Hacia una Nueva SuperCiencia
Estamos llegando a un momento muy emocionante, en el que la ciencia ya no se verá limitada por las explicaciones naturales. ¿Quién puede decir que no hay unas fuerzas sobrenaturales, o mágicas, podrían llamarlas algunos, actuando para controlar los acontecimientos que nos rodean? Impulsada por la opinión popular y el gobierno, la ciencia rápidamente se está volviendo receptiva a todas las teorías lógicas, naturales y sobrenaturales por igual. Desde la Edad Media no se había visto una política con una mentalidad tan abierta hacia la ciencia.
¿Qué es la ciencia, en realidad? Algunos podrían definirla como una explicación observacional, descriptiva, experimental y teórica de los fenómenos. Y así, como es lógico, hay unos pocos que argumentan que las teorías sobrenaturales no tienen cabida en la ciencia, ya que no hacen afirmaciones comprobables acerca del mundo. Pero esa idea es un poco miope. La ciencia es también una colección de herramientas, cuya finalidad es permitir a la humanidad resolver problemas. En este sentido las teorías de lo sobrenatural (la magia, la metafísica, lo irreal o lo que sea), tienen el potencial de ser tan útiles, si no más útiles, que el patrón de la ciencia únicamente natural que hemos utilizado durante los últimos doscientos años.
Ampliando la metáfora de la ciencia como herramienta aún más, ¿no deberíamos tratar de dar a los científicos la mayor colección de herramientas posibles? Nadie dice que deba darse una explicación sobrenatural a cualquier fenómeno particular, solo que lo sobrenatural esté disponible si nada funciona, o si es conveniente para engañar con fines políticos. Y recuerden, esto no es una idea nueva y radical. En términos de años de uso, la ciencia sobrenatural o supernatural, (o superciencia, si se quiere) le saca ventaja a la ciencia convencional. La ciencia convencional, o empírica, ha estado en uso durante unos pocos cientos de años. Obviamente tiene que haber una razón por lo que la ciencia sobrenatural ha durado mucho más tiempo, antes que esta moda de la ciencia empírica empezase. ¿Podría ser porque la ciencia sobrenatural es más productiva que la ciencia empírica?
Consideremos el descubrimiento y desarrollo de nuevas tierras, que es una importante búsqueda científica según opinión de todo el mundo. Si se compara un período en que la ciencia sobrenatural era la norma, por ejemplo los años 1400 d.C. a 1600 d.C., con uno en el que la ciencia empírica es la preferida, por ejemplo los años 1800 d.C. a 2000 d.C., podemos tener una idea clara de lo contraproducente que puede ser la ciencia empírica.
Aquí la ciencia empírica se queda corta, incluso con todas las ventajas tecnológicas que posee. Incluso con imágenes vía satélite y navegación GPS los científicos, atados por las cadenas del empirismo, no han podido descubrir ni siquiera un mísero 3 por ciento de la cantidad de nuevas tierras que sus homólogos de la ciencia sobrenatural en un mismo período de tiempo. Los científicos y los exploradores de los años 1400-1600 tenían pocos mapas, solo una brújula, la vara de Jacob o el astrolabio para la navegación, y sin transporte motorizado. Sin embargo, a pesar de estos contratiempos, se las arreglaron para descubrir más de 14 millones de kilómetros cuadrados de tierra nueva y cultivable. Es evidente que su apertura a las fuerzas sobrenaturales tuvo algo que ver con su éxito, y solo podemos suponer que fueron guiados hasta estas recién encontradas tierras por alguna criatura, lo más probable el Monstruo de Espagueti Volador como indica el registro artístico.

El explorador italiano Cristóbal Colón fue guiado por un Poder Superior.
Es lógico suponer que el regreso a los métodos equilibrados de la ciencia y utilizar teorías, tanto naturales como sobrenaturales, nos permitiría encontrar más tierras, algo de lo que tenemos una gran necesidad debido a nuestra creciente población. Más tierra significa más recursos y más recursos significan menos niños muriendo de hambre. Puedo decir con seguridad, entonces, que cualquier persona en contra de la inclusión de las teorías sobrenaturales en la ciencia quiere que los niños mueran de inanición. Esas personas, obviamente, no tienen cabida en la formulación de políticas públicas, y por eso propongo que no deberían poder opinar sobre este asunto.
A continuación, fijémonos en la medicina. Puede parecer una locura afirmar que la medicina fue superior en la Edad Media, cuando la ciencia incluía lo sobrenatural, que a día de hoy, que se limita al estudio de los fenómenos naturales, pero echemos un vistazo más de cerca. La medicina medieval estaba dominada por la religión, y efectivamente la enfermedad se entendía por lo general como un castigo por los pecados, y por lo tanto el tratamiento consistía fundamentalmente en la oración. Pero no nos olvidemos de los procedimientos médicos «anticuados» fueron, en última instancia, tan exitosos como para hacerlos hoy innecesarios.
Las sangrías, la eliminación de cantidades considerables de sangre del cuerpo de un paciente, se considera abominable por los médicos de hoy en día, supuestamente superiores, pero ¿quién puede decir que el procedimiento no hace más bien que la medicina moderna? Los textos médicos de la Edad Media, cualquier persona con un conocimiento moderado de latín puede leerlos, y no tenemos ninguna razón para dudar de su validez, nos dicen que muchas dolencias, desde dolores de cabeza hasta el cáncer, son el resultado de los malos espíritus que están enojados con nosotros. Ahora sabemos, por supuesto, que hay muchas causas para estos males, no solo por la acción de espíritus, pero está claro por los textos que eran una causa muy importante de la enfermedad, una que no existe hoy en día, debido a que sacar sangre funcionó tan bien como para derrotar por completo a estos espíritus de la enfermedad, del mismo modo que la poliomielitis se curó con altas dosis de vitamina C. Para los que no están de acuerdo, déjenme preguntarles: ¿cuándo fue la última vez que sufrieron una fiebre inducida por el demonio?
Pero hay más enfermedades por ahí, y es evidente que la ciencia médica, equipada solo con los métodos modernos, no puede derrotarlas todas. ¿Por qué no, entonces, dar a estos médicos y científicos más herramientas y la flexibilidad de tener en cuenta las causas sobrenaturales, así como las naturales? ¿Quién sabe qué otras enfermedades, incluso las no inducidas por demonios, se pueden curar con una simple sangría o la aplicación de sanguijuelas? Nunca lo sabremos hasta que lo intentemos.
Y si bien es cierto que, aunque mucha gente cree en el poder de la oración para curar la enfermedad, nunca ha habido ninguna prueba verificable que apoye esta práctica. Eso no quiere decir que no sea posible, ciertamente es posible que la oración ayude en la curación, pero muy bien podría ser que estas oraciones se estén aplicando de una manera no óptima, lo que explica la falta de pruebas sobre su eficacia. La verdad es que no lo sabemos porque los métodos científicos actuales y las sensibilidades religiosas no permiten este tipo de estudios. ¿Y si los que rezan simplemente están orando al Dios equivocado, o lo ofenden de algún modo? ¿Y si, con el uso de un simple parche en el ojo o un pañuelo pirata, los que rezan pudieran obtener respuesta a sus oraciones por parte del MEV?
La historia está llena de ejemplos de acontecimientos sobrenaturales, y a no ser que estemos diciendo que somos algo más inteligentes y educados y estamos mejor equipados para comprender los acontecimientos inexplicables hoy en día de lo que estábamos hace quinientos años, tenemos que aceptar las explicaciones dadas a estos sucesos por los que los presenciaron. Las brujas, por ejemplo, existían en tales cantidades y causaban tantos problemas que era necesario cazarlas y quemarlas por decenas de miles. Aquí estamos, en el siglo XXI, cientos de años más tarde, tiempo suficiente para que la población de brujas haya crecido de manera exponencial, y sin embargo sin duda son un problema menor ahora de lo que lo eran hace medio milenio. Yo nunca he visto una bruja, y mucho menos he sentido la necesidad de quemar una hasta matarla. Podemos concluir, pues, que nuestros antepasados, provistos del conocimiento de que las explicaciones sobrenaturales eran razonables, reunieron a todas las brujas y se encargaron de ellas.
La otra posibilidad es que haya brujas por ahí, escondidas en algún lugar, preparando su venganza, embadurnándose con abundantes cantidades de compuestos a prueba de fuego. Y algún día podrían volver a aparecer y empezar a causar problemas. ¿Y entonces que van a hacer nuestros grandes y poderosos científicos? ¿Atacarlas con calculadoras? Las brujas se comen las calculadoras. La comunidad científica será incapaz de derrotar la amenaza de estas brujas, ofreciendo solo explicaciones «lógicas» y «razonadas» a los horribles acontecimientos que las brujas por arte de magia nos van a infligir.
Tenemos la tendencia a exaltar nuestros rígidos métodos empíricos y nuestros avances tecnológicos, casi como si nos sintiéramos orgullosos de lo que hemos logrado con ellos, pero cuando la historia muestra claramente que la ciencia sobrenatural, no empírica, produce este tipo de resultados, el descubrimiento de nuevas tierras, la eliminación de las enfermedades inducidas por el demonio, y la extinción de las brujas, es hora de repensar nuestros métodos y volver a lo que nos ha dado resultados reales.

Bruja comiendo una calculadora.
La mayor ironía es que los argumentos dados en contra de la inclusión de las teorías sobrenaturales en el ámbito de la ciencia aceptada en realidad muestran claramente que las teorías sobrenaturales son campos legítimos de estudio científico. Nadie está diciendo que la ciencia empírica, solo-natural y la ciencia sobrenatural no puedan convivir una al lado de la otra. Pueden, y de hecho, deben. El Diseño Inteligente puede rechazar las explicaciones naturales de los fenómenos, pero el pastafarismo hace uso tanto de lo natural como de lo sobrenatural.