CAPÍTULO VI “El hombre enmascarado”
Almado baja a paso rápido a la recepción de la comisaría, lleva en una mano el DVD. Se acerca a la recepción, dónde se encuentra Tomás con otro compañero. Con la urgencia que requiere el caso, los increpa sobre quién entrego ese DVD, los oficiales se miran preocupados y luego a Almado.
-Lo dejaron en el escritorio con su nombre- dice Tomás- No vimos quién.
Almado se agarra la cabeza, ahogando su vocecita interna con la mayor de las amabilidades, les pide a los oficiales que le consigan enseguida los vídeos de vigilancia. Tomás activo, se dirige a la sala del fondo. Franco baja las escaleras y se acerca a Almado preocupado.
-Jefe tranquilo, recuerde que la presión sino se le va por las nubes, mi mujer siempre hace estos ejercicios para tranquilizarse, respira hondo y exhala Franco respira para mostrarle como hacerlo, Almado lo mira con poca paciencia
-No entiende la gravedad del asunto, ese hombre estuvo acá frente a nuestras narices e hizo a sus anchas, nadie lo vio... O él es muy inteligente o nosotros somos muy...
El regreso de Tomás, interrumpe su frase, le extiende un DVD con la copia de los archivos de seguridad, Almado se lo saca de un tirón y regresa a su oficina seguido por Franco.
Franco está revisando la copia del vídeo de vigilancia, buscando cualquier situación extraña, Almado entra a la oficina con dos cafés y le pasa uno a Franco preguntándole si hay novedades, el oficial niega, sin quitar los ojos de la pantalla. Almado acerca una silla al escritorio de Franco y le dice que lo releva por un momento, Franco agradecido, se levanta y estira las piernas.
-Jefe, ¿Qué vamos a hacer? ¿Lo vamos a comunicar con Plass?
-No me gustaría darle lo que quiere desde el vamos, pero en caso de que no encontremos algo sustancial, no va a quedar otra opción...
Franco se acerca a la pantalla , algo llama su atención, señala a un hombre con gorrita sentado en la sala de espera, que observa la llegada de un detenido escoltado por dos oficiales, éste ofrece resistencia y los oficiales de recepción salen de su puesto, para ayudar a controlar la situación. El hombre aprovecha éste descuido y se acerca a la recepción, sacando de su bolso el sobre blanco, que deja sobre un escritorio y se va.
-Obtenga la mejor foto que pueda dice Almado
Franco se vuelve a sentar frente a la computadora, retrocede el vídeo y lo va pasando fotograma por fotograma, el hombre se cuido mucho de las cámaras lo cuál le resulta muy problemático, la mejor imagen que obtienen, es del hombre de perfil. Franco la imprime y se la entrega a Almado, qué al verla con detenimiento, frunce el ceño. Se acerca a la pizarra y la coloca, junto a la de Benjamín Cabrera de adolescente.
-Dime que no es la misma persona
Franco se acerca y mira las fotos, Almado tiene razón, los rasgos son los mismos. Los dos policías se miran y Almado se pierde, observando la foto de Benjamín Cabrera adulto, la mayor parte está en penumbras y sólo se ven algunos puntos, con claridad. En sus años de facultad y los posteriores de especialización, a Almado siempre le había llamado la atención la psicología de los criminales, su modo de entender el mundo, ¿Qué los diferenciaba del resto de los seres humanos?
Recuerda que una vez, se le planteo a uno de sus profesores, éste le dijo que todos los seres humanos, en las condiciones adecuadas podían cometer un asesinato, sólo que no todos lo hacían. Y ese hombre, inmortalizado en la imagen, había cometido un asesinato a sangre fría, ¿Por qué lo había hecho? ¿Y qué buscaba?
Franco y Almado aguardan en las afueras de la comisaría 28, en el frente hay varias patrullas estacionadas. Almado está del lado del acompañante, se lo ve tenso y preocupado. Hace más de hora y media que aguardan en el auto, se comieron las provisiones que había, chequearon dos veces el proceder durante el interrogatorio, ya no tienen más que hacer que salir y “tomar el toro por las astas” pero ahí se genera el problema. Almado no quiere bajar del vehículo, pero tampoco quiere que Franco vaya sólo, éste último ya está aburrido de esperar y de tanto tiempo de permanecer en esa posición, se le comenzaron a entumecer sus partes, pero prefiere no comentar nada al respecto.
Un inspector sale de la comisaría, rodeado de un grupo de oficiales, Franco se reincorpora al reconocerlo. Este hombre de 1,90, fornido, con aspecto de comerse el mundo, es Gabriel Durbe.
-Jefe, se está yendo... Si no vamos ahora...
Almado lo mira en silencio, Franco amaga a abrir la puerta.
-Mire, deje... Yo me encargo de todo.. No sé preocupe que no voy a intentar pegarle ni nada
Almado lo detiene
-Pregúntale quién hizo la denuncia...
Franco asiente y va a bajar, pero es nuevamente interrumpido.
-Pregúntale si él vio a los quince chicos
Franco, paciente, vuelve a asentir y comienza a bajar, cuando la voz de Almado vuelve a interrumpirlo.
-Jefe, ¿puede dejármelo a mí?
Almado a regañadientes acepta. Franco baja del auto y se encamina hacía el grupo de policías, dirigiéndose directo a Gabriel Durbe. Almado lo observa desde el interior del auto, Franco saca su Bloc de notas y comienza a preguntarle a Durbe, a la vez que toma nota.
En un momento, Durbe le pregunta algo y Franco le señala el auto, Gabriel mira hacía allí y asiente lentamente. Almado al verlo, baja la vista y mira en otra dirección, traga saliva y los ojos se le llenan de lágrimas, qué intenta ocultar cuando Franco sube al auto y enciende el motor en el acto, mira a Almado que a su vez, observa por la ventana.
-Jefe ¿todo bien?
-Si, si... ¿Y? ¿Cómo fue?
-Me dijo que la denuncia la hizo una persona en forma anónima. El no vio el cuerpo de los niños, si él proceder de los médicos que retiraban los cuerpos embolsados. Va a revisar sus archivos y me pasara el dato del médico que llevo adelante el caso. Me pregunto por usted, sabía que coordinaba el caso
Franco arranca y Almado lo mira de reojos. Pasan frente a la comisaría y Almado se encuentra con la mirada de Gabriel Durbe sobre él.
-Pedazo de mierda, si las hay.
Almado está sentado en el capo del auto fumando un cigarrillo, pensativo, cuando ve salir a Adriana Miranda del reformatorio, tira el cigarrillo y lo apaga con el pie. Franco baja del auto y los dos se acercan a la psiquiatra. Ella los mira sorprendida.
-Hola, no esperaba volver a verlos tan pronto.
-Señorita Miranda, necesitamos que venga con nosotros a la comisaría dice Almado.
-¿Y eso a qué se debe? pregunta la mujer preocupada.
-En unas horas vamos a tener una comunicación con el asesino, quién probablemente sea Cabrera.
-¿Cómo?- dice la mujer sorprendida
-Si, se va a comunicar con nosotros y necesitamos que presencie la conversación. Usted es la persona que más conoció a Benjamín Cabrera, es la única que puede ayudarnos.
-Está bien la mujer asiente- pásenme la dirección y en una hora voy hacía allí.
-No, no hay tiempo. Síganos ahora- dice Almado y sin decir más se dirige al auto, seguido por Franco.
La psiquiatra contrariada, sube a su vehículo y comienza a seguirlos por el camino.
Un oficial está estableciendo una conexión, para rastrear la línea de la oficina de Almado, mediante un programa en su computadora, podrá rastrear el origen de la llamada, en un rango de 30 kilómetros a la redonda.
Juan Cruz observa interesado la computadora, mientras el oficial le explica en el mapa que aparece en pantalla, como funciona el programa. Frente a ellos están Philip y Franco que aguardan la comunicación pactada, éste último observa la hora justo cuando entra Almado a la oficina, se lo ve cansado, ojeroso y de mal humor. Franco se acerca para preguntarle si se encuentra bien, Almado asiente y se dirige a Adriana Miranda, que se encuentra sentada frente al escritorio con unos auriculares al lado.
-¿Le quedo claro lo que tiene que hacer?
Adriana asiente
-Preste atención en el registro de la voz, cualquier información que pueda parecerle útil ¿estamos?
-Si oficial, comprendo.
Almado se acerca a Philip y le pregunta si está listo para la comunicación que van a efectuar, Philip nervioso asiente.
-Intente extender la comunicación lo más que pueda, para que nos sea posible rastrear la llamada, necesitamos por lo menos cinco minutos.
Philip asiente, sintiéndose más presionado todavía.
A las nueve en punto el teléfono suena, los hombres en la habitación se miran, el sonido irrumpe el silencio que se había generado, cortándolo como un filo frío. El oficial que maneja la computadora, le da la señal a Philip para que conteste, él traga saliva y toma el teléfono
-Hola pronuncia Philip casi a media voz y extiende el teléfono hacía Almado- Es para usted
Almado con el ceño fruncido, toma el teléfono.
-¿Quién? Almado niega enojado- Tomás, le deje en claro que no ocupen está línea, la necesito libre. No puedo hablar ahora. Almado corta y el oficial frena el programa de rastreo.
-Arrancamos de cero- dice el oficial
El celular de Philip comienza a sonar, Almado lo mira con pocas pulgas y Philip excusándose, corta la comunicación
-Lo siento
El celular de Philip vuelve a sonar, él levanta las manos a modo de excusa
-Lo siento, voy a apagarlo
A Almado se le cruza una idea por la cabeza y lo frena.
-No, conteste! Póngalo en altavoz.
Philip lo mira asustado, contesta y apoya el celular en medio del escritorio. Todos rodean la mesa, alrededor de ese aparatito.
-Hola dice Philip, del otro lado nadie contesta, pero se escucha una respiración constante, Philip mira a Almado, que le hace señas para que le siga hablando.
-Acá estoy, como pidió, para que hablemos sin obtener respuesta Philip continúa- Sólo yo estoy a la línea, puede hablar con tranquilidad. ¿Me escucha?
Todos esperan expectantes cualquier respuesta, pero el silencio se hace más prolongado de lo deseado.
-¿Qué necesita? ¿En qué puedo ayudarlo?-dice Philip
La misma voz electrónica responde del otro lado
-¿Con quién hablo?
-Soy Philip Plass, usted pidió hablar conmigo
Una nueva pausa de suspenso se genera, la voz fría vuelve a surgir y pronuncia una sola frase antes de cortar la comunicación.
-Sólo voy a hablar con el verdadero Philip Plass, tienen cuatro horas más. Sólo eso
Almado sin comprender, mira a Philip.
-¿De qué carajo habla?
Philip y Juan Cruz se miran, los únicos en la sala que comprenden a que se refiere la voz y los problemas que eso puede ocasionar.