PRÓLOGO DEL AUTOR
En mi juventud sufría de beri-beri y reuma. Mejoré después de practicar los ejercicios descritos en El Clásico Sobre la Transformación de los Tendones(6). También de joven contraje la tuberculosis; tenía una tos incontrolable y esputos con sangre. En aquella ocasión también experimenté mejoría al practicar el Tai-chi. Pero en cuanto notaba una mejoría dejaba de hacer los ejercicios del Tai-chi. El hecho de haber contraído la tuberculosis era una prueba de mi débil constitución; ¿por qué la iba a someter a un esfuerzo excesivo haciendo más ejercicios? Mis pocas expectativas de futuro me inundaron de tristeza. Sin embargo, para mi sorpresa, la enfermedad desapareció por completo después de sólo unos meses de práctica. Llegué a la conclusión de que para mí no existía otra cosa más eficaz que este arte marcial. Jamás podría abandonarlo; llegué a considerarlo más importante que comer o dormir.
Y así ha sido. Hasta hoy he practicado sin falta todos los días, siete minutos al levantarme por la mañana y al acostarme por la noche. Estoy rebosante de energía y cada día gozo de una salud más perfecta. ¿Cómo podría guardar en secreto algo tan valioso como esto? Es más, deseo compartir con aquellos que practiquen las artes marciales el fruto de mis muchos años de experiencia. Tanto los principios como la práctica del Tai-chi chüan tienen características únicas que ningún otro arte marcial ni ejercicio puede igualar. En el pasado, las personas que estudiaron este arte o lo cultivaron solamente para sí, o se jactaron de los poderes extraordinarios que les confirió. Como resultado, el sendero se estrechó más y más. Así es que el hombre sabio jamás debe ser demasiado autocomplaciente. Hoy, comprendo la compasión de Vimalakirti por los enfermos(7) e intento emular la capacidad de empatía que demostraba Confucio. Con ánimo de "compartir lo bueno con los demás"(8), deseo ayudar a los débiles a fortalecerse y a los enfermos a recuperarse para que puedan llevar una vida activa. Siendo este mi propósito, ¿cómo podría demorarme más en escribir este libro?
Mi Maestro Yang Ch'eng-fu suspendió la tradición familiar. Era muy cauto al compartir sus conocimientos porque temía que cayeran en manos inadecuadas. Por consiguiente, sólo un esbozo de sus principios y aplicaciones han sido transmitidos al mundo. Mi compañero de clase Kuang Ko-ming y yo le rogamos que escribiera algo y como respuesta se publicó el libro de Yang en mayo de 1934(9). En aquel momento mi propio entendimiento era aún muy superficial y no pude apreciar su gran contribución a la raza humana. Ahora el Maestro Yang está muerto y es imposible recibir más de lo que él podría habernos ofrecido. Por esta razón, he reunido todos estos secretos y los he presentado en este libro. Mi esperanza es fomentar los principios de los grandes médicos de la antigüedad quienes trataban a las personas antes de que enfermaran. Al compartir esto con los verdaderos buscadores del mundo deseo demostrar que el cultivo del chi es la base del autofortalecimiento y, por consiguiente, de la salvación nacional. ¡Que se levante de nuevo mi pueblo!
Cheng Man-ch'ing de Yung-chia,
Festival del Doble Nueve en Nanking(10), 1946
SÍMBOLO DEL TAI-CHI: PRINCIPIO SUPREMO O GRAN POLARIDAD