FÁBULA V
EL LOBO Y EL MASTÍN[387]
Trampas, redes y perros,
los celosos pastores disponían
en lo oculto del bosque y de los cerros,
porque matar querían
a un Lobo por el bárbaro delito5
de no dejar a vida ni un cabrito.
Hallose cara a cara
un Mastín con el Lobo de repente,
y cada cual se para,
tal como en Zama[388] estaban frente a frente,10
antes de la batalla, muy serenos
Aníbal y Escipión, ni más ni menos.
En esta suspensión, treguas propone
el Lobo a su enemigo.
El Mastín no se opone,15
antes le dice: —Amigo,
es cosa bien extraña, por mi vida,
meterse un señor Lobo a cabricida.[389]
Ese cuerpo brioso
y de pujanza fuerte,20
que mate al jabalí, que venza al oso;
mas ¿qué dirán al verte
que lo valiente y fiero
empleas en la sangre de un cordero?
El Lobo le responde: —Camarada,25
tienes mucha razón; en adelante
propongo no comer sino ensalada.
Se despiden y toman el portante.
Informados del hecho,
los pastores se apuran y patean;30
agarran al Mastín y le apalean.
Digo que fue bien hecho;
pues en vez de ensalada, en aquel año
se fue comiendo el Lobo su rebaño.
¿Con una reprensión, con un consejo35
se pretende quitar un vicio añejo?