Capítulo VII. LA ENERGÍA Y LA FÍSICA
La aplicación de chi y energía (chin) en el Tai-chi chüan es lenta y continua, cíclica y repetitiva, circular y conectada entre sí. Es inagotable, tan grande como la revolución de los planetas y tan sutil como las gotas de lluvia o de rocío. Todas sus formas son redondas, un signo de su unión con la naturaleza. Su esencia, función y sutil energía interna están íntimamente relacionadas con el arte del Tai-chi chüan. Veamos esto con más detalle.
Un planeta es tan inmenso que nunca diríamos que existiera cosa alguna que pudiera contenerlo. Dada su forma de esfera, puede rotar y ser sostenido por el chi. Si no fuera una esfera, a pesar del gran poder del chi, no podría ser sostenido. Del mismo modo las innumerables estrellas no podrían flotar en el espacio, todas en revolución. La redondez confiere una capacidad máxima y un área de superficie mínima. Incluso una pequeña gota de lluvia o de rocío contiene una infinidad de moléculas de agua, cada una intentando expandirse. Sin embargo, permanecen juntas en equilibrio a causa de la atracción mutua que ejercen una sobre la otra. Mientras su superficie es expansiva, su centro es coherente y, por tanto, puede conservar su forma redonda. La llamada "redondez" del Tai-chi chüan proviene de la emulación de la "Gran Polaridad", y la razón de ello, tanto en su esencia como en su función, corresponde al misterio del mundo natural del cual se ha hablado anteriormente. Podemos ilustrarlo mediante el siguiente dibujo:
En el dibujo, observamos que cada punto de la circunferencia es equidistante del centro del círculo. Moh Tzu lo llamó "la extensión igual desde un centro común". Por otra parte, la resistencia a la tracción es igual en cada punto de la circunferencia, sea la esfera blanda o dura. De modo que si una fuerza golpea la superficie de una pelota de goma o de hierro, en ambos casos, cada punto de la superficie se moverá ya que cada punto es igual al otro. Se toca un punto y diez mil responderán. Por esta razón, los que practicamos el Tai-chi no dejamos que nos toque o palpe el adversario. Como nuestra Forma es redonda, el adversario no sabe dónde aplicar su fuerza. Al girar una esfera sobre sí misma, la atracción mutua de las moléculas da lugar a las fuerzas centrípetas y centrífugas. Ver dibujo:
La fuerza centrífuga es la que se origina en el centro y se despliega hacia fuera. La fuerza centrípeta es la que está en la circunferencia y es atraída hacia dentro. Si estas dos fuerzas son desiguales, no se puede mantener la forma esférica. Veamos un ejemplo. Atemos una piedra o un trozo de hierro a un extremo de una cuerda y sujetemos el otro extremo con la mano. Empezamos a mover la mano en círculo y vemos que la mano se convierte en el centro mientras la piedra o el hierro empieza a moverse hacia fuera, convirtiéndose en la fuerza centrífuga. Ya que la fuerza de la cuerda tira hacia dentro, es centrípeta. Llegados a este punto, aún en el caso de que la cuerda no fuera muy fuerte, empezamos a notar una fuerza vigorosa que es el resultado de la tensión. La intensidad de esta fuerza sólo depende de la velocidad de las revoluciones. Esto es el principio en el que se basa el Empuje de Manos del Tai-chi (estilo de serrar). Aún siendo muy grande, la fuerza centrípeta puede ser neutralizada si es contrarrestada por una fuerza centrífuga de la misma intensidad. Esto se consigue como resultado de practicar la redondez. Además, el adversario no será capaz de neutralizar esta fuerza centrífuga y será lanzado a una gran distancia. Hasta ahora, sólo hemos tocado dos aspectos -la fuerza centrípeta y la centrífuga- de la función de la redondez. Veamos ahora como la redondez encierra la función del cuadrado dado que el círculo contiene un número infinito de triángulos equiláteros. El triángulo es de hecho la figura base a partir de la cual se construye un círculo. Ver dibujo:
La función del círculo está íntimamente relacionada con los triángulos que contiene. En la física, vemos su aplicación en inventos como el tornillo o el cono. La figura redonda es más resistente y posee la función negativa de resistencia ante una fuerza externa. Debido a la infinidad de triángulos que contiene, también posee una fuerza positiva de ataque desde cualquier posición. Haciendo que una esfera gire y avance en pos del ataque, no habrá ni un centímetro de la superficie que no participe de la función positiva ofensiva. Encontramos una analogía en el tenis de mesa cuando un jugador ataca dando efecto a la pelota y el otro jugador no sabe cómo responder. Su derrota es inevitable dada la corta distancia y la velocidad del ataque. De ahí, vemos la función del círculo con sus triángulos infinitos, una función que el Tai-chi desarrolla al máximo alcanzando una eficacia impresionante. Utiliza la esfera como modelo basando su defensa en el principio de la redondez. Su ofensiva es ser un triángulo en todo momento. De esta forma, no hay ni un centímetro que no tenga el potencial ofensivo que confieren los triángulos en rotación. Por eso, cuando se aplica en un ataque, el adversario se verá en apuros para escapar. A veces, estando a la ofensiva, los más avanzados pueden transcender la función del círculo y de pronto transformarlo en un triángulo isósceles cuyas posibles aplicaciones son aún más amplias y cuyo ataque es aún más temible. Sin embargo, aún así están actuando dentro del ámbito de la esfera. Ver dibujo:
En el Tai-chi, cada acción es ofensiva y cada punto defensivo. A esto se refiere la frase: "Ceder es desplegar y desplegar es ceder". Lo negativo contiene lo positivo. Otra expresión que habla de lo mismo es: "Mi adversario no me comprende, pero yo sí le comprendo a él. Vaya donde vaya, el héroe no encuentra su igual"(75). Hasta ahora, hemos hablado de la función del círculo con sus triángulos infinitos. ¿Cuál sería su función si nos encontráramos ante un ataque frontal que origina una abertura en el triángulo? Ver dibujo:
Si recibimos un ataque sin desviarnos hacia la derecha o hacia la izquierda, hacia arriba o hacia abajo, entonces, dejando a un lado por el momento el método de escapar de un ataque de esta índole y centrando nuestra atención en el ataque, el Tai-chi chüan realmente es capaz de desviar este ataque. Por esta razón, el libro I Ching llama al trigrama Kan "atrapamiento"(76) y por eso es el más peligroso. También es la razón principal para llamar a este arte "Tai-chi" (Gran Polaridad), lo cual significa que es capaz de lograr que la agresión caiga en vacío. Cuando el adversario se da cuenta de que ha caído en vacío y está atrapado, no tiene otra opción que darse la vuelta e intentar huir. Es justo en ese momento cuando instantáneamente aplico la fuerza de rechazar utilizando la fuerza de atraer de mi abdomen. Los clásicos del Tai-chi denominan a esto "desarraigar" (ti-fang). Fang (liberar, emitir) significa "desplegar energía y retornar a la redondez". El adversario no tiene tiempo para reaccionar y sale despedido a una gran distancia. Este "despliegue de energía" explica la superioridad particular del Tai-chi chüan. Lo opuesto es ceder o transformar, lo que implica una conversión rápida o lenta, respectivamente, de la fuerza externa. Ver dibujo:
Si el punto que va a recibir el ataque cede un poco, la fuerza externa resbalará y será neutralizada. En cuanto ocurra esto, los triángulos infinitos estarán girando y cada ángulo será un punto ofensivo en potencia. Por eso decimos que transformar o ceder es golpear que, a su vez, es el despliegue de energía. ¿Y qué es utilizar la energía para atacar o desviar a un adversario? Ver dibujo:
Cuando desplegamos energía, hay que dirigirla en línea recta contra el centro de gravedad del adversario. La física nos dice que si una fuerza se aplica a una esfera en línea recta con su centro, impedirá su rotación y la penetrará como una flecha o una bala. Este principio es el mismo que el de desplegar la energía en el Tai-chi chüan. La posición de la línea recta determina si la energía se dirige hacia arriba, hacia abajo, u horizontalmente. Una vez determinado esto, se puede desplegar la energía a voluntad y el éxito estará garantizado. Mi Maestro Yang Ch'eng-fu siempre decía que se debía desplegar la energía sólo después de localizar la línea recta y entonces se dispara como una flecha. Pero este paso sólo es posible para aquellos que ya hayan aprendido a dominar la técnica de desplegar la energía. No es difícil entender el concepto de la línea recta pero llevarlo a la práctica requiere experiencia y una profunda comprensión. Los estudiantes deben dedicar algún tiempo a este punto y trabajar a conciencia.
Ahora bien, puede que alguien diga: "Comprendo los principios que has expuesto, pero supongamos que un hombre tan fuerte como un buey, tan feroz como un tigre, tan peligroso como un carnero o tan rapaz como un lobo, efectúa un ataque temerario que se abalanza sobre nosotros como un rayo o un trueno que nos sobreviene tan rápidamente que ni tenemos tiempo para taparnos los oídos. ¿Qué hacer entonces?" Respondo que ésta es sin duda una pregunta muy interesante y la respuesta se encuentra en lo descrito hasta ahora, que es precisamente la defensa adecuada ante una ataque de esta índole. Le diría incluso, que es más fácil vencer a un adversario de este tipo, que a uno tan tímido como una rata o una zorra. El método ya está expuesto, pero con vuestro permiso, voy a reiterar los principios una vez más.
Una esfera ocupa más espacio que cualquier otra figura con un área de superficie similar. Un ataque sorpresa no es más que la suma de dos elementos: el espacio y el tiempo. Si estos dos elementos no son controlados, el ataque sorpresa no será otra cosa que lo que coloquialmente llamamos: "Tirarse a los cuernos del toro". El resultado será justo lo contrario de lo deseado y la derrota será inmediata. Veamos esto con más detalle. Una flecha lanzada desde un arco que ha perdido su elasticidad no podrá traspasar ni un trozo de seda. Esto es debido a los límites del espacio, la extensión del tiempo y la mayor superficie y espacio de la forma circular. Es decir, si ampliamos el espacio y el tiempo, la velocidad se verá afectada y perderá eficacia. Éste es el mayor principio del Tai-chi chüan. No resisto, sino cedo; no opongo resistencia directa, sino soy evasivo, ocasionando una ligera ruptura en la velocidad y en el poder del adversario. Después de su ataque, le ataco sin necesidad de gastar ni la fuerza requerida para levantar un cabello. En un abrir y cerrar de ojos, el adversario ha causado su propia destrucción. Es lo que los clásicos del Tai- chi llaman: "Utilizar cien gramos para desviar mil kilos"(77).
Hablemos ahora de un nivel superior. ¿Cómo es posible que una flecha pueda volar cien metros y atravesar siete tablas de madera? En primer lugar, se necesita la fuerza suficiente para tensar el arco y lanzar la flecha. Esta fuerza inicial proporciona el ímpetu. La velocidad a la que vuela la flecha produce la fuerza de la velocidad. Estas dos fuerzas, (la inicial y la de la velocidad) pueden ser iguales, e incluso, la segunda puede ser mayor. Por ejemplo, si la primera es de cien kilos, la segunda podría ser de hasta doscientos. De ahí se entiende que fuerza más velocidad produce energía. En la física esto se expresa en la fórmula: fuerza x velocidad x tiempo= energía. En el Tai-chi chüan se expresa en la frase: "Utilizar cien gramos para desviar mil kilos", lo cual quiere decir que se utilizan cien gramos de energía para desviar mil kilos de fuerza. Una vez que esta energía ha sido desviada y explotada, ¿de qué pueden servir la fuerza y la velocidad? Por eso, vemos que contar sólo con la agresividad y la ferocidad es insuficiente. La fuerza del Tai-chi chüan es más fina que una hoja de papel frente a la fuerza del adversario que corre como el río Yangtze. ¿Cuál debe ser nuestra defensa? Si nos enfrentamos con esta fuerza de frente, ni una esclusa de mil metros de largo podría contenerla. Por otra parte, si seguimos la corriente con nuestra fina hoja de papel, fluyendo con la fuerza y desviándola, ¿no será posible que se dañe el papel? Es cierto que una hoja de papel es muy fina, pero si la acopláramos a un motor y la hiciéramos girar hasta alcanzar una velocidad de dos o tres mil revoluciones por minuto y luego saliera volando, podría cortar un grueso trozo de madera. El Tai-chi chüan empieza sin fuerza para después alcanzar una gran fuerza. No debemos pasar por alto este hecho. Su función está basada en remover el chi en el tan-tien como las aguas del río Yangtze, e intensificarlo con movimientos circulares. Aunque la fuerza original es mínima, su velocidad no tiene límite, así que su eficacia resulta extraordinaria y realmente inmensurable.
Igual que el triángulo isósceles (comentado anteriormente), las posturas ofensivas del círculo y la rotación horizontal y vertical están basadas en la función de la palanca. El Tai-chi chüan toma el fulcro como la parte más importante de la palanca y la denomina "Equilibrio Central". Ver dibujo:
En este dibujo vemos que, a excepción del fulcro, la palanca puede moverse en cualquier dirección: izquierda, derecha, arriba, abajo, delante y detrás. Por ejemplo, si el lado derecho recibe un ataque puede girar hacia atrás(78). Si al ver que un lado va a ser atacado, alargamos la distancia y el tiempo, la fuerza agresiva del adversario se disipará sin dar resultado. Por ejemplo, si la fuerza recibida en el lado derecho de la palanca es de quinientos kilos, el impacto de este peso se transfiere al lado izquierdo. Al girar rápidamente el lado derecho de la palanca hacia atrás, la fuerza del lado izquierdo gira rápidamente hacia delante. Así que atacamos utilizando la fuerza del adversario que se vuelve contra él. Antes de que pueda reaccionar, es lanzado a una gran distancia. Este es el método (tan sencillo como suena) para desplegar la energía en el Tai-chi chüan.
Otro método más que el Tai-chi chüan nos brinda, es dividir la fuerza del adversario utilizando la función de las fuerzas combinadas. Ver dibujo:
Cuando un adversario me ataca frontalmente con sus manos haciendo contacto con mis antebrazos, le respondo juntando mis antebrazos para formar un ángulo agudo y, de esta manera, se dispersa la fuerza del adversario. Al mismo tiempo, con los antebrazos juntos en esta posición, tomo prestada la fuerza feroz del adversario para contraatacar su punto vital. Esto es lo que los clásicos del Tai-chi llaman: "Atraerle y hacer que su fuerza caiga en vacío; unir y desplegar"(79).
El Tai-chi chüan también sirve para "desarraigar el poder", o dicho de otro modo, para arrancar de la tierra las raíces del adversario y lanzarle de manera que sus pies pierdan el contacto con el suelo. Los clásicos del Tai-chi dicen: "Si queremos levantar algo, primero hay que aplicar una fuerza de ruptura que rompa las raíces. Una vez que se consiga esto, podemos rechazar con rapidez y certeza"(80). En la física, este es el principio de la grúa, de la palanca, de un gato hidráulico, etc. Ver dibujo:
En el dibujo vemos que cuanto mayor sea la distancia entre el fulcro y el punto de fuerza, menor es la fuerza aplicada y mayor la eficacia. En el Tai-chi chüan, al emplear la técnica de desplegar la energía o desarraigar, consideramos al adversario como el centro de gravedad, y el punto de contacto (las manos o las muñecas) como el fulcro. Los pies y las piernas representan los puntos de fuerza. Por eso, cuando desplegamos la energía, el punto de la energía cinética está en los pies. Los clásicos del Tai-chi dicen "La raíz está en los pies (la energía) se despliega desde las piernas, es controlada por la cintura y se expresa en los dedos de las manos"(81). Por lo tanto, un adversario no debe confiar sólo en su fuerza porque en cuanto toque a su contrincante, será lanzado a una gran distancia. Todo depende de la función de la palanca. Aunque el contacto se produce a través de las manos, la energía se despliega desde los pies. ¡ Qué sutil y supremo es este hecho! Invertimos la mitad del esfuerzo para lograr el doble, cien, o mil veces más. No tiene límites.
En resumen, el movimiento de la energía en el Tai-chi chüan y los principios de la física, concuerdan y están basados en las leyes de la naturaleza. Por lo tanto, se hace patente que aunque los orígenes del Tai-chi chüan están en la filosofía, éstos pueden ser demostrados por la ciencia. En el pasado, era normal que las personas dudaran de los principios del Tai-chi debido a que estos eran muy difíciles de comprender. Aquí hemos utilizado la física para explicar el movimiento de la energía en el Tai-chi chüan y de este modo facilitar su comprensión. No obstante, estas teorías requieren un estudio muy minucioso y no debemos olvidarnos de su aplicación. En nuestra búsqueda de la unión perfecta entre la teoría y la práctica, debemos reflexionar sobre estas ideas para comprender la función maravillosa de la energía en movimiento. En este capítulo, he revelado (sin omitir nada) la transmisión secreta de muchas generaciones de practicantes de Tai-chi chüan. Espero que los estudiantes le presten una especial atención.