Jueves.
Gaston Champignon, la señora Sofía y Tomi, con sus padres, han acudido al aeropuerto de Barajas a despedir a Eva, que parte para China, donde se quedará dos años.
La bailarina ya ha embarcado con su familia. El avión acelera por la pista.
Tomi sigue el despegue con la nariz aplastada contra un gran ventanal y se seca los ojos con el dorso de la mano.
Sus padres y el matrimonio Champignon están un par de metros por detrás de él.
Lucía da un paso adelante. Querría decirle algo a su hijo para consolarlo. Armando la retiene. Tiene razón el padre: mejor que Tomi se quede un rato a solas con sus pensamientos. Es inútil decirle nada.
El capitán ve el avión despegar de la pista y elevarse hacia las nubes. Piensa que ese avión es como un tiro fallido, absurdo: demasiado alto, demasiado alejado.
¿Qué hará Tomi? ¿Se pasará el día pegado a Internet y al teléfono para permanecer en contacto con Eva?
¿Mantendrá la promesa que hizo en la Boca de la Verdad de que no llevará a Kasi al estanque de los peces de colores?
¿Qué liga disputarán la próxima temporada los Cebolletas: con equipos de siete jugadores o de once?
En el próximo libro te lo contaré todo.
¡Hasta pronto! O, más bien, ¡hasta prontísimo!
¡Choca esa cebolla!