Carta nº XIII:

 

 

 

Querida Helena:

 

 

Nunca he tenido un amigo, no sé si culparme a mí mismo por ello o al destino que como tantas otras veces me ha marcado en la vida.

 

Estos meses han hecho que esté más cercano a Drasster y que entre nosotros haya surgido eso que creo es amistad.

Al principio confieso y él estoy seguro de ello también lo cree nos fuimos acercando por el interés, yo de saber y conocer más la persona que habrá de compartir la vida con mi querida hermana y él seguramente en un intento de agradarme y demostrarme que de verdad lo que siente es sincero.

 

Hemos compartido aficiones como la caza y me ha enseñado los primeros pasos de la pesca aunque esta última ha vuelto a demostrar que el mar y yo no somos buenos compañeros aunque lo intentemos mil veces…

 

En los muchos momentos que últimamente hemos compartido un día me sorprendió preguntándome por lo que siente mi corazón.

 

Imagino que él como todos no entiende que hace que este siga latiendo todos los días y espera que cualquier día sorprenda a todos con una boda relámpago que evite que este viejo de casi treinta años muera sólo una noche fría de invierno un año de estos…

 

Tenía ganas de hacerlo así que creo no te enfadarás y por primera vez ayer le hablé a Drasster de ti, sin saber cómo mis palabras fueron fluyendo como escritas por el aire y mi voz se convirtió en un hilo apenas perceptible para él y yo mismo. En un momento, cerró los ojos para concentrase y yo lo interpreté como muestra de cansancio lo que hizo que parara. Inmediatamente abrió los ojos y me dijo:

.- amigo mío, no pares nunca de hablar del amor de esa manera……-

Me sorprendí tanto que imagino me ruboricé y él mucho más maduro que yo alcanzó a ponerme la mano en el hombro y decirme:

.- eso que tú sientes por ella, es lo mismo que yo siento por tu hermana pero jamás seré capaz de expresarlo como tú los hecho…-