Advertencia
De un reporte forense: Cuando preguntamos por el cuerpo del hombre asesinado se nos mostró este jarrón de barro. Nos dijeron: «Es un cuerpo tatuado por fuera y por dentro». Por fuera desciframos una cita del poeta del siglo XI, Ibn Hazm, autor de un Kama Sutra árabe titulado El collar de la paloma. Viene de su libro El carácter sonámbulo:
«Esta historia corrió por boca de todos como agua de lluvia en las calles. Dicen que a aquel hombre sonámbulo le brillaba en la obscuridad la mano que le habían cortado y con ella tocaba a las mujeres como nadie puede tocar a otra persona: a fondo, metiéndose en lo invisible, moviendo y conmoviendo hasta sus ideas.
»Pero su historia no puede ser contada de manera tradicional: el protagonista es un flujo, una voz que corre y se mete en distintos cuerpos y situaciones. Un hombre que se equivoca y duda y a veces acierta y goza. Está obsesionado en descifrar el deseo, conocer a fondo el corazón del fuego.
»Para ello usaba su mano como guía y mapa del mundo del deseo: cada dedo una estación de su viaje, de su expedición en busca de la más alta intensidad amorosa. El pulgar le recordaba las paradojas de la pasión. El índice le indicaba su camino hacia el fuego. El cordial su corazón cambiante y frágil, órgano sexual absoluto del alma y por ahí del cuerpo. El anular la fragilidad de las relaciones amorosas. Y con el meñique se destapaba el oído para escuchar la música del deseo.
»Su historia fluye cambiante, encendida por la atención de quienes la escuchan y la hacen suya.»
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Dentro del jarrón se encontró un paquete de papel. Lo envolvía un listón manuscrito que decía: «De antemano». Atado a él un amuleto: una mano de plata de las que llaman Jamsa. Luego, bajo el título de «Mi palma en la arena», cinco cuadernos disparatados que parecen escritos por personas distintas pero es la misma en diferentes situaciones de deseo. Se percibe a un hombre errático, enamorado, equivocado, muchas veces ridículo, sonámbulo y obstinado, buscando inútilmente explicar su camino hacia el fuego. Se intuye que la magia y la poesía en sus manos van desapareciendo, se vuelven reflexión sobre el fuego. Sufre por ello. Pero cuando la magia resurge por un instante lo quema, lo empuja a merodear inútilmente lo indecible. Todos esos papeles están envueltos en una hoja delgada y más grande donde otra persona cuenta la infancia extraña de aquel hombre variable, equívoco, deseante. Entre los papeles surgen volando muchos insectos alados, del tipo de los que son atraídos por el fuego. Y que son mencionados en el texto cifrado sobre la cara interna del jarrón. Cuya escritura, por cierto, no ha sido aún completamente descifrada. Se ha probado que el jarrón está hecho de las cenizas de dos personas. Probablemente de quien escribió esa historia y de su amante.