Capítulo III.  LA CONCENTRACIÓN DEL CHI Y EL DESARROLLO DE LA SUAVIDAD

La ventaja especial del Tai-chi chüan reside en el hecho de "hundir el chi en el tan-tien ". Este es el primer paso en el aprendizaje de lo que Lao Tze llamó: "La concentración del chi y el desarrollo de la suavidad"(35). Las palabras de Lao Tze: "El suave y el débil son seguidores de la vida; y el duro y el fuerte son seguidores de la muerte"(36) nos enseñan que la manera de cultivar la vida consiste en volverse suave. Si queremos desarrollar la suavidad, primero tenemos que ocuparnos de la concentración del chi, que "alcanza su mayor provecho"(37) cuando se hunde en el tan-tien. El libro I Ching hace referencia a esto cuando dice: "El agua sobre el fuego representa lo que está completo". El hexagrama 63, llamado "Después de Completar", se compone de los trigramas Kan (agua) y Li (fuego) entre los cuales existe una interacción mutua. Li es el fuego del corazón (la mente) (38) que sube llameante, mientras Kan es el agua de los riñones que fluye hacia abajo(39). Si ambos elementos se dieran la espalda y se alejaran a galope con ánimo de duro y fuerte, sería justo lo contrario de volverse suave.

En el cuerpo humano, se encuentra la mayor cantidad de agua (el 70% aprox.) en el abdomen. Hay dos fuegos(40): el del soberano y el del primer ministro(41). En "la secuencia del cielo posterior" del I Ching, vemos que Li, el fuego del corazón (la mente) corresponde al fuego del soberano(42), que es el fuego sustancial(43). En la obra El Clásico de la Medicina Interna, vemos que el punto ming-men(44) corresponde al fuego del primer ministro, que es "el fuego vacío"(45). Las Cinco Vísceras y Los Seis Intestinos(46), como el resto del cuerpo, dependen del "soplar" de estos dos fuegos, que llegan a cada rincón del cuerpo. Un exceso de fuego conduce a la enfermedad. Cuando en la medicina china se dice que tal parte del cuerpo "tiene fuego" viene a ser lo en que la medicina occidental se denomina "inflamación". Claro está que aunque el fuego se difunde por todo el cuerpo, no aminora la acumulación del poder del agua. La falta de agua en el organismo desemboca pronto en un estado de deshidratación; la falta de fuego afecta a la capacidad de la digestión. Tanto el exceso como la deficiencia de agua o de fuego no es deseable. Si se les da rienda suelta, uno sube y la otra baja. Esto es lo que el I Ching llama "Antes de Completar"(47). ¿Es posible sostenerlo durante mucho tiempo?

Lao Tze estudió el I Ching y captó su verdadero significado. Acorde con los principios allí expuestos nos dijo: "Concentrad vuestro chi y desarrollad la suavidad". El método es hundir el chi en el tan-tien y mantenerlo allí junto con la mente. El tan-tien es el "horno"(48) del elixir (tan). Cuando la mente está en el "horno" y el agua está sobre él, el fuego calienta el agua y nos beneficiamos de su maravillosa transmutación en chi (vapor). Así se evitan los efectos negativos de la bajada del agua. Cuando el agua está arriba y el fuego abajo, el fuego y el agua se completan. De este modo, nos libramos del peligro de un fuego que sube, a la vez que gozamos del proceso natural de calentamiento y sustento. A esto se le llama "Después de Completar"(49) representado por el trigrama Kan sobre el trigrama Li. Esto significa la realización de la concentración del chi y el desarrollo de la suavidad, es decir, no dejar que el agua y el fuego violen el Tao.

Algunos dicen que comprenden la idea de que el agua arriba y el fuego abajo representen "Después de Completar" pero preguntan el porqué de la necesidad de concentrar el chi para lograr la suavidad. A esto les contesto que no hay nada más beneficioso que la concentración del chi. Detengámonos un momento para hablar de algunos de sus aspectos más importantes. En primer lugar, el tan-tien, es simplemente una "bolsa" que se llena de chi. Si no hundimos el chi para inflarla, la "bolsa" se bloqueará y se quedara cerrada e inservible; y la movilización del fuego del corazón para dirigirlo al tan-tien no será posible. En segundo lugar, la conexión entre la mente y el chi es fundamental. ¿De qué otra manera podíamos saber si el chi llega o no al tan-tien? Si no están unidos, todo se confunde y no hay dónde dirigir la fuerza mental. Así que es especialmente importante que centremos la mente junto al chi en el tan-tien. Sólo entonces podremos lograr la suavidad. El Tratado de Tai-chi Chüan, lo describe como "mover el chi con la mente, mover el cuerpo con el chi, y llenar el cuerpo entero de chi". Sin excepción, primero "hay que hundir el chi en el tan-tien" y después de esto podemos hablar de la capacidad de movilizarlo. Lo descrito anteriormente es sólo un aspecto de la función de la concentración del chi.

Una vez que se comprenda el significado de la concentración del chi, puede que se pregunte acerca de los beneficios que aporta al organismo. La respuesta se encuentra en la explicación que da Lao Tze al decir: "Al concentrar vuestro chi y volveros suaves, podéis ser como el recién nacido"(50). La criatura es el "brote" de una semilla humana. Debido a que la expresión de la fuerza vital todavía está intacta, es suave y débil como las hojas nuevas y tiernas de la hierba y los árboles. Cuando madura y llega a la vejez, se convierte en duro y fuerte porque su fuerza vital se "bloquea" y no se expresa en él. Es como el árbol grande y grueso que se resquebraja con gran facilidad. La muerte no está lejos. ¿Es posible que las personas para quienes la muerte está cerca retornen a un estado de infancia? El cuerpo de la criatura es puro yang, es decir, su chi es abundante. Cuando el chi abunda, hay sangre suficiente y los tendones son blandos, algo que caracteriza al niño. La recuperación de la juventud sólo es posible a través de la concentración del chi y el desarrollo de la suavidad.

Si al zozobrar queremos ser rescatados de las olas de la demencia y preservar nuestras facultades mentales contra la aniquilación, hemos de reconocer que el único medio es a través del "poder del fuego bajo el agua", como es expresado en el hexagrama "Después de Completar".

Hablemos ahora de la última fase. Los clásicos del Tai-chi empiezan diciendo: "Se debe despertar el chi y reunir el espíritu", y terminan diciendo: "Se debe centrar la conciencia en el espíritu y no en el chi". Si la conciencia recae sobre el chi, éste se bloquea. Si hay chi, no hay fuerza bruta; sin chi se llega a la dureza esencial"(51). De ahí que entendamos que "despertar" significa que el chi de uno tiene una interacción con la atmósfera, lo cual viene a ser un paso más allá de "movilizar el chi, mover el chi, y llenar el cuerpo entero de chi". "Reunir el espíritu" está en un nivel todavía más avanzado, y el mayor grado de concentración del chi es la capacidad de transmutar el ching en chi. No obstante, esta transmutación aún no se equipara con la etapa del "puro yang no diferenciado". En cuanto a "centrar la conciencia en el espíritu y no en el chi" y "sin chi se adquiere la dureza esencial", representan la culminación del proceso. La práctica del Tai-chi nos permite alcanzar el estadio del "puro yang no diferenciado"(52) como expone Lao Tze en su teoría de la concentración del chi y el desarrollo de la suavidad. Si somos capaces de lograrlo, la eliminación de la enfermedad y la prolongación de la vida son simplemente sus consecuencias lógicas.