4.1. INTRODUCCIÓN: ¿PROFUNDOS O EXCÉNTRICOS?

Es un químico de primera clase.

Joven Stamford, Estudio en escarlata

El capítulo precedente trataba de Sherlock Holmes como detective con orientación científica. También estaba bien informado sobre la ciencia en general. Casi todas las historias contienen al menos alguna mención a una de las ciencias. Habiendo explorado cómo Holmes utiliza la ciencia en su trabajo detectivesco, vamos a examinar ahora su interés en la investigación y su amor por las cosas científicas. En La corbeta Gloria Scott (GLOR), una de las dos únicas historias, entre sesenta, narradas por el propio Holmes y no por Watson, él dice: «Durante el primer mes de las largas vacaciones volví a mis habitaciones de Londres, donde pasé siete semanas dedicado a unos experimentos en química orgánica».[40] Watson nos dice en Los tres estudiantes (3STU) que sin sus sustancias químicas, Holmes «se sentía incómodo». De modo que hay indicios claros de que Holmes se dedicaba a la ciencia y que su primer amor era la química (véase la figura 4.1).

Figura 4.1. A veces Holmes interrumpía una investigación para seguir su interés en la química.

No hay consenso entre los comentaristas sobre las habilidades químicas de Holmes. Muchos alaban a Holmes como químico (véase Cooper 1976; Gillard 1976; Graham. 1945; Holstein 1954; Michell y Michell 1946). El crítico más notable de la química de Holmes es Isaac Asimov. Sus objeciones se tratan en el apartado 4.4. Incluso el Dr. Watson se contradice en sus opiniones sobre el químico Holmes. Antes de que Watson conozca a Holmes, en el inicio de Estudio en escarlata (STUD), el joven Stamford le ha dicho que Holmes es «un químico de primera clase». Luego Stamford representa el histórico papel de presentar a Holmes y Watson. Watson no necesita mucho tiempo para darse cuenta de que su nuevo compañero de vivienda es una mezcla singular de conocimiento e ignorancia. Cuando él se entera en STUD de que Holmes no está familiarizado con la teoría copernicana y la composición del sistema solar, Watson se sorprende.

HOLMES: Dice usted que giramos en torno al Sol. Que lo hiciéramos alrededor de la Luna no afectaría un ápice a cuanto soy o hago.

WATSON: Sí, pero el sistema solar.

HOLMES: ¿Y qué se me da a mí el sistema solar?

Holmes cree que el cerebro tiene una capacidad limitada. Por ello, hechos inútiles como la naturaleza del sistema solar deberían ser olvidados, pues quitan lugar a cosas importantes. Otros detectives de ficción no están necesariamente de acuerdo.[41] El propio Holmes parece cambiar de opinión en la historia cuarenta y siete, El valle del terror (VALL). En este caso, discute con el inspector MacDonald sobre el cuadro de Greuze que posee el profesor Moriarty. Cuando MacDonald se impacienta con este irse por las ramas, Holmes comenta:

Todo conocimiento es útil para el detective.

Pero el primer Holmes cree que quien tiene una cabeza grande puede tener un cerebro mayor que la media y más capacidad mental. Expresa esta idea a propósito de Henry Baker en El carbunclo azul (BLUE), la novena historia (véase el apartado 2.1). También comenta en Las cinco semillas de naranja (FIVE), la séptima historia, su concepto de un «ático en el cerebro» que no puede contenerlo todo. Conan Doyle deja que Holmes acepte las ideas de la frenología, la creación del fisiólogo Franz Joseph Gall a finales del siglo XVIII (Smith 2009, 51). Una de las ideas básicas de esta teoría ahora desacreditada era que cuanto más grande era el cerebro, más información podía contener. Por ello las personas inteligentes eran las que tenían un cerebro de tamaño más grande. Cuando se midieron los cerebros de personas brillantes bien conocidas, tales como Albert Einstein, no eran inusualmente grandes, y la frenología empezó a perder credibilidad. La frenología también afirmaba que el tamaño y la forma de la cabeza podían ser utilizados para deducir los rasgos de carácter de una persona. Cuando este aspecto de la teoría de Gall fue utilizado para inferir la superioridad racial, la frenología «fue objeto de escarnio» (Smith 2009, 52).

Sorprendido por la primera opinión de Holmes sobre el «ático en el cerebro», Watson decide enumerar sus capacidades. La lista resultante es extraordinaria:

Sherlock Holmes: sus límites

1. Conocimientos de literatura: ninguno

2. Conocimientos de filosofía: ninguno

3. Conocimientos de astronomía: ninguno

4. Conocimientos de política: escasos

5. Conocimientos de botánica: desiguales

Al día en lo que atañe a la belladona, el opio y los venenos en general.

Nulos en lo referente a la jardinería.

6. Conocimientos de geología: prácticos aunque restringidos.

De una ojeada distingue un suelo geológico de otro.

Después de un paseo me ha enseñado las manchas de barro de sus pantalones, y ha sabido decirme, por la consistencia y el color de la tierra, a qué parte de Londres correspondía cada una.

7. Conocimientos de química: profundos.

8. Conocimientos de anatomía: exactos, pero poco sistemáticos.

9. Conocimientos de literatura sensacionalista: inmensos.

Parece conocer todos los detalles de cada hecho macabro acaecido en nuestro siglo.

10. Toca bien el violín.

11. Es un experto boxeador y esgrimista.

12. Familiarizado con los aspectos prácticos del derecho británico.

Holmes parece estar interesado solo en cosas que le serán de interés práctico en su profesión:

Bien, tengo un oficio muy particular, sospecho que único en el mundo. Soy detective consultor.

Visto a esta luz, la lista de Watson tiene sentido. Explica por qué sabe de venenos pero no de jardinería. Explica su interés en la literatura sensacionalista. Lo que no explica es su buena, incluso entusiasta, disposición a dedicar su tiempo a hacer experimentos químicos que no tienen ninguna relación con la investigación criminal. Watson ya ha confirmado la evaluación del joven Stamford sobre Holmes y la química. Holmes sabe mucho sobre ciencia en general, pero su mejor ciencia es claramente la química. Solo la química puede abstraerle de uno de sus casos. En Los bailarines (DANC), Holmes quiere tomar un tren de vuelta a Londres en mitad del caso porque tiene que «terminar un análisis químico bastante interesante». Así que examinaremos primero la química en sus historias. En el último capítulo analizaremos a Holmes y las otras ciencias.

Conforme pasa el tiempo Watson descubre que Holmes es más polifacético de lo que esta primera lista sugiere. Nunca hizo una lista actualizada. Pero sabemos que Watson cambió de opinión en aventuras posteriores. Una de las primeras cosas que cambió era su opinión sobre el Holmes químico. En FIVE recuerda que su primera evaluación de los conocimientos de química de Holmes era «excéntricos», y no «profundos». Muchos lectores piensan que este falso recuerdo refleja su nueva opinión sobre el químico Holmes. En el momento de la séptima historia, FIVE, escrita cuatro años después de su lista inicial en STUD, Watson ha rebajado las habilidades químicas de Holmes. Este capítulo nos permite formar nuestra propia opinión sobre si los conocimientos químicos de Holmes eran profundos o excéntricos.

En este momento quizá sea prudente mencionar la cuestión de la cronología de los sesenta casos relatados por el Dr. Watson. Por ejemplo, GLOR es la décimo octava historia, publicada en marzo de 1893. En ella se nos dice que Holmes trabajó en este caso cuando era estudiante en la universidad. Es anterior a cualquiera de las otras historias que vivió. Existe una considerable literatura que intenta asignar fechas durante las que sucede la acción de cada historia. Se han publicado al menos quince cronologías (Dirda 2012, 128). Jay Finley Christ, un bien conocido cronologista holmesiano, afirma que GLOR sucede a finales de septiembre de 1876. Su fecha para FIVE es el martes 24 de septiembre de 1889. Prefiere 1889 a 1890 porque Watson comenta la «lluvia intensa». Christ comprobó los registros reales en la oficina meteorológica y encontró que solo hubo lluvia intensa en 1889. Para los interesados en estos detalles,[42] el trabajo de Christ es un buen lugar donde empezar (Christ 1947).

La ciencia de Sherlock Holmes
titlepage.xhtml
sec_0001.xhtml
sec_0002.xhtml
sec_0003.xhtml
sec_0004.xhtml
sec_0005.xhtml
sec_0006.xhtml
sec_0007.xhtml
sec_0008.xhtml
sec_0009.xhtml
sec_0010.xhtml
sec_0011.xhtml
sec_0012.xhtml
sec_0013.xhtml
sec_0014.xhtml
sec_0015.xhtml
sec_0016.xhtml
sec_0017.xhtml
sec_0018.xhtml
sec_0019.xhtml
sec_0020.xhtml
sec_0021.xhtml
sec_0022.xhtml
sec_0023.xhtml
sec_0024.xhtml
sec_0025.xhtml
sec_0026.xhtml
sec_0027.xhtml
sec_0028.xhtml
sec_0029.xhtml
sec_0030.xhtml
sec_0031.xhtml
sec_0032.xhtml
sec_0033.xhtml
sec_0034.xhtml
sec_0035_split_000.xhtml
sec_0035_split_001.xhtml
sec_0036.xhtml
sec_0037.xhtml
sec_0038.xhtml
sec_0039.xhtml
sec_0040.xhtml
sec_0041.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_000.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_001.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_002.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_003.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_004.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_005.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_006.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_007.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_008.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_009.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_010.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_011.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_012.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_013.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_014.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_015.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_016.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_017.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_018.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_019.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_020.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_021.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_022.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_023.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_024.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_025.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_026.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_027.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_028.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_029.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_030.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_031.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_032.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_033.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_034.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_035.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_036.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_037.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_038.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_039.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_040.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_041.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_042.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_043.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_044.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_045.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_046.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_047.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_048.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_049.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_050.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_051.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_052.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_053.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_054.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_055.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_056.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_057.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_058.xhtml