Capítulo II. LA COMPRENSIÓN DE LO MISTERIOSO Y LO SUSTANCIAL
Encontramos el término t'ai-chi en el I Ching(16) o Libro de los Cambios, en los textos clásicos de la Medicina Tradicional China(17) y en el Tao Tsang(18) (Canon Taoísta). La teoría de este arte es amplia y sus aplicaciones no tienen límite, o en palabras de Confucio: "Abarca sin error a todas las transformaciones en el cielo y sobre la tierra"(19). El yin y el yang comprenden todos sus principios, y las "Cinco Fases"(20) explican sus transformaciones de chi. Dejar de hablar del yin y yang y de los "Cinco Elementos" en un tratado sobre Tai-chi sería absurdo, con el resultado de que la obra no merecería ninguna consideración seria. Estos conceptos forman el embrión de la cultura y filosofía chinas. Comentar el Taoísmo, la filosofía, o la medicina chinas sin referirse a ellos sería lo mismo que hablar de las matemáticas sin mencionar el álgebra o las operaciones aritméticas de sumar, restar, multiplicar y dividir. ¿Es posible esto?
Hoy día, el progreso científico es tal que ya hemos pasado de la era eléctrica a la era atómica. Sin embargo, permitidme preguntar si es posible apartarnos de la función del yin y yang. El Tai-chi chüan está acorde a la vez con la filosofía y la ciencia. Para convencernos de esto no hace falta ninguna retórica hábil; se hace patente en la práctica y en el estudio de sus principios fundamentales. No obstante, hay que tener presente que los escritos originales sobre el Tai-chi son sumamente sutiles y la práctica extraordinaria. Por el momento, ciñámonos a conceptos generales y veamos algunos ejemplos.
Por lo que se refiere al movimiento, cuando se dice "utilizar la mente para dirigir el chi y el chi para movilizar el cuerpo"(21) el movimiento siempre sigue a la movilización. Tenemos un ejemplo en el tren eléctrico o en el barco a vapor que utilizan el poder del chi y lo movilizan para ponerse en marcha. Tan lejos está este concepto de la idea del movimiento, como el movimiento de un mero desplazamiento de los miembros o de partes aisladas del cuerpo(22). Por otro lado, no se hace uso de la fuerza en lo que se llama "relajación del abdomen", "ligereza y sensibilidad del cuerpo entero" y "la utilización de cien gramos para desviar mil kilos"(23). Aquellas personas que no recurren a la fuerza no pueden ser el objeto de la fuerza del agresor. Esto es la esencia del principio, que es relativamente sencilla. Su puesta en práctica es el acto concreto de desviar cien gramos con mil kilos. ¿Y cómo se logra esto? Determinando el centro de gravedad del adversario y haciendo que se incline hacia un lado. Sin necesidad de aplicar los cien gramos de fuerza, se perderá el equilibrio y se vendrá abajo. Al instruir a los atletas del mundo en estos principios, siempre es preferible subrayar su relación con la filosofía y la ciencia. Más allá de esto, está lo que se llama la "concentración del chi en los huesos"(24). Cuando se desarrolla al grado en que los huesos adquieren "dureza esencial"(25), "no hay nada que los pueda resistir"(26). Intentar dar una explicación más detallada en este momento sería perder el tiempo.
En la primavera de 1929, Tsao Chung, un estudiante de ingeniería eléctrica, me expresó su interés en que yo le enseñara algo acerca del Tai-chi chüan. Cuando le hablé de hundir el chi en el tan-tien, me preguntó el porqué de ello. Le respondí que era beneficioso para el cuerpo, pero no tanto como mantener a la vez la mente y el chi en el tan-tien. Le dije que no existía nada tan beneficioso para el organismo como tener la mente y el chi en el tan-tien. Me pidió que se lo explicara con más detalle y proseguí diciéndole que el abdomen contiene la mayor concentración de agua en el cuerpo. En el mundo externo, el agua puede causar daños a gran escala en forma de inundaciones, o a pequeña escala, en la rotura de diques, marea alta, o lluvias abundantes. En el cuerpo humano, un gran exceso de agua produce distensión abdominal, ictericia, o "bloqueo de humedades"(27), mientras un exceso menor acarrea flemas, exceso de líquidos corporales, llagas ulcerosas, sarna, o, en condiciones de calor bochornoso, aflicciones de los pulmones, el bazo, el estómago y los intestinos. Hay demasiados ejemplos para enumerarlos todos. No hay nada tan efectivo contra estos males por exceso de agua que el ejercicio físico. En el ámbito social, el Emperador Yu(28) logró controlar las inundaciones al dragar las vías fluviales y canalizar el agua. En el ámbito de la naturaleza, vemos como el sol evapora el agua, disipa la oscuridad y reduce las nubes y la lluvia. Si logramos lo mismo en el ámbito del cuerpo humano, se podría decir entonces que nos hemos apropiado del poder secreto del cielo.
¿Cómo puede surtir este efecto tan definido una simple concentración de la mente y el chi en el tan-tien? Hundir el chi es como introducir aire caliente en una jarra de vino con el resultado de que desaparezcan lo húmedo y lo frío. Mantener ambos, o sea, el chi y la mente en el tan-tien, es como encender un fuego debajo de una olla llena de agua, haciéndola hervir y gradualmente se convierta en vapor. Esto es muy beneficioso para la circulación sanguínea y no reviste ningún peligro. ¡Su eficacia es realmente singular! En respuesta, Tsao Chung exclamó: "¡Qué maravilla! Siempre he creído que la filosofía era meramente filosofía, pero ahora veo que se la puede considerar como la ciencia del futuro". Añadí que aún existía un nivel más avanzado en el cual el chi "se acumula en los huesos"(29) otorgándoles "una dureza esencial"(30), es decir, un nivel en que el chi sale del tan-tien, pasa por el punto wei-lü y asciende a la columna vertebral. Tsao Chung se quedó asombrado al escuchar todo esto y después en otra ocasión lo comentó con un médico occidental, quien le dijo que sabía algo relacionado con un fenómeno parecido a la idea de "hundir el chi en el tan-tien". Explicó que un médico francés, al diseccionar un cadáver, había descubierto una especie de "bolsa" entre las membranas que conectaban los intestinos con el abdomen. Sólo los atletas tenían esta cavidad bien desarrollada. Si veían que alguien les iba a asestar un puñetazo, podían subir o bajar esta bolsa para resistir mejor el golpe. Quizá esta cavidad corresponda con lo que los chinos llaman el tan-tien.
Tsao Chung respondió que al no existir ningún conducto entre el punto wei-lü y la columna vertebral, era imposible que algo subiera por allí. Le dije que sus conocimientos estaban limitados por el alcance de su propia experiencia y que no tenía voluntad de buscar más allá de ella. Es completamente cierto el desarrollo en los atletas de una especie de "bolsa" que puede ser manipulada para resistir los golpes. Además, su contenido es el propio chi. Cuando las personas acumulan una gran cantidad de chi, éste traspasa las membranas. Naturalmente, estas personas tienen las membranas más desarrolladas de lo normal y son capaces de subirlas y bajarlas, moverlas hacia delante y hacia atrás, hacia la izquierda y hacia la derecha. El chi impregna todas las membranas y no sólo la "bolsa" en sí, que sube y baja en defensa propia. Si existiera un conducto directo, sería fácilmente localizable; todo el mundo sabría de su existencia y dejaría de ser poco común el conocimiento de este fenómeno.
Otra transmutación, además de la del agua en chi, que tiene lugar cuando la mente y el chi se concentran en el tan-tien, es la transmutación del ching(31) en chi. El calor del chi en este proceso es comparable a la electricidad, que es capaz de atravesar agua, tierra y metales sin ninguna dificultad. Comparado con esto, ¿qué dificultad puede haber en atravesar el punto wei-lü y ascender a la columna vertebral? Hay muchas articulaciones en el punto wei-lü y en la columna vertebral y, aunque no hay un camino directo entre ellos, sí tienen sus puntos vitales. Partiendo de estos puntos, tiene que haber una trayectoria formada por conexiones de tendones y cartílagos. Primero aislamos estos puntos vitales y los calentamos con el ching-chi(32) y el fuego del corazón, avivándolos con el chi del tan-tien. Después, "lo removemos todo y lo ponemos en marcha" con el resultado de que el ching-chi se convierta en calor que, a su vez, pasa por el punto wei-lü y asciende por la columna vertebral hasta llegar a la coronilla y propagarse a los cuatro miembros. Entonces, el chi caliente se condensa en los huesos donde se queda encerrado. En poco tiempo, el chi transmutado del ching se revierte otra vez al agua; luego, gradualmente, se convierte en líquido adiposo. Este líquido se solidifica en forma de médula, que se adhiere a la pared interna de los huesos. Es similar al proceso de niquelado o revestimiento del oro. Los sabios de la antigüedad se referían precisamente a esto cuando hablaban del "progreso diario a tenor del grosor de una hoja de papel". Después de mucho tiempo, la médula se vuelve muy compacta y los huesos fuertes y firmes. Es la razón por la cual a los huesos se los califica de "esencialmente duros". Como resultado de este proceso, son capaces de "aplastar el objeto más duro"(33).
Todo esto se logra sin apartarnos de los principios del yin y el yang y los "Cinco Elementos". Pero hay un modo de comprobar este proceso. Los brazos de mi Maestro Yang Ch'eng-fu pesaban diez veces más que los brazos de una persona normal. Aunque todavía no he llegado al nivel de mi Maestro, mis brazos ya pesan varias veces más de su peso normal y esto puede comprobarse. Recordemos que los huesos del tigre son distintos de los demás animales. La médula, dura como una roca, rellena cada espacio por pequeño que sea dentro del hueso. Por tanto, se caracteriza por su dureza excepcional. También esto puede comprobarse.
No hay que olvidar que todo lo descrito anteriormente, es sólo un ejemplo de la mucha correspondencia del Tai-chi chüan con la filosofía y la ciencia. Al oir esto, Tsao Chung exclamó: "¡Qué maravilla!" El Tai-chi chüan tiene sus orígenes en la filosofía y su última verificación en la ciencia. ¡Qué ciertas son sus palabras! Le respondí que lo que había descrito hasta entonces era simplemente "la alquimia" de la transmutación del ching en chi y la transformación del chi para "fortalecer el cerebro"(34). Existe un nivel más avanzado en el cual, una vez que el ching se ha transmutado en chi, éste a su vez, se transmuta en espíritu, que revierte al vacío, alcanzando un estado de sensibilidad muy sutil. Esto está fuera de mi alcance. Tsao Chung terminó diciendo: "No me diga nada más, comprendo lo que quiere decir. Si existe el principio, entonces la realidad necesariamente resulta de ello. Pero dejemos esta prueba para otro día".