Carta nº II:
Querida Helena:
Apenas han pasado dos días desde nuestro encuentro y el reloj de mi vida no ha vuelto a ponerse en marcha. Tanta confusión has creado en mi organizada vida que hasta el bueno de Tarcos mi fiel amigo se ha planteado llevarme al médico del alma…
Ausente de este mundo desde aquel instante aún no puedo comprender cómo consigo seguir respirando y lamento cada instante en el que olvide cualquier detalle de tu cara.
Para evitarlo, he intentado pintarte lo juro, pero apenas conseguí manchar de claroscuros el lienzo para mofa de mi hermana Valeria que me ve desesperado por este ataque de…, amor o quizás locura.
Serás quizás un capricho o tal vez el milagro que andaba esperando, son tantas cosas las que me hacen pensar en ti que intentar expresarlas exige un desgaste mayor que cualquiera de las batallas en las que participaba hace tiempo…
Necesito verte de nuevo a veces pienso que para borrar esta locura que me agrede el alma, ¿Y si no sientes lo mismo?, ¿habrá cura para este castigo en que se convertiría el mundo para mí?
Hoy anunciaron la vuelta a casa de padre y ni el miedo que aún conservo a esa charla que nos debemos ha conseguido sacarme de mi estado de euforia contenida.
El último de los Tribunos del César vuelve a casa para su merecido descanso y ha de encontrarse con el hijo que le avergüenza como si el portara a diario la herida de mi pierna……
Enviaré con Tarcos esta nueva misiva y le he pedido por su amada Lluna que no vuelva a buscarme sin una respuesta tuya…