4 de Abril174
En la goleta “Brothers”,175 tendido en cubierta, veo, al abrirse la luz, el rincón de Inagua,176 de árbol erizados, saliendo, verdoso, de entre sus ruinas y salinas. Rosadas como flamencos, y de carmín negruzco, son las nubes que se alzan, por el cielo perlado, de las pocas casas.177 Me echo a la playa, a sujetar bribones,178 a domarlos, a traerles a la mano el sombrero triunfador. Lo logro. En las idas y las venidas, ojeo el pueblo: mansiones desiertas y descabezadas, muros roídos del abandono y del fuego, casas blancas de ventanas verdes, arbolejos de púas, y florales venenosos. No tiene compradores: la mucha sal de la isla; yace el ferrocarril; quien tuvo barcos los vende; crece penosa la industria del henequén; el salón de leer tiene quince socios, a real mensual; el comerciante de más brillo es tierno amigo de un patrón contrabandista; el capitán del puerto, —ventrudo mozo-es noble de alma, y por tanto cortés, y viste de dril blanco: el sol salino ciega. Contra una pared rota duerme una pila de guayacancillo, el “leño de la vida”, que “arde como una antorcha”, con su corazón duro: dos burros peludos halan de un carro, mal lleno de palos de rosa, rajados y torcidos: junto a un pilar hay un saco de papas del país: de una tienda, mísera, sale deshecha una vieja, blanca, de espejuelos, pamela y delantal, a ofrecernos pan, anzuelos, huevos, gallina, hilo: la negraza, de vientre a la nariz, y los pendientes de coral al hombro, dice, echada en el mostrador de su tienda vacía, que “su casa de recibir no es allí”, donde tres hombres escaldados reposan un instante, secándose el sudor sangriento, en los cajones que hacen de sillas: y por poder sentarse, compran a la tendera, de dientes y ojos de marfil, todo el pan y los dulces de la casa: tres chelines: ella cubre de sus anchas sonrisas el suelo. Pasa Hopkins, cuarentón de tronco inglés y tez, de cobre, vendiendo “su gran corazón”, su pecho valiente, que sirve por dos pechos”, los botines rastreros, que se saca de los pies, un gabán roto: El irá “a todas partes, si le pagan”, porque “él es un padre de familias, que tiene dos mujeres”: él es “un alma leal”: —él se cose a los marineros, y les va envenenando la voluntad, para que no acepten el oficio que no se quiso poner en él: revende un pollo, que le trae de las patas un policía de casco de corcho, patillas de chuleta y casimir azul de bocas rojas. —Pasa el guadalupeño, de torso color de chocolate, y la cana rizosa de sus setenta y cuatro años: lleva al aire los pechos y los pies, y el sombrero, de penca: ni bebió ni fumó, ni amó más que en casa, ni necesita espejuelos para leer de noche: es albañil, y contratista, y pescador. —Pasa, con su caña macaca de puño neoyorquino, el patrón contrabandista, de sortija recia al anular, y en la cabeza de respeto el panamá caro. Pasa el patrón blandílocuo, de lengua patriarcal y hechos de zorro, el que a la muerte del hijo “no lloró el dolor, sino que lo sudó”; y rinde, balbuceando, el dinero que robaba.179 Pero él es “un caballero, y conoce a los caballeros”: y me regala, sombrero en mano, una caneca de ginebra.
5 de Abril
El vapor carguero,180 mas allá de la mar cerúlea de la playa, vacía su madera de Mobila181 en la balsa que le flota al costado, de popa a proa, en el oleaje turquí. Descuelgan la madera, y los trabajadores la halan y la cantan. Puja el vapor al sesgo por arrimar la balsa a la orilla: y los botes remolcadores se la llevan, con los negros arriba en hilera, halando y cantando.
5 de Abril.
David,182 de las islas Turcas, se nos apegó desde la arrancada de Montecristi. A medias palabras nos dijo que nos entendía, y sin espera de paga mayor, ni tratos de ella, ni mimos nuestros, él iba creciéndosenos con la fuga de los demás; y era la goleta él solo, con sus calzones en tiras, los pies roídos, el levitón que le colgaba por sobre las carnes, el yarey con las alas al cielo: Cocinaba él el “locrio”, de tocino y arroz; o el “sancocho”, de pollo y pocas viandas; o el pescado blanco, el buen “mutton-fish”, con salsa de mantequilla y naranja agria: él traía y llevaba, a “gudilla” pura, —a remo por timón,— el único bote: él nos tendía de almohada, en la miseria de la cubierta, su levitón, su chaquetón, el saco que le era almohada y colcha a él: él, ágil y enjuto, ya estaba al alba bruñendo los calderos. Jamás pidió, y se daba todo. El cuello fino, y airoso, le sujetaba la cabeza seca: le reían los ojos, sinceros y grandes: se le abrían los pómulos, decidores y fuertes: por los cabos de la boca, desdentada y leve, le crecían dos rizos de bigote: en la nariz, franca y chata, le jugaba la luz. Al decirnos adiós se le hundió el rostro, y el pecho, y se echó de bruces, llorando, contra la vela atada a la botavara.— David, de las islas Turcas.183
6 de Abril
Es de pilares, de buena caoba, la litera del capitán184 del vapor, —el vapor carguero alemán, que nos lleva al Cabo Haitiano. La litera cubre las gavetas, llenas de mapas. En la repisa del escritorio, entre gaceteros y navegadores, está Goethe todo, y una novela de Gaudy.185 Preside la litera el retrato de la mujer,186 cándida y huesuda. A un rincón, la panoplia es de una escopeta de caza, dos puñales, un pistolín perrero, y dos pares de esposas, —“que uso para los marineros algunas veces”. Y junto hay un cuadro, bordado de estambre, “del estambre de mi mujer”, que dice, en letras góticas:
“In allen Stürmen,
In allen Noth,
Mög er dich berschirmen
Per treue Gott.”