2.3. EL PROFESOR JAMES MORIARTY

Él es el Napoleón del crimen, Watson.

SHERLOCK HOLMES, El problema final

El mayor enemigo de Sherlock Holmes era el profesor Moriarty (véase la figura 2.7), quien ha sido calificado como el primer gran maestro criminal de ficción (Smith 2009, 122), uno de los más memorables antihéroes de la literatura (Macintyre 1997, 222) y el mayor villano de la literatura de detectives (Doyle y Crowder 2010, 128). Conan Doyle se las arregló para dar al profesor un aire de maldad. Parte de ello se debe a su apariencia inquietante. Moriarty es descrito como un hombre alto, delgado y pálido, con ojos grises hundidos y una frente abombada. Su rostro sobresale y oscila al modo de un reptil.

Después de años como detective consultor, Holmes ha sentido que una fuerza central domina la escena criminal de Londres. «Él es el Napoleón del crimen», dice a Watson (FINA). Finalmente ha llegado a la conclusión de que Moriarty está en el centro de una gran organización criminal. Holmes se ha familiarizado tanto con las tortuosas maneras de Moriarty que puede reconocer sus crímenes.

Se puede reconocer a un viejo maestro por el recorrido de su pincel.

Yo puedo reconocer a un Moriarty cuando veo uno. (El valle del terror, VALL)

Antes de que Holmes encuentre al profesor, ha visitado tres veces las habitaciones de Moriarty (VALL). Pero no encuentra nada incriminatorio. Continuando sus esfuerzos, Holmes esta finalmente listo, en El problema final, para tender una trampa a la organización de Moriarty.

El rasgo dominante del profesor es su gran capacidad mental. Su brillantez es tal que Sherlock Holmes admite a Watson que Moriarty le iguala en intelecto. En su primera aparición, en FINA, Moriarty tiene la audacia de presentarse en los aposentos de Holmes en el 221B de Baker Street. Ha sentido la trampa de Holmes. La vívida escena que tiene lugar muestra el duelo entre las dos grandes mentes:

Figura 2.7. El profesor Moriarty, el mayor enemigo de Holmes.

HOLMES: Puedo dedicarle cinco minutos si tiene algo que decirme.

MORIARTY: Todo cuanto querría decirle ya ha cruzado por su mente.

HOLMES: Entonces posiblemente mi respuesta ha cruzado por la suya.

MORIARTY: ¿Se mantiene firme?

HOLMES: Totalmente.

Que Holmes considera a Moriarty su mayor desafío se hace evidente al final de su entrevista. Moriarty advierte que si Holmes le destruye, él a su vez destruirá a Holmes. La respuesta de Holmes es:

Si se me asegurara la primera eventualidad, yo aceptaría con gusto la segunda.

El nombre de Moriarty aparece solo en siete de las historias de Holmes. En cuatro de ellas, NORW, MISS, Su último saludo en el escenario (LAST) e ILLU es una mera mención. En FINA, después de confrontarse con Holmes en sus aposentos de Baker Street, Moriarty persigue a Holmes hasta Suiza, donde le localiza en el Englisher Hof en Meiringen. Entonces tiene lugar su famosa lucha en lo alto de las cataratas Reichenbach,[18] desde donde se precipitan hacia una muerte aparente. Hubo un estallido de consternación en Londres cuando se publicó FINA en The Strand Magazine. No habría ninguna historia de Sherlock Holmes en los ocho años siguientes. En EMPT, Holmes cuenta cómo Moriarty le siguió a Suiza y describe su lucha en Reichenbach. Así nos enteramos de cómo llegó a sobrevivir. Y, finalmente, en VALL, Holmes, después de romper el código de Fred Porlock (véase el apartado 3.6), sospecha que Moriarty está detrás del probable asesinato de John Douglas.[19]

Conan Doyle nos da algunos antecedentes del profesor Moriarty. Aprendemos que inicialmente tuvo un gran éxito como matemático. A los veintiún años había escrito un exitoso tratado sobre el teorema del binomio. Parece que el desarrollo de la expresión [a + b]n fue mencionado por primera vez por Euclides en torno al año 300 a. C. Otros matemáticos hicieron contribuciones a la idea, incluido Isaac Newton, quien generalizó la expresión para valores de n fraccionarios y negativos. Finalmente, en los años veinte del siglo XIX, el noruego Niels Henrik Abel dio una prueba para todos los valores de n (Anderson 1989, 278). Nótese que todo esto ocurrió mucho antes de la época de Moriarty. Entonces, ¿qué estaba haciendo Moriarty con este viejo problema? Fuera lo que fuera, se nos dice en FINA que su tratado estuvo «en boga en Europa». Su éxito llevó a Moriarty a ganar una cátedra en matemáticas en una pequeña universidad en Inglaterra.

Más tarde, en VALL, nos enteramos de que Moriarty también publicó «Dinámica de un asteroide», un tratado de gran dificultad matemática. Algunos holmesianos, ignorando la palabra «un» en el título, han especulado con que Moriarty trabajaba en una aproximación general al movimiento de todos los asteroides.

El famoso químico/escritor Isaac Asimov, un ávido sherlockiano, pensaba que el título implicaba que el profesor Moriarty estaba tratando de un asteroide concreto. Él sostenía que el libro de Moriarty trataba de los movimientos del planeta que se hizo añicos y creó el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter (véase el apartado 5.4). Esto está claramente forzado puesto que el título del libro afirma que el trabajo es sobre un asteroide y no un planeta. Llamarlo un «planeta asteroide» (Schaefer 1993, 10) no es convincente.[20]

Con su carrera académica tan bien iniciada, no está en absoluto claro por qué el profesor se orientó al crimen. Al parecer, «negros rumores» le hicieron renunciar a su cátedra en la universidad. Se convirtió en un «preparador del ejército» en Londres, un trabajo no muy bien remunerado. Pese a todo tenía fondos en seis bancos diferentes (VALL). Finalmente Holmes determina que Moriarty es el centro de una vasta organización que controla la mayor parte del crimen en Londres. La organización de Moriarty se dedica a la falsificación, el robo e incluso el asesinato. Una de las pruebas de Holmes acerca de las actividades ilícitas de Moriarty es el hecho de que este posee un cuadro de Greuze.

Jean-Baptiste Greuze (1725-1805) era un pintor francés que se especializó en la «narrativa sentimental en arte» (Tansey y Kleiner 1996, 902). Su cuadro más famoso, L’Accordée de village (1761), cuelga en el Louvre. Atrajo grandes multitudes cuando se exhibió en el Salon de París en 1761 (Tansey y Kleiner 1996, 903). Las pinturas de Greuze se hicieron muy populares de nuevo en la época de Conan Doyle, alcanzando precios récord en subastas (Doyle y Crowder 2010, 126). ¿Cómo un profesor que solo gana 700 libras al año se permitía una obra de arte tan cara? Obviamente o la robó o tenía alguna otra fuente de ingresos.

Habría que señalar que en VALL, Holmes comparaba a Moriarty con Jonathan Wild, un señor del crimen de Londres ahorcado en 1725 (Smith 2009, 124). Una de las estrategias de Wild era devolver los objetos que había robado al propietario original... y recoger la recompensa «para quien lo encuentre». Pero se sabe que el propio Conan Doyle identificó al más contemporáneo Adam Worth como modelo para el profesor Moriarty (Macintyre 1997, 223). Como Wild y Moriarty, Worth también tenía una extensa red de ladrones en Londres. Realmente fue etiquetado como el Napoleón del mundo criminal por Sir Robert Anderson, el jefe de investigación criminal de Scotland Yard (Macintyre 1997).

Worth nació en Prusia en 1844 (Doyle y Crowder 2010, 131). Su familia se trasladó a América cuando él tenía cinco años, y con el tiempo llegó a ser un soldado de la Unión. Aunque sobrevivió a la primera batalla importante, en Ball Run, figuró en una lista como muerto en acción. Aprovechó la oportunidad para desaparecer. Empezó entonces una carrera de ladrón, inicialmente en el área de Boston. Consiguió su botín más importante en noviembre de 1869 cuando robó el mayor banco de Boston, Boylston National Bank. Utilizando el alias William A. Judson, Worth alquiló el edificio adyacente al banco. Luego, habiendo calculado la posición en la pared de la caja fuerte del banco, perforó por la noche hasta que pudo remover la parte trasera de la caja. Se dijo que el botín fue de entre 150.000 y 200.000 dólares (Macintyre 1997, 38). Conan Doyle utiliza un ardid similar en REDH donde los maleantes perforan la bóveda de un banco.

El banco contrató a la Agencia Pinkerton para perseguir a Worth (Doyle y Crowder 2010, 131). Sintiendo la presión, Worth huyó a Europa. Luego adoptó el nombre Henry J. Raymond, posiblemente tomado del recientemente fallecido fundador y editor de The New York Times (Macintyre 1997, 40). Utilizó este alias el resto de su vida. En Londres estableció la red criminal que atrajo la atención de Conan Doyle y le ganó el título de «Napoleón del mundo criminal».

El crimen más sensacional de Worth fue su robo de un cuadro de Thomas Gainsborough, La duquesa de Devonshire. La duquesa era una mujer de gran belleza. Su vida sexual ha sido calificada de «escabrosa en extremo» (Macintyre 1997, 90). Permitía que las amantes de su marido vivieran con ellos para poder disfrutar de un ménage à trois. El interés público por ella se despertó cuando su retrato fue pintado en 1787 por el famoso Gainsborough. El retrato, que tuvo una historia interesante por sí mismo (Macintyre 1997, 62), salió a subasta en Christies en mayo de 1876. El tratante de arte William Agnew compró el cuadro por 10.650 £. Fue, en esa época, el precio más alto pagado en una subasta por un retrato. Casi inmediatamente Agnew vendió el cuadro a J. S. Morgan. Iba a ser un regalo para su hijo, el rico industrial J. P. Morgan. Antes de que se hiciera la transferencia, Worth allanó la galería de Agnew el 27 de mayo de 1876 y robó la famosa obra de arte.

Inmediatamente Worth empezó a escribir una serie de cartas a Agnew, ofreciéndose a devolver el cuadro a cambio de una recompensa. Quizá Worth, como Conan Doyle, estaba familiarizado con la táctica de Jonathan Wild. Su demanda inicial era de 25.000 dólares (escribía desde América). Las negociaciones fracasaron, y Worth retendría La duquesa durante casi veinticinco años. En 1901, con los Pinkerton como intermediarios, Worth devolvió el cuadro. Se dice que recibió 25.000 $, la cifra exacta que había buscado veinticinco años antes (Smith 2009, 125, Macintyre 1997, 253). Otras fuentes citan cantidades diferentes. Agnew pronto vendió La duquesa de Devonshire a un J. P. Morgan de sesenta y cuatro años. La familia Morgan finalmente puso el cuadro a subasta en Sotheby’s en Londres el 13 de julio de 1994. Fue vendido por 265.000 libras... ¡al duque de Devonshire!

Las similitudes entre los dos maestros criminales, Moriarty y Worth, son obvias. Ambos estaban en el centro de un extenso círculo criminal en Londres. Ambos poseían una costosa obra de arte de un pintor prestigioso. El título del cuadro ficticio de Greuze que poseía el profesor Moriarty ha sido calificado como «una de las bromas más deliciosas de Conan Doyle» (Macintyre 1997, 225). El título del cuadro, Jeune fille a l’agneau, significa «Muchacha con un cordero». Pero muchos holmesianos señalarían rápidamente el parecido del término francés agneau con el nombre del merchante a quien Worth robó La duquesa: Agnew (Macintyre 1997, 225).

El profesor Moriarty es otro ejemplo excelente de una personalidad dual en la ficción detectivesca. Vimos en el apartado sobre Poe en el capítulo 1 que la naturaleza dual de la humanidad era presentada en las historias de Dupin. Recientemente se ha hecho un estudio de la dualidad, o el alma dividida, descrita en la primera ficción detectivesca (Craighill 2010). Craighill rastrea esta dualidad desde su nacimiento en Los crímenes de la calle Morgue de Poe (1841), pasando por el inspector Bucket en Bleak House de Charles Dickens (1853) y el sargento Cuff en La piedra lunar de Wilkie Collins (1868), hasta el Dr. Jekyll y Mr. Hyde (1886). Moriarty, un obvio añadido a la lista de Craighill, tiene su lado malo, la mente maestra criminal, basado en el maestro criminal Adam Worth. Moriarty el científico, la parte buena del hombre, está inspirado en el astrónomo Simon Newcomb.

Además de su trabajo sobre el teorema del binomio y sobre asteroides, Moriarty estaba interesado también en el movimiento de otros cuerpos celestes. En VALL, le explica los eclipses al inspector MacDonald. El astrónomo canadiense-americano Simon Newcomb tenía exactamente los mismos intereses que los atribuidos a Moriarty. Newcomb, nacido en Nueva Escocia en 1835, pasó su vida activa en los Estados Unidos. Fue nombrado profesor de matemáticas y de astronomía en el Observatorio Naval de los Estados Unidos. Permaneció allí hasta su retiro en 1897 (Dictionary of Canadian Biography on-line). Desde 1884, Newcomb tuvo también un nombramiento a tiempo parcial en la «pequeña» Universidad Johns Hopkins. Pero, como Moriarty, fue obligado a renunciar, aunque no hubo «negros rumores».

Su primer trabajo de investigación se centraba en dos de los intereses de Moriarty. Escribió un primer trabajo inédito sobre el teorema del binomio, y su primer artículo publicado trataba de un método de dinámica (Schaefer 1993, 11). Su obituario en The Times señalaba un primer artículo sobre la órbita de los asteroides. En los años sesenta, Newcomb publicó varios artículos sobre la dinámica de asteroides individuales. El asteroide 885, Newcombia, se llama así en su honor. Newcomb dirigió expediciones para observar eclipses en los años sesenta y setenta (Schaefer 1993, 11). De modo que los dos, Moriarty y Newcomb, estaban interesados en el teorema del binomio, los movimientos de los asteroides y los eclipses. Se ha señalado que los párrafos que describen las carreras científicas de ambos serían prácticamente idénticos (Schaefer 1993, 11).

Fue el genio de Arthur Conan Doyle el que fue capaz de hacer del profesor Moriarty, con tan pocas apariciones en las historias de Holmes, un personaje tan vívido y malvado.

La ciencia de Sherlock Holmes
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