Un Argumento Ontológico para el Siglo Veintiuno
Kevin Heinright
El argumento ontológico (en adelante, AO), es un argumento clásico para defender la existencia de dios. Este argumento lo desarrolló San Anselmo en el siglo XI, pero se ha mejorado enormemente en los siglos siguientes. El argumento, en dos palabras, es que un ser perfecto tiene que ser necesario. Es parte de la propia naturaleza de un ser perfecto ser real, y todos los seres que no existen son por definición imperfectos. Esto es porque es mejor existir que no existir; es decir: existir te acerca a la perfección. Por tanto, solo con que podamos concebir la idea de un ser perfecto, este debe existir so pena de contradicción.
En una popular formulación del AO se nos pide que imaginemos aquello mayor de lo cual nada puede ser pensado. Se puede iniciar este proceso para crear una lista de perfecciones. Razonablemente, tal lista incluiría la omnipotencia, la omnisciencia, la benevolencia, ser el creador de toda la realidad, y así sucesivamente. Se nos pide entonces que comparemos esta lista con otra donde hemos apuntado las características de la «verdadera existencia». Obviamente la segunda lista describe a un ser más perfecto. Es claro entonces que la primera lista no era la descripción de aquello mayor de lo cual nada puede ser pensado. No importan las características que uno haya imaginado, la verdadera existencia sería una mejora. De ahí que sea cuales sean las características que atribuimos a nuestro ser perfecto, la existencia debe ser una de ellas.
Aunque ha habido muchas críticas contra el AO, desde la metafísica kantiana a la moderna lógica predicativa, creemos que hay que responder a sus desafíos. Sin embargo, no tenemos tiempo de revisar todos los matices de este debate. Para información más detallada, por favor visiten http://www.slideshare.net/minervagigia/el-argumento-ontolgico-2-0
Tradicionalmente se ha argumentado (para ser sincero, se ha supuesto por regla general) que ese ser perfecto necesariamente existente encaja cómodamente en el molde judeocristiano. Seguro que cualquier ser perfecto tiene las características referidas anteriormente: es omnipotente, omnisciente, benévolo y el creador de toda la realidad. Pero aquí no nos casamos con la tradición y pronto vemos que hay otras características que se han pasado por alto (o ignoradas) por filósofos y teólogos durante el último milenio. Proponemos que una cuidadosa revisión de los razonamientos detrás del AO indicará que más que el dios de la tradición judeocristiana, el AO indica la existencia de una masa de materia feculenta capaz de desafiar la gravedad. Tal ser debe existir necesariamente, y por tanto toda negación de su existencia supone una descarada contradicción lógica.
Iniciaremos nuestro argumento con una experiencia que mucha gente compartirá. Cuando un joven se va de casa y llega a la universidad, se encuentra enfrentado por primera vez con el reto de proveerse a sí mismo de las necesidades básicas de la vida. Para muchos novatos universitarios esto resulta ser una tarea insuperable. Aunque algunos pueden sobrevivir sin pagar el gas, la luz y el teléfono, todos los seres vivos requieren sustento para seguir viviendo. ¿Y cuál es la dieta básica de un estudiante empobrecido? Fideos ramén, macarrones con queso, y espaguetis. Pero no solo los universitarios subsisten con esta comida en el primer mundo. La dieta de una gran parte de la humanidad son feculentos tallarines. Las propiedades únicas de este material comestible hacen que sea la forma más popular de subsistencia que registra la historia. Los tallarines son altamente calóricos, nutritivos, y sencillos y fáciles de producir. Claramente, pues, los tallarines son objetivamente una comida superior. Sin duda, los tallarines son la comida perfecta.
Demostraremos que nuestro ser perfecto tiene que estar hecho de la comida más perfecta. Antes de continuar, sin embargo, se puede presentar una seria objeción.
Alguien podría decir que, como el arroz es la dieta básica de tanta gente en el mundo, él debería ser la más perfecta de las comidas. Por el contrario, nosotros decimos que el arroz es una forma de sustento profundamente malvada. La corrupta naturaleza del arroz debería ser evidente para cualquiera que se haya tomado en serio las luchas del siglo XX contra las atrocidades del comunismo. Este pequeño y engañoso grano ha sido el combustible de millones de soldados comunistas, espías comunistas, e infiltrados comunistas. ¿Qué países siguen siendo comunistas en el siglo XXI? China, Vietnam y Corea del Norte vienen inmediatamente a la memoria. Y, ¿cuál es la comida que asociamos generalmente a esos países? ¡El espagueti, seguro que no! El caso contra el arroz queda inmediatamente claro. (Como nota al margen, este resultado debería ser algo más que una incidental curiosidad filosófica. Parte central de las modernas luchas contra la tiranía deberían implicar cambios de hábitos alimenticios en aquellos que viven bajo regímenes opresores).
Y, ¿por qué debe un ser perfecto estar compuesto por la comida perfecta? El argumento es sorprendentemente sencillo. Ya que la comida es necesaria para vivir, y lo vivo es más perfecto que lo no vivo, la comida es la sustancia fundamental, o sustrato, de todo lo viviente. Todos los seres vivos están compuestos de comida. El ser perfecto existe, y porque es un ser (mejor que un no ser, como una piedrecilla), está necesariamente vivo. ¿Pero de qué estará hecho nuestro ser más perfecto? De la más perfecta comida. De ahí que el ser perfecto esté hecho de alguna clase de pasta.
Otra perfección es el desafío a la gravedad. La ciencia moderna sostiene que la gravedad es una fuerza «débil». Sin embargo, esto se contradice con las pruebas. Cualquiera que haya subido un tramo de escaleras, caído de una gran altura, o escalado una montaña, puede atestiguar que la gravedad es una fuerza muy fuerte. Las élites científicas nos dicen otra cosa, pero las contradicciones en la física moderna son evidentes incluso para el observador más despreocupado. Si la gravedad fuese una fuerza débil, entonces seguro que la rotación de la Tierra nos enviaría a todos al espacio. ¿Va a mantener el electromagnetismo en su sitio al Monte Everest? Incluso un niño puede ver las contradicciones de esto. Solo alguien con una educación excesiva podría negar los datos fehacientes, de sus sentidos, de un modo tan absurdo. Al contrario de lo que dice la física moderna (corrupta por el naturalismo, el evolucionismo y el antipastismo), la gravedad es la fuerza más poderosa del universo. Seguro, pues, que el ser perfecto es capaz de desafiar la mayor fuerza de Su creación. Por tanto, nuestro ser perfecto es capaz de desafiar a la gravedad (esto es, volar).
Las verdades de este mundo no son difíciles de encontrar, y se puede ahorrar mucho tiempo (¡y dinero!) si estamos dispuestos a aceptar la futilidad y los errores del así llamado razonamiento «científico», y emplear nuestro tiempo en la meticulosa contemplación de Su Tallarinesca Grandeza.
Arrrghh.
NOTA: Los argumentos que demuestran que un ser perfecto requiere de mortales que se vistan como Piratas son demasiado obvios para merecer su inclusión en este ensayo. Este corolario se deja para el lector.
Respecto al asunto de las esferas de carne dentro de la matriz de pasta, nos declaramos agnósticos. No debemos extender nuestros razonamientos más allá de lo que es posible en términos de principios primeros y pruebas. Hay que dejar algo de espacio a la fe.