Capítulo 5
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Cómo escoger a un compañero felino
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En este capítulo
• Antecedentes y entorno del gato
• Cómo determinar qué gatito es el adecuado
• Cómo evaluar al gato adulto
• Señales de buena salud en los gatos
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¿Es cierto ese antiguo dicho de que es uno el que escoge a un perro pero el gato es el que nos escoge como amos? En realidad, no. A veces un gato llega a nuestra vida y se cuela en nuestro corazón, pero esas épocas en las que lo único que se necesitaba para atraer a un gato era un platito de leche en el patio o la terraza pasaron hace tiempo.
¿Dónde puedes encontrar a un gato común? (El término “común” lo estamos usando con recelo, pues cada gato es una obra de arte única.) ¡En cualquier lado, pues están por todas partes! Hay temporadas en las que parece que todas las gatas se hayan puesto de acuerdo para parir y es difícil andar por ahí sin que te ofrezcan una bolita peluda en cualquier esquina. En el tablón de anuncios de tu trabajo encuentras una nota en la que ponen que alguien regala gatitos de una camada de atigrados. O tu vecino se olvidó de esterilizar a su gata y quiere mostrarte los preciosos gatitos blanquinegros que parió. En el mercado te encuentras con que hay niños que ofrecen gatitos. Y sabes que en el refugio para animales de tu zona el número de posibilidades se multiplica y se tiñe de cierta urgencia, pues para algunos de esos gatos se acaba el tiempo de buscar adoptantes.
Escoge con la cabeza, racionalmente, y busca
el animal que se ajuste mejor a tu vida y tus expectativas. Pero
usa también el corazón, porque el amor que nacerá entre tu mascota
y tú será un vínculo que ambos deberéis mantener a lo largo de los
años.
Figura 5-1: Un gato implica toda una vida de amor y compromiso. Tómate tu tiempo a la hora de escogerlo
No importa cuál escojas. Recuerda que lo importante es que eres muy afortunado por poder acoger a un gato en tu vida. Convivir con un gato y disfrutar de su compañía es uno de los mayores placeres de la vida, y te durará muchos años si inviertes un poco de tiempo en esta etapa del proceso.
Si no has decidido si prefieres un macho o
una hembra, y menos aún la raza o la edad, vuelve al capítulo 2. Si
aún no estás seguro de querer tener gato, el capítulo 1 te puede
ayudar a decidirte. Por último, el capítulo 3 te ayudará a evaluar
los lugares donde puedes obtener un gato (ya sea con uno de tus
colegas de trabajo, un criador o en un refugio para animales) con
la esperanza de que así evites los errores más grandes que se
pueden cometer al adoptar un gato, ya sea cachorro o adulto.
La evaluación del entorno
El primer paso al escoger a un gato, tanto si es un cachorro como si es adulto, no es estudiar al animal en sí, ni a sus hermanos de camada, sino el entorno en el cual ha sido criado. Al fin y al cabo, estás buscando adoptar a un animal de compañía que esté sano y sea sociable.
La domesticación es el resultado de la herencia y de la crianza, y muy pocos de nuestros animales domésticos pueden cruzar la línea entre lo doméstico y lo salvaje con la facilidad con la que lo hacen los gatos. El gato es capaz de valerse por sí mismo en la periferia de la sociedad humana, cazando y sobreviviendo con poca intervención humana y sin contacto, al menos durante un tiempo, pues la vida de los gatos salvajes suele ser muy corta.
La diferencia entre los gatos callejeros y los que ronronean satisfechos sobre nuestras piernas se reduce a dos palabras: suerte y socialización.
Para que un animal se sienta cómodo entre
los seres humanos, debe saber que no son sus enemigos. Un animal
busca la compañía de la gente sólo después de haber pasado por un
proceso de socialización cuidadoso y frecuente, desde muy pequeño.
Los expertos en comportamiento animal lo saben desde hace mucho, y
hay resultados de investigaciones recientes que aplican estas ideas
directamente al gato.
Antes de que los gatitos abran los ojos, empiezan a aprender a sentirse a gusto en su mundo. Si en ese mundo hay gente (u otros animales, como los perros), los gatos se convertirán en mejores mascotas, más afectuosas y consideradas. Si no tuvieron contacto humano cuando eran cachorros, no importa cuánta socialización y afecto les demos: es probable que esos gatos siempre sean un poco temerosos y tímidos.
Si bien la socialización podría ser el factor más importante en el que se tiene que pensar cuando se evalúa a un gatito, hay otros aspectos relevantes. La calidad del cuidado que la mamá gata da a sus crías, por ejemplo, depende de la calidad del cuidado que ella recibe. Las gatas son valientes y dedicadas como mamás, y hacen todo lo posible, buscan todos los recursos, para satisfacer a sus crías bajo condiciones difíciles. Sin embargo, no importa cuánto se esfuerce la gata por sus gatitos, una vida de privaciones puede tener efectos negativos sobre los bebés. Hay estudios que demuestran que si la mamá gata no ha recibido una alimentación adecuada, sus gatitos se desarrollarán lentamente en el aspecto físico, y puede que nunca alcancen la plenitud mental y emocional.
El cuidado adecuado de la madre y las
caricias frecuentes de los gatitos son esenciales para garantizar
compañeros felinos afectuosos, independientes y tranquilos. Dicho
esto, debemos confesar que conocemos a varios gatos que, después de
vivir en libertad, se convirtieron en buenas mascotas. Esto
requiere más tiempo y paciencia, así que tenlo en cuenta.
En el capítulo 3 evaluamos tiendas de
mascotas, refugios para animales, criadores buenos y malos, y todas
las demás fuentes donde encontrar gatitos. Si no conoces las
ventajas y desventajas de los diversos lugares, vale la pena que
les eches un vistazo. En cuanto a los gatos sin dueño, abordamos
ese tema en el capítulo 4, donde también se incluye una sección
sobre cómo domesticarlos. En este capítulo partimos de la idea de
que ya has considerado las opciones y has escogido la fuente
adecuada, y ha llegado el momento de escoger la mascota indicada de
esa fuente.
Cómo repasar los antecedentes de un gato
¿Cómo puedes averiguar los antecedentes de un gato? No puedes sentarte frente al animal y decirle: “A ver, háblame sobre tu infancia”. A pesar de que hay muchos gatos que parece que conversaran, las palabras en sí se les escapan. Para conocer el pasado de un gato es necesario ser más observador y estar atento a señales que den a entender que es un gato con el cual podrías convivir.
En algunos casos, más que nada con gatitos, es fácil hacer averiguaciones sobre la madre y la socialización: no tienes más que preguntarle al dueño. Y si estás buscando a un gato de raza, un criador de fiar estará al tanto de la importancia de la nutrición adecuada para la madre y de la necesidad de manipular a los gatitos y exponerlos a nuevas experiencias. El criador estará dispuesto a contarte lo que ha formado parte del desarrollo de los gatitos, desde cómo se planificó el apareamiento y elección del pedigrí de ambos padres hasta cómo se alimentó a la futura mamá y cómo se han socializado las crías.
Si el criador lleva a sus gatos a exposiciones, le interesará que aprendan a aceptar las caricias y toqueteos desde pequeños. Los gatos de exposición deben soportar baños frecuentes, sesiones de peinado, traslados en coche y avión, salones de exposiciones ruidosos y gente que los mira, y jueces que los levantan y tocan para evaluarlos y determinar si cumplen los parámetros de la raza.
En el capítulo 18 presentamos el mundo de
las exposiciones de gatos, y cómo crear un espacio allí para ti y
tu gato. ¿Y qué sucede con los gatitos que te ofrece tu colega? Su
familia también puede haber sido el entorno perfecto, gracias al
sentido común y el afecto. La mamá de la camada puede ser una
mascota muy querida o un animal en problemas que acogieron con
cariño. En este caso también debes preguntar por la salud de la
madre y tener en cuenta el entorno en el que fueron criados los
gatitos. Una camada criada en interiores, en el seno de una
familia, con niños y perros que jugaron con los bebés, entre
alboroto humano y el ruido normal de una casa en funcionamiento, es
una fuente de magníficas mascotas potenciales.
Consideraciones especiales
Aunque te parezca que te estamos sugiriendo que debes escoger únicamente a los gatos que tengan antecedentes que puedas verificar, no es ésa nuestra intención. Hay millones gatos maravillosos en el mundo, dispuestos a ser adoptados, en refugios para animales, en familias voluntarias que los acogen temporalmente e incluso a través de programas de adopción de mascotas.
En estos casos tendrás que apoyarte en tus observaciones y en la confianza que te pueda inspirar la organización que da los animales en adopción (que esperamos que sea verdaderamente responsable).
Con estos animales hay que ser flexible,
sobre todo si son adultos. Si bien es cierto que un gatito sano y
sociable es capaz de jugar prácticamente en cualquier entorno,
incluso los mejores gatos pueden sentirse desgraciados y
desorientados en una jaula de un refugio para animales. Un poco más
adelante en este mismo capítulo nos referiremos a cómo evaluar a
los gatos individualmente, pero hay una cosa que queremos que
tengas en cuenta desde ahora: el entorno no lo es todo. Muchos
gatos se han convertido en excelentes mascotas a pesar de haber
nacido y haberse criado en una situación difícil. Lo único que
debes hacer es observar al adulto como individuo, y quizá también
escuchar a tu corazón, y aprovechar la oportunidad si intuyes que
vale la pena.
Cómo escoger a un gatito
Aunque no debes pensar automáticamente en un gatito sino también en un ejemplar adulto, la mayoría de la gente sucumbe al encanto de un bebé.
Muchas veces adoptamos decisiones de este tipo por consideraciones estéticas, aunque creamos que todos los gatos son fantásticos. Hay personas que buscan atigrados, otras lo que quieren es un tricolor o un gato carey. Y eso no es un problema, pues la belleza del gato es uno de los aspectos que entran en juego en el placer de compartir la vida con estos animalitos, y lo cierto es que la belleza está en los ojos de quien los mira.
Pero debes asegurarte de que el gatito que escojas sea más que pura apariencia encantadora de bebé. Revisa que tenga el temperamento indicado para convivir contigo y, por encima de todo, que esté sano. Evaluar estos dos aspectos te ocupará algo de tiempo.
¿Debes llevar a tus hijos a conocer a los
gatos? ¿Cómo no? A pesar de lo anterior, es recomendable no llevar
a niños menores de 3 años, pues aún tienen mucho que aprender en el
terreno de la suavidad necesaria para coger a un animal, y podrían
asustar o maltratar a un gatito. (Cuando adoptes a la nueva mascota
de la familia, tendrás que enseñar a tus hijos cómo cogerla.)
Los niños en edad escolar pueden colaborar en las pruebas de personalidad, que en realidad implican jugar con los gatitos (véase siguiente sección, “La prueba de personalidad para un gatito”). A partir de los 9 o 10 años, los niños pueden implicarse en el proceso, desde la elección del gato hasta su cuidado en casa, pero para ambas cosas necesitarán la supervisión de un adulto. ¡Los niños y los gatos hacen muy buena pareja!
La edad ideal para adoptar
Muchos criadores no permiten que los adoptantes se lleven a los gatitos antes de que cumplan 14 o incluso 16 semanas de vida, cuando el sistema inmunológico del animal ya funciona bien. (En el capítulo 11 encontrarás más información sobre vacunas.) En ese momento, el gatito ya ha entrado con buen pie en la vida en compañía de sus hermanos de camada y su mamá, así como niños, perros y otras realidades de la convivencia con los seres humanos.
Los gatitos se benefician del tiempo adicional con sus hermanos durante las primeras 12 o 14 semanas de vida, y por eso la mayoría de los expertos plantean que los animales adoptados a esa edad tienen más posibilidades de convertirse en mascotas sanas y bien ajustadas a la convivencia. Nosotros estableceríamos el límite de “adoptabilidad” en las 10 semanas (como mínimo), pues para entonces el gatito ya habrá desarrollado las habilidades que necesitará como adulto, y consideramos que el mejor momento para alejarlo de la madre está entre las 12 y las 14 semanas.
¿A qué edad abren los ojos los gatitos?
¿Cuándo empiezan a caminar, a oír y a dar saltos? En el capítulo 16
encontrarás la información sobre su desarrollo a partir del
nacimiento, y cómo puedes contribuir a éste de manera positiva.
No olvides que intentas encontrar el mejor
compañero felino para ti, y por eso tratas de informarte al
respecto y buscas tomar la decisión con la cabeza y también con el
corazón. Una persona que intenta entregarte un gatito demasiado
pequeño (en especial uno recién destetado, hacia las 6 semanas)
probablemente está más interesada en deshacerse del animalito que
en encontrarle un buen hogar. Deberás preguntarte si acaso se
tomaron otras decisiones equivocadas en relación con la
alimentación de la madre y con la socialización de las crías.
Cómo observar a una camada
Es importante analizar a la camada en conjunto desde el momento en que la ves por primera vez. Si lo primero que ves son las colitas en alto de media docena de gatitos aterrorizados que buscan refugio, quizás estos bebés no estén suficientemente socializados.
¿Qué debes esperar? Gatitos juguetones y confiados, amistosos y curiosos. Pelajes lustrosos que piden caricias. Ojitos brillantes que te miran.
Cuando vayas a observar a la camada,
asegúrate de llevar ropa cómoda, que te permita sentarte en el
suelo para estar al nivel de los animalitos e inspeccionarlo todo
debidamente. Una vez junto a la camada, estimula a los gatitos para
interactuar contigo haciendo ruidos y moviendo los dedos.
Cuando te hagas una idea del grupo en conjunto, empieza a clasificar la personalidad de cada uno de los gatitos. Tómate tu tiempo, cosa que no es difícil pues hay pocos pasatiempos más entretenidos que jugar con una camada de gatitos curiosos.
Mira bien cuáles son los gatitos más activos o los más indecisos. El gatito incansable puede no ser la mejor opción, sobre todo si estás buscando un compañero que ronronee plácidamente en tu regazo mientras lees o ves la televisión. El tímido también puede ser una mala decisión, en especial si hay mucha acción en tu casa y alboroto de niños y visitantes.
Si la camada es buena, debe de haber dos o tres gatitos que parecen ser “la media”, es decir, afables y juguetones pero no demasiado alocados. Es a esos a los que debes observar con mayor atención, pues uno de ellos quizá sea tu mejor opción.
Puede que notes que toda la camada parece
mostrar reacciones lentas, como si estuviera aletargada. Pregúntale
al dueño si los gatitos acaban de comer o si han estado jugando. Si
es así, pide volver en otra ocasión para poder evaluar mejor su
personalidad, cuando los gatitos estén bien despiertos.
A veces uno no puede evaluar a un gatito
junto a sus hermanos. Es lo que sucede en los refugios para
animales, donde suelen separar las camadas cuando reciben a los
gatos. Por lo general eligen a uno o dos gatitos de cada camada
para buscarles un hogar, y sacrifican al resto. Los afortunados que
son adoptados deben su suerte a que tenían bonitas manchas o a que
resultaron más juguetones que el resto de sus hermanos, pero puede
ser que a la larga tengan el mismo destino. No es culpa de los
refugios para animales, pues allí intentan afrontar la
superpoblación de mascotas como pueden.
Aunque no puedas ver a toda la camada, es posible escoger una buena mascota. Los gatitos de las diversas camadas se encierran juntos en una misma jaula, por razones de compañía y de espacio, y allí puedes ver cómo interactúan con los demás. Y aún estás a tiempo de hacer lo más importante en la elección, que es la prueba de personalidad.
La prueba de personalidad para un gatito
Hablando de diversión, esto de inspeccionar a los gatitos implica jugar con ellos, cosa que difícilmente puede resultar aburrida. A continuación encontrarás una serie de maneras para averiguar si un gatito es el indicado para ti:
• Evalúa su nivel de interés. Debes alejar al gatito del resto de la camada para que centre su interés en ti.
• Concéntrate en tu gatito. Todos los gatitos son adorables, así que intenta ir más allá de aspectos como el color o alguna mancha que te parezca encantadora. Obviamente, te debe gustar la apariencia de tu gato, pero a la larga, la personalidad es lo más importante.
• No vayas con prisas. Si te apresuras y escoges el primer gatito que encuentres, puede que el gatito perfecto para ti nunca encuentre un hogar.
• Lleva “juguetes para gatitos”. Lleva una pluma o una pelotita de ping-pong o un ratón de trapo. Un trozo de cordel o de lana también funcionan, siempre y cuando tengas presente que no se deben dejar como juguetes para el gato porque se los puede comer y las consecuencias son complicadas para el intestino gatuno.
Puede que tengas que improvisar, dependiendo
del lugar donde te encuentres. En un refugio para animales quizá no
existan las instalaciones adecuadas para que observes a la camada
jugando o hagas pruebas con los gatitos, uno por uno. Sin embargo,
eso no los convierte en lugares inadecuados para conseguir un gato.
En vez de evaluar a tu gato en un sitio con abundante espacio,
habrá que hacerlo a través de los barrotes de la jaula.
La prueba de la pluma
Nos gusta usar la pluma, pero puedes reemplazarla con cualquiera de los juguetes de prueba que has llevado. Estás buscando a un gatito rebosante de salud y espíritu juguetón, que no tema a la gente sino que la considere un camino para acceder a muchas cosas buenas.
En esta etapa ya debes haber notado cuáles son los gatitos excesivamente tímidos, y también habrás descartado al que resopla y escupe aterrorizado cuando te acercas. Si estás en un refugio para animales, es probable que a estos pobres gatos ya los hayan descartado, para dejar a los más “adoptables”. Coge a uno de los gatitos amigables sujetándolo por la barriga, con un gesto seguro pero suave, y llévalo a tu “zona de observación”.
Figura 5-2: Usa la pluma, u otro objeto que llame la atención, para asegurarte de que el nivel de curiosidad de tu candidato a mascota es normal
Deja que el gatito explore el nuevo entorno mientras te sientas en el suelo, y luego, cuando ya se sienta más a gusto, llama su atención con ruidos y juega con la pluma (o el cordel o el juguete). El gatito deberá perseguir la pluma, manoteando y saltando para atraparla, y sentándose en las patas traseras para levantar las delanteras y manotear hacia arriba.
Éste es el comportamiento de un gatito sano y seguro y, si eso es lo que demuestra, habrá pasado la prueba de la pluma.
Un momento de tranquilidad
El gatito que escojas no debería ser demasiado tímido, ni tampoco activo en exceso, ni buscar tu atención a todas horas. Debe sentirse cómodo mientras lo sostienen y debe saber disfrutar de las caricias y de la voz que le habla. Un gato que constantemente intenta liberarse de la mano que lo sostiene y que no para de jugar (o que no se mueve de puro pánico) puede convertirse en un gato demasiado activo.
Así que pasa unos momentos en calma con cada uno de tus candidatos y fíjate en cómo reaccionan ante ti. En este punto debes dejar que tu corazón intuya un poco. Ten presente que una de estas cositas peludas puede estar destinada para ti.
El animalito perfecto en el caso de los
gatos es aquel que es amigable y sociable, que tiene un nivel de
actividad semejante al tuyo y que te atrae desde el punto de vista
estético por su belleza felina. Hay millones de gatitos para
escoger, y muchos de ellos pueden cumplir con tus requisitos.
Jamás te decidas por un gato basándote en un capricho o en un impulso. La mascota que escojas te acompañará durante muchos años, así que tómate tu tiempo para elegir el gatito indicado para tu familia.
La alternativa de darle una segunda oportunidad a un gato
Quizá por culpa del atractivo de los gatitos los gatos adultos tienen pocas posibilidades de adopción en la mayoría de los refugios para animales. Mientras que los posibles adoptantes se dirigen sin pensarlo a la sección de cachorritos, hay cientos de gatos adultos que ronronean esperanzados en sus cajas, y que asoman suavemente sus zarpas por entre los barrotes, como si entendieran la importancia de llamar la atención de los que pasan.
Muchos de ellos no tienen una segunda oportunidad, y es una gran lástima.
¿Puedes comprar un gatito sin verlo antes? |
Si estás decidido a comprar un ejemplar de una raza rara, puede que tengas que resignarte a que sea el criador quien escoja a tu gatito y te lo envíe por avión. |
Obviamente, este trato implica que haya cierto grado de confianza por ambas partes, y querrás estar seguro de que el criador tiene experiencia y que su reputación es sólida. (Puedes encontrar más información sobre cómo dar con la persona indicada en el capítulo 3.) Pero si tienes la certeza de estar tratando con alguien así, seguramente no tendrás problemas con el gatito. |
Sin embargo, queremos hacerte una sugerencia. Un gatito de raza poco común puede costarte una pequeña fortuna. ¿No vale la pena invertir en el viaje para escoger al gatito que será tu compañía durante casi veinte años? |
Ve a conocer la camada. Ve a ver a tu gatito. Y vuelve a casa con él. Un gatito que se envía por avión debe viajar en un compartimiento presurizado entre el equipaje. Si viaja contigo podrás llevarlo en la cabina, en un portagatos que cumpla con los estándares de la línea. |
Esta opción es mucho mejor para el gato, y para los nervios de las personas que tendrán que ocuparse de él durante el trayecto. En el capítulo 18 encontrarás más información sobre cómo viajar con un gato. |
Es una tragedia para los gatos, sin duda alguna, pero también es triste porque hay muchas personas que no se dan cuenta de que un gato adulto podría ser una mejor opción para ellas. Con un gato ya crecido uno sabe más o menos bien qué le espera en cuanto a nivel de actividad, carácter y estado de salud. Con algo de tiempo, en un entorno acogedor, un gato adulto forma con su nueva familia un vínculo tan fuerte como podría hacerlo un gatito, y creemos que en muchos casos estas mascotas expresan su agradecimiento por haber tenido una nueva oportunidad de llevar una vida feliz.
Con los gatos adultos, al igual que con los cachorritos, es importante averiguar los antecedentes del animal, en particular si en tu familia hay niños o perros. Puedes hacer estas averiguaciones directamente si estás adoptando al gato de su dueño original, pero en muchos refugios para animales también cuentan con información básica, que reciben de las personas que entregan sus mascotas para adopción.
¿Qué pasa si la información que obtienes no
deja al gato en buen lugar? Por ejemplo, supón que lo hayan
entregado en adopción porque no ha aprendido a usar el cajón de
arena. Es una situación complicada porque no conoces los factores
atenuantes: a lo mejor el cajón de arena siempre estaba sucio o
situado en un lugar conveniente para el dueño pero no para el gato.
(En el capítulo 15 encontrarás más información sobre problemas con
el cajón de arena y cómo solucionarlos.) Como hay tantos gatos
entre los que escoger, el sentido común te dirá que es mejor
descartar al problemático. Pero si el gato demuestra ser el
adecuado en los demás aspectos, hay que tomar una decisión para ese
caso específico, y aceptarlo sólo si tienes el tiempo y la
paciencia para ocuparte de resolver el problema.
Figura 5-3: Los refugios para animales son lugares que desorientan y estresan a los gatos, así que es bueno intentar pasar un rato a solas con un gato antes de adoptarlo
Si puedes, coge a cada uno de los gatos que te interesen y sácalos de la zona de las jaulas o de la cercanía de la familia que lo está entregando. Siéntate y ponlo en tu regazo, a solas, en un lugar tranquilo, e intenta percibirlo como individuo. Los refugios para animales son lugares estresantes, así que el gato puede requerir unos momentos para coger confianza, pero la mayoría de los gatos, si se sienten seguros y tranquilos, responden pronto a la atención, se relajan, disfrutan de las caricias y empiezan a ronronear. Ése es el tipo de gato que te conviene.
Cómo reconocer el buen estado de salud de gatos y gatitos
No te enamores de un gato enfermo. Con tantos gatos que hay para adoptar, no tiene sentido que te decidas por uno que puede implicar muchos gastos en veterinario y que puede ser que no te acompañe durante mucho tiempo.
Algunos indicios de salud son obvios para cualquiera, pero otros requieren la ayuda de un veterinario para ser descubiertos. Antes de que te decidas por un gato, realiza tu propio examen médico y asegúrate de ir al veterinario al día siguiente o poco después.
Consideraciones sobre los gatos salvajes |
Es frecuente que haya voluntarios que se dediquen a atrapar, domesticar y encontrar un hogar a los gatos salvajes, esos que aprenden a vivir por su cuenta. Estos esfuerzos son loables y muchos acaban en historias felices, pero adoptar un gato que fue salvaje puede ser una mala decisión. Un gato de este tipo no va a ser tan amistoso y tranquilo como un animal que ha pasado toda la vida entre seres humanos. Siempre es difícil negar la ayuda a un animal necesitado, pero dada la enorme cantidad de gatos y gatitos sin hogar conviene que te pienses dos veces si quieres una mascota que ya venga con problemas. |
Por otro lado, puede que quieras correr el riesgo. Hay una buena cantidad de gatos salvajes que, con el tiempo, se transforman en buenas mascotas, en especial en una familia pequeña y tranquila. (Por lo general estos gatos construyen un vínculo con una sola persona y son muy tímidos con otras.) O a lo mejor quieres asumir el desafío que representa uno de estos gatos, o te gustaría sentirte satisfecho de haber podido ayudar a un animal sin oportunidades. |
Si decides adoptar a uno de estos gatos, da el paso conociendo las consecuencias. Y si quieres ver otras maneras de ayudar a los gatos sin dueño, el capítulo 4 te ofrece más ideas. |
Su apariencia externa
La primera impresión es importante. Debes percibir un aire de buena salud y vitalidad en el animal que estás pensando en adoptar. Tus manos deben sentirlo en buenas condiciones: ni demasiado gordo ni demasiado flaco, bien estructurado, grácil y sólido. Si se le notan las costillas o tiene el vientre prominente, puede ser que sufra desnutrición o que tenga parásitos. Ambos problemas pueden curarse, pero esas señales de negligencia en el trato pueden ser indicios de problemas más graves de salud o en la socialización.
Al acariciar al animal, y mientras le hablas de forma tranquilizadora, recorre su cuerpo de la cabeza a la punta de la cola, reparando en las siguientes zonas:
• Piel y pelaje: La piel debe verse limpia y sin grietas, cubierta por una densa capa de pelaje lustroso. Si notas parches calvos puede ser un indicio de tiña, una infección provocada por un hongo que se te puede contagiar. Haz líneas entre el pelaje para buscar pulgas. Estos bichitos son demasiado pequeños y rápidos como para detectarlos, pero es posible ver sus excrementos. Si no estás seguro de lo que ves, pon al gato en una superficie limpia, de acero inoxidable, o sobre una toalla blanca, y acarícialo a contrapelo. Luego examina la superficie. Si el animalito tiene pulgas, verás los excrementos, que son trocitos de color oscuro, parecidos a la pimienta molida. Si les añades agua se vuelven rojizos, pues están compuestos de sangre seca. Unas cuantas pulgas no son motivo suficiente como para descartar a un gato, pero si está infestado, el problema puede ser grave, sobre todo en el caso de un gatito. (Algunos llegan al extremo de quedarse anémicos por la enorme cantidad de sangre que les quitan las pulgas.)
• Orejas: Su interior debe verse limpio, o con poca cera. Las orejas sucias y el gesto de sacudir la cabeza frecuentemente son síntomas de ácaros de oído, y erradicarlos puede requerir un período de tratamiento prolongado.
• Ojos: Deben verse limpios y brillantes. Los ojos que lagrimean, o que presentan cualquier otro flujo, pueden ser indicio de alguna enfermedad. El tercer párpado, una capa protectora semitransparente que se repliega en los extremos de los ojos cerca de la nariz, no debe verse.
• Nariz: Aquí el gato tampoco debe presentar secreciones. La nariz debe estar limpia y un poco húmeda. Un gato que respira con dificultad, que tose o estornuda, puede estar muy enfermo.
• Boca: Las encías deben tener un color rosa marcado y no pálido, y no debe haber signos de inflamación en la base de los dientes. Los dientes deben estar blancos y limpios, sin manchas de sarro.
• Cola: Debe estar limpia y seca. La humedad o la presencia de materia fecal pueden deberse a alguna enfermedad.
Aunque recomendamos escoger al gato más sano
y sociable que puedas, también reconocemos el valor de quienes
aceptan el desafío de los necesitados. Gina tiene una amiga, Jan,
que vive encantada en una casa llena de gatos fuera de lo común.
Una de las últimas en llegar fue Mimi, a la que Jan encontró
atrapada en un canalón de desagüe, medio muerta de desnutrición,
con una deshidratación grave, con ácaros en los oídos, pulgas y
parásitos. El veterinario le dijo que no creía que la gatita
sobreviviera, pero Mimi se aferró a la vida y creció para
convertirse en una gata esbelta y lustrosa. Mimi se esconde de las
visitas, pero es una afectuosa compañía para la mujer que le salvó
la vida.
Figura 5-4: Todos los gatitos son adorables, pero debes mirar más allá de la cara bonita para detectar indicios de un buen estado de salud y de un temperamento afable
El gato por dentro
En el mejor de los casos, tu gato puede venir con un certificado de salud del refugio para animales o del grupo de rescate, o de la persona que lo entrega en adopción. Pero si no es el caso, debes hacer que a tu candidato a adopción lo revise un veterinario para asegurarte de que no tiene enfermedades graves que no puedas detectar. A continuación incluimos una lista de problemas que debe buscar el veterinario:
• Enfermedades infecciosas: La más preocupante es la leucemia felina. A pesar de que muchos gatos conviven con el virus durante años sin mostrar problemas, puede ser que quieras sopesar el hecho de que tarde o temprano ese gato te traerá preocupaciones y gastos. Además, si ya tienes gatos, querrás salvaguardar su salud evitando exponerlos a ese virus tan contagioso. Tu veterinario puede verificar la presencia del virus con un análisis muy sencillo, y explicarte los resultados y las opciones que tienes. (En el capítulo 12 encontrarás más información sobre esta terrible enfermedad.)
• Parásitos: Las lombrices son el principal problema. El veterinario deberá revisar si el gato los tiene, y prescribir un tratamiento en caso necesario.
No arriesgues a los gatos que ya tienes al
juntarlos con un animal recién llegado enfermo. Haz que el
veterinario lo revise y confirme que está sano antes de
adoptarlo.
Si tu posible mascota no tiene problemas de
salud, debes iniciar el cuidado preventivo para mantenerla sana. En
el capítulo 11 encontrarás información sobre cuidado preventivo y
sobre cómo escoger a un veterinario.
Toma tu decisión y... ¡de cabeza!
Al principio de este capítulo dijimos que el
dicho que reza que es uno el que escoge a un perro pero un gato es
el que nos escoge como amos no era cierto en la mayoría de casos,
pero aún se da. Por eso te recomendamos dejar que tu corazón esté
alerta a las posibilidades. Para cada “regla” planteada en este
capítulo (no adoptes a un gato enfermo, no adoptes a un gato
tímido, no adoptes a un gato con problemas de comportamiento, no
adoptes a un gato salvaje, etc.) conocemos varias excepciones que
la confirman.
Pero esas historias en las que el amor triunfa por encima de todo tienen en común a dueños de gatos que se lanzaron a adoptar a esos animales con problemas a sabiendas de sus inconvenientes y dispuestos a invertir tiempo (y también dinero) en convertirlos en mascotas sanas y felices.
Si quieres aceptar el reto de un gato con problemas, felicidades. Pero debes saber en qué te estás metiendo. La convivencia con un gato así es más difícil (y a menudo más costosa) que con un gato libre de problemas. Recuerda también que si más adelante te das cuenta de que cometiste un error al escoger a ese gato, probablemente no podrás encontrarle un nuevo hogar.
Si te empeñas, puedes hacer grandes logros. Pero si sabes que no vas a poder hacer ese esfuerzo adicional, asegúrate de escoger a un gato sano y sociable que tenga más posibilidades de encajar en tu vida, un animalito con el cual puedas crear una relación más fácilmente, para mejorar la vida de ambos.