Nazareth, Pensilvania
En una mina de asbesto abandonada hace mucho tiempo y de la cual no existía ningún registro, en un inframundo localizado en las profundidades subterráneas de los bosques de Pensilvania, cuyos túneles laberínticos y madrigueras se extendían varios kilómetros, tres Ancianos del Nuevo Mundo conversaban en una cámara completamente oscura.
Sus cuerpos se habían vuelto tan suaves como piedras de río gracias al paso del tiempo, y sus movimientos eran casi imperceptibles. No tenían la menor necesidad del mundo que se extendía allá arriba en la superficie. Sus sistemas corporales habían evolucionado hasta alcanzar la mayor eficiencia posible, y sus mandíbulas de vampiro funcionaban a la perfección. Asimismo, su visión nocturna era extraordinaria.
Los Ancianos habían comenzado a almacenar alimentos para el invierno en las jaulas al oeste de los túneles profundos. El grito ocasional de un humano cautivo retumbaba en los socavones, reverberando como una llamada animal.
Ha sido obra del Séptimo.
A pesar de su apariencia humana, ellos no necesitaban hablar para comunicarse. Sus movimientos, así como la mirada de sus ojos rojos y ahítos, eran espantosamente lentos.
¿Qué es esta incursión?
Es una violación.
Él piensa que somos viejos y débiles.
Alguien más está participando en esta transgresión. Alguien tuvo que ayudarle a cruzar el océano.
¿Uno de los otros?
Uno de los Ancianos del Nuevo Mundo viajó mentalmente al Viejo Mundo a través del océano.
No siento eso.
Entonces el Séptimo se ha aliado con un humano.
Con un ser humano, contra todos los demás.
Y contra nosotros.
¿Acaso no es evidente que es el único responsable de la masacre búlgara?
Sí. Ha demostrado su disposición para matar a su propia especie si pudiera cruzar el océano.
Es indudable que la Guerra Mundial le hizo mucho daño.
Durante mucho tiempo se alimentó en las trincheras, y se dio un banquete en los campos.
Y ahora ha roto la tregua. Ha pisado nuestra tierra. Quiere todo el mundo para él.
Lo que quiere es otra guerra.
La garra del más alto se movió, un acto físico extraordinario para un ser tan curtido en las deliberaciones y en la inmovilidad elemental. Sus pieles eran simples cascaras, pues eran renovables. Quizá se habían vuelto complacientes. Demasiado cómodos.
Entonces le daremos lo que quiere. No podemos seguir siendo invisibles.
El cazador entró en la cámara de los Ancianos y esperó a ser llamado.
Lo has encontrado.
Sí. Intentó regresar a casa, como todas las criaturas.
¿Bastará con él?
Será nuestro cazador solar. No tiene otra opción.
En una jaula cerrada del túnel occidental y tendido en el frío piso de tierra, Gus yacía inconsciente, soñando con su madre, y ajeno al peligro que le esperaba.