de mayo de 1976, me grabó algunos cassettes con la idea de hacer una amplia biografía, incluso realizó desplazamientos al pueblo en el que nací, solo y exclusivamente para recoger matices de quienes vivieron conmigo en la niñez.
Después continuó con la guerra, mi actividad en ella, en la prisión y en los Batallones Disciplinarios de Penados, dependientes de la Inspección de Campos de Concentración del franquismo, hasta mi evasión en los últimos días de 1943, y la llegada a Orán en los primeros días del año 1944.
Siguió con Josefina, nuestra estancia en Orán y la emigración, desde que me evadí del campo de concentración en Cuesta Colorada (parte del Marruecos que ocupaba nuestro país), hasta el retorno a España.
Así continuará con mi vida militante y carcelaria hasta 1976; yo estaba entonces muy cargado de actividad sindical y política, lo que me impedía por un lado revisar su trabajo, y por otro continuarlo.
Quedó paralizado el proyecto inicial. Y yo, carente de tiempo y esperando a que pasaran dos o tres años más, tampoco me dispuse a publicar las memorias en cuantas editoriales me pidieron en muchas ocasiones hacerlo. Hasta que Manuel Ramírez e Ymelda Navajo, consejero delegado y directora editorial de Ediciones Temas de Hoy, me llamaron por teléfono y me pidieron una entrevista, que realizamos, y en la que nos comprometimos a entregar el libro a finales de junio de 1990, que publicarían en los últimos días de septiembre o primeros de octubre de ese año.
Formamos un equipo adecuado, fiel a esa vida, a esas memorias, sobre todo a partir de mi llegada a Orán.
Confieso que he luchado es una vida por la justicia social, la libertad y el humanismo, pero nunca solo; los últimos cuarenta años esa militancia habría sido imposible sin el pleno apoyo del entorno afectivo y familiar, además del de los compañeros y compañeras, en especial de Lola, secretaria desde hace catorce años.
Así, recogiendo la idea de Marcel y replanteándola en línea con Temas de Hoy, formamos un equipo para realizar las Memorias. Vimos que el lugar más adecuado para ello era la casa de Marcel y Aurora. Josefina se ocuparía de organizar la vida de la casa, la de Laura, nuestra nieta, además de ordenar las cartas desde la prisión y otros documentos. Yo revisaría el borrador de la biografía hecho por Marcel, y lo prepararía desde esa fecha en adelante.
Aurora lo pasaría al ordenador y participaría en las discusiones, en una especie de «consejo de redacción» que nos reuníamos de vez en cuando.
Marcel, también como redactor jefe, vía ordenador, acababa lo anterior, con una lectura cuidadosa de todo y un control general de fechas, datos y acontecimientos históricos por mi parte como final. No quisimos hacer sangre, pero «tampoco falsificar la historia».
Es así como de la biografía se pasa a estas memorias que, reducidas en una tercera parte —de los casi novecientos folios que escribimos inicialmente—, desearíamos tuvieran rigor y fueran también algo de historia. Unas memorias en las que unos y otras encuentren algo útil en esta vida sencilla y honesta de quien «confiesa que ha luchado»…, con «una pequeña familia», la suya, y otra más amplia, la gran familia de las y los trabajadores, manuales e intelectuales, demócratas en general.
Marcelino Camacho