ESCENA III
SEÑOR Nicomedes. Luego Eudosia
NIC.: Bueno, tan y mientras llega la Udosia, dejaré en el suelo estas dos colillas de cigarro habano y las sortijas pertenecientes a las mismas, y pondré aquí en el cajón de la máquina, por si da con ella, una bomba de metal de esas que llevan los de artillería en el cuello, envuelta en un papel que dice: «Recuerdo de la Bombilla. Julio 2.» Con esto y con los anonimitos que les he largao a él y a sus papas, y lo demás que tengo urdido, esta noche se arma aquí una película de esas de risa y emoción, que, como me salga bien, se la vendo a la casa Keystone con el título de «Escarmiento de picaros». (Llaman.) Ya está aquí mi cómplice, (sale y abre.)
EUDOSIA: (Entrando.) Ya está hecho.
NIC.: (Que la sigue) ¿Y Conesa?
EUDOSIA. Se ha puesto loco de contento. Cree lo menos que ya me tiene muertecita por él. Viene pisándome los talones.
NIC.: ¿Y no le ha chocao que le convidases a cenar?
EUDOSIA: No, señor; no ve usted que el muy granuja siempre me está diciendo que una noche que no hubiese nadie que quería subir pa que cenásemos solitos.
NIC.: ¡Ah, canalla!
EUDOSIA: Si usté no sabe cómo me atosiga. La otra noche, que estaba yo sola, empeñao en meterse aquí. Le tuve que echar del descansillo.
NIC.: Pues déjalo, que esta noche se sale con la suya... Y ya sabes lo que te he dicho. Arriba estoy. A cualquier cosa, un grito.
EUDOSIA: No tenga usté cuidao. Me basto yo sola. Ahora, que yo, señor Nico, la verdá, aunque comprendo que ese barbero es un sinvergüenza, también sentiría que por mi causa le pasara náa malo.
NIC.: Mujer, ¿me haces a mí de tan mal corazón? Yo lo que quiero es que entre, pa justificar una cosa y ná más.
EUDOSIA: ¿Y no vendrá el señor Manolo?
NIC.: No viene; pero si viniese, tú escondes a Conesa, y cuando mi yerno se duerma o se vaya, le sacas y que se largue.
EUDOSIA: Muy bien. Pues váyase usté pronto, que le he dejao comprando osas pa la cena y no tardará.
NIC.: En ti confio.
EUDOSIA: Too por la señorita. (Vase el señor Nicomedes por la derecha.)