Agradecimientos

Mi más profundo agradecimiento a Nieves, la abuela de mis hijos, sin la que no hubiera conocido cientos de pequeñas historias melillenses que han inspirado, en buena medida, esta obra.

A don Antonio Bravo, historiador y miembro de la Real Academia Española de Historia y cronista de la historia de Melilla, por su apoyo al conocer el proyecto de esta novela. Al doctor Daniel Castrillejo y a don Juan José López Rodríguez, por la generosidad y simpatía con la que me han dedicado su atención y su tiempo, para contribuir a recabar información sobre la historia médico-militar de Melilla y sus orígenes y, muy especialmente, a don Jesús Rodríguez Fernández, director de la Biblioteca Militar de Melilla, por facilitarme, con su extraordinaria y exhaustiva labor de selección bibliográfica, el enriquecimiento de la labor de documentación que sustenta esta obra. A todos ellos, les agradezco su sincera y muy estimada amistad.

A mis amigos, Jacob Wanhon y Severiano Gil Ruiz, quienes al conocer mi proyecto durante el viaje de documentación in situ a Melilla que realicé en 2005, me animaron con entusiasmo a llevarlo adelante. Desde aquí agradecer a mi colega Severiano Gil su generosa colaboración aportándome imágenes de la época, procedentes de su archivo particular.

A mis paisanos melillenses, que tan adentro llevan a España.

A mi madre, por serlo.

A mis hijos, Miguel Ángel y Celia, por comprender y aceptar de tan buen grado la pasión de su madre por transmitir historias.

A Juan Ramón Bea, mi esposo, por estar a mi lado incluso cuando no está presente y ofrecerme sus hombros para auparme sobre ellos.