5.3. FÍSICA

Se tumbó boca abajo en el suelo, con la lupa en la mano.

La banda de lunares

Óptica

El público suele relacionar a Sherlock Holmes con una lupa. Esto no sorprende porque ha sido llamada «el primerísimo instrumento de investigación» (Capuzzo 2010, 14). Es uno de los diversos instrumentos ópticos que se utilizan en las historias de Holmes, mencionado en veinte de las sesenta (Coppola 1995, 110). En la primera historia, STUD, Holmes pasa veinte minutos examinando la habitación donde se ha encontrado el cuerpo de Enoch Drebber. Watson le describe como «deteniéndose unas veces, arrodillándose otras, llegando incluso a ponerse de bruces sobre el suelo». En la siguiente aventura, SIGN, Holmes hace un uso todavía mayor de su lupa. Sus deducciones sobre el reloj del hermano de Watson (véase el apartado 2.1) siguen a su examen del mismo con una lente convexa. Más tarde, Holmes utiliza su lente para examinar la cuerda que utilizó Jonathan Small para trepar hasta la habitación de Bartholomew Sholto. Su tercer uso de una lupa en SIGN es para estudiar la habitación donde se cometió el asesinato:

Sacó la lupa y una cinta métrica, se arrodilló, y de esta forma recorrió con precipitación el cuarto, midiendo, comparando, examinando con su larga y delgada nariz a pocos centímetros del entarimado.

¿No es ese el Holmes que nos gusta, tan resuelto cuando está sobre la pista? Esta es la descripción de Watson en BOSC:

Su rostro se acaloraba y se ensombrecía. Sus cejas se convertían en dos líneas negras y marcadas, bajo las cuales relucían sus ojos con brillo de acero. La cabeza inclinada hacia abajo, los hombros encorvados, los labios apretados y las venas de su cuello largo y fibroso sobresalían como cuerdas de látigo. Los orificios de la nariz parecían dilatarse con un ansia de caza puramente animal.

En BOSC, Holmes utiliza su lupa para examinar el terreno alrededor del estanque de Boscombe. Este examen lleva a la solución del misterio. En REDH, utiliza su lupa para examinar las ranuras entre las piedras en el suelo a través del cual los ladrones de bancos excavarán su túnel hasta la bóveda. De algún modo esto le permite predecir que pasará otra hora antes de que lleguen para poder capturarlos.

Ya hemos visto cómo Holmes pudo hacer deducciones precisas sobre el Dr. Mortimer en HOUN y Henry Baker en El carbunclo azul (BLUE). En estos casos utilizó su lupa en el bastón de Mortimer y el sombrero de Baker (véase la figura 5.3).

Figura 5.3. Holmes utilizó una lupa a lo largo de su carrera.

En NORW, Holmes examina con su lente la pista vital de la huella de pulgar. En La corona de berilos (BERY) son las huellas en la ventana las que él amplifica en su examen. Esto le permite rastrear los movimientos de los sospechosos y demostrar que Arthur Holder no robó la inestimable corona. La lupa es utilizada de nuevo para examinar la huella de un zapato en una ventana en El valle del terror (VALL). En Las gafas de oro (GOLD), Holmes mira a través de su lupa la reveladora marca de una raya reciente en la cerradura del despacho del profesor Coram. Es una pista importante. La lupa se utiliza también en otros casos, aunque sin que tenga un gran impacto. Él examina un arbusto en Los planos del Bruce-Partington (BRUC), el tajo crucial en la piedra en El problema del puente de Thor (THOR), una marca de sangre en un cuaderno en Peter el Negro (BLAC), y la lámpara en El pie del diablo (DEVI).

Es notable que Holmes siguiera utilizando su lupa a lo largo del canon. Tras una primera oleada de uso en seis de las trece primeras historias, las utiliza nueve veces más en las últimas cuarenta. Estas nueve veces se reparten por igual a lo largo de las historias. Puede haberse alejado de la química, la biología y las matemáticas, pero se apega a su lupa. Es cierto en general que los usos más efectivos de la misma se hacían en las primeras historias. Sin embargo, la utiliza muy bien en la historia número 57, La melena de león (LION). En este momento, Holmes ha dejado Londres y está viviendo en una villa en la costa sur «con una gran vista sobre el Canal». No es sorprendente que se vea envuelto en los sucesos locales. Por ejemplo, inmediatamente antes de que muera el maestro de ciencias local Fitzroy McPherson, pronuncia las palabras «la melena de león». Holmes queda confundido por estas palabras, así como por las extrañas marcas en el cuerpo.

Holmes utiliza su lupa para examinar el cuerpo de McPherson. Entonces nos cuenta, pues LION es uno de los dos casos narrados por Holmes en lugar de Watson, «que yo tengo un inmenso depósito de conocimientos de cosas que se salen de lo corriente». Finalmente recuerda un libro que describe heridas como las de McPherson y las atribuye a Cyanea capillata, un tipo de medusa también llamado melena de león. El inspector Bardle de la Policía de Sussex, ansioso por hacer un arresto por asesinato, pide ayuda a Holmes. Gracias a la lupa y su inmenso depósito de conocimientos, Holmes es capaz de demostrar que no se ha cometido ningún asesinato.

Otros dos instrumentos ópticos se mencionan en las historias de Holmes. En HOUN se utiliza un telescopio. Mr. Frankland lo utiliza para vigilar todo lo que sucede en el páramo (véase la figura 5.4). Cuando Watson mira a través del telescopio, también ve una actividad sospechosa e inmediatamente sale al exterior para investigar. Se queda atónito al encontrar que el personaje misterioso que vive allí no es otro que Sherlock Holmes. Holmes y Watson habían estado trabajando por separado en el caso Baskerville, pero desde ahora hasta la conclusión del caso trabajan juntos. Ese es el único papel que tiene un telescopio en el canon. Ni siquiera hay una entrada «telescopio» en las enciclopedias holmesianas (Tracy 1977; Bunson 1994; Park 1994).

Figura 5.4. Frankland y Watson utilizan un telescopio para observar el páramo en El sabueso de los Baskerville.

Vimos en el capítulo 4 que Holmes utiliza un microscopio en SHOS. Aunque su trabajo con este instrumento se muestra satisfactorio en SHOS, se refiere a un caso del que nunca tenemos noticia, pues era algo en lo que estaba trabajando al mismo tiempo que los sucesos que rodean a Shoscombe Prince. Watson apenas nos dice algo más sobre Holmes y el microscopio. Puesto que SHOS es la última historia publicada, podemos considerar el uso del microscopio por Holmes como prueba de que estaba evolucionando como detective forense. Aunque nunca abandonó la lupa, estaba mirando al futuro al empezar a utilizar también el microscopio.

Otra física

Hay algunos otros aspectos del trabajo de Holmes que caen bajo el manto de la física. Uno es su conocimiento y uso de los residuos de pólvora tras los disparos, aún importantes en las salas de justicia actuales. El primer uso importante que hace Holmes de los residuos de disparos tiene lugar en Los hacendados de Reigate (REIG). William Kirwan, el entrenador de los Cunninghams, es encontrado muerto. Los Cunninghams, padre e hijo, pretenden haber visto al asesino. El joven Alec Cunningham informa de que Kirwan y su asaltante estaban forcejeando cuando se produjo el disparo fatal. Entonces el asesino huyó. Al examinar el cuerpo, Holmes concluye inmediatamente que Alec Cunningham está mintiendo. La base de esta conclusión es que no hay señales de pólvora en el muerto (véase la figura 5.5). Cuando Holmes explica su razonamiento a la conclusión del caso, comenta que la ausencia de pólvora le había convencido de que el disparo se había hecho a una distancia de más de cuatro metros. Combinando esta prueba con sus brillantes deducciones basadas en la nota manuscrita (véase el apartado 3.4), Holmes puede volver el caso contra los asesinos reales, los Cunninghams.

Figura 5.5. Holmes advierte la ausencia de pólvora en el cadáver en Los hacendados de Reigate.

En Los bailarines (DANC) tenemos un uso diferente del olor a pólvora que sigue a un disparo. En esta historia, Elsie Cubbit aparentemente disparó y mató a su marido, Hilton. Luego fracasó en su intento de suicidarse. Holmes rechaza inmediatamente esta versión oficial. Milton se había puesto en contacto con él por los mensajes dejados en su casa en la extraña forma de figuras de bailarines. Holmes ya ha descifrado el código (véase el apartado 3.4) y sabe que hay otra persona implicada en el caso. Dos sirvientas, Saunders, la criada, y la señora King, la cocinera, encuentran a los Cubbits, uno muerto y el otro muy grave. Ellas dicen que inmediatamente después de oír los disparos y antes de salir de sus habitaciones en el piso superior para bajar al estudio donde se había cometido el crimen, pudieron oler a pólvora (véase la figura 5.6). Holmes deduce que tanto la ventana como la puerta del estudio habían estado abiertas. Aquí está aplicando el conocimiento de la ley de Graham de la difusión al movimiento del vapor a través de la casa.

Figura 5.6. Las sirvientas informan de que inmediatamente olieron a pólvora en el piso de arriba.

Thomas Graham, un escocés, formuló dos leyes que describen con qué rapidez se mueven los gases. Su ley de efusión permite calcular con qué rapidez escapará un gas de un recipiente a través de un orificio abierto al vacío. La ley de Graham de la difusión trata de la velocidad con que se mezclan dos gases. Esa es la situación en DANC. La difusión es más compleja que la efusión y con ello solo proporciona una aproximación. El vapor de pólvora en DANC ha debido de moverse a través del aire y llegar al piso superior casi inmediatamente. Holmes sabe que eso no podía suceder a menos que fuera ayudado por una ráfaga de aire. Esta es una conclusión de sentido común, pero el inspector Martin es algo lento para entenderla:

—¿Recuerda usted, inspector Martin, que cuando las sirvientas dijeron que habían notado el olor a pólvora nada más salir de su habitación yo le comenté que se trataba de un detalle de suma importancia?

—Lo recuerdo, pero confieso que no sé a qué se refería.

Holmes pasa a describir la escena del asesinato. Una tercera persona estaba fuera de la ventana. Él y Milton Cubbit dispararon casi simultáneamente, lo que dio lugar al fuerte ruido que despertó al personal en el piso superior. Cubbit fue asesinado por Abe Slaney, pero la bala que él disparó no dio en Slaney. Holmes busca y encuentra una prueba de una tercera bala en la ventana. Elsie Cubbit, desolada por la muerte de su marido, se pega un tiro en la cabeza.

En BRUC, Watson dice a Holmes:

Una obra maestra. Usted nunca ha llegado tan alto.

Lo que ha impresionado a Watson es sobre todo la física, de nuevo mezclada con el sentido común. BRUC es uno de los casos que incluyen a Mycroft Holmes. Se han extraviado los planos de un submarino. Y peor que eso, Arthur Cadogan West está muerto. Su cuerpo es encontrado cerca de las vías del suburbano de Londres cerca de la estación de Aldgate. BRUC se publicó en diciembre de 1908. Otro cadáver era encontrado también en la estación de Aldgate en The Mysterious Death on the Underground Railway (Ackroyd 2011, 168), también publicada en 1908. Esta novela fue quizá una de las fuentes de Conan Doyle.

En BRUC no se encuentra ningún billete de tren en el cuerpo. Solo Holmes considera que eso es importante. Dice al inspector Lestrade:

¿Por qué no tenía billete?

La idea de Lestrade es que el asesino se llevó el billete de tren del muerto antes de arrojar el cuerpo fuera del tren. La intuición de Holmes sobre la ausencia de un billete de tren le ayuda a deducir que Cadogan West nunca estuvo dentro del tren, sino más bien encima de él. Fue asesinado en un piso cerca de las vías en una de las pocas zonas donde emerge el suburbano, cerca de Gloucester Road Station. El asesino simplemente arrojó el cuerpo al techo del tren cuando este se detuvo en las proximidades. Puede que el asesino haya pensado en esta estrategia después de oír gritar a los guardas a lo largo del suburbano (Ackroyd 2011, 140):

Está prohibido viajar en el techo.

El cuerpo permaneció allí, siguiendo los principios de fricción, inercia y cantidad de movimiento.[51] Para que pudiera moverse, habría que superar la fricción. Esto sucedió cerca de Aldgate debido a dos factores: «Agujas y una curva», dice Holmes.

Aldgate es un cruce, y las vías se curvan. En un cruce, el tren atraviesa «agujas», lo que produce un viaje bacheado. La disminución de la fricción combinada con la cantidad de movimiento cuando el tren trazaba una curva lanzó el cuerpo a un lado. Si el tren hubiese seguido suavemente en línea recta, el cuerpo habría permanecido en el techo.[52]

La última aplicación de la física que discutiremos ha sido fuente de controversia durante años en la literatura de Sherlock Holmes. En El colegio Priory (PRIO), Holmes dice saber en qué dirección viajaba una bicicleta al examinar las huellas de sus ruedas en terreno blando. Cuando comenta a Watson que la bicicleta se alejaba del colegio Priory, Watson responde:

¿O que iba hacia allí?

Holmes replica:

No, no, querido Watson. La huella más profunda es, naturalmente, la de la rueda de atrás, que es donde se apoya el peso del cuerpo. Fíjese en que en varios puntos ha pasado por encima de la huella de la rueda delantera, que es menos profunda, y la ha borrado.

En esta historia, lord Saltire, hijo de diez años y heredero del duque de Holdernesse, ha sido raptado en su colegio. Heidegger, quien daba clases de alemán en el colegio Priory, siguió desesperadamente en su bicicleta a lord Saltire para tratar de ayudarle a escapar de su raptor. James Wilder, secretario del duque e hijo ilegítimo suyo, encargó el rapto a Reuben Hayes porque deseaba convertirse en heredero de la fortuna del duque.

Cuando Holmes da con una serie de huellas de bicicleta dejadas por neumáticos Dunlop, es cuando hace su comentario sobre la dirección que llevaba la bicicleta. Su afirmación fue inmediatamente discutida por lectores que pensaban que las huellas borradas no permitían determinar la dirección. Estudiosos holmesianos se alinearon en uno u otro bando del debate (Baring-Gould 1967, vol. 2, 617). Conan Doyle pronto supo que este punto originaba controversia (Haining 1995, 161):

Me atrevería a decir que he recibido veinte cartas solo sobre este punto.

Decidió utilizar una bicicleta y poner a prueba la idea. Encontró que no podía determinar la dirección en terreno llano, pero que podía hacerlo en una pendiente. En realidad, en la historia Conan Doyle ya había dado con la solución a la pregunta de la dirección. En cierto momento Holmes dice a Watson:

¿Se fija usted en que el ciclista está sin duda apretando la marcha?

Holmes ha observado que las huellas de las dos ruedas, delantera y trasera, son igualmente profundas:

Eso solo puede significar que el ciclista está doblado sobre el manillar, como se hace cuando se está esprintando.

Este principio, aceptado por ambos bandos del debate, proporciona la respuesta a la pregunta de la dirección. Watson describe el terreno como «en pendiente». Conan Dolyle encontró que ir cuesta arriba producía huellas más profundas en ambas ruedas que ir cuesta abajo. Así que Holmes podía decir la dirección del viaje, pero no por el borrado de las huellas.

Hay otros dos notables aspectos en PRIO. El primero se refiere al hecho de que Holmes puede distinguir fácilmente las huellas de la bicicleta de Heidegger de las de Wilder. La bicicleta de Heidegger tiene neumáticos Palmer, y la de Wilder, Dunlop:

Conozco a la perfección cuarenta y dos huellas de neumáticos diferentes.

Quizá la hazaña de Holmes haya sido menos impresionante de lo que parece. En esa época era habitual que los neumáticos de bicicletas llevaran el logo de la compañía en el perfil (Klinger 2005, vol. 2, 948). Cuando se encuentran las huellas Palmer de Heidegger, estas llevan a su cuerpo. Hayes le ha matado de un golpe en la cabeza.

La afirmación de Holmes sobre las huellas de neumáticos también trae a la mente afirmaciones similares que hizo en otro lugar. En IDEN, Holmes asegura que la máquina de escribir de James Windibank tenía dieciséis rasgos diferentes que la hacían única. En REIG, dice que había veintitrés características de la letra manuscrita que relacionarían la nota incriminatoria con los Cunningham. En HOUN, Holmes comenta que había setenta y cinco perfumes que un experto en crímenes debería ser capaz de distinguir. En BOSC, llega a afirmar que ha escrito una monografía sobre 140 variedades de tabaco (Smith 2009, 49). Todos estos conocimientos fueron reunidos antes siquiera de que conozcamos a Holmes. Habría sido interesante leer algo sobre este periodo de la vida de Holmes. Pero supongo que las historias sobre la formación de un supuesto detective no serían tan interesantes como las sesenta historias de Conan Doyle.

Otro aspecto de PRIO hace que Holmes diga:

Este caso merece pasar a la historia.

¿Cómo Reuben Hayes puede salir a campo abierto, raptar a lord Saltire, matar a Heidegger y no dejar huellas? Las únicas huellas diferentes de las de los neumáticos de las bicicletas de Heidegger y de Wilder son de vacas. Meditando sobre esto en la sobremesa, Holmes dice a Watson:

—Bueno, Watson, ¿cuántas vacas ha visto usted en el páramo?

—No recuerdo haber visto ninguna.

Watson también se interroga ahora sobre las huellas de vacas. Pregunta

—¿Y de qué se ha dado cuenta?

—De lo extraordinaria que es esa vaca, que tan pronto anda al paso como al trote como al galope.

Holmes ha recordado la pauta de las huellas de cascos y deduce correctamente que las huellas eran de un caballo. Hayes le puso al caballo unas herraduras especiales para hacer que sus huellas parecieran las de una vaca. Intentaba evitar la culpa ocultando que había estado en el campo. No esperaba que Sherlock Holmes fuera el investigador.

Cuando Watson evalúa las capacidades de Holmes en STUD, y también cuando recuerda sus calificaciones en FIVE, no dice nada sobre la física. Dada la naturaleza de la física en las historias, esto es comprensible. La física de Holmes es básicamente razonamiento de sentido común que muchos podrían hacer sin necesidad de conocer los principios físicos que se están aplicando. Que él lo haga mejor y más rápido que la policía oficial muestra una vez más que tiene buena formación científica.

La ciencia de Sherlock Holmes
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