ESCENA II

Lómov (solo).

LÓMOV. ¡Qué frío!... Estoy temblando como ante un examen. Lo principal es tomar una decisión. Si uno se pone a reflexionar, si se queda indeciso, si es cuestión de hablar mucho y de esperar el ideal o el verdadero amor, no te casas nunca... ¡Brrr!... ¡Qué frío! Natalia Stepánovna es una excelente ama de casa, no es fea, es instruida... ¿qué más quiero? Sin embargo estoy tan emocionado que ya empiezan a zumbarme los oídos. (Bebe agua.) Y no puedo no casarme... En primer término, ya he cumplido treinta y cinco años, edad, por así decirlo, crítica. En segundo término, necesito una vida ordenada, regular... Soy cardíaco, constantemente tengo palpitaciones, soy irascible y siempre me siento muy agitado... Ahora mismo me tiemblan los labios y noto como un tic en el párpado derecho... Pero lo más terrible, para mí, es el sueño. Apenas me echo a la cama y empiezo a dormirme, siento, de pronto, en el costado izquierdo, ¡zas!, una punzada que se me repite luego en el hombro y en la cabeza... Salto como un demente, me paseo un poco y vuelvo a acostarme, pero apenas empiezo a dormirme, otra vez en el costado, ¡zas! Y así unas veinte veces...