[1] Diego Cancela, «La Segunda República en Cádiz. Elecciones y partidos políticos», Diputación Provincial de Cádiz, 1987, p. 275. El Frente Popular ganó en 31 de los 41 pueblos de la provincia. <<
[2] Había sido condenado a muerte con motivo de la disolución del Cuerpo de Artillería y las tremendas reacciones suscitadas entre los militares. Para Cuesta Monereo fue una alegría saber que López-Pinto, «persona de nuestra confianza», pasaba a Cádiz. <<
[3] El coronel Varela, condenado por la Sanjurjada, se dedicaba a preparar milicias paramilitares del Requeté. El 19 de marzo de 1936 se reunió con otros militares golpistas en Madrid. <<
[4] SHM, Cuartel General del Generalísimo (CGG), L. 273, C. 6. <<
[5] Mariano Zapico Menéndez-Valdés, exmilitar y miembro de Izquierda Republicana, fue designado gobernador el 12 de marzo de 1936. <<
[6] Los primeros contactos entre el general Varela y José Mora-Figueroa Gómez-Imaz fueron a partir del 11 de julio. Mora decía contar con unos seiscientos falangistas en la provincia. Los jefes locales eran: Luis Pardo Maestre (Cádiz), Antonio Vega Calero (Jerez), José Ñudi Ruiz de Somavía (Sanlúcar), Fernando Zamacola (El Puerto), Luis Granadino (Algeciras), Federico Carretero Raga (Arcos), Barea (Villamartín), Armario (Bornos), Acuña (Algodonales), Muñoz (Vejer), Peñalver (Prado del Rey), José Infantes (Algar), Cristóbal Sánchez (San José del Valle) y Ángel Sánchez (Puerto Real). <<
[7] Pese al importantísimo papel desempeñado por las fuerzas indígenas resulta evidente el desprecio racista que sentían hacia ellos los propios beneficiarios. En el libro de Domínguez Lobato se puede leer cómo eran despreciados: «… tristeza de una raza decrépita, llena de miseria y enriscada amarillez en la mirada»; o también «Los moros no dicen como los italianos “Oh, bella signorina”. Acometen, gritando como en la guerra. Ellos entienden el amor de otra manera». Sobre este asunto es necesario leer la obra de Mohammad Ibn Azzuz Hakin sobre La actitud de los moros ante el Alzamiento (véase bibliografía). Bien sabía Franco la importancia de la colaboración africana cuando en abril de 1937, y en arrebato poético inusual, dijo a una delegación marroquí: «Cuando florezcan los rosales de la paz, las mejores rosas serán para el pueblo marroquí». <<
[8] Juan Yagüe Blanco se encargó de Ceuta, y Eduardo Sáenz de Buruaga Polanco y Juan Beigbeder Atienza de Tetuán. En la vorágine cayeron el general Manuel Romerales Quintero, el delegado de Asuntos Indígenas De la Peña, el alto comisario Arturo Álvarez-Buvila Godino, el jefe del Aeródromo Ricardo de la Puente Bahamonde y sus ayudantes, los capitanes José Bermúdez Reina de Madariaga y José Álvarez del Manzano, y los coroneles Juan Caballero López y Arturo Díaz Clemente. Antes, siguiendo el punto «q» de la Instrucción de Mola de 30 de junio —«eliminar los elementos izquierdistas, comunistas, anarquistas, sindicalistas, masones, etc.»—, y sólo el 17 de julio, según el propio Beigbeder, fueron asesinadas 189 personas (13 en Melilla, 17 en Tetuán, 12 en Ceuta y 12 en Arcila; 18 en Larache y 18 en Chauen y Alcazarquivir; 21 en Rincón, 27 en Alhucemas, 15 en Nador, 15 en Castillejos, 9 en Río Martín y 9 en Bad Taza, Targuist Segangan y Dar Chaut, y 3 en Zalo) (véase La actitud de los moros…, p. 28). <<
[9] Otros concejales: Luis Sánchez del Arco, José de Barrasa Muñoz del Castillo (Unión Republicana), Arturo Marenco Crusoe, Manuel Ruiz de los Ríos (Izquierda Republicana), José del Corripio, Fuentes Pedroso, García de Suárez… <<
[10] Idéntica misión al «Miraflores» cumplió en Sevilla el «Cabo Carboeiro», lugar fatídico en el que tantos sevillanos fueron hechos desaparecer. Mientras tanto, en Huelva, el «Ramón», por orden del gobernador republicano Jiménez Castellano, servía para proteger de la ira popular a la flor y nata de la derecha onubense. <<
[11] Dice Mora-Figueroa en sus memorias: «No me gustaba que pudieran identificar el ideario de Falange con el ambiente político-social del casino, pero no había otro sitio mejor para concentrarnos». No fue el único caso: también la Falange de Badajoz instaló su sede en el casino. <<
[12] Las condiciones en que fueron trasladadas dichas tropas debieron ser terribles. Iban, según Mora, «como sardinas en banasta metidos en la bodega, a oscuras, y como única ventilación y posible salida, una escotilla por donde no cabían más que de uno en uno». <<
[13] SHM, CGG, L. 273, C. 6. <<
[14] Este batallón tuvo himno con letra de Pemán. Bastará una muestra:
Toda España es un grito de guerra,
todo el viento es consigna y es voz:
¡Españoles: limpiad esa tierra
de las hordas sin Patria y sin Dios! <<
[15] SHM, DN, A. 18, C. 6. <<
[16] SHM, DN, A. 18, C. 6. Desgraciadamente esas «referencias ocupación oficiales» a las que alude Cuesta no aparecen en el archivo militar. <<
[17] SHM, CGG, L. 273, C. 12. <<
[18] SHM, DN, A. 6, C. 18. <<
[19] San Roque sufrió el día 27 de julio una incursión de una columna procedente de Málaga que durante unas horas controló la población. Además de atacar los cuarteles de Infantería y de la Guardia Civil acabaron con la vida de varias personas, entre ellas el alcalde Sánchez Velasco, el gestor José Castilla, el secretario del Juzgado Juan López de Zafra, Miguel y Augusto Castilla, y Juan Linares. Todo acabó cuando a las once y media llegó desde Algeciras Coco con los soldados, los falangistas y, cómo no, los regulares. La entrada fue brutal. Hay una descripción muy vivida de estos y otros hechos ocurridos en Cádiz en las memorias de Carlos Castilla del Pino (véase bibliografía). <<
[20] Guardias civiles y carabineros de Ubrique pasaron por consejo de guerra el 21 de agosto de 1936 en Cádiz. El alférez Marceliano Cebados fue condenado a muerte, y el sargento Manuel Casillas Aguilera y el cabo Francisco Martín Repollet a reclusión perpetua. Los seis restantes fueron absueltos «en virtud de obediencia debida». Francisco Martín Repollet, simbólico «Rizal», había ingresado en la logia gaditana Hermanos Vigor en 1933, alcanzando el grado segundo. <<
[21] Los «pudientes» aparecen otra vez en el informe de Algodonales, en el que se lee que «únicamente el personal pudiente contribuyó con entusiasmo pecuniariamente a cuantas suscripciones a favor del ejército liberador se celebraron» (SHM, DN, A. 18, C. 6). <<
[22] Fernando Romero actualizó las cifras, la mayoría provisionales, el año pasado: 50 en Alcalá de los Gazules, 18 en Alcalá del Valle, 18 en Algar, 21 en Algodonales, 136 en Los Barrios, 5 en Benaocaz, 98 en Bornos, 26 en El Bosque, 1037 entre Cádiz y San Fernando, 11 en Conil, 20 en Chiclana, 33 en Chipiona, 49 en Espera, 70 en El Castor, 209 en Grazalema-Benamahoma, 95 en Olvera, 22 en Paterna, 43 en Prado del Rey, 124 en Puerto Real, 26 en Puerto Serrano, 14 en Rota, 136 en San Roque, 45 en Setenil, 105 en Tarifa, 44 en Torre-Alháquime, 116 en Ubrique, 35 en Villaluenga y 9 en Zahara. Entre los mencionados y éstos, y a falta de otros importantes núcleos de población (Algeciras, El Puerto, Jerez…), tenemos ya un total de más de tres mil casos con nombre y apellidos (véase Romero, F., «La represión en la provincia de Cádiz: bibliografía y cifras», en rev. Ubi sunt?, n.º 17, Cádiz, 2005, p. 30). <<
[23] SHM, CGG, L. 273, C. 6. <<
[24] Hubo una excepción: el día 4 de agosto mataron en la playa a un hombre que se dedicaba a llevar agua a las tiendas de Bajo de Guía. Dijeron que no había obedecido el alto. <<
[25] SHM, DN, A. 18, C. 6. <<
[26] J. M. Pemán, Mis almuerzos con gente importante, Dopesa, Barcelona, 1974, p. 153. <<
[27] Testimonio de Cipriano Rivas Cherif recogido por Ian Gibson en El asesinato de García Lorca, Crítica, Barcelona, 1980, 5.ª ed., p. 253. <<
[28] En su arenga del 24 de julio de 1936 dijo: «La guerra, con su luz de fusilería, nos ha abierto los ojos a todos. La idea de turno o juego político ha sido sustituida para siempre por la idea de exterminio y expulsión, única salida válida frente a un enemigo que está haciendo de España un destrozo como jamás en la historia nos lo causó ninguna nación extranjera» (Arengas y crónicas de guerra, Cerón, Cádiz, 1937). <<