Marta Sahagún & Hijos

Los Beverly de Guanajuato

RITA VARELA

Esta historia tiene más de diez años de hilarse… Como guion cinematográfico comenzó como una idea que se anidó primero en la cabeza de pocos periodistas y luego de ciertos políticos, quienes previeron y, sobre todo, se atrevieron a confesar públicamente que esa noción podía convertirse en algo real. Pese a los diferentes ángulos que surgen de la personalidad del protagonista y de las miles de páginas acumuladas para analizarla, esta narración tiene un hilo conductor que es también relevante: es una palabra que, en el argot de los guionistas, engarza la estructura de la historia. Es la que le da razón de ser y con la que el personaje más importante de ésta cobra vida y abandona su carácter ficticio. Se llama ambición.

La protagonista de éste, que bien puede calificarse como un thriller (hay intriga, acción, héroes dispuestos al sacrificio y, por supuesto, villanos poderosos y muy influyentes) es, además, una mujer. Esta circunstancia agrega originalidad a la historia, pues no se refiere al clásico «tipo duro», sino a un ama de casa frágil, profundamente religiosa, incluso maltratada física y psicológicamente, quien paulatinamente y con mayor énfasis durante un sexenio se transformó en la persona más poderosa de un país anárquico como México. Los coestelares son un marido con poco espíritu y sin don de mando ni más ni menos que el Presidente de ese país donde reina la opacidad y quien, por cierto, da pie a todos los abusos familiares y, ¿por qué no?, hasta los de quienes no lo son; tres hijos varones, con conflictos personales dignos de alcanzar su propio protagónico; un ex marido rudo y con tremenda bocaza; no pocos cómplices de la ama de casa, que son, encima, funcionarios de Estado —por cierto, la mayoría de altísimo rango—, y un puñado de valientes que se arriesga a combatir el mal y que, contra todos los obstáculos que el aparato de gobierno le pone en el camino, reúne pruebas que evidencian la red de complicidades y abusos del personaje central, sus hijos y, por supuesto, la torpeza de su marido. La saga, sin embargo, está aún lejos de agotarse. Hasta ahora, los villanos llevan varios capítulos ganando la batalla, pero los justicieros los tienen cercados y 2009 podría ser el año en que esta red interminable de complicidades empiece a soltarse. Se han jalado ya muchas cuerdas y, pese a la impunidad que reina en el país del oportunismo —que no de las oportunidades—, se acerca el momento en que los personajes que han sido intocables por una década, dejen de serlo. Los anglosajones usan el verbo thrill como sinónimo de estremecer y también de emocionar pero, sobre todo, de asustar. Y sí, es por eso que esta historia podría ser calificada de thriller: le mete susto al más valiente.

Secuencia 1. De la veterinaria a Los Pinos, algo más que 260 Kilómetros

El 19 de noviembre de 2001 —apenas unos días antes de que cumpliera su primer año de ejercicio presidencial—, Vicente Fox Quesada fue entrevistado en París por la periodista Adela Micha. Ante millones de mexicanos, vía Televisa, el Jefe del Ejecutivo dibujó el perfil de quien debería ser su sucesor: «Mi preferencia es que ojalá fuera una mujer… Yo encuentro en las mujeres una visión de mediano y largo plazo muy sólida; veo en las mujeres amor, cariño y pasión por lo que hacen; veo en las mujeres una gran disciplina y profesionalismo para lograr lo que se proponen y tienen muchas virtudes, y me parece que sería muy sano el cambio en esa dirección». Por supuesto, lo que los mexicanos realmente vieron fue el «destape» de Martha María Sahagún Jiménez, quien cuatro meses antes se había convertido oficialmente en la esposa del primer mandatario. Las aguas se revolvieron como nunca en el país. Los políticos, particularmente los panistas, se pusieron en alerta: unos para desestimar esa opción e incluso batallar de frente contra la posibilidad, y otros para simplemente postrarse a los pies de la «primera dama». A los periodistas nos tocó investigar, aún con mayor énfasis, quién era y de dónde provenía esa mujer de sonrisa fácil y de amabilidad excesiva que, a raíz de las declaraciones de su marido, lideraba desde ese momento tanto a los aspirantes panistas como a los de otros partidos hacia la candidatura presidencial de 2006.

A principios de 2003 mis editores en el semanario Día Siete me enviaron a perseguir sus pasos, primero en Zamora, Michoacán, y luego en Celaya, Guanajuato. Esa investigación —que compartí con el periodista Ignacio Alvarado y con el fotógrafo Julián Cardona— expuso, gracias a las revelaciones de sus conocidos, amigas cercanas, su ex marido e incluso uno de sus hermanos, que Martha María no era un PAN con miel. Una vida matrimonial dura —incluso violentada constantemente—, pero a la que afrontó apoyada en la religiosidad y autocontrol que emana, según sus amistades celayenses, de su aprendizaje en las filas de la congregación de los Legionarios de Cristo, la armaron para ganar sus batallas en su particular camino hacia el poder.

La entonces Martha María Sahagún Jiménez (quien aún escribía su primer nombre así con «h», como está inscrito en su Acta de Nacimiento, y no sin «h», como se firmó después de instalarse en Los Pinos) y su primer esposo, Manuel Bribiesca Godoy, llegaron a Celaya en 1971, luego de contraer nupcias en su natal Zamora y tras una breve estancia en Chilpancingo, Guerrero. Ella tenía entonces diecisiete años recién cumplidos y él veintidós.

Martha nació el 10 de abril de 1953. Fue la segunda de los seis hijos —Beatriz, Alberto, Guillermo, Sofía y Teresa— procreados por el médico Alberto Sahagún de la Parra y Ana Teresa Jiménez Vargas, quien se dedicó al hogar y a la atención de sus seis hijos hasta su fallecimiento, el 12 de marzo de 2001; cuatros años después, el 16 de junio de 2005, se produjo el deceso del padre.

Maestra de inglés, formada en la primaria y secundaria por las madres teresianas del Colegio América de Zamora —no terminó la preparatoria—; durante la década de los setenta, Martha dividía su vida entre sus hijos: Manuel, Jorge Alberto y Fernando, las comunidades eclesiásticas (llegó a ser tesorera de los Legionarios de Cristo en Guanajuato, como comentó su hermano, el doctor radiólogo Alberto Sahagún Giménez[130]), y la empresa que manejaba junto a su esposo: Organización Farmacéutica Veterinaria S. A. de C. V. (Ofavesa), un centro de medicina y alimento para ganado y aves de corral que, a la postre, se convirtió también en su medio de enlace con la población rural de la región.

Ofavesa, que por cierto el3 de abril de 2008 fue motivo de un aseguramiento precautorio por parte de la Secretaría de Hacienda[131], ocupa un edificio de tres pisos en el número 323 de la calle Madero, en el centro de esa ciudad. Con su fachada pintada a semejanza de una vaca pinta —lo que la dota de una conveniente identidad ranchera— fue también el centro de operaciones desde donde Martha Sahagún buscó ser alcaldesa de Celaya en 1994. Para entonces, ya se esbozaba el perfil de una mujer que aspiraba a metas aún más ambiciosas y es que su historia en política comenzó nueve años antes de esa candidatura, en 1985, cuando esa ciudad despertó de un letargo político de décadas. Ricardo Suárez Inda obtuvo la candidatura del Partido Acción Nacional (PAN) a la alcaldía y se convirtió en la primera víctima de un supuesto fraude electoral en Guanajuato. Por primera vez, la clase privilegiada de la ciudad salió a la calle para congregarse en la Alameda (una plaza muy cercana a la ex casa familiar de Martha y Manuel, ubicada en las calles de Azcarateo y Chamizal en el fraccionamiento Alameda y que fue puesta en venta por la inmobiliaria Century 21 en 2003), para colgar ahí las boletas con los resultados electorales que daban el triunfo a su candidato.

Las autoridades electorales no cambiaron el veredicto que favoreció al Partido Revolucionario Institucional (PRl), lo que provocó que cientos de personas, hasta ese momento ajenas a la política, solicitaran su filiación al PAN. Entre esos nuevos miembros del blanquiazul estaba el matrimonio Bribiesca Sahagún.

Tres años más tarde, la experiencia del fraude electoral se repetiría. La campaña del panista Carlos Aranda, un empresario más joven que Suárez Inda, tuvo una mayor planeación, pero eso no bastó para derrotar al tricolor. Los reclamos y las manifestaciones incluyeron la participación de una Martha Sahagún de Bribiesca más activa, quien convocaba a reuniones en su casa a las que asistían personajes locales como María de la Salud Hinojosa de Gallego, «Saluca», tía del entonces diputado federal y ahora Presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa. Por supuesto, el incipiente político y aspirante a diputado Vicente Fox Quesada era un visitante asiduo al hogar de los Bribiesca Sahagún, como nos confió en una entrevista realizada en su despacho de Ofavesa el propio ex marido de Martha: «era un amigo de la casa», dijo. Aquí vale tener presente que 1988 es trascendental para la historia del panismo guanajuatense —y, en especial, para la de Martha y Vicente—, pues fue entonces cuando emergió el liderazgo del carismático Manuel J. Clouthier, político sinaloense que manejaba un lenguaje novedoso, directo y popular que le atrajo muchas simpatías, particularmente de empresarios y profesionales que hasta entonces no se habían involucrado directamente en la política. Muchos ciudadanos se vieron atraídos por su invitación a involucrarse activamente en los asuntos políticos. En el caso de Fox, fue el motor para aceptar contender como candidato panista por el III Distrito para las elecciones federales de ese año, en las que ganó con 58.2 por ciento de los votos[132].

Esas experiencias políticas fueron definitivas para la señora de Bribiesca, según confesó en entrevista María Guadalupe Suárez Ponce (por cierto, hija de Ricardo Suárez Inda y quien en 2003 era diputada local del PAN por Guanajuato; posteriormente fue diputada federal de la LIX Legislatura y ahora, desde el inicio del sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, tiene el cargo de directora general adjunta de Apoyo a las Actividades de la esposa del Presidente, Margarita Zavala).

En la terraza de un café en la Alameda de Celaya, Lupita, como suelen llamarla sus amigos, recordó que en esas luchas tanto ella como Martha y Leticia Gammo de Aranda diseñaron un programa para penetrar en las clases populares del municipio. La colonia que eligieron fue Monteblanco, un caserío levantado en el antiguo tiradero municipal donde el PAN nunca había obtenido un voto electoral. Para Suárez Ponce, Monteblanco fue especial para Martha: ahí aprendió el verdadero ejercicio de la política[133].

En 1991, Carlos Aranda, quien entonces era presidente del Comité Municipal del PAN, volvió a postularse como candidato. Esta vez ganó e inició sus funciones como presidente municipal el 1 de enero de 1992. Su esposa, Leticia Gammo, fue nombrada presidenta del DIF y de inmediato invitó a sus amigas a incorporarse al gobierno celayense:

Guadalupe se convirtió en directora del organismo, mientras que Martha se ocupó del departamento de ayuda a grupos vulnerables. Pero no habría de pasar mucho tiempo antes de que Juan Manuel Oliva Ramírez (quien entre 1991 y 1993 fue diputado local por el IV distrito de León, en la LV Legislatura del Congreso de Guanajuato, y coordinador de la fracción parlamentaria del PAN), le ofreciera la Secretaría de Promoción Política de la Mujer del partido blanquiazul en esa entidad. El joven panista, quien antes de tomar la carrera política fue periodista profesional, tenía entonces treintaiún años y se convirtió en el primero de los padrinos políticos de la Sahagún y, al tiempo, parece que aquel primer gran apoyo fue recompensado. Dos meses antes de que Vicente Fox y la primera dama abandonaran Los Pinos, Oliva Ramírez asumió como gobernador de Guanajuato para el periodo del 26 de septiembre de 2006 al 25 de septiembre de 2012.

Antes, el 28 de noviembre de 2005, el senador con licencia Oliva Ramírez había vencido arrolladoramente al ex secretario de Agricultura, Javier Usabiaga Arroyo —llamado el «Rey del Ajo»—, en la contienda interna del PAN para seleccionar a su candidato al gobierno de Guanajuato. La derrota del favorito de Fox se interpretó entre la prensa y los políticos como un ajuste de cuentas del panismo guanajuatense tradicional al Presidente, pues era más que evidente el apoyo que recibía del centro el «candidato oficial» y, además, como una victoria de la primera dama sobre su marido.

Y es que, aunque el propio Usabiaga afirmaba que no era impulsado desde Los Pinos, el 5 de septiembre de 2005, en una entrevista publicada por La Jornada, confirmó que Mercedes y Juan Pablo, hermanos del mandatario, se habían sumado a su equipo de campaña: la primera, como promotora del voto en su favor como parte del proceso interno en el blanquiazul y, el segundo, para promover su imagen entre los empresarios de la entidad. En tanto, Oliva Ramírez, quien es calificado de ser un panista «químicamente puro» y, además, ligado a los grupos religiosos más poderosos dé la entidad, fue apoyado por los hijos de Marthita, a través de otros empresarios locales.

Por supuesto, la cercanía del actual gobernador de Guanajuato con la señora Sahagún y sus hijos está siendo vigilada con lupa desde 2007, pues ya existen señalamientos de presunto tráfico de influencias entre empresarios leoneses —Manuel Bribiesca hijo, entre ellos— y el actual mandatario estatal.

Ya con mayores tablas, Martha decidió ir por la Presidencia Municipalde Celaya en 1994. Dentro del PAN no tuvo objeciones, pero los celayenses no pensaban lo mismo. Leopoldo Almanza Mosqueda, el candidato del PRI, le ganó la batalla y con un margen indiscutible.

Esa derrota, dijo Manuel Bribiesca Godoy, «le dolió muchísimo», pero, salvo que él lo dice, los celayenses no lo notaron, pues Martha retomó su actividad con nuevos bríos. Lo que nadie sabía entonces era que, paradójicamente, ese descalabro electoral la habría de llevar directamente a quien, al final, le facilitaría consumar grandes victorias, a Vicente Fox Quesada.

Se habían conocido seis años atrás, cuando el empresario afincado en el Rancho San Cristóbal, en el municipio de San Francisco del Rincón, buscaba la diputación federal. Esa relación se fortaleció a partir de 1991, en el tiempo en que Fox contendió por primera vez por la gubernatura del estado y Manuel Bribiesca Godoy por una diputación, en elecciones donde ambos resultaron derrotados.

Por ello, no extrañó a las amigas celayenses de Martha que, en 1994, el candidato Vicente Fox la llamara para que fuera coordinadora regional de su segunda campaña por el gobierno de Guanajuato. Incluso, tampoco les asombró que su relación avanzara más allá de lo estrictamente profesional. «En realidad no fue una sorpresa, sino un procedimiento lógico —comentó Lupita Suárez—. Había una enorme simpatía entre ambos y luego, todos sabíamos que Martha no era feliz con Manuel; sus problemas maritales estaban en boca de todos».

El26 de junio de 1995, Fox —quien sólo llevaba siete años de militar en el PAN— asumió el gobierno de esa entidad y nombró a Martha Sahagún de Bribiesca como jefa de prensa de su gabinete. Desde entonces ya no se separarían.

La vocera del gobernador Fox había cortado definitivamente con su esposo en 1998 y en 2000 quedaron legalmente divorciados. Su matrimonio religioso se anuló en diciembre de 2004 —en la cúspide de su poder como primera dama—, lo que levantó una enorme polémica, pues según la escritora OIga Wornat, la disolución fue veloz y metieron mano en el proceso el cardenal Norberto Rivera Carrera y el obispo Onésimo Cepeda. Todo esto, luego de que ella argumentara violencia doméstica en el expediente de nulidad matrimonial, que entregó el21 de agosto de 2000 al vicario del Tribunal Eclesiástico Interdiocesano de México, doctor Gregorio Lobato Vargas[134].

Vicente había conocido a su primera esposa, Lilián de la Concha, en la empresa Coca-Cola, a la que ingresó en noviembre de 1964 y en la que trabajó hasta 1979. Se casaron en 1972 y se divorciaron en 1999. Adoptaron cuatro niños: Ana Cristina, Vicente, Paulina y Rodrigo, provenientes de una casa-cuna de Monterrey. Aunque divorciados por las leyes civiles, durante años Fox y Lilián se refrieron a su vínculo religioso como indisoluble; sin embargo, el 11 de junio de 2007, el Tribunal Eclesiástico de la Rota, en el Vaticano, anuló también su matrimonio religioso.

La ex esposa de Fox charló con el periodista Gabriel Bauducco sobre los días de crisis matrimonial y la influencia definitiva de Martha en su ex marido: «siempre ha sido una mujer de objetivos claros», dijo, especialmente cuando se trata de Vicente. De esa entrevista, publicada originalmente en la revista Chilango de mayo de 2005, extraemos algunos párrafos que, luego, fueron replicados en el más reciente libro del autor[135]:

—En 1998, Manuel Bribiesca (exesposo de Marta [sic] Sahagún) me habló por teléfono. Fue cuando Gorbachov le entregó un premio a Vicente en California. Ahí, él se dio cuenta de que Vicente y Marta estaban muy cerca. Él me habló para decirme que Marta le había dicho: «Lo siento mucho, contigo no pasaré de ser la esposa de un veterinario. Con Vicente Fox voy a ser la primera dama».

—Hay cosas con las que una mujer sueña toda la vida: Como el casamiento de sus hijos o el bautizo de su primer nieto, pero seguro, en tus sueños no estaba Marta Sahagún.

—Al principio me dolía mucho. Mucho. Me dolía que disfrutara de una casa que Vicente y yo construimos con mucho esfuerzo y de la que ahora ella se siente dueña sin serlo, porque es casa de mis hijos. Me dolió que no alcancé a sacar cosas de mi casa porque yo pensaba volver ahí.

—¿Quién te lo impidió?

—Pues Vicente ya estaba con Marta. Son cosas, recuerdos que ya desaparecieron, los quemaron. Pero bueno, eso me dolía antes. Ahora ya no. La ves todos los días en todas partes, no puedes estar haciéndote el harakiri cada vez que aparece Marta en la tele. La verdad es que pensé que Vicente iba a recapacitar, como yo recapacité con lo de Miguel Ángel (la relación que tuvo cuando estaba separada de Fox). Pensé que mi familia valía más que cualquier otra relación. Entonces, cuando en 1997 me di cuenta de que Vicente andaba con Marta, pensé que se iba a dar cuenta de que esas cosas pueden suceder, pero que iba a recapacitar.

—¿Eso fue un acto de soberbia de tu parte, creías ser mejor que Marta Sahagún?

—Bueno, creí que Vicente elegiría el concepto de familia que nosotros teníamos. Hizo declaraciones públicas, siendo gobernador, de que él estaba casado conmigo hasta que la muerte nos separara.

—¿Alguna vez sientes celos de Marta, por la cercanía con tus hijos, con tu nieto?

—No, porque obviamente mis hijos no la quieren. No me afecta.

—Hay un momento en tu historia que permanece oculto. Poco claro. Es aquél en el que cuando te separaste de Vicente Fox, dejaste a los hijos con él. ¿Por qué lo hiciste?

—No, no. Yo no los dejé con él. Eso quiero aclararlo. Y lo grito. Ahí sí, Vicente me mintió. Ahí sí, Vicente me engañó. Y yo le creí. Estábamos arreglando lo del divorcio. Y Vicente bajó el crucifijo que había sobre nuestra cama; me juró, me dijo: «Sota (por sotaca), te pido por favor que me firmes la custodia de los niños. Porque si tú te vas con ellos, los priistas me van a atacar diciendo que yo soy homosexual, porque los cuatro niños son adoptados». Bajó el crucifijo y me dijo: «Te juro por Dios que yo nunca te los vaya quitar» y tontamente yo le creí. Cuando le dieron el papel del divorcio, llegó al departamento de León donde vivíamos mis hijos y yo, y le dijo a los niños: «Aquí está el papel donde su mamá ya firmó que los está abandonando». Y se los llevó.

Para 1997, el gobernador de Guanajuato había manifestado públicamente su interés por ocupar la Presidencia de la República. Para lograrlo realizó una intensa campaña mediática en la que su imagen de hombre de campo —siempre en jeans, botas y camisas a cuadros—, de ranchero pendenciero, sin miedo al sistema político dominado por el PRI, fue definitiva. Atrás y adelante de ese impulso estaba Marta. El14 de noviembre de 1999 fue elegido candidato presidencial en representación de la Alianza por el Cambio (PAN-PVEM), para las elecciones de 2000, las que ganó por amplio margen al candidato del PRI, Francisco Labastida Ochoa. Se habían roto siete décadas de dominio priista y él —gracias a la mercadotecnia y publicidad de su campaña— estaba convertido en un líder de multitudes. En diciembre de 2000, según María de las Heras, registró un nivel de aprobación del 79 por ciento, que es un récord en México. Pero, paulatinamente, la confianza se fue minando. Primero, porque los mexicanos pusieron expectativas muy altas en el cambio que prometió en campaña y, segundo, por la mala conducción de las políticas públicas y sus nada afortunadas declaraciones.

Muy temprano, a las ocho de la mañana del 2 de julio de 2001 (día en que el entonces Presidente de México celebraba el primer año de su histórico triunfo electoral y en el que también cumplía 59 años) una radiante Martha María Sahagún Jiménez se casó con Vicente Fox Quesada, en una de las cabañas de Los Pinos. Las que el arquitecto Humberta Artigas remodeló a gusto de la todavía vocera presidencial, lo mismo que la residencia «Miguel Alemán» y que, por cierto, son producto de cuatro contratos nada claros que actualmente están en averiguación[136].

El camino se allanó por completo. De ahí en adelante, la primera dama instaló un cogobierno con su marido que, como afirmó Sara Sefchovich, «sólo se había visto en México en tiempos de la emperatriz Carlota[137]».

Secuencia 2.

¡Vamos Marta!

Ya empoderada —término que ella misma puso de moda, pero que las feministas mexicanas utilizaron desde los setenta—, la señora Martha, como la llama Fox, dio inicio a un protagonismo que, conforme se ensanchaba, redujo al mínimo la presencia y autoridad del presidente en funciones.

El24 de septiembre de 2001 creó la Fundación Vamos México como una asociación civil y filantrópica, pero que en realidad funcionó en sus primeros años como una superestructura de gobierno que abarcaba áreas públicas como salud, educación, asistencia, desarrollo social, protección civil, relaciones exteriores, relación con medios y gobernabilidad, entre otros. Las actividades de Vamos México fueron inauguradas el domingo 21 de octubre de 2001, con un concierto del cantante británico Elton John en el Castillo de Chapultepec que, apenas fue anunciado, levantó enormes críticas de la opinión pública. La intención del espectáculo fue crear un fondo de diez millones de dólares (se cobraron diez mil dólares por asistente a la cena-show en el Alcázar, donde se instalaron mil comensales distribuidos en cien mesas), cantidad que se multiplicó al disponer de la «generosa» participación de archimillonarios como Carlos Slim, Roberto Hernández, Emilio Azcárraga Jean, Lorenzo Zambrano, Roberto González Barrera, Carlos Peralta, Eugenio Clariond, Valentín Diez Morado, Germán Larrea, Adrián Sada González, Daniel Servitjé, Ricardo Salinas Pliego, Claudia X González, Alfonso Romo, Olegario Vázquez Raña, Javier López del Bosque y muchos más que no se arriesgaron a quedar mal con la entonces ya poderosísima señora de Fox. El acto fue criticado por la prensa no sólo por el uso de un edificio del patrimonio histórico para un fin privado (decisión que incluso se discutió en la tribuna de San Lázaro y por la que investigadores y trabajadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia presentaron treinta y seis amparos ante jueces federales en materia administrativa para impedir la realización del show, sin que la gestión arribara a buen puerto), sino porque las donaciones —deducibles de impuestos— se emplearon presuntamente con fines políticos y populistas y no en la beneficencia. Un año después, en octubre de 2002, se echó a correr el rumor que la Fundación Vamos México recibió un multimillonario donativo de Fundación Televisa: 25 millones de dólares. Curiosamente, ese mismo mes, según una columna del periodista Jenaro Villamil[138], el gobierno federal cedió a las presiones de los dos grandes concesionarios de medios electrónicos para cambiar, vía decreto presidencial, el reglamento de la Ley Federal de Radio y Televisión y desaparecer el impuesto de 12.5 por ciento. Villa mil expuso: Y así como ha apadrinado el Teletón y se ha hecho acompañar de estrellas de Televisa para ayudar a los damnificados de Yucatán (afectados por el huracán Isidore, en septiembre de 2002), Marta Sahagún ha participado en la campaña «Vive sin drogas», de Fundación Azteca, y en la donación de bicicletas en enero de este año (2003), justo en el momento álgido del conflicto con Canal 40 (febrero de 2003).

A estas alturas, el proyecto mediático de Vamos México no es sólo la filantropía «totalmente Palacio» sino la expresión de un programa paralelo de gobierno y una plataforma de lanzamiento político para la figura con mayor visibilidad en el foxismo: Marta Sahagún.

El12 de enero de 2004 —con más poder, todavía—, la propia primera dama advertía en una nota de Ocho Columnas de El Universal: «Desde ahora lo digo: tendrán Marta para un buen rato… Creo que México ya está preparado para tener a una presidenta[139]».

Pero Vamos México y Martita recibirían golpes certeros que minaron por completo sus aspiraciones presidenciales y que, de paso, desinflaron su imagen piadosa. El más doloroso para su ego y su cuidada imagen ante el mundo llegó diecinueve días después de su «auto destape». El diario londinense Financial Times publicó un reportaje de su corresponsal en México Sara Silver, donde quedaron documentadas las oscuras operaciones financieras de Vamos México y se vertieron evidencias de las intenciones políticas de la esposa de Fox[140].

Con excepción del desaparecido periódico El Independiente, que publicó la nota el mismo día que el Financial Times en su versión impresa, los diarios mexicanos no informaron nada al respecto. Ya para el lunes 2 de febrero, La Jornada reseñó el reportaje de Silver. Ese mismo lunes, y afuera de Los Pinos, a la altura de la Puerta 4, Marta enfrentó a los medios de comunicación y respondió al diario londinense. Se dijo calumniada y difamada y calificó la información de tendenciosa y tergiversada.

La primera dama ordenó publicar los estados financieros auditados de los ejercicios 2001 y 2002, pero éstos confirmaron las cifras del Financial Times, según las cuales la fundación sólo había donado a otras instituciones filantrópicas 46 millones de pesos, de los 153 millones que había recabado a finales de 2002. Los costos de operación habían absorbido casi la misma cantidad, unos cuarenta y tres millones, pese al acceso de la fundación al personal de la Presidencia y al espacio de oficinas donado. Los sesenta y tres millones de pesos restantes permanecían como aportación[141]. Así como con Vamos México, que fue su principal bandera de promoción política, antes y después se sucedieron escándalos y acusaciones de corrupción en torno a la pareja presidencial, de los que, a continuación, se consignan sólo algunas muestras:

El toallagate

El 19 de junio de 2001, el periódico Milenio publicó en su portada la nota «Toallas de 4 mil pesos», escrita por la periodista Anabel Hernández, donde revelaba el costo de sólo uno de los insumas adquiridos para el menaje de las cabañas en donde vivían —hasta entonces— el Presidente de México y su hija mayor, Ana Cristina, y que fueron remodeladas a un costo de seiscientos mil dólares. Ese mismo día, Carlos Rojas Magnon, asesor de la Presidencia y uno de los hombres más cercanos a Vicente Fox, dijo que era «totalmente erróneo difundir que se ha pagado más de lo necesario». Por ejemplo, según Rojas, la compra de dieciocho sábanas había tenido un costo de 3 mil 880 dólares, pero según Compranet, el Sistema Electrónico de Contrataciones Gubernamentales público, el precio fue de 3 mil 857 por juego (adquirieron un total de cuatro). La cuestión no paró en sábanas y toallas, pues, por ejemplo, también compraron un cenicero de mármol en cien dólares, veintidós sillones por treinta y tres mil dólares y manteles de tres mil, todos importados.

Un día después de darse a conocer el llamado toallagate, el presidente Fox, quizá aún ajeno a las implicaciones del escándalo, se mostró orgulloso de que «hasta el precio de las toallas es público: está en Internet», muestra de la «transparencia» de su administración. Al entonces mandatario se le olvidó que Compranet (http://www.secodam.gob.mx/index.html) existe desde 1997. Al final, Rojas Magnon presentó su renuncia, pero en este asunto no hubo sanción penal.

La pareja presidencial

El 6 de marzo de 2003, en Los Pinos, Vicente Fox dejó claro cómo estaban las cosas en su casa y lo que su esposa representaba. En una reunión con el actor Adalberto Martínez, Resortes, dijo: «Yo también tengo pareja y soy muy feliz; somos una pareja que trabajamos en equipo, como se hace hoy en día; somos una pareja que compartimos decisiones; somos una pareja que trabajamos por México; somos una pareja que queremos ver al país unido. Somos una panda presidencial… A algunos no les gusta que diga eso, pero yo lo digo: somos una pareja presidencial muy feliz, trabajando por México, trabajando por los pobres, trabajando por el campo, trabajando por los marginados».

Los Amigos de Fox

El viernes 3 de octubre de 2003, el diario La Jornada publicó que el Instituto Federal Electoral (IFF) había comprobado que Vicente Fox Quesada recurrió a prácticas de financiamiento ilegales para llegar a la Presidencia de la República: «Por conducto de la asociación Amigos de Fox —que utilizó nueve empresas y personas físicas como “interpósita persona”—, el Jefe del Ejecutivo Federal recibió de manera ilegal 91 millones 227 mil 572 pesos para su campaña electoral de 2000».

Esa historia comenzó el 21 de junio de 2000, cuando el entonces senador priista Enrique Jackson presentó, en la sesión de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, una serie de cheques girados por Carlota Robinson, mediante una triangulación desde la empresa Grupo Alta Tecnología en Impresos. Los priistas dijeron entonces que venían del extranjero y se correspondían con una donación por 200 mil dólares de la empresa belga Dehydratiol1 Technologies Belgium.

La investigación se inició el23 de junio de 2000, pero el 9 de agosto de 2001, el Consejo General del Instituto Federal Electoral (IFE) dio carpetazo al asunto, argumentando que no tenía capacidad legal para acceder a las cuentas bancarias de las personas y empresas involucradas.

El 7 de mayo de 2002, previa queja del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y del PHI, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ordenó al IFE que reabriera el caso y determinó que el instituto tenía facultades hacendarías para efectos de fiscalización. El «cerebro financiero» de los Amigos, Lino Korrodi, y su operadora, Carlota Robinson, atrajeron los reflectores varios meses. «El PANme dejó morir solo», acusó Korrodi en una entrevista para el diario El Universal, ya pesar de que ahí reconoció que «sin ese dinero, Fox no hubiera ganado la Presidencia de la República[142]», tampoco se ejerció una acción penal.

Transforma México

El 21 de junio de 2004, el conductor de Noticieros Televisa, Carlos Loret de Mola, escribió una columna en la página electrónica esmas.com en la que refirió: «En fecha reciente, el tema de los dineros de Vamos México sonaron a premio gordo, cuando diputados y senadores denunciaron que la Lotería Nacional benefició con al menos 110 millones de pesos a las mismas instituciones que reciben recursos de Vamos México, en el fondo —dicen— buscan juntas promover las aspiraciones políticas de Marta Sahagún de Fox. A esto súmele que la directora de la Lotería Nacional, Laura Valdés Ruiz, tiene a su hermana María Elena, trabajando como secretaria general de Vamos México. A esto súmele que uno de los integrantes de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), que concluyó que las cuentas de la lotería no tenían problema, trabaja hoy en la Lotería, es el subgerente de adquisiciones, Vidal Ramírez Reyes. A esto súmele que Dolores Padilla, cuñada del presidente Vicente Fox, al estar casada con Javier Fox Quesada, recibió para su asociación contra la diabetes un donativo de 850 mil pesos de la lotería y todo, a través del fideicomiso Transforma México y con el visto bueno de Hacienda. “La aportación por 110 millones de pesos que la Lotería Nacional otorgó al fideicomiso público Transforma México fue resultado de una aplicación de su gasto debidamente autorizada por la Secretaría de Hacienda”, comentó Laura Valdés Ruiz, directora de la Lotería Nacional».

En este caso, el Congreso de la Unión ordenó auditar a la Lotería Nacional y abrirle proceso ante la Procuraduría General de la República (PGR) a su entonces directora.

El 13 de julio de 2004, Fox designó a Tomás Ruiz como director de la Lotería Nacional, en sustitución de Laura Valdés, quien quedó bajo investigación de la ASF, entonces a cargo de Arturo González de Aragón. Otra vez, todo quedó en el nivel de la presunción.

En enero de 2006, Tomás Ruiz comentó que en el informe que había entregado el Auditor Superior de la Federación sobre la Cuenta Pública del año 2003, «tuvimos un primer resultado positivo para la institución en el que se aclaró que del fideicomiso de la Lotería no se desviaron recursos para la organización Vamos México, no hay ningún desvío en este sentido, ni desvíos que pudieran tener un contenido político para apoyar a parientes o a personas relacionadas con la familia del Presidente».

Pemexgate II y Muñoz Leos

Raúl Muñoz Leos renunció a Pemex en noviembre de 2004. El11 de agosto de ese mismo año, el periódico Reforma publicó como nota central que el funcionario había desviado dinero (163 mil pesos) de la paraestatal, para pagar operaciones de cirugía estética de su esposa, Hilda Ledesma; por cierto, íntima amiga de Marthita.

Pero no fue removido por éste y otros excesos, como recibir millón y medio de pesos para viajes y viáticos, sino por firmar un convenio para pagar 7 mil 700 millones de pesos por asistencia médica y créditos hipotecarios para el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM).

Según el columnista Ricardo Alemán, el Grupo Monterrey y Fox fueron los responsables de la caída del funcionario[143]: Resulta que el enojo contra Raúl Muñoz Leos también surgió desde frentes tan poderosos como la Oficina de Innovación Gubernamental, de Los Pinos, y desde las secretarías de Gobernación y Hacienda. Desde los tres flancos se detectaron focos rojos que según Ramón Muñoz Gutiérrez, Santiago Creel y Francisco Gil, ponían en riesgo la contienda presidencial para 2006, sea quien fuere candidato por el PAN. ¿Por qué razón? Porque el director de Pemex había firmado un convenio bianual con el Sindicato de Trabajadores Petroleros, por casi ocho mil millones de pesos que garantizaba que el gremio petrolero, y de ahí el PRI, podrían disponer de recursos para las elecciones de 2006. Pero en el fondo, el problema real se había generado por un descuido tanto en Los Pinos, en la oficina de Ramón Muñoz Gutiérrez, como en las secretarías de Gobernación y Hacienda. ¿Por qué razón? Porque el contrato que firmó Pemex con su sindicato no sólo fue firmado el 26 de julio pasado, sino que fue conocido y avalado por el recién estrenado secretario de Energía, Fernando Elizondo quien asumió el cargo el 2 de junio de 2004, por la Oficina de Innovación Gubernamental y hasta por el propio presidente Fox. Así, cuando en la casa presidencial se percataron que con ese contrato se aseguraba que el PRI podía disponer de importantes recursos para su campaña presidencial de 2006, dinero que provenía de Pemex, entonces se tomó la decisión de corregir el error, una vez que se sumaron el interés del Grupo Monterrey por derribar al director de Pemex, para garantizar los contratos con la paraestatal y la necesidad de dar marcha atrás al convenio que garantizaba al PRI los dineros para fines político-electorales.

En ese mismo espacio agregó:

Es seguro que el convenio que por casi ocho mil millones de pesos firmaron Pemex y su sindicato contenga errores, pero no es ilegal, además de que fue avalado por el propio Vicente Fox. Lo cierto es que desde ese 11 de agosto, el diario Reforma inició una poco ética persecución contra Raúl Muñoz Leos, que pareció llegar al clímax cuando ese mismo diario hizo público que Muñoz Leos había pagado, con dinero de Pemex, una cirugía plástica para su esposa. Al final, y con el acceso privilegiado a la información de la Secretaría de Energía, Reforma publicó el primer gran golpe contra el director de Pemex, el 11 de agosto, y el 1 de noviembre, apenas ayer, también en su primera plana, publicó la renuncia de Raúl Muñoz Leos y como para que no existiera duda sobre el origen de las filtraciones y en las motivaciones políticas en la caída del director de Pemex, el secretario de Energía, Fernando Elizondo, dijo en entrevista a Joaquín López Dóriga: «El Presidente me pidió que personalmente operara y procesara todo…», la salida de Muñoz Leos de Pemex y la llegada de Luis Ramírez Corzo en su relevo. Todo, claro, incluida la filtración a Reforma.

Muñoz Leos, la esposa, Marthita y sus juniors

El miércoles 8 de noviembre de 2006, Raúl Muñoz Leos reapareció en la vida pública para presentar un libro[144] donde culpa a Fox de todos los malos manejos de la paraestatal y directamente de la negociación del Pemexgate, revelado por el periodista Miguel Badillo el 10 de septiembre de 2001, cuyo «carpetazo», según el ingeniero químico, se acordó entre Fox —asesorado por Diego Fernández de Cevallos y Santiago Creel— y Romero Deschamps so pretexto de un conflicto ficticio entre la empresa y el STPRM. Sin embargo, el ex funcionario no hace mención a presuntos «favores» hacia Martha Sahagún y, específicamente, a sus hijos.

La revista Contralínea, sin embargo, publicó que, contrario a los roces del Presidente y el entonces director general de Pemex, entre Martha Sahagún e Hilda Ledesma, respectivamente esposas de ambos, creció una amistad que las hacía sostener conversaciones telefónicas todos los días, asistir a fiestas familiares e incluso ir juntas de shopping:

Marta e Hilda mantenían más que una relación de amistad. A través de Hilda Ledesma la esposa de Vicente Fox mantenía a Muñoz Leos informado sobre los negocios que sus hijos Manuel y Jorge Bribiesca operaban en la paraestatal yen los que debía intervenir Muñoz Leos.

En el interior de Pemex, Marta tenía otro interlocutor: Eduardo Rosas Monroy, recomendado por ella misma a Muñoz Leos para que lo colocara como su secretario particular en la paraestatal.

Como lo reveló Contralínea en octubre de 2004, en un momento algunos funcionarios de Pemex, como el entonces director de Pemex Exploración y Producción (PEP), Luis Ramírez Corzo, se negaron a otorgar contratos por adjudicación directa o mediante licitaciones amañadas a la naviera Oceanografia (ligada a los Bribiesca Sahagún), esto provocó las presiones de Muñoz Leos a Ramírez Corzo y como éstas no fructificaron, el presidente Vicente Fox pidió a Muñoz Leos su renuncia. El ex director de DuPont había dejado de ser útil a los intereses de la familia presidencial en la paraestatal.

La familia presidencial se quiso deslindar de este escándalo porque ya se había acordado que con la salida de Muñoz Leos, Luis Ramírez Corzo ocuparía la vacante y que a Oceanografía se le dejarían los mismos márgenes de negociación. Incluso en su gestión, Ramírez Corzo autorizó que a la naviera se entregaran más contratos con montos mayores a los que logró Muñoz Leos[145].

Secuencia 3. Y, ¿por qué no? ¡Vamos muchachos!

Aunque hay muchas otras referencias que podrían citarse de las irregularidades en que incurrió el sexenio de la pareja presidencial, son dos libros los que inician el declive en el poder de la entonces primera dama y sus hijos: La jefa. Vula pública y privada de Marta Sahagún de FOX[146] y Crónicas malditas desde un México desolado[147], ambos escritos por la periodista argentina Olga Wornat, y que, según dijo en entrevista el abogado y político Jesús González Schmall, fueron el resorte que impulsó a los legisladores a iniciar una investigación formal sobre el supuesto enriquecimiento de los hermanos Bribiesca Sahagún.

Dicha entidad de la Cámara de Diputados se creó el 28 de abril de 2005 y legalmente se le denominó «Comisión de investigación encargada de revisar la legalidad de los contratos de obra pública, concesiones, contratos de suministro de bienes de consumo o de compraventa de bienes inmuebles de titularidad pública, otorgados por organismos descentralizados o empresas de participación estatal mayoritaria a la empresa Construcciones Prácticas, S. A. de C. V. y cualquier otra que tuviera relación con la misma».

La comisión fue presidida entonces por la diputada Marta Lucía Micher Camarena (PRD), así como por los legisladores Jesús González Schmal (Convergencia) y Sofía Castro (PRI), los tres integrantes de la LIX Legislatura. Enjulio de 2008, en su despacho de la calle de Oaxaca, en la colonia Roma de la ciudad de México, Gonzalez Schmal reflexionó sobre el origen del enorme poder que desplegó Martha Sahagún de Fox y del pasado y futuro de las investigaciones legales que se ciernen sobre sus tres hijos: Manuel, Jorge Alberto y Fernando.

Para González Schmal (quien en dos ocasiones fue diputado federal por el PAN, en la V Legislatura de 1979 a 1982 y en la VII Legislatura de 1985 a 1988 y quien en 1987 participara como precandidato del blanquiazul a la Presidencia de la República, pero que fuera derrotado por Manuel Clouthier), los legisladores no podían pasar por alto más frivolidades tanto de Martha como de Vicente Fox, a quien considera el principal responsable:

Todos sus actos nos revelaron la inmadurez, la condición de una personalidad tan incompleta, de quien en un momento dado el pueblo eligió como presidente. Ése es el elemento más destacado de todo este asunto… Cómo un personaje de las características de Vicente Fox pudo seducir a la mayoría de un pueblo con experiencias políticas muy importantes en su historia contemporánea; cómo ese pueblo se le entregó y albergó una esperanza de que sus planteamientos realmente fueran serios, profundos y sustanciosos, y cómo Fox le atinó proyectando una fase de su personalidad que es la de la crítica mordaz y festiva de las tragedias nacionales, que fueron el anzuelo por el que muchas personas lo siguieron.

Los que lo conocíamos un poco más a fondo sabíamos que se trataba de un sujeto incluso peligroso, por su inestabilidad emocional y su liviandad ética y su deslealtad a los principios en función de sus intereses. Esta contextura nos hacía dudar de él, pero cuando vimos la avalancha de personas —incluso de muy buen nivel de conocimiento político— que se le entregaban al primer contacto, yo mismo, le confieso, dudé de mi juicio. Pensé: «a lo mejor estoy equivocado. La gente lo está aclamando, lo está llevando a una gran responsabilidad[148]». Pero una vez que ocurre la elección y alcanza el triunfo —agrega— los mexicanos comenzamos a darnos cuenta de quién era en realidad Vicente Fox y esto sucede desde su primer acto oficial:

Cuando toma protesta como Presidente y él mismo se arroga la facultad de violentar el precepto constitucional y convertir ese acto en una verdadera feria, en un evento personalizadísimo, donde quiso plantear que ahí empezaba la historia del país.

Para el abogado torreonense, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México, la presencia de Martha Sahagún se tomó, al principio, como una frivolidad, como un simple affaire, pero no se dimensionó lo que sería este fenómeno después.

Quien nos la descubre en su totalidad, con mayor realismo y crudeza, es Olga Wornat. Hay que reconocerle que es la primera que le hace una radiografía a fondo y quien nos vierte un drama nacional. Es decir, la esposa del Presidente estaba en realidad encasillada, y también encasquillada, en tratar de convertir a la República en su propio proyecto y en satisfacer su propio sentido y concepto de la nación. Surgió antes Vamos México y se descubrieron cada día facetas más claras de la omnipresencia de Martha Sahagún. Pero cuando la Wornat se mete a la investigación a detalle —lo mismo que Anabel Hernández y Areli Quintero en su libro[149]— al hacer una investigación periodística a fondo de los bienes de la familia Bribiesca Sahagún y de sus antecedentes en condiciones muy precarias de carácter económico, y las comunidades leonesa y celayense se dan cuenta de que esos muchachos que no tenía mayor alcance económico de repente viajan en avión privado y se mueven como magnates, es cuando se nutre una ola de demanda para saber qué está pasando realmente. Ahí es donde se produce un shock en el que todos tomamos conciencia del monstruo que se había erigido.

El primer libro de la periodista argentina sobre la primera dama (La Jifa. Vida pública y privada de Marta Sahagún de Fox) apareció en México en mayo de 2003 y, de inmediato, suscitó un enorme revuelo y rápidamente se convirtió en best seller. El eje de la historia es, por supuesto, la relación entre el presidente Fox y Marta: Cómo se conocieron y dónde y cuándo se originó el romance. Cuenta quiénes son ambos personajes, historias personales e intimidades en la relación política y amorosa, su ascenso al poder y los primeros tiempos en Los Pinos. Se incluye, por supuesto, la familia, sus ex parejas y los hijos de ambos. En particular, los Bribiesca Sahagún no salen bien parados. Ahí se hace un esbozo de su accionar que, meses después, pasaría a formar parte de una investigación judicial:

Manuel, Jorge y Fernando Bribiesca son los hijos de Marta y salvo el más chico (Fernando), estudiante del Tecnológico de Monterrey, tranquilo y bastante simple, según quienes lo conocen, guapo y con un gran parecido a su madre, los dos mayores (Manuel y Jorge) hace tiempo que sembraron en el ambiente político y empresarial de México serias dudas sobre su proceder y ocupaciones.

Arrebatados, ambiciosos y prepotentes, la élite mexicana no los aguanta, pero los soportan por su estrecha ligazón con Los Pinos y porque sacan algún provecho de la relación o por lo menos «quedan bien con el Presidente y su consorte»[…]

Manuel y Jorge Bribiesca Sahagún son el costado más vulnerable de «La Jefa», según opinan empresarios, políticos y colaboradores que por una u otra razón han tenido que tratar con ellos. «Seguramente no sobreviven a una minuciosa investigación sobre sus bienes y sus gastos», me confió un hombre de negocios de Monterrey.

Sin embargo, es en 2005, semanas antes de la publicación del segundo libro de la Wornat sobre las andanzas de Marthita y sus nenes, que se detona un verdadero escándalo y se produce un hecho inédito en México: la esposa del Presidente demandaría no sólo a la periodista argentina, sino también al semanario Proceso.

La demanda se detona tras la publicación en Proceso —edición 1478, del 27 de febrero de 2005— del texto «Historia de una anulación sospechosa», escrito por Olga Wornat, quien afirmaba entonces el lanzamiento de Crónicas malditas desde un México desolado.

La investigación se centra en el expediente de nulidad matrimonial con Manuel Bribiesca Godoy que la primera dama presentó ante autoridades de la iglesia católica, y cuyas argumentaciones redactó de puño y letra. Uno de los pasajes de esta historia, revelado por la propia Martita al Tribunal Eclesiástico Interdiocesano de México, expone: Aproximadamente a un año de casados, recibí de parte de Manuel su primera agresión física: me aventó y me di un golpe en la pared. Fue abrupto. La razón: nuestras continuas discusiones. Esto fue creciendo, ya que para los siete años de casados no dejaba de golpearme, de jalarme el pelo, de cachetearme y agredirme físicamente. Con esto le cuento a usted, señor juez, que hubo varios incidentes, a través de los años, de muchos golpes. Yo seguía resistiendo y seguía callando, pero debo decir que la última vez que me golpeó levanté un acta ante la autoridad pública. Por si esto tuera poco, el procurador de Justicia del estado de Guanajuato, licenciado Felipe Camarena, me vio un par de ocasiones llegar golpeada y amoratada al gabinete de trabajo del entonces gobernador del estado, Sr. Vicente Fox Quezada [sic]. Por otro lado, Manuel, ante su impotencia, ejercía chantaje y quería hacerme aparecer ante mis hijos como una mala madre por mi trabajo. Manuel siempre me hizo sentir culpable de esta relación emocional que nació muerta y que no tuvo bases.

La reacción de la primera dama a esta publicación fue virulenta. El 27 de abril de 2005, Olga Wornat y Proceso fueron notificados de la demanda interpuesta por la señora Sahagún, ante el juez Décimo Segundo de lo Civil, Carlos Miguel Jiménez Mora. «En mi legítimo derecho como ciudadana mexicana y con la verdad como valor, he demandado a la señora Olga Wornat», anunció Sahagún en un comunicado. «Esta demanda la hago por la forma en la que ha mentido, desinformado e invadió mi intimidad. También por el derecho que tengo de defender el honor y la dignidad, tanto de mi persona como de mi familia». Y remató: «Por lo anterior no permitiré que mis derechos sean atropellados por nadie, sin importar quién sea ni cuáles son sus intenciones».

Por supuesto, esto desató una enorme polémica entre los medios y los periodistas en torno a temas como la ética, el abuso desde el poder, la libertad de expresión y los límites que los comunicadores tenemos para cruzar de la vida pública de las personas a la privada. Pero también, se planteó que, tratándose de la pareja presidencial, los argumentos eran distintos: ellos mismos, durante todo su sexenio —y aún después de su salida de Los Pinos— se empeñaron en transformar sus momentos íntimos en acontecimientos públicos. El matrimonio Fox Sahagún pagó, y pagará, por la avidez de protagonismo que ellos mismos alientan y por sus múltiples indiscreciones y hasta locuacidad al referirse en público a sus asuntos familiares.

El 28 de abril de 2006, la revista y la periodista argentina perdieron en primera instancia la demanda por daño moral. El juez Jiménez Mora determinó que le asistía la razón a la señora Sahagún y resolvió la reparación del daño con una indemnización de un millón 958 mil pesos, a pagar de manera solidaria entre Proceso y Wornat. El fallo también planteó que Proceso debería publicar un extracto de la sentencia judicial con el mismo relieve que tuvo el material de Wornat.

Sin embargo, el 16 de mayo de ese mismo año, la primera Sala del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal dejó sin efecto la resolución y le pidió al juez tramitar la declaración del presidente para dictar una nueva sentencia.

Ya para el 23 de enero de 2007, la Primera Sala de lo Civil del DF absolvió a la empresa Comunicación e Información S. A. de C. V. (CISA), editora de Proceso, y Wornat fue condenada a pagar una indemnización de quinientos mil pesos a Sahagún, quien ya para entonces sólo es mencionada como «la esposa del ex presidente Vicente Fox».

Secuencia 4. Los Bribiesca Sahagún, en la mira.

Casi en paralelo a las publicaciones de Olga Wornat, recuerda Jesús González Schmal, en la Cámara de Diputados se producía un cisma. «Asumimos que la responsabilidad del Poder Legislativo era profundizar qué estaba pasando en León, Guanajuato, y por qué se dieron esas condiciones de enriquecimiento súbito en los hijos de Marta Sahagún. Una situación que solamente lastimaba a la comunidad local, a los guanajuatenses y trascendía para convertirse en un problema nacional».

La comisión investigadora para el caso Bribiesca, dijo el ex legislador, comenzó su investigación partiendo de que la empresa Construcciones Prácticas S. A. de C. V. era beneficiaria de unas adjudicaciones del Instituto de Protección al Ahorro Bancario (IPAB). «Cuando en la historia nacional, el IPAB constituye no sólo una ofensa y una burla, al haberse trasladado ahí las deudas privadas y convertirlas en deudas públicas, sino porque ésta gravitó y gravitará por muchas décadas en el presupuesto nacional, en perjuicio de los recursos que se necesitan para otras prioridades en el país».

Obviamente no fue fácil investigar —señala el legislador— y mucho menos durante la administración de Fox. «El Presidente quiso presionar. Sentimos enemistad y hostilidad de panistas, sobre todo de los neopanistas, y no obstante una minoría del PAN, con conciencia de lo que estaba pasando, no se solidarizó con la defensa del Presidente. Sentí que dentro del PAN hubo una división en el grupo parlamentario. Había muchos que sentían vergüenza de resistirse a que se protegiera Fox por lo que estaba pasando y asumieron una posición neutra: ni defendieron a la familia ni condescendieron tan fácilmente con nosotros. Pero detectaba efectivamente dentro de ellos un conflicto, pues preferían no pasar la vergüenza de defender al Presidente y dejar que las cosas continuaran, que fue en realidad por lo que pudimos trasponer el límite de Diputados, armar la comisión y luego conseguir que nos asignaran espacios dentro de la Cámara, recursos para operar y facultades para citar a los servidores públicos. La parte operativa se fue abriendo, porque a los panistas les daba vergüenza resistirse abiertamente a que la investigación se hiciera».

Las investigaciones avanzaron lentamente, narra el abogado, porque ellos se esperanzaron en que no se pudiera consolidar la investigación. Detrás de esto, dice, estuvo el panista Juan de Dios Castro Lozano —en ese tiempo consejero jurídico de Fox—, quien aconsejó sobre cómo dilatar las respuestas de las entidades públicas que tenían que dar informes a la comisión: Nacional Financiera, el IPAB (al que, por cierto, el periodista Francisco Rodríguez en su columna «Índice Político» rebautizó como Instituto de Protección a los «Ahorritos» de los Bribiesca), la Comisión Nacional Bancaria, Petróleos Mexicanos, entre otras. La estrategia era clara: la Legislatura LIX —como todas— tenía una duración limitada y mandar respuestas incompletas, para que los legisladores replantearan preguntas, ayudaría a cansarlos.

Pero, a medida que los legisladores avanzaban (habían identificado hasta entonces siete empresas constructoras en las que los hermanos Bribiesca tienen participación accionaría o son obligados solidarios del empresario celayense Miguel Khoury Siman), los integrantes de esa comisión comenzaron a recibir más presión e incluso amenazas desde el poder.

En esta etapa, Martha Lucía, mejor conocida como Malú, sufrió duras amenazas. Como guanajuatense, era la más susceptible de ser agredida en su fuero familiar. Además fue blanco de amenazas e injurias directas de Vicente Fox. «Llegamos a un extremo en el que sentí —aunque ella no me lo expresó con estas palabras— que ya no podía con el barco, porque la presión era muy fuerte. Además, teníamos el antecedente de una mujer —que nos dio mucha información, porque había trabajado con los Bribiesca—, que tuvo que salir del país porque los guaruras de los hijos de Marta la perseguían», afirma González Schmal.

Finalmente, la actual directora del Inmujeres del Distrito Federal, cedió el paso al legislador de Convergencia, quien recuerda ese momento: «Jesús», me dijo, ya no puedo con esto. Si tú tomas el puesto (la presidencia de la comisión) y la causa, vaya estar a tu lado, pero yo no puedo seguir presidiendo. Fue cuando me quedé al frente, siempre al lado de dos mujeres valientes, muy valientes, como Malú y Sofía. El 15 de febrero de 2006, la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados designó a González Schmal, como presidente de dicha comisión.

Unos días después, la Presidencia de la República calificó la investigación de los diputados como «anticonstitucional», pues la Carta Magna no permite pesquisas sobre particulares. El torreonense argumentó y probó que todo era legal. «Proseguimos con nuestro trabajo y, obviamente, como ha sido hasta ahora, siguió la estrategia de regatearnos información, deformarla y presentarla incompleta, pero afortunadamente conté con un grupo de amigos, abogados y contadores, con el que fui os armando el rompecabezas y finalmente logramos cerrar dos o tres investigaciones muy bien centradas».

Fue cuando se obtuvieron pruebas de un supuesto tráfico de influencias de Jorge Alberto Bribiesca y Construcciones Prácticas al pagar la tercera parte de una subasta al IPAB, la creación de la Inmobiliaria Quilate —con la que compran bienes a través del IPAB y donde aparecen los Bribiesca como socios— y el caso del fideicomiso donde adquieren grandes extensiones de terrenos en Guanajuato que les cede el IPAB en el que también Manuel Bribiesca Sahagún aparece como secretario técnico y con voto de calidad para las decisiones. Todos esos hallazgos de los legisladores consolidaron los elementos de prueba para la presunción de tráfico de influencias.

«Todavía ahí nos dijeron: “tenemos el asunto listo para que no prospere”, porque finalmente lo que iba a pasar es que la denuncia que se hiciera al Presidente de la República, a la Secretaría de la Función Pública y a la Procuraduría General de la República no es una denuncia formal, sino el rendir un informe para que tanto el Poder Ejecutivo como las dependencias ya mencionadas, promovieran por su propia iniciativa, conociendo los antecedentes que podían constituir el delito», recuerda González Schmal. «Nosotros, a decir verdad, tuvimos una iniciativa que nos resultó muy eficaz: no sólo estábamos rindiendo un informe al Presidente y a los otros órganos, sino que además presentamos personalmente, conforme al Art. 177 del Código de Procedimientos Penal Federal, como servidores públicos conocedores de la presunción de un delito, tenemos derecho a denunciar.

»Entonces fue como actuamos en las dos vías: rendimos el informal Poder Ejecutivo, como dice la Constitución que lo debe hacer una comisión investigadora de la Cámara de Diputados, y por otro lado promovimos la denuncia ante el Ministerio Público Federal». El informe de la comisión fue turnado a la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados y posteriormente al presidente Fox. En el documento de 103 páginas se expusieron 35 recomendaciones y se planteó realizar auditorías a las personas de Manuel, Jorge y Fernando Bribiesca Sahagún, a Martha Sahagún de Fox, así como a los hermanos Miguel y Munir Isaac Khoury Simán. Pero el presidente Fox, por supuesto, no estaba dispuesto a investigar. El 13 de febrero de 2006, y otra vez con el estilo locuaz que nunca lo abandona, envió un mensaje definitivo en una entrevista con Joaquín López Dóriga, en el noticiero de Radio Fórmula: «todas esas acusaciones son puros cuentos chinos… Conozco la vida, obra y milagros de los hijos de la señora Marta. No soy ajeno a lo que hacen, por eso estoy seguro de que se trata de historietas inventadas». En cuanto a la denuncia ante el ministerio Público, el último día de la gestión de Fox, el entonces procurador Daniel Cabeza de Vaca dictaminó que no iba a trasladarse a la jurisdicción de un juez para su conocimiento. La conclusión de la LIX Legislatura marcó el fin de los dos periodos de la Comisión investigadora del caso Bribiesca, pero el5 de marzo de 2007, los diputados la revivieron y reanudaron también con el apoyo de González Schmal y Malú Micher las investigaciones en tomo a Construcciones Prácticas.

En esta tercera ocasión en que los legisladores estudiaron la relación laboral de las empresas de los hermanos Bribiesca Sahagún con el gobierno federal —y que, hasta agosto de 2008, fue encabezada por Elías Cárdenas, diputado de Convergencia— se incluyeron las compañías Oceanografía y Blue Marine Technology Group, que obtuvieron contratos con Petróleos Mexicanos que les redituaron ingresos cercanos a 24 mil millones de pesos entre 2002 y 2006. En dichas transacciones aparecen los nombres de Manuel y Jorge Alberto Bribiesca Sahagún, así como los de Carlos Daniel y Amado Ornar Yáñez Osuna (propietarios de Oceanografía) y los socios de éstos: Alfredo y Juan Reynoso Durand (dueños del consorcio Blue Marine Technology). Detrás de ellos figura Antonio Juan Marcos Isaac, quien se desempeñó como jefe de asesores de Rogelio Montemayor cuando éste fue director de Pemex; después se convirtió en consultor de Raúl Muñoz Leos y Luis Ramírez Corzo en la misma paraestatal, durante el sexenio foxista.

La mayor prueba de la relación entre oceanografía y los Bribiesca Sahagún la reveló el propio Manuel Bribiesca hijo al periodista Miguel Badillo en una entrevista difundida el18 e mayo de 2005[150]. Badillo relató que tuvo dos encuentros con Manuel Bribiesca —uno en octubre de 2004 y otro en enero de 2005—; en el pro ro el entrevistado admitió que su hermano Jorge Alberto y su tío Guillermo Sahagún Jiménez habían gestionado ante Pemex varios contratos para Oceanografía. El hijo mayor de Marta Sahagún declaró: «Te debo decir que sí, mi hermano Jorge y mi tío [Guillermo] llamaron a Pemex para que le dieran un contrato a Oceanografía. Eso sí, siempre con apego a la legalidad, mediante concurso. Esa empresa está dedicada a trabajos petroleros, mi hermano y mi tío conocen bien a los dueños. Así que no tiene nada de malo que soliciten en Pemex que se tome en cuenta a Oceanografía para ese contrato». Eso significa tráfico de influencias, porque lo hacen a cambio de una comisión. Tu familia puede verse involucrada en acusaciones de corrupción, insistió Badillo. «No, no, no. Nosotros no tenemos dinero y no hemos hecho ningún negocio sucio. Mi familia no tiene ni un quinto, que nos busquen».

Cuando se entregaron los contratos de 2003, el área jurídica de Pemex encargada de revisar los convenios sobre los que pesaban denuncias contra empresas como Oceanografía estaba encabezada por César Nava, el actual secretario particular del presidente Felipe Calderón Hinojosa, mientras que el hoy jefe del Ejecutivo Federal fungía como titular de la Secretaría de Energía, de la cual depende la paraestatal petrolera. El18 de agosto de 2008, antes de que la pasada legislatura cerrara sus trabajos, la comisión investigadora entregó su informe y dictaminó que los Bribiesca Sahagún son culpables de tráfico de influencias, al que las empresas Construcciones Prácticas y Fénix Administración de Activos, S. de R. L. de C. V., obtuvieron ilegalmente contratos y millonarias ganancias por subastas del IPAB. Según el informe, los contratos otorgados por organismos descentralizados a la empresa Construcciones Prácticas y cualesquiera otras que tuvieran relación con la misma, los hermanos Bribiesca guiaron negocios por medio de empresas y el IPAB para ganar las mejores subastas a precios muy por debajo de lo valuado.

En el informe se denuncia que era obvia la relación de parentesco de los operadores de la empresa Construcciones Prácticas con la familia presidencial, lo que configura el delito de tráfico de influencias durante el proceso. El documento contiene doce conclusiones y algunas recomendaciones, entre las que se encuentran ejercer acción penal en contra de los servidores públicos vinculados a los contratos con la empresa Construcciones Prácticas, así como una auditoría externa al IPAB. «Para determinar si el IPAB cumplió con el seguimiento que de acuerdo a la ley debe observar en los procesos de subasta y licitaciones, sin menoscabo de las responsabilidades que se deban fincar a los servidores públicos involucrados», expone el documento. El IPAB, consignó el informe, no cumplió con las funciones que tiene encomendadas, consistentes en vigilar permanentemente el desempeño del tercero especializado Fénix Administración de Activos, según lo previsto en el Artículo 62 de la Ley de Protección al Ahorro Bancario. «Los contratos celebrados por Fénix Administración de Activos con la empresa Construcciones Prácticas son ilegales por tener vicios de origen, derivados de la falta de observancia a las sanas prácticas que en cualquier tipo de subasta y licitación en los que se manejen recursos públicos, se deben hacer valer, como son la concurrencia, igualdad y publicidad». Por tanto, ahora, la pelota queda nuevamente en manos del presidente en funciones. Un reto que, sin duda, marcará también para bien o para mal —según él decida aplicar la ley—, el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa.

Secuencia 5. Hoy por ti y mañana por mí

Paulatinamente se va ampliando el círculo de los beneficiarios de la familia Fox y ahora incluyen a los hermanos de Fox y los de Marta. Todos hicieron fortuna en esa época. El 24 de septiembre de 2007, la Junta de Coordinación Política (JUCOPO) de la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad crear una comisión especial que investigue el presunto enriquecimiento ilícito del ex presidente Vicente Fox (2000-2006). Esta comisión ha tenido avances menos contundentes que la de los hermanos Bribiesca Sahagún, pero el diputado Juan N. Guerra, quien es integrante de la misma, espera que en el nuevo periodo —que inició el 1 de septiembre de este mismo año— se retomen los trabajos y, en particular, las autoridades federales asuman el cumplimiento de la ley. Entrevistado en su despacho de la fracción perredista en San Lázaro, expresa que, por ejemplo, los Bribiesca tienen abiertas más de 200 líneas de investigación en la Secretaría de la Función Pública, pero «el asunto de fondo es que no se sabe voluntad que exista para castigarlos, porque aunque Germán Martínez Cásares, actual presidente nacional del PAN, se comprometió a investigar, cuando fue titular de esa dependencia —entre el 1 de diciembre de 2006 y el 27 de septiembre de 2007—, él renunció y ya no tiene esa responsabilidad». Y es que, dice, todo esto se resume en un solo aspecto: «En la medida que quien gobierna nuestro país —que es netamente presidencialista— extienda este manto de impunidad y mientras en México existan partidos que se prestan para hacer amarres y acuerdos por abajo del agua con el presidente, la impunidad va a persistir».

El legislador comenta que en 2009 se harán públicas las auditorías que la Comisión Fox solicitó a la ASF y ahí se sabrá si realmente el gobierno de Calderón tiene la intención de aplicar la justicia. Pero plantea dudas a partir de que el actual procurador general de la República, Eduardo Medina Mora, fue empleado de Fox, «y lo que menos tiene es voluntad para investigar». También González Schmal se refiere al por qué en México es prácticamente imposible juzgar a altos funcionarios públicos. Por qué éstos se vuelven intocables: «Es complicado por una sola razón: por el régimen piramidal presidencial. Las entidades que en realidad tienen a su cargo hacer efectiva la justicia dependen del presidente: el Procurador de la República como Ministerio Público; el secretario de la Función Pública, ligado directamente al primer mandatario y la Auditoría Superior de la Federación, que sólo audita entre tres y cuatro por ciento del gasto. Pero en el caso de los Bribiesca, son tan elocuentes los elementos probatorios que —dice— no se puede resistir a que las investigaciones de todos estos meses sean un esfuerzo perdido y se frustre la esperanza de aplicar la justicia. Terminar con el “hoy por mí y mañana por ti”, que parece ser regla no escrita entre el presidente saliente y el entrante, con el fin de proteger sus intereses, es una oportunidad de oro para Calderón», comenta. «La tiene en las manos, pero es un asunto de voluntad política. Sería fantástico que en la siguiente legislatura este asunto concluyera. Los mexicanos podríamos decir entonces “aquí está la ley y ya somos un país civilizado”».

Actualmente Marta y Vicente viven en el rancho San Cristóbal, pero ya no tienen los reflectores encima. Llegaron a la Presidencia en medio de ovaciones, pero salieron de Los Pinos en la oscuridad de la noche y apenas iniciado el1 de diciembre de 2006. Ya no son más la pareja presidencial ni el foco de atención, salvo cuando provocan escándalo e indignación por presumir su nuevo estilo de vida, rodeados de lujos y comodidades[151], o cuando son mencionados en la prensa por supuestos fraudes a la nación y sus visitas a juzgados. Muchos de sus «amigos» poderosos les han comenzado a cobrar facturas: la primera, y la más dolorosa para quien fuera aspirante a presidenta, es simplemente que no los llamen ni que los inviten a compartir su mesa.

La conclusión de este thriller se antoja todavía lejano pero, como decíamos al principio, los buenos han ganado ya importantes batallas. La última palabra y la oportunidad de ganar el estelar como héroe de esta película, la tiene ahora el principal habitante de «Los Pinos», Felipe Calderón Hinojosa.

RITA VARELA es periodista, fue directora editorial, reportera y editora del periódico El Economista. Fungió como editora de Negocios del diario Reforma. Actualmente es directora editorial de la revista especializada Energía Hoy, Ruta de Negocios y columnista de la revista Día Siete. Ha participado como consultora de medios impresos en las reestructuraciones editoriales de diversos diarios mexicanos. Es coautora del libro Los suspirantes (Planeta, 2005) y de Los amos de México (Planeta, 2007).