Capítulo 1
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Un nuevo punto de vista sobre los gatos
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En este capítulo
• Cómo explicar la reciente popularidad de los gatos
• Algunas ideas erróneas sobre los gatos
• La vida entre gatos y alergias
• Por qué los gatos deben vivir en casas
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Podemos olvidarnos del antiguo Egipto, donde se reverenciaba al gato como a un dios, porque la edad de oro de estos pequeños felinos es ahora. En la actualidad se escribe y habla más de los gatos que en todas las generaciones que nos antecedieron. Los gatos son protagonistas de musicales, objeto de investigaciones veterinarias, tema de informes de negocios sobre los tantos millones de euros que se invierten en mantenerlos sanos, limpios y contentos. La gente en los países desarrollados, con tanta tecnología y tan poco tiempo, empieza a descubrir lo que los artistas y amantes de los gatos ya sabían desde hace tiempo: los gatos no son una versión sencilla de un perro: son compañeros cariñosos y simpáticos por derecho propio.
El gato ha vivido el proceso de domesticación pero no se ha civilizado por completo. Así como las suaves patas gatunas esconden las afiladas garras, el grácil cuerpo que ronronea de gusto encubre el espíritu salvaje que vive aún en el interior de todo gato. Seguramente parte del encanto de los gatos tiene que ver con un viejo dicho: “El gato nos ofrece su compañía para que podamos acariciar al tigre”.
El cuerpo de los felinos es, además, un ejemplo perfecto de gracia y simetría. Muestra a la perfección cómo una forma puede derivarse de una función, y ha inspirado a la humanidad a lo largo de generaciones. En el capítulo 11 podrás averiguar más sobre este tema y enterarte de cuándo algo no marcha bien con tu gato.
Los perros y los caballos, el ganado, los cerdos y los pollos, e incluso los tomates y las rosas han cambiado muchísimo en nuestras manos. Los gatos, en cambio, no. Su variedad física se ha expandido en los últimos tiempos y ahora existen gatos de diferentes colores y tipos de pelaje, orejas y cuerpo, aunque a pesar de las variantes siguen siendo gatos con unas cuantas diferencias pero con una enorme base común. Si piensas en el gato salvaje africano, con su pelaje atigrado, que bien puede ser el ancestro de nuestros gatos domésticos, de todos modos notarás que se parece mucho al gato que ronronea en tu regazo.
El gato escogió cómo quería que lo domesticasen, y también escogió nuestra compañía. Y nosotros apenas estamos empezando a comprender este hermoso regalo que hemos recibido.
Los humildes orígenes: cómo creció la popularidad de los gatos
Tal como sucedió en el antiguo Egipto, en la actualidad los cambios de la vida moderna han llevado al apogeo del gato. La gente de la prehistoria se identificó con el sentido de manada de los perros porque le resultaba útil, no sólo para cazar sino también para el pastoreo. Pero el gato no tenía mucha utilidad hasta que nuestros antepasados empezaron a cultivar y almacenar sus cosechas. Las evidencias más antiguas de gatos domesticados datan de hace 6000 años, en contraposición con los 12 000 de los perros, pero los indicios más fiables de la presencia de gatos domésticos apenas tienen 4000 años.
Luego el gato fue honrado por una habilidad que a veces querríamos que hubiera perdido con el paso del tiempo: la cacería. Antes de que los gatos entraran en escena, las ratas y ratones se aprovechaban de los graneros. La destreza de los gatos para cazar hizo que esta desigual pelea se equilibrase y permitió que los pequeños gatos africanos tomaran el mundo, llevados de un lado a otro, cual útiles trabajadores, en las naves de cereales del mundo antiguo. Los granjeros de esos tiempos estaban más que agradecidos por su ayuda.
Aunque el gato sigue dedicado a su antiguo oficio de cazador de ratas y ratones en las granjas y los campos de todo el planeta, su papel más importante en la actualidad es el de animal de compañía. Y en este terreno también muestra grandes dotes.
Figura 1-1: Aunque el gato se ha dejado domesticar, no pierde su espíritu salvaje
A pesar de la importancia que tuvieron las habilidades de caza del gato para nuestros antepasados, hoy en día la mayoría no aprecia el espectáculo de un ratón a medio devorar. En el capítulo 19 abordaremos un popular mito sobre los gatos y la cacería.
Dos aspectos han hecho inevitable la popularidad actual del gato en los países desarrollados. El primero, que vivimos en espacios más pequeños que en ningún otro momento de la historia: apartamentos, comunidades y casas en terrenos reducidos. Si bien lo anterior no es un impedimento para albergar perros en casa, muchos prefieren tener un gato que viva en casa. Los gatos pueden compartir sin problemas el mismo entorno que las personas y vivir en apartamentos en la ciudad o en granjas en el campo, en climas fríos o en los más cálidos, en casas pequeñas o en mansiones. Los gatos se adaptan muy bien y consiguen controlar la soledad mucho mejor que los perros.
El segundo aspecto que ha cambiado es que la mayoría tiene poco dinero y tiempo para dedicarlos a una mascota, pero a la vez tenemos una necesidad mayor de compañía. De niños necesitamos que alguien nos escuche. De jóvenes y adultos posponemos la decisión de formar una familia o decidimos no tenerla. En la edad madura, las exigencias de la familia y el trabajo nos consumen. Y los años de la vejez podrán ser más activos que en generaciones anteriores, pero también solitarios, porque nuestros hijos quizá vivan lejos.
El gato, que nos escucha sin juzgarnos y nos brinda su afectuosa compañía, marca la diferencia para muchos e implica una modesta inversión de tiempo y dinero. Por eso ha encontrado su nicho entre nosotros, y ha venido para quedarse.
Gracias, Edward Lowe |
Otro factor hizo posible que el gato dejara de ser un medio de control de plagas y se convirtiera en una mascota. O mejor, otra persona: Edward Lowe, el inventor de esas piedrecillas que sustituyeron a la arena en las cajas donde los gatos hacen sus necesidades. |
Antes de la gran idea de Lowe, los gatos usaban los jardines para este fin (como hacen muchos todavía) o cajas con arena, tierra o serrín, pero ninguno de estos elementos era una solución práctica para el problema de la limpieza de la caja y el olor de los excrementos de gato. |
En 1947, una aficionada a los gatos de un pueblo de Estados Unidos buscó serrín para el cajón de su gato en una tienda local. Allí se vendían también gránulos de arcilla, que se utilizaban para absorber y limpiar derrames de aceite y grasa. Edward Lowe, el hijo del dueño de la tienda, sugirió a esta mujer que se llevara las piedrecillas de arcilla para su gato, y así nació una nueva industria. |
Cuando la mujer volvió a por más, Lowe se dio cuenta de que el producto tenía potencial. Empaquetó los gránulos de arcilla en bolsas de 2 kg, escribió el nombre “Kitty Litter” (basura de gato) en la bolsa, y sugirió al dueño de otra tienda que vendiera las bolsas a 65 centavos (unos 0,5 euros). En ese entonces, el kilo de arena costaba un centavo (menos de un céntimo). El tendero se burló de él, así que Lowe cambió de estrategia: “Regálelas, y veamos cómo nos va”. |
El invento convirtió a Lowe en millonario. Según el New York Times, las ventas de rellenos para la caja o arenero de los gatos alcanzan entre 600 y 700 millones de dólares al año, y cerca de una tercera parte de esa cantidad la absorben las marcas que fundó Lowe. |
(En los capítulos 8 y 15 encontrarás más información sobre materiales higiénicos para gatos, cómo escogerlos y cómo utilizarlos.) |
A propósito, el nombre del gato que desencadenó todo esto se perdió en la historia. Deberían darle una comisión... |
Algunas ideas erróneas sobre los gatos
Aunque la popularidad de los gatos está en pleno apogeo, hay mucha gente que aún tiene ideas equivocadas sobre ellos. Muchas de esas personas tal vez disfrutarían si tuvieran un gato, pero antes tendrían que decidirse a abrir la mente y el corazón.
La mayoría de las ideas sobre lo que no son los gatos se derivan de comparaciones con los perros y, claro, ésa no es la manera apropiada de ver las cosas. Otras falsas ideas se aplican a los gatos semisalvajes, los que viven al aire libre. Un gato que ha sido bien socializado desde el nacimiento y que ha creado vínculos con los seres humanos es un animal completamente diferente.
Tampoco debes olvidar que lo que para algunos es un defecto, puede ser una virtud a otros ojos. A no todo el mundo le resulta agradable el cariño saltarín de un perro afectuoso.
Para más información sobre mitos acerca de los gatos, puedes saltar al capítulo 19.
Y ahora, veamos las cosas en perspectiva y llamémoslas por su nombre.
“Los gatos son fríos y distantes”
Sin duda, los gatos escogen sus momentos y aceptan la compañía humana en sus propios términos.
Figura 1-2: La ropa recién sacada de la secadora es el paraíso para muchos gatos
Si bien algunos críticos de los gatos afirman que a estos animales sólo les interesa el alimento que les dan sus amos, cualquiera que haya tenido un gato sabe que eso no es cierto. También les interesa la calidez: los regazos, las camas y algunos aparatos con superficies cómodas son un maravilloso lugar para echarse largas siestas, que es el principal pasatiempo de un gato.
Figura 1-3: Aunque los gatos a veces parezcan distantes, buscan compañía
Pero eso no es todo. Los gatos consideran a la gente que les rodea como parte de la familia y lo demuestran de muchas maneras. Si te brindan una de sus presas, te están alimentando. Si te masajean con las patas mientras ronronean, te tratan como alguna vez trataron a su mamá gata. Si juegan contigo, se portan como hermanos de camada o compañeros gatunos. Si te besan, no te engañes, el tema va en serio.
Los gatos necesitan sus ratos de contemplación, por supuesto, igual que nosotros. Un gato necesita tiempo para pensar, para pensar en cuánto te quiere o en lo sabroso que podría resultar ese ratón. Y cualquiera que haya convivido con un gato puede dar fe de la sinceridad y constancia del afecto que éste le muestra.
Quienes no aprecian a los gatos a menudo se quejan de que éstos suelen escoger el regazo de las personas a las cuales no les gustan los gatos para echarse allí, cuando mucha gente les permitiría hacerlo con gusto. Este comportamiento, por lo general, se ofrece como ejemplo de la naturaleza independiente y maliciosa de estos animalitos. La verdad es que hay otros aspectos en juego: los gatos se sienten amenazados por una mirada directa y evitan a los desconocidos que se toman esas libertades. En una habitación llena de amigos de los gatos, si hay una sola persona que los detesta, tal vez sea quien no mire a un gato con gesto invitador, y precisamente será quien atraiga la atención del minino.
“Los gatos se atan a los lugares, no a las personas”
Abundan las historias bien documentadas sobre gatos que llegan a viajar cientos y hasta miles de kilómetros para volver a su antiguo hogar después de una mudanza. Esta increíble conducta ha llevado a muchos a decir que los gatos se encariñan con los lugares y no con la gente. Esta misma creencia lleva a la triste circunstancia de que muchas personas dejen a sus gatos cuando se mudan, con la esperanza de que los nuevos propietarios los acojan.
La mayoría de los gatos abandonados se une a las lastimeras filas de los gatos salvajes (animales que vuelven a un estado semisalvaje) o van a parar al refugio de animales, donde los sacrifican.
El hecho de que los gatos sean muy territoriales y marquen su propiedad es completamente cierto. Incluso marcan a sus amos con su olor, cuando se restriegan contra sus piernas, manos o cara. Estos comportamientos territoriales no significan que prefieran los lugares antes que a las personas, pero sugieren que les cuesta relacionarse con sus seres queridos en una nueva casa, y puede ser que traten de buscarlos en la antigua casa.
El gato necesita a sus amos en la nueva casa tanto como los necesitaba en la anterior, pero hay que darle tiempo para que se adapte.
Trasladar a un gato a un nuevo hogar requiere planificación, paciencia y cuidado. En el capítulo 18 encontrarás más información sobre cómo lograr que la mudanza funcione para ambos.
“Los gatos se cuidan solos”
Nadie puede cuestionar el hecho de que tener un gato es relativamente sencillo. Pero quienquiera que adopte a un gato pensando que es como comprar una planta, aunque más peludo, se va a llevar una sorpresa. Los gatos buscan y necesitan atención y cariño. También necesitan cuidados de rutina y prevención para toda una gama de enfermedades comunes. Los problemas de comportamiento, como no usar el cajón de arena, son más frecuentes de lo que mucha gente cree. Para ocuparte bien de tu gato necesitas unos cuantos elementos básicos, una buena dieta y un veterinario de confianza a quien puedas hacer las preguntas que van surgiendo cuando se presentan los problemas.
Aunque los gatos necesitan cuidados, no son muchos en comparación con los que requieren otras mascotas. Son animales adecuados para personas que trabajan, que viajan o que simplemente buscan el tipo de compañía despreocupada que brinda un gato. El gato siempre va a cumplir su parte del trato como mascota; lo importante es que tú cumplas la tuya.
Los gatos son mascotas adaptables, flexibles y poco costosas, pero tienen ciertas necesidades especiales. Tienes la responsabilidad de proteger a tu gato y brindarle el cuidado y el amor que se merece. A cambio, tendrás un compañero hermoso y afectuoso durante muchos años.
¿Puedes tener un gato si padeces alergias?
A pesar de que cada vez hay más gente que aprecia a los gatos, algunas personas se mantienen a distancia de ellos aun en contra de su voluntad. Esta distancia se debe a uno de los principales obstáculos para tenerlos: las alergias que desatan. Hay más personas alérgicas a los gatos que a los perros, y los síntomas de esta alergia son peores que los que producen los perros. Para quienes sufren de asma, especialmente los niños, las alergias a los gatos pueden ser mortales.
Lo primero que debes saber sobre las alergias y los gatos es que su causa no es el pelo, sino una sustancia denominada Fel D1 que se encuentra en su saliva y que se deposita en la piel y el pelo de los gatos cuando se acicalan. Este alérgeno pasa a formar parte de la caspa de gato, que son las partículas de piel, secreciones y saliva que el gato dispersa por donde pasa porque flotan en el aire.
La segunda cosa que debes saber se relaciona con la primera: como la causa del problema son estas partículas de piel cargadas de alérgeno, optar por un gato con poco pelo o sin él no sirve de nada, según dicen los alergólogos. Sin embargo, algunos criadores de la raza esfinge, que no tiene pelo, o de las cornish rex y devon rex, que lo tienen muy escaso, insisten en lo contrario.
En la actualidad es posible conseguir gatos hipoalergénicos creados mediante manipulación genética. Esta “innovación”, sin embargo, dista mucho de ser algo factible para cualquier persona que esté interesada en tener un gato.
La realidad es que hay mucha gente que consigue convivir con sus gatos y sus alergias, y si estás pensando en seguir sus pasos o ya te encuentras en esa situación, te conviene dar con un alergólogo que no te diga que lo primero que debes hacer es desprenderte de tu mascota. En ciertos casos, para algunas personas, ésa es la única solución. Pero renunciar a tu gato no tiene por qué ser el punto de partida para resolver tus problemas de alergias.
A continuación vamos a darte unos cuantos consejos para convivir con los gatos y las alergias:
• No descuides tus otras alergias. El trabajo conjunto con el alergólogo para controlar las demás alergias puede hacer que la vida con un gato sea soportable. No olvides que las alergias y el asma son problemas de salud graves y no se deben tomar a la ligera.
• Haz de tu habitación una zona “libre de alergias”. Pasamos más de un tercio de nuestras vidas durmiendo, y por eso es muy importante que ese tiempo sea lo más plácido posible para nuestro cuerpo. Mantén tu cuarto cerrado y reduce las superficies que puedan acumular polvo, evitando las alfombras y tapetes, las cortinas, los peluches y chucherías varias. Un purificador de aire es una buena inversión, y conviene mantener limpios los conductos de ventilación del aire acondicionado, así como los ventiladores. Olvídate de las almohadas y los edredones de plumas. Usa un cubrecama y fundas para almohadas a prueba de polvo, y combate los ácaros del polvo lavando la ropa de cama y las fundas en agua caliente con frecuencia.
No permitas que tus mascotas entren en tu habitación por motivo alguno. Cualquiera querría tener un gato ronroneando en su cama, pero en el caso de quienes sufren de alergias, quizá sea un sacrificio necesario.
• Procura limitar la exposición a otros alérgenos. Evita los detergentes abrasivos, los aerosoles, el humo del tabaco, los perfumes intensos, y piensa en usar una mascarilla para las tareas domésticas y del jardín, especialmente si vives en una zona donde hay temporadas de polen que desatan alergias. Será mejor aún si consigues que alguien más se encargue de la aspiradora, de podar el césped y de limpiar el cajón de arena del gato. Insistimos en algo que ya hemos dicho: al mantener las otras alergias bajo control, probablemente puedas tolerar a un gato.
• Haz lo posible por tener a tus mascotas limpias y peinadas. Lo mejor sería que un miembro de la familia que no sufra de alergias se encargue de estas tareas. Es indispensable bañar regularmente al gato con agua, porque así se mantienen bajos sus niveles de caspa. Si el gato necesita un baño de verdad, se aconseja usar jabón, pero no es imprescindible para controlar el alérgeno, ya que el agua es suficiente. Existen algunos productos comerciales que dicen controlar la caspa, y hay personas que admiten que funcionan. Experimenta con ellos para ver si a ti te surten efecto.
¿Bañar al gato? ¿Acaso se nos ha ido la cabeza al sugerirlo? En el capítulo 9 encontrarás los consejos para mantener limpio a tu gato, sin recibir arañazos.
La controversia de siempre: ¿gatos caseros o gatos que salen a la calle?
Como el gato ha dejado de ser un cazador semisalvaje y se ha convertido en un compañero cariñoso, se ha producido un cambio no sólo en la manera en que la gente se relaciona con estos felinos sino también en su forma de vida. Cada vez más gatos viven en interiores.
Sin embargo, y a pesar de que se ha facilitado el uso del cajón de arena y ya ni siquiera hay que lidiar con los malos olores, hay gente que se niega a tener nada que ver con esos utensilios. Y si a esas personas se les añaden las que creen que un gato no va a ser feliz si no tiene la oportunidad de corretear en libertad, tenemos uno de los bandos de una de las mayores controversias entre los amos de gatos: ¿los gatos deben mantenerse exclusivamente en el interior de las casas o deben poder salir?
El tema es tan candente que casi todos los criadores reconocidos y un número cada vez mayor de refugios y grupos de rescate se niegan a entregar un gato a una persona que no se comprometa por escrito a mantener al animal exclusivamente dentro de casa. Con algunas razas, esta restricción es indispensable: el diminuto devon rex o el esfinge, que no tiene pelo, jamás sobrevivirían a la intemperie.
Lo cierto es que todos los gatos corren peligro si uno los deja salir cuando quieran. Con la dieta adecuada y cuidados preventivos, un gato de interiores puede vivir sin problemas hasta los 15 o 20 años, o más. Un gato al que se le permite salir al exterior puede considerarse afortunado si vive la mitad de ese tiempo, aunque hay excepciones, claro. La siguiente lista incluye una serie de factores que pueden afectar al gato que suele salir:
• Coches: Pueden atropellarlos, claro, pero también son un peligro cuando están estacionados. A los gatos les encanta el calorcillo del motor aún caliente, y pueden resultar heridos, en el mejor de los casos, si alguien pone en marcha el coche cuando el gato aún está allí.
• Perros: Hay perros que persiguen a los gatos, y hay personas inconscientes que incluso animan a los perros a atacarlos.
• Depredadores: Un gato bien alimentado es una tentación para los depredadores salvajes. Y no es necesario vivir en una zona rural, pues es posible encontrar estos animales en las zonas urbanas.
•Venenos: Desde charcos de anticongelante hasta matarratas (en carnadas o incluso el que queda en el estómago de una rata muerta), pasando por fertilizantes y plaguicidas de jardín. Un gato que sale a la calle puede ingerir o exponerse a una dosis mortal de cualquier sustancia a la que un gato que vive en casa no se enfrentaría. (También existen riesgos para los gatos que no salen de casa. En los capítulos 6 y 21 encontrarás cómo evitarlos.)
•Enfermedades: La leucemia felina, el virus de inmunodeficiencia felino y la peritonitis infecciosa felina son tres de las enfermedades contagiosas y casi siempre letales que tu gato puede contraer por contacto con otros gatos, en peleas o mediante el apareamiento. Y hablando de peleas, los gatos que salen a la calle pasan buena parte del tiempo defendiendo su territorio, y tú pasarás buena parte del tuyo llevándolo al veterinario para que le cure las heridas de mordiscos y arañazos. (Encontrarás más información sobre enfermedades infecciosas en el capítulo 12.)
• Personas: Hay gente que odia a los gatos y hace todo lo posible por perjudicarlos. Algunos jardineros, por ejemplo, sienten que deben desquitarse con ellos porque destrozan las flores y los huertos. También existe la amenaza de quienes roban a los gatos para venderlos después a laboratorios de investigaciones, por ejemplo. Estas personas representan una grave amenaza para tu mascota.
Existen suficientes peligros accidentales y deliberados afuera para justificar que mantengas tu gato en casa. No sobra sopesar las cosas también desde el punto de vista de tu responsabilidad. ¿Estás siendo considerado con los vecinos si permites que tu gato haga sus necesidades en sus jardines por el mero hecho de que no quieres ocuparte de tener un cajón de arena a su disposición? ¿Qué pasaría si tu gato tuviera leucemia felina e infectase a otras mascotas? Y si no has esterilizado a tu gata o gato, ¿no crees que permitirle aparearse te hace parcialmente responsable del sacrificio de gatitos que se realiza cada año porque no sabemos qué hacer con ellos?
Dejaremos que respondas a tu consciencia.
En cuanto a la otra pregunta, si los gatos pueden vivir felices toda una vida en casa, la respuesta es un sí rotundo. Los gatitos que se crían en casa se convierten en gatos que no echan de menos vagar a la intemperie, y con paciencia es posible acostumbrar a los gatos adultos a la vida de interior. Los juguetes, los postes para rascar, los jardines interiores y patios o balcones con malla protectora pueden hacer que la vida de un gato de interior sea especial, así como la adquisición de un segundo gato (o incluso de un perro) que le haga compañía.
Encontrarás más información sobre cómo tener un gato casero y feliz en los capítulos 8 y 22.
Figura 1-4: Debes decidir si tu gato va a vivir únicamente dentro de casa, o si podrá salir y entrar a su antojo