FÁBULA VIII
EL ASNO CARGADO DE RELIQUIAS[158]
De Reliquias cargado,
un Asno recibía adoraciones,
como si a él se hubiesen consagrado
reverencias, inciensos y oraciones.
En lo vano, lo grave y lo severo5
que se manifestaba,
hubo quien conoció que se engañaba,
y le dijo: —Yo infiero
de vuestra vanidad vuestra locura;
el reverente culto que procura10
tributar cada cual este momento,
no es dirigido a vos, señor Jumento,
que sólo va en honor, aunque lo sientas,
de la sagrada carga que sustentas.
Cuando un hombre sin mérito estuviere15
en elevado empleo o gran riqueza,
y se ensoberbeciere
porque todos le bajan la cabeza;
para que su locura no prosiga,
tema encontrar tal vez con quien le diga:20
«Señor Jumento, no se engría tanto;
que, si besan la peana, es por el santo».[159]