Capítulo VIII.  CULTIVAR LA VIDA Y CONSERVAR LA PUREZA

Confucio dijo: "Una sola palabra puede hacer que despierte una nación"(82), y "Un buen gobierno depende de un buen gobernante"(83). El estado de una nación no es más que la función de los talentos de sus gentes. Al hablar de aptitudes humanas, Mencio aconsejó que antes de encomendarle a alguien una tarea de gran responsabilidad había que preguntarse por la reacción de esa persona ante el trabajo duro y el sufrimiento. Es necesario que la salud acompañe al talento; si no, ¿qué resultado se puede esperar? Es posible que las personas cuya salud física están a la par con su talento sean aclamadas durante un cierto tiempo. Sin embargo, antes de cumplir los sesenta años se habrán debilitado y estarán en declive, abatidos por las dificultades a las que hayan tenido que enfrentarse. Si encontrándose en este estado senil ocupan un alto puesto en el gobierno, será perjudicial para el pueblo. ¿Qué otra alternativa hay? A mi parecer, es fácil dar con talento. En cambio, el verdadero desarrollo personal es otro cantar. Tanto Yen Hui(84)como Chi-ko Liang murieron bastante jóvenes. ¿Qué mayor pérdida puede sufrir una nación? Todos nos entristecemos y lo lamentamos pero nadie llega al fondo de la cuestión. Respecto a Yen Hui, fue el resultado de ver vacías, demasiadas veces, la cesta y la botija(85); respecto a Chi-ko Liang, comió poco, trabajó mucho y corrió por todas partes sin tener tiempo para relajarse. Mencio dijo de sí mismo: "Yo destaco en nutrir mi gran chi"(86). Esta es precisamente la razón por la cual superó a otros hombres. Asimismo, nos da la clave de las muertes tempranas de Yen Hui y Chi-ko Liang.

El objetivo principal del Tai-chi chüan es cultivar el chi. Para Mencio hundir el chi en el tan-tien era "nutrirlo correctamente sin dañarlo"(87). Hoy día, si queremos emular a Mencio, tenemos que tener presente este objetivo, es decir, el cultivo del chi. Del mismo modo, si practicamos el Tai-chi sin llegar a comprender lo que Mencio quiso decir por "Abandonar la mente sin saber cómo proceder"(88), me temo que sólo estemos desperdiciando nuestro chi sin ningún beneficio a cambio. Los clásicos del Tai- chi nos enseñan que hay que mantener tanto la mente como el chi en el tan-tien. Se expresa de varias maneras: "Recobrar la mente verdadera", "Alcanzar el bien supremo", "Nutrir correctamente el chi y no dañarlo" y "Ni forzar, ni olvidar"; es lo que conduce al desarrollo natural de nuestro "gran chi"(89). Al lograr esto, uno se asegura el éxito en conservar los "tres imperecederos": mérito, virtud y enseñanza. Al desempeñar otras actividades no se dudará de su capacidad. El método es sencillo y fácil en su aplicación. Permitidme que lo resuma brevemente: primero jamás se debe perder el tiempo. Segundo, debemos saber qué aire hay que evitar y cuál hay que aprovechar; y tercero, andar, sentarse, acostarse o recostarse, hablar, reír, comer y beber nos dan la oportunidad de cultivar el chi. Estas tres áreas son aspectos inseparables de la vida cotidiana. Veámoslas con más detalle.

Al pasear o ir en coche, estar con amigos o en familia, asistir a conferencias o jugar al ajedrez, podemos aprovechar este tiempo para mantener la mente y el chi en el tan-tien y, de este modo, obtener un gran beneficio. Cuando el aire está fresco y limpio por la mañana o por la tarde, podemos concentrarnos en respirar profundamente. En cambio, cuando notamos que el aire está viciado y maloliente, podemos retener el aliento y apartarnos. Al andar, sentarnos, acostarnos o recostarnos, también podemos hacer que el chi circule. En el caso de andar, debemos poner la atención en el lleno y vacío de los miembros. El pie que está plantado en el suelo está lleno igual que la mano que se mueve hacia atrás mientras el chi fluye a los dedos. En cuanto a sentarnos, normalmente debemos adoptar una postura erguida enderezando las vértebras de la columna vertebral. En el caso de estar de pie, un pie debe estar lleno con la planta pegada al suelo. Al sentir la fatiga, se cambia al otro pie. Por último, cuando nos acostemos, debemos dormir sobre el lado derecho con la pierna derecha doblada y la parte trasera del talón izquierdo descansando justo debajo de la rodilla. La mano izquierda debe descansar sobre la cadera izquierda, mientras la mano derecha acuna la mejilla derecha. Todos los músculos del cuerpo deben hundirse en el colchón. En cuanto a hablar y reír, no debemos hacerlo demasiado alto; nuestro chi debe surgir del tan-tien. Si hay exceso de saliva, debe tragarse. Debemos comer sin excesos y a horas regulares. Mientras comemos no debemos apresurarnos, preocuparnos, hablar o reír, sino hundir el chi y estar sentados "precariamente". El cuenco debe acercarse a la boca(90).

Todo esto viene a decir que para cultivar el chi hay que sacar el mejor provecho del tiempo. Es una cuestión de "recobrar nuestra mente verdadera". Si logramos esto, no habrá ni un momento del día en el cual no estemos practicando el Tai-chi chüan. Mis veinte años de experiencia me han enseñado esto y los beneficios que aporta no pueden describirse. ¿Por qué hemos de preocuparnos si la cesta y la botija están a menudo vacías, si la comida escasea y los asuntos son muchos? Digo que en el cultivo de la vida lo principal es nutrir el chi. Las personas de mente inconstante no merecen escuchar estas enseñanzas.