A veces, necesitamos tan poco para dejarlo todo y correr hacia el abismo que nos tiende la vida, la aventura mágica de amar y ser amado, una palabra, un gesto y la voluntad se nos quiebra.
La mente siempre racional, deja paso a la promesa de una felicidad que se manifiesta con el ritmo acelerado de un corazón a trompicones sin tiempo para pensar, sólo vivir…
FIN.