CAPÍTULO XVIII “Cuando los cofres se abren”
Pamela con ayuda de Luciana, acomoda unos colchones en el piso de la sala, Franco acerca un sofá individual a la puerta y se sienta en este, teniendo una perspectiva de todo el lugar. Saca su arma y la coloca sobre su pierna para tenerla a mano, Lucio se acerca y le dice que le está confiando lo más importante de su vida. Franco asiente, demostrándole que comprende y le pide que descansen.
En la sala del teatro, se abre el telón y comienza la función, tras un coro de aplausos. Los primeros que salen son los bailarines que zapatean en el lugar ignorando a la muchacha que quiere limpiar para cerrar.
La muchacha descubre, entonces, que al fondo del bar se encuentra un hombre ebrio sobre la mesa, ella intenta despertarlo para pedirle que se vaya, pero al tocarlo, descubre que tiene un tiro en la cabeza. La muchacha y los bailarines se miran aterrados.
Una empleada de limpieza sale del teatro, por la parte trasera, llevando dos bolsas de basura. Se dirige a un contenedor que se encuentra en un callejón, al abrirlo la mujer pega un grito histérica, dentro esta el cuerpo de un hombre muerto, es el sereno que se cruzó a Benjamín, noches atrás.
La muchacha cierra el bar, luego de esa terrible noche, la policía coloca cintas de seguridad en el bar, alguien se acerca por detrás a la chica y la abraza, es su novio. Se van caminando juntos por la calle, alguien los sigue.
Cristina y Pato van caminando por la playa, ella se sube a cocollito de él y los dos se caen en la arena riendo. Más atrás viene caminando Melisa con Matías, que los miran riendo también.
-Están muy borrachos dice Matías divertido.
-Si, no vuelvo con él en el auto -dice Melisa
-Te puedo llevar yo
-¿Si? pregunta ella, emocionada.
El mira a su alrededor viendo que Pato y Cristina se perdieron de vista y aliviado le dice.
-Estamos solos.
La muchacha y su novio, caminan tomados de la mano, al pasar por un callejón, él tironea a su novia hasta allí dónde están ocultos de miradas extrañas. Comienzan a besarse y a acariciarse apasionadamente, el chico mete su mano bajo la falda de su novia, justo cuando alguien lo toma por la espalda alejándolo de la muchacha.
Matías y Melisa van caminando, mientras se besan hasta tirarse sobre unas piedras, él le acaricia la boca con el dedo diciéndole que le gusta y se besan.
-Creo que estoy soñando -dice ella.
-¿Por qué? pregunta él, entre un beso.
-Hace tanto espero ésto dice Melisa
-Bueno, espero sea mejor que en tus sueños
El le abre la campera y le toca los senos, ella se sorprende ante esto y se ríe nerviosa, él le pregunta si le gusta y ella asiente, se vuelve a besar cuando alguien toma a Matías por el cuello y lo tira hacía atrás.
La muchacha asustada intenta correr pidiendo ayuda, siente unos pasos que la siguen pero no ve al atacante. Ve a dos personas caminar por la calle, pero cuando los va a llamar, el atacante la toma por la boca, arrinconandola contra una pared.
-Vos sos mía, no voy a permitir que nadie ponga sus manos sobre vos.
-¡Pare, suéltelo! grita Melisa desesperada.
El hombre zamarrea a Matías de la camisa, el chico lo mira asustado. Melisa cuando ve que es Benjamín, lo mira asustada y comienza a correr por la playa, él al notarlo, deja caer a Matías al piso y sale tras ella gritando.
-Melisa!!
La chica llorando corre por la arena con dificultad, busca a sus amigos en la playa, los ve abajo de un puente, tirados en la arena besándose.
-Cris grita Melisa, pero le cubren la boca justo a tiempo.
-Melisa, tranquila, tranquila... Soy yo- dice Benjamín Ella lo mira asustada, el sonríe, parece no notar su miedo. La toma de la mano y la arrastra por la playa, ella intenta soltarse. Cristina detiene a Pato que embalado le besa el cuello.
-¿Escuchaste algo? dice ella preocupada
-No, nada- dice Pato, sin prestarle mucha atención.
La obra continúa su curso, la muchacha es retenida en el bar, por el atacante cuando la policía rodea el lugar. El atacante mira por la ventana y dice “Miren lo que me hacen hacer, miren lo que sucede cuándo me hacen enojar!...”
Simón al escuchar está frase mira con alerta todo lo que sucede en el escenario y toma del brazo a Bruno, que lo mira extrañado.
-¿Qué? ¿Qué pasa?
Simón no puede despegar la vista del escenario
Al llegar la madrugada, la sala de los Maldonado se encuentra a oscuras, el silencio de la noche se ve interrumpido por un golpe, Franco, que sigue acostado en el sofá, se despierta de golpe y observa a la familia que duerme en el piso, con Luciana y el bebe, en el medio de sus padres. El como acto instintivo, observa hacia la calle para ver de dónde proviene el ruido, cuando lo vuelve a escuchar a sus espaldas, proveniente de la cocina. Franco toma su arma y le saca el seguro, avanza lentamente hacía la cocina y ve que el sonido viene de una ventana que está abierta y se golpea por el viento.
El observa a su alrededor, buscando señas de que alguien haya entrado en la casa, pero no encuentra nada sospechoso. Se acerca a la ventana y la cierra. Regresa a la sala mirando a su alrededor, a la planta alta, por los pasillos hasta que ve que Benjamín lo observa desde el patio, a través de una ventana
La obra está llegando a su clímax, los policías logran entrar al bar y apuntan al atacante con un arma.
-No, no dice el hombre- Si me matan jamás sabrán donde esta la última víctima
Los policías llevan al atacante hasta un museo, la muchacha los acompaña. Tiran al hombre al piso y les piden que le muestren donde está. El atacante se acerca a un cofre que está inclinado, permitiendo que el público tenga una buena perspectiva del mismo. La canción Para Elisa de Beethoven, comienza a sonar en ese momento. Abre el cofre y dentro encuentran el cuerpo inerte de Elisa. Los actores se miran sin comprender, la gente del público sigue compenetrada en la obra, pensando que es parte de la misma. Bruno y Simón se miran al reconocer a Elisa. La actriz que representa a la muchacha toca a Elisa y la cabeza se le cae para delante. Ella comienza a gritar, expandiendo el terror a todos. Bruno se levanta y sube al escenario, mirando a unos hombres les grita
-¡Cierren el telón! ¡Cierren el telón!!
Franco se sobresalta al ver el rostro de Benjamín, Lucio al escucharlo se despierta y le pregunta que sucede, Franco lo mira y luego hacía la ventana, el hombre ya no está.
-Me pareció ver a Benjamín afuera dice Franco.
La conversación vertiginosa, termino por despertar a las mujeres que al enterarse que sucede se alteran. Franco les dice que irá a revisar, que se mantengan encerrados allí dentro, que coloquen la alarma.
Lucio asintiendo coloca la alarma en toda la casa cuando Franco sale y se acerca a su familia, el bebe comenzó a llorar y Luciana lo abraza, diciéndole que todo va a estar bien.
Almado está recostado sobre la barra, el mozo pasa un trapo por las mesas al fondo, no hay mucha gente en ese momento. Comienza a sonar el celular de Almado y éste contesta.
-Hola?
Del otro lado, le responde la voz de Bruno avisándole lo sucedido. Almado se esfuerza por atención.
-No puede creerlo, joder, en media hora estoy por allá Almado corta, bebe el resto de cerveza que le queda y le pide al cantinero que le cobre. Sale del bar sin notar que dejo sobre la mesada su alianza de casamiento.
El teatro Orfeo se ve muy distinto que horas atrás, varias patrullas se encuentra estacionadas a la entrada con las luces encendidas. Los policías intenta hacer circular a la gente que sale del teatro, para que no se queden chusmeando por los alrededores. Un policía coloca una cinta de seguridad bloqueando la entrada y sobre todo delante de los periodistas, que se encontraban en la función y ahora están en su salsa, fotografiando todo el operativo y preguntándole algo a cada policía que se cruzan.
Almado baja de su auto, tiene el cabello mojado, signo de que se fue a duchar y se cambio de ropa, pasa la cinta de seguridad y mientras se dirige al interior del teatro, se pone un chicle en la boca.
Al entrar al hall se encuentra con Bruno, Juan Cruz y Simón que aguardan allí. Almado se acerca
-Hola, ¿vieron a Franco por acá?
-No, hay otros policías trabajando adentro- dice Simón Almado asiente e ingresa al teatro, en el escenario ve la puesta de la obra aún intacta y el cofre abierto con el cuerpo de Elisa. Un policía le toma fotos, Almado se acerca y sube al escenario. Tras las cortinas se encuentra el elenco de la obra, muy consternado, hablando sobre lo terrible que fue todo. Almado escucha los gritos de un policía a su espalda, qué intenta frenar a alguien. El se da vuelta y ve entrar a la mamá de Elisa, que al ver la escena se tira al piso llorando. Los policías la alcanzan e intentan levantarla, ella mira dolida y enojada a Almado y comienza a gritarle desesperada
-Usted lo prometió, me dijo que la iba a encontrar
Los policías la arrastran hacía la salida, en el teatro sólo queda el eco del llanto de la mujer, todos se acercaron a ver la escena, los actores, los policías y ahora miran a Almado, juzgándolo. El baja la mirada, al borde del llanto y susurra para sí
-No pude, no pude... perdón
Franco sale a la calle, desierta, a esa hora la ciudad también duerme y un frío helado le invade el cuerpo, él mantiene su arma en alto y con su linterna se va alumbrando el panorama. Da la vuelta alrededor de la casa, apunta al suelo y ve pisadas en el jardín trasero de la familia, sigue el rastro de las mismas. Al llegar al final de la casa, ve una ventana abierta y preocupado se va a meter por ésta, cuando alguien lo toma por el cuello intentando asfixiarlo. Es Benjamín, que es mucho mas fuerte y grande que él, Franco le pega un codazo en el abdomen que lo hace trastabillar y utiliza todo su peso para tumbarlo hacía atrás. En el ajetreo su arma se cae al suelo, los dos hombres combaten en el piso, Franco se levanta y toma un caño para pegarle en la espalda a Benjamín, éste le mete una traba y lo tira al piso. Cuando Franco se da vuelta, se encuentra con Benjamín que lo apunta con su propia arma, él le va a decir que no lo intente cuando recibe dos disparos, uno en el pecho y otro en el brazo. Por el ruido del disparo, los vecinos comienzan a despertarse y encienden las luces de sus casas, Benjamín ante eso sale corriendo llevando consigo el arma. Franco se queda tirado en el piso, mirando hacía el cielo, lo último en lo que piensa antes de cerrar los ojos, es en su mujer.