FÁBULA IV
EL BÚHO Y EL HOMBRE[305]
Vivía en un granero retirado
un reverendo Búho, dedicado
a sus meditaciones,
sin olvidar la caza de ratones.
Se dejaba ver poco, mas con arte:5
Al Gran Turco imitaba en esta parte.[306]
El dueño del granero
por azar advirtió que en un madero
el Pájaro nocturno
con gravedad estaba taciturno.10
El Hombre le miraba y se reía:
—¡Qué carita de Pascua!,[307] le decía.
¿Puede haber más ridículo visaje?
Vaya, que eres un raro personaje.
¿Por qué no has de vivir alegremente15
con la pájara gente,
seguir desde la aurora
a la turba canora
de jilgueros, calandrias, ruiseñores,
por valles, fuentes, árboles y flores?20
—Piensas a lo vulgar, eres un necio,
dijo el solemne Búho con desprecio.
Mira, mira, ignorante,
a la sabiduría en mi semblante:
Mi aspecto, mi silencio, mi retiro,25
aun yo mismo lo admiro.
Si rara vez me digno, como sabes,
de visitar la luz, todas las aves
me siguen y rodean; desde luego
mi mérito conocen, no lo niego.30
—¡Ah tonto presumido!,
el Hombre dijo así, ten entendido
que las aves, muy lejos de admirarte,
te siguen y rodean por burlarte.
De ignorante orgulloso te motejan,35
como yo a aquellos hombres que se alejan
del trato de las gentes,
y con extravagancias diferentes
han llegado a doctores en la ciencia
de ser sabios no más que en la apariencia.40
De esta suerte de locos
hay hombres como búhos, y no pocos.