Capítulo 4 - El parto

Anestesia

Se discute mucho si la anestesia durante el parto influye sobre él éxito de la lactancia.

Hoy en día se usa raramente la anestesia general durante el parto. En un estudio, las madres que habían tenido cesárea con anestesia epidural dieron el pecho el mismo tiempo (como media) que las que habían tenido un parto normal; en cambio, la cesárea con anestesia general conducía frecuentemente al destete precoz. Claro, la anestesia no afecta de por sí a la producción de leche, pero puede iniciar una bola de nieve de pequeños problemas que se van sumando: la primera toma se retrasa, el bebé está adormilado y no mama bien, la madre tiene grietas, el bebé pierde mucho peso y recibe suplementos... En un estudio en que todas las madres recibían la ayuda de una enfermera especializada en lactancia, las que habían dacio a luz con anestesia o analgésicos dieron el pecho igual que las otras; pero, por desgracia, no todas las madres cuentan con tanta ayuda, y es probable que un mal comienzo lleve al destete.

El efecto de la anestesia epidural es controvertido. Algunos estudios encuentran que el comportamiento de los bebés está alterado durante varios días (alteraciones muy leves, que se detectan con pruebas neurológicas pero no se notan a simple vista), y que al mes de edad las madres que habían dado a luz sin epidural consideraban a sus bebés más fáciles de cuidar y les daban el pecho más a menudo (a priori, los que no tienen hijos podrían pensar que es precisamente el que pide menos pecho el más fácil de cuidar, pero las madres lo veían al revés. Tal vez los niños estaban más despiertos y pedían más pecho, o tal vez pedían lo mismo pero sus madres respondían más porque los veían más adorables. La relación madre-hijo es una delicada coreografía, en que resulta muy difícil separar lo cultural de lo biológico). En cambio, otros estudios no encontraron tales efectos cuando se usaban dosis bajas de anestésicos epidurales (la tendencia moderna es a usar dosis bajas, pero tal vez algunos anestesistas todavía estén usando dosis más altas).

En cualquier caso, lo que es seguro es que la anestesia, ya sea general o epidural, no perjudica al bebé a través de la leche. Si el recién nacido está algo adormilado, no es por la ridícula cantidad del fármaco que pueda pasar a la leche, sino por la gran cantidad que recibió a través de la placenta. Es absurdo retrasar la primera toma para dar tiempo a que la madre elimine la medicación, todo lo contrario, hay que dar el pecho lo antes posible y con frecuencia para que la lactancia funcione bien, a pesar de la anestesia.

En cuanto al dolor después del parto, en general se administran simples analgésicos que no interfieren para nada con la lactancia. Incluso, en algún estudio, las madres que reciben analgésicos dan más el pecho, tal vez porque es más fácil atender a tu hijo cuando no te duele nada. Algunos medicamentos (raramente usados) sí que podrían afectar a la lactancia, pero eso lo deberían saber los médicos del hospital donde dé a luz. Así que si le dicen: «No puede dar el pecho porque le hemos recetado un medicamento muy fuerte para el dolor», usted conteste: «Pues deme otro medicamento para el dolor que sí que pueda tomar, porque voy a seguir dando el pecho». Y ya está.

No usar yodo

El yodo de los antisépticos (tipo Betadine® o Topionic®) se absorbe por la piel y por las mucosas (por ejemplo, la vagina) y pasa a la placenta. En un niño mayor o en un adulto, eso no hace ningún daño. Antes bien, la aplicación esporádica de yodo en las heridas probablemente ha evitado muchos déficits de yodo cuando no se consumía sal yodada. Pero la cantidad de yodo que se absorbe con el desinfectante es enorme, cientos de veces superior a la que una persona necesita cada día.

Los fetos y los recién nacidos son muy sensibles a esta sobrecarga de yodo, que puede bloquear su tiroides y provocar un hipotiroidismo transitorio.

Algunos de los sustos que produce el diagnóstico precoz de metabolopatías (la prueba del talón) son debidos al yodo: llega un aviso urgente, los resultados están alterados y hay que comprobados, y el segundo análisis sale bien.

Bastantes problemas causa ya una falsa alarma; pero lo gordo es que no es falsa, sino verdadera. No es que el yodo haya alterado los resultados, sino que ha producido un verdadero hipotiroidismo, afortunadamente transitorio. No es una buena cosa que el bebé haya sufrido hipotiroidismo, aunque sólo sea durante unos días.

Por todo ello, jamás se debe aplicar yodo a una embarazada ni a un recién nacido durante los dos primeros meses. Ni en una herida sin importancia de la embarazada, ni en la barriga antes de hacerle la cesárea, ni en el brazo antes de ponerle un suero, ni en la vagina antes de hacer la episiotomía, ni en el ombligo del bebé... En el hospital ya sabrán qué desinfectante hay que usar, en casa use agua y jabón. (Tampoco es muy recomendable la mercromina, que lleva mercurio.)

En cambio, la embarazada y la madre que lacta sí que tendrían que tomar suplementos de yodo (pág. 166). La cantidad de yodo en la pastilla es cientos de veces menor que en el desinfectante, y no hace ningún daño.

Arena Ansotegui Emparanza Knórr JI. Los antisépticos yodados no son inocuos.

An Esp Pediatr 2000;53:25-9

http://db.doyma.es/cgibin/wdbcgi.exe/doyma/mrevista.fulltext?pident= 1 1Q48

El pinzamiento del cordón umbilical

Desde hace muchas décadas, es costumbre cerrar el cordón umbilical con una pinza en cuanto sale el niño, cuestión de segundos. Eso se hace por temor a que la sangre de la placenta pase al bebé. En efecto, el exceso de sangre en el bebé (poliglobulia) puede producir graves problemas, como trombosis o dificultad respiratoria. Imagino que este temor tiene un fundamento real; tal vez hace un siglo a alguien se le ocurrió mantener la placenta en alto, como un gota a gota, o incluso exprimirla bien para dejar al bebé bien llenito de sangre, con resultados desastrosos, y los médicos de entonces decidieron pinzar el cordón urgentemente.

Pero estudios modernos demuestran que el pinzamiento demasiado precoz del cordón también da problemas. Cuando se coloca al bebé sobre el cuerpo de su madre (que es donde hay que ponerlo al nacer) y se espera unos tres minutos para pinzar el cordón, el bebé recibe un 30% más de sangre; se ha demostrado: a) que ese aumento moderado no es perjudicial para el bebé, no produce trombosis ni afecta a la circulación de la sangre, y b) que las reservas de hierro aumentan, y eso disminuye el riesgo de anemia al cabo de unos meses. Y todo eso se ha comprobado tanto en niños nacidos a termino como en prematuros.

Así que ya ve, muchas anemias en bebés de un año, que dicen que son culpa de la leche materna por tener poco hierro y de la madre por empeñarse en dar el pecho, en realidad son culpa del que cortó el cordón con tantas prisas. La cantidad de hierro en la leche es adecuada, pero la naturaleza no había previsto que alguien inventaría las pinzas y las tijeras. Evidentemente, en la naturaleza ningún mamífero pone una pinza en el cordón umbilical; esperan a que se cierre solo (en unos minutos) y lo cortan con los diente Coméntelo durante el embarazo con su comadrona y su ginecólogo. Pu de imprimir los siguientes artículos y llevárselos (es fácil encontrar un resumen en Medline, buscando el nombre de los autores, véase pág. 230).

Pisacane A. Neonatal prevention of iron deficiency. Br Med J 1996;312:136-7

Itttp://brnj.corn/cgi/content/fu 11/312/7024/136

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