[1] G. W. F. Hegel, Aesthetik, Berlín oriental, 1953 [traducción castellana: Estética, Buenos Aires, Siglo Veinte, 1983-1985, ocho volúmenes].

[<<]

[2] El cuerpo de Cristo como transición: éste es el punto en que Hegel trata de pensar la modernidad. Así, se imagina lo moderno como el momento en que, en cierto modo, el cuerpo individual ya no es plenamente significativo en sus propios términos. Si se piensa científicamente la modernidad, es entonces el momento de Copérnico: nosotros (el cuerpo humano) ya no somos la medida, el centro de las cosas. Si se la piensa tecnológicamente, es el momento en que la herramienta, la garbosa prótesis y accesorio del cuerpo del artesano diestro, es trascendida por la máquina, de la cual el cuerpo individual es en sí mismo un aditamento. Si se piensa, por último, en términos económicos, es el momento en que el comercio, comprendido como una actividad quintaesencial y profundamente humana, se trasciende en un sistema —el capitalismo— en el que el dinero tiene una lógica propia y los ciclos económicos aventajan ampliamente en su carácter incomprensible la mera significatividad de la buena o mala suerte, la buena o la mala fortuna, y realizan un destino humano característico para bien o para mal, en oposición a la experiencia de las conmociones cataclísmicas de los procesos sistémico«, que ya no pueden captarse y ni siquiera representarse en categorías humanas.

[<<]

[3] Hegel, Aesthetik, op. cit., págs. 102-103.

[<<]

[4] Perry Anderson, A Zone of Engagement, Londres, 1992.

[<<]

[5] Ibid., pág. 327.

[<<]

[6] Véase Frederick Jackson Turner, The Frontier in American History, Mineóla, 1996.

[<<]