ESCENA III

DICHOS y Petra. Llaman a la puerta repetida y fuertemente.

NICANORA: ¡Jesús, qué manera de llamar!... ¿quién será?

NIC.: Alguno que necesita algo, de seguro, porque esas prisas... (Queda escuchando. Vuelven a llamar.)NICANORA: (Que va a abrir.) ¡Ay, Virgen!... (Alto.) ¿Quién es?

PETRA: (Fuera) Abra usté, madre.

NICANORA: NICANORA ¡La Petra!... ¡Hija!... (corre a abrir.) ¡Es la chica!

PETRA: (Entrando desolada en el comedor. La abraza.) Soy yo, madre, soy yo, que vengo... (No la dejan acabar los sollozos.)

NICANORA: Pero, ¿tú a estas horas y llorando de ese modo?... Pero, ¿qué te pasa, hija?

PETRA: ¡Ay, madre, es que no puedo más! (Llora.)

NIC.: ¡¡Arrea!!... ¡Mi hija hecha una Madalena!

NICANORA: Pero, habla, hija, habla... ¿Qué te ha ocurrido?... ¿Qué ha pasao?

PETRA: Pues naa, madre, que Manolo m'ha dao un disgusto de muerte y yo ya no puedo aguantarlo.

NIC.: ¡Atiza, reyerta conyugal!... ¡Claro, madrugan!

NICANORA: Pero, ¿qué t'ha hecho?

PETRA: Ustés no puén figurarse el veneno que estoy tragando. Y como esto no es vida ni es ná, pues he tirao por la calle de enmedio. Y me he ido de mi casa.

NICANORA: ¿Que t'has ido de tu casa?

PETRA: ¡SÍ, señora. En cualquier parte, tira en un rincón estaré mejor que allí. Yo no vuelvo, madre, Yo no vuelvo.

NICANORA: ¡Pero qué disparate!PETRA: Y he cerrao, le he dao a la Udosia la llave del piso y una carta pa mis suegros y me he venío aquí.

NICANORA: Pero hija de mi alma, ¿pero qué barbaridaz has hecho? En fin, entra, entra... ahí tienes a tu padre. Cuéntaselo todo.

NIC.: Hombre, a mí no contarme nada hasta la una y cuarto, hacerme el favor, por lo que más queráis.

NICANORA: (Abriendo la alcoba.) Nicomedes.

NIC.: ¿Qué pasa?

NICAORA: Aquí está la chica, que ha tenío un escalzaperros con Manolo y quié contarte...

NIC.: ¡Pero, hija, pelearse antes de la una! ¿A quién se le ocurre?

PETRA: (Entrando en la alcoba, desolada y abrazándose a su padre.) ¡Ay, padre de mi alma!...

NIC.: Pero, ¿qué te pasa, hija, qué te pasa?

PETRA: ¡Ay padre de mi corazón!

NIC.: Bueno hija, bueno, tranquilízate y no llores. ¡Maldita sea! Que no puede uno ni dormir, hombre... Esto es pa ponerlo en la Voz de la calle. Dáme la americana, mujer, dame la americana.

NICANORA: (Se la da.) Toma; pero, ¿no te vas a levantar?

NIC.: ¿Pa qué?... A mí los disgustos, sabes que me ponen malo... conque que me pille acostao. (Poniéndose la chaqueta y sentándose.) Y tú, siéntate, hija, siéntate ahí a los pies y relátame la ocurrencia. ¿Qué ha sío, qué te ha hecho ese vago?

PETRA: Pues náa, que yo no puedo vivir con Manolo, padre.NIC.: ¡Pero hija!...

PETRA: Que no me quiere, que no trabaja, que cáa día se porta peor... que loque nos dan ustés y nos dan sus padres pa pasar el mes, se lo gasta en dos juergas con golfas y amigotes y luego tengo yo que empeñar toas mis alhajitas pa no quedarme la meta e los días en ayunas. Mire usté las papeletas. (Enseña un montón que saca de un bolsillo de mano.)

NIC.: ¡Recuerno! ¡Un diccionario!

NICANORA: Si es un chulo de mal arate. ¿Lo estás viendo, hija mía, lo estás viendo?... Too eso es por no haberle hecho caso a tu madre, que bien a tiempo te lo avertí. ¡Sino que vosotras, claro, el atolondro de los años, veis un hombre guapo y allá va el capricho por delante y salga lo que saliere.

PETRA: SÍ, señora; tié usté razón. Y yo, too lo he sufrido, too lo he aguantao con pacencia, porque era por mi gusto; pero lo que me hizo ayer, vamos que lo que me hizo ayer es el colmo.

NICANORA: (Indignada.) ¿Es que por si acaso te ha puesto la mano encima?

PETRA: ¡Qué me va a poner la mano encima, si no ha parecío en toa la noche!

NIC.: Claro, si no ha parecío en toa la noche, cómo la va a poner a la chica... ¡maldita sea!

NICANORA: Pues entonces, ¿qué fue?

PETRA: Pues que vino a las diez y cogió la meta del dinero que había en casa, pa irse de juerga; y yo fui y le dije: "pos no me da la gana de que te vayas", y voy y cierro y me pongo enfrentito de la puerta pa no dejarle pasar y entonces va él y me da un empentón que me dejó caer contra la cómoda, que luego les enseñaré a ustés el morao, y apretó escaleras abajo.

NICANORA: ¡Granuja! ¡Canalla!PETRA: Y luego de que se fué, le registré su cajón y voy... ¡y esto sí que es gordo! Voy... (sumida en un mar de llanto.) ¡¡y le encuentro el retrato de una!!

NIC.: ¿De una qué?...

PETRA: De una cancionetista con mantón de Manila, que creo que la dicen «Concha la Percebe», porque en la dedicatoria de la postal decía: «A mi chacho, su éntremes?». ¡Ay, padre de mi alma! (Le abraza llorando.) ¡Su entremés!

NIC.: ¿Su entremés? Miá sí no se le parara en el vedao al muy canalla!

NICANORA: No llores, hija. ¡Déjate, que a ese percebe le quito yo la uña!

PETRA: Y luego que yo veo que Manolo cáa día me quiere menos. Yo me esmero en guisarle pa que coma a gusto, haciendo un sacrificio, porque ya saben ustés que a mí la cocina nunca me ha tirao; es decir, me ha tirao, pero pa afuera. Y cáa plato que le pongo es una tomadura de pelo. Porque le he sacao dos días sangre frita, dice que lo único que sé es freirle la sangre. Le doy judías, y se persigna. Las chuletas dice que le hacen daño.

NIC.: Más daño le harían si se las diera yo.

PETRA: Y anteanoche, que convidó a dos amigos a cenar, yo, por hacer una gracia, fui y les puse bonito con tomate, que sabe usté que es de lo que me sale mejor. Bueno, pues porque me se quemó un poco, ustedes no puen figurarse el feo que me hizo con el bonito,., Me preguntó que si eran chicharrones... ¡Ay, padre de mi corazón!... ¿A usté le parece bonito?

NIC.: Al que no le pareció bonito fué a él.

PETRA: Pues el sábado no digamos... Yo, por congraciarme le planché una camisola; y porque me salió un poco dorada, se quiso cortar el cuello y me amenazaba enseñando me los puños; y porque le dije que el faldón me había salido muy requetebién, se quiso ir a la calle con el faldón fuera y decía que era para no desacreditarme del todo... Ya ven ustedes... ¡Yo no puedo más!... Juergas, golferías, burlas, disgustos y pa postre el percebe! (Llora amargamente.) Y luego llegan las noches y a dormir con la gata... que es lo que más me molesta.

NIC.: No llores, hija, no llores... ¡Maldita sea mi suerte!...¿Por qué no te quedarías en la cama el día que conociste a ese golfo?

NICANORA: ¡Ladrón, más que ladrón!... ¡So pregonao!... ¡Martirizarme a una hija tan rica!... Por estas cruces, que a ese chulo le amargo yo pa toa su vida. (Llaman repetidamente a la puerta.) ¡Mialás!

NIC.: ¡Callarse!... Llaman.