FÁBULA IX
EL LOBO Y LA OVEJA[130]
Cruzando montes y trepando cerros,
aquí mato, allí robo,
andaba cierto Lobo,
hasta que dio en las manos de los perros.
Mordido y arrastrado5
fue de sus enemigos cruelmente;
quedó con vida milagrosamente,
mas inválido, al fin, y derrotado.
Iba el tiempo curando su dolencia,
el hambre al mismo paso le afligía;10
pero, como cazar aún no podía,
con las yerbas hacía penitencia.
Una Oveja pasaba, y él la dice:
—Amiga, ven acá, llega al momento;
enfermo estoy y muero de sediento:15
Socorre con el agua a este infelice.[131]
—¿Agua quieres que yo vaya a llevarte?,
le responde la Oveja recelosa.
Dime, pues, una cosa:
¿Sin duda que será para enjuagarte,20
limpiar bien el garguero,
abrir el apetito,
y tragarme después como a un pollito?
Anda, que te conozco, marrullero.
Así dijo, y se fue; si no, la mata.25
¡Cuánto importa saber con quién se trata!