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Domingo.

Nico se levanta de la cama, se asoma a la ventana, observa las piedras de las excavaciones que han contemplado siglos de historia y sonríe feliz. Se siente el emperador de Roma.

—¡Arriba, pedazo de vago! —aúlla el número 10 a Fidu—. ¡No hay tiempo que perder! ¡Salgamos a descubrir esta maravillosa ciudad!

El portero de los Cebolletas esconde la cabeza bajo la almohada y gruñe:

—¡Déjame en paz! Tengo que dormir todavía un poco. Esta tarde echamos el primer partido del torneo, ¡y no debemos cansarnos!

—En realidad no vamos a cansarnos —aclara Nico—. Nos limitaremos a visitar el Coliseo, que está a un paso de aquí, al fondo del pasillo que forma la calle de los Foros Imperiales.

—Ya te he dicho que los pasillos son una cosa mala —insiste el portero—. Al final resultará que nuestra defensa acabará manteniendo una conversación de pasillo nada agradable…

—El «pasillo» al que se refiere el nombre del hotel no tiene nada que ver con el fútbol, cabezota. ¡No ves que se refiere a que la calle de los Foros, crea una especie de pasillo que separa el Foro de Augusto, el de Nerva y el de Trajano del Foro de César! —lo reprende el número 10—. Los foros romanos son como plazas monumentales que los emperadores de la antigua Roma mandaron construir siglo tras siglo. Y esas piedras han llegado hasta nuestros días. Está el Foro de Augusto, el de César, el de Nerva, el de Trajano…

—Yo hoy no quiero saber nada de foros ni de pasillos, así que me quedaré en la cama descansando… —le corta Fidu con tono decidido.

—Como quieras —concede Nico—. Nos vemos a la hora de comer. Nos vamos a visitar el Coliseo, donde combatieron los gladiadores romanos más valientes.

La cabeza de Fidu salta como un resorte de debajo de la almohada.

—¿Te refieres a los que luchaban con tridentes, espadas y redes, como en la peli Gladiator?

—¡Pues claro!

En menos que canta un gallo, el portero sale de la cama y se lanza bajo la ducha.

—¡Esperadme! ¡Estoy listo en un par de minutos!

Nico sonríe satisfecho: estaba seguro de que al oír la palabra «gladiadores», su amigo Fidu, un apasionado de la lucha libre, no podría resistir la tentación…