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“Donald”
Ha pasado, creo, un poco más de un año. Siento que mi matrimonio se está desmoronando.
Annabelle ha cambiado mucho desde que sus tíos se llevaron a nuestro hijo. Ya no sale, ya no come, sus hermosos ojos negros están apagados, se la ha pasado llorando la mayoría del tiempo y con suerte si me toca.
El bar que teníamos en casa se lo ha bebido todo ella sola. Ha intentado suicidarse, se ha drogado hasta el punto de quedar inconsciente y he tenido que partir de urgencias a la clínica.
No niego que yo me he cortado mil veces más para neutralizar el dolor de mi pecho pero…
solo han sido heridas leves. En cambio ella… ella quiere morir y yo moriré si ella lo hace.
Volteo mi rostro al suyo y la veo dormida junto a mí en la cama. Me asusté tanto al encontrarla inconsciente en la tina que creí desfallecer. Corrí a ella y la tomé en mis brazos a la misma vez que golpeaba sus mejillas para que reaccionara. Como alma que lleva el Diablo la llevé a la clínica una vez más y le volvieron a recetar las pastillas antidepresivas.
Me duele verla rendirse. Creo que solo sonríe cuando recibe noticias de James o uno que otro video diciendo “Mamá, te amo”. Aunque luego de recordar que se está perdiendo todo eso, vuelve a caer en el llanto y en el alcohol.
–Debes ser fuerte. –Le susurro al oído acariciando su cabello–. Debes salir adelante.
Nuestro hijo está bien.
–Lo extraño tanto. –Dice ella con la voz ronca y sin abrir sus ojos.
–Lo sé, Annabelle. –Respondí acurrucándome a su lado y tomándola entre mis brazos–. Yo también lo extraño. Pero pienso que está vivo y es suficiente para sonreír.
–Me cuesta.
–Eso también lo sé, pero debes intentarlo. Annabelle, por favor, no te lastimes más.
– ¿Me amas? –Preguntó desconcertándome un poco.
–Claro que te amo. ¿Cómo me preguntas algo así?
–No lo sé. Solo quería confirmarlo.
–No seas tontita. –Dije lanzándome sobre su cuerpo y basando sus labios–. Tú sabes que te amo más que a todo.
–Yo también te amo, Donald.
La besé hasta que se me adormecieron los labios, la besé hasta que me fundí por completo en su alma.
Estábamos sufriendo, mucho, pero a pesar del dolor, el amor jamás podría acabarse…