Juan Sandoval Íñiguez

Cardenal de los ricos

SANJUANA MARTÍNEZ

Esta vez, no hubo mariachis ni las Bandas de Yahualica y Tlachichila entonaron las tradicionales Mañanitas. No hubo misa de Acción de Gracias, mucho menos desayuno conmemorativo. El cardenal Juan Sandoval Íñiguez se vio obligado a suspender todas las celebraciones del día de su santo, el 24 de junio, fecha emotiva y ocasión anual de festejos opulentos en su mansión de Tlaquepaque. Ese día tan señalado, como regalo envenenado, el juez lo citó para sentarlo en el banquillo de los acusados.

No era la primera vez que su eminencia se veía inmiscuido en asuntos relacionados con el manejo de los recursos monetarios: malversación de limosnas, lavado de dinero procedente del narcotráfico, evasión fiscal, enriquecimiento ilícito, acumulación de costosos regalos y ostentación de su fortuna eran sólo denuncias cotidianas que habían envuelto su poderosa y ascendente carrera eclesiástica de cincuenta años. «No me van a sentar en el banquillo de los acusados[1]», había advertido días antes de la fecha señalada. Y así fue. Una vez más, el Cardenal desatendió su cita con la justicia. Las argucias legales y la protección del Estado le permitieron evadir nuevamente su presunta responsabilidad en el caso de la macrolimosna.

Es un príncipe de la Iglesia con patente de corso. Un hombre que fue candidato a ser Papa y que vive en el filo de la navaja, equilibrista sobre la delgada línea divisoria entre lo permitido y lo ilícito. Un prestidigitador. Un alquimista capaz de convertir ante sus fieles, lo negro en blanco. Sus seguidores lo santifican, sus detractores lo demonizan. La polémica personalidad de Juan Sandoval Íñiguez no deja indiferente a nadie.

Despacha dos días a la semana en el Arzobispado de Guadalajara, el resto prefiere hacerlo a la orilla de la piscina techada que posee en su elegante casa de Tlaquepaque. Allí acuden a rendirle pleitesía funcionarios, líderes sindicales, diputados, senadores, empresarios, comerciantes, artistas, gobernadores, secretarios de estado, presidentes, candidatos, alcaldes…

La casa color albero está ubicada en la calle Morelos 244. Antigüedades, arte sacro y regalos finos con dudoso gusto decoran el recibidor y el despacho del Cardenal. Las fotografías del purpurado con su mamá y con los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI dan la bienvenida al visitante. La piscina techada le permite al Cardenal practicar diariamente la natación, uno de sus aficiones preferidas además del golf. La casa tiene jardines bien cuidados donde se pasean un gallo, una gallina, un changuito, tres pavorreales, cinco perros y tres pericos que suelen deambular alrededor de la mesa en el exterior, mientras él y sus invitados degustan las delicias de sus tres cocineras: Carmen, Imelda y Mari Cruz[2]. La lujosa residencia tiene amplias habitaciones, comedor y capilla que son atendidos por un equipo de sirvientes: jardineros, porteros, mucamas, ama de llaves, monjas, secretarios, choferes… En el exterior, policías vestidos con uniforme, cuidan la seguridad del purpurado, quien además goza de una escolta proporcionada por el estado durante las 24 horas del día.

En Tlaquepaque se encuentra otro lugar que requiere la máxima atención del Cardenal. En el barrio de San Pedrito, la Casa Alberione, un bunker cercado, tiene fama entre los vecinos de «guarida de criminales». Dirigida por el purpurado, se trata de una clínica para sacerdotes pederastas denominada «Centro de las Adicciones», investigada por Interpol, pero jamás inspeccionada por la policía de Jalisco o las autoridades federales[3]. A diferencia de su casa, que está ubicada en el centro de la ciudad, el centro fue construido en un barrio popular donde aún existen calles sin asfalto. Entre la polvorienta atmósfera y las casas humildes destaca la fortaleza con varias entradas. Uno de sus frentes está cercado por barrotes y es fácil ver el interior compuesto de amplios jardines y lugares de reunión. Allí se hospedan durante tres o seis meses presbíteros de más de dieciséis países. El Cardenal suele acudir con regularidad. Celebra misas y supervisa el funcionamiento terapéuticodel lugar. El refugio para los curas con “problemas de conducta”, que está ubicado en la calle Pemex número 3987 de la colonia Vista Hermosa, cuenta con instalaciones de cinco estrellas y personal especializado. Para el tratamiento de los abusadores sexuales el purpurado utilizó hasta el año 2000, los servicios del obispo Marcelino Hernández, psicólogo de profesión y creador del programa terapéutico multidisciplinario “Génesis” —aún vigente— que promete “curar” la pederastia. Esta aseveración es muy cuestionada por especialistas en el tema, quienes aseguran que la pederastia es una para filia delictiva sin curación, que amerita la cárcel y un control médico estricto de por vida[4].

Acusado por la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual de Sacerdotes de ser protector de pederastas, el Cardenal suele referirse a ese delito deleznable como una parte de la «fragilidad de todo ser humano». Prefiere no denunciar a los agresores ante las autoridades correspondientes. Afirma que la Santa Sede ha pedido que todo sacerdote abusador sexual sea reportado solamente a la: Congregación para la Doctrina de la Fe[5], mientras su superior lo remueve de la parroquia, estado o país, para evadir la acción de la justicia y lo interna en la Casa Alberione, fundada según el Cardenal para dar atención a todos aquellos sacerdotes que «caigan en conductas indebidas».

La culpa es un sentimiento desconocido para el Cardenal. Regordete y de semblante sonrosado, la vida cotidiana de este príncipe de la Iglesia transcurre entre desayunos, comidas y cenas con personajes poderosos de todos los ámbitos. Disfruta jugando al golf con sus amigos más cercanos y como buen sibarita está acostumbrado a la buena comida y al buen vino. Los coches de lujo no le disgustan. Las propiedades tampoco. Ni las relaciones con millonarios, incluso con personas seriamente cuestionadas por la justicia. La vida suntuosa del Cardenal de setenta y cinco años está a mucha distancia de su humilde origen.

Nacido en el seno de una familia conservadora, modesta y numerosa, el 28 de marzo de 1933 en el poblado jalisciense de Yahualica, perteneciente a la diócesis de San Juan de los Lagos, región de los Altos de Jalisco y cuna de la Guerra Cristera (1925-1933), Sandoval Íñiguez tuvo doce hermanos, de los cuales nueve viven todavía. Uno de ellos, José, es misionero de Guadalupe en Corea. El purpurado completó la escuela primaria en el instituto Amado Nervo de su pueblo natal. Ingresó al seminario de Guadalajara con apenas doce años.

Aquel niño de cara angelical, cabello rubio y mejillas rosadas, el serafín orondo y tímido, ha sufrido una metamorfosis espectacular. En su última etapa se ha convertido en un hombre de modales hoscos y carácter irascible, en una persona odiada por unos y amada por otros, capaz de polarizar a la sociedad jalisciense. Su incontinencia verbal define claramente su temperamento e ideas: acérrimo enemigo de la educación laica, aguerrido combatiente del aborto, defensor de grupos ultraconservadores con los que mantiene fuertes nexos, como el Yunque, el Opus Dei, el Grupo Jalisco, la organización Desarrollo Humano Integral (DHIAC) o los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), homófobo declarado, enemigo de la izquierda, amigo del Partido Acción Nacional —por el que abiertamente hace proselitismo—, ostentoso trasgresor del estado laico, censor de modelos alternativos de familia, protector de sacerdotes pederastas, soterrado misógino, intolerante con la diferencia, amante de la riqueza, compañero de los poderosos, altanero con los pobres, golfista impenitente, soberbio con los necesitados, iracundo con otras religiones, voraz comensal, potente movilizador de las huestes católicas conservadoras, operador político en la sombra, envidioso de los mausoleos, avaricioso con las propiedades, detractor de los derechos humanos, abogado de los mártires cristeros, perezoso en el trabajo pastoral con los desheredados… el Cardenal exhibe su particular rosario de excesos viviendo en la concupiscencia y en la insubordinación de sus deseos a la razón. A la luz de los hechos, es la tendencia de su eminencia a practicar los siete pecados capitales.

Soberbia

El hombre fue expulsado del Paraíso al cometer esta ofensa directa contra Dios. Santo Tomás sostiene que se trata de «un apetito desordenado de la propia excelencia», porque el pecador cree tener más poder y autoridad que Dios.

El cardenal Sandoval Íñiguez ha acumulado tanto poder, que es un hombre que vive por encima de la ley. Así lo afirma el procurador Jorge Carpizo Mac Gregor quien entregó el 20 de mayo de 2003 un informe a la PGR y la denuncia contra el Cardenal y otras quince personas por lavado de dinero. En el informe se asegura que el purpurado ha sostenido vínculos con narcotraficantes como Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca Carrillo, Miguel Ángel Félix Gallardo, los hermanos Lupercio Serratos, Rafael Aguilar Guajardo y Rafael Muñoz Talavera, entre otros. El documento de veinticinco páginas titulado «Juan Sandoval Íñiguez. La Traición» narra los entresijos que cubren las denominadas narcolimosnas y sitúa en Medellín, Colombia, la realización de uno de los acuerdos entre la CELAM, Sandoval y el cardenal José Salazar López para encontrar otras formas de cooperación económica que estén desligadas de la administración de los sacramentos. En el informe se afirma que Guadalajara y Ciudad Juárez son ciudades donde hay fuerte presencia de narcotraficantes; en coincidencia con los periodos en que el cardenal Sandoval ocupó puestos relevantes dentro de la jerarquía católica de esos centros urbanos se notó: «el auge y fortalecimiento del narcotráfico y de algunas bandas de narcotraficantes» y de manera contundente establece: «es necesario analizar ese binomio de coincidencias: auge del narcotráfico-presencia de determinados jerarcas religiosos. Con mayor razón si observamos que Juan Jesús Posadas Ocampo fue obispo de la diócesis de Tijuana desde 1970 hasta 1982, en donde también existe una fuerte presencia del narcotráfico. Hasta antes de 1988, Guadalajara y Sinaloa forman el tronco principal del narcotráfico en el país, tiempo en que Sandoval Íñiguez obró como vicerrector y rector del seminario en Guadalajara, Jalisco, y a partir de 1988, año en que llega a Ciudad Juárez, se inicia el auge del cártel de dicha ciudad fronteriza. En tanto, paralelamente, se desarrollaba el Cártel de Tijuana, donde Posadas Ocampo creaba una estructura que trasladó a Cuernavaca, Morelos, donde estuvo desde 1982 a 1987, cuando se mudó a Guadalajara. Lo anterior permitiría suponer inicialmente que el crecimiento y fortaleza de los narcotraficantes en esas regiones estaría vinculado a la protección, apoyo y relaciones que se dan entre algunos jerarcas de la Iglesia católica y dichas bandas; es decir, que el proyecto de financiamiento y enriquecimiento de algunas diócesis y el poder que logran concentrar algunos jerarcas de la Iglesia católica pasa por distintos caminos y uno de ellos es su relación con las bandas de narcotraficantes[6]».

Han pasado cinco años de aquella denuncia y Jorge Carpizo Mac Gregor aún sigue sin entender las razones de la protección que el cardenal jalisciense recibió del Estado para ser exonerado por la justicia: «Juan Sandoval Íñiguez es un hombre impune, uno de los grandes impunes de México», afirma sin ambages[7].

Autor de diecisiete libros, jurista reconocido por su amplía trayectoria, el ex procurador General de la República y ex secretario de Gobernación se muestra tranquilo con su conciencia por haber dado la batalla: «Después de tantos años, me di cuenta de que la política en México subordina a la justicia». Añade: «A pesar de todo, estoy tranquilo conmigo mismo, puedo mirar a la gente a los ojos, puedo caminar por todos lados, sintiéndome libre. A la sociedad mexicana nunca la engañé. Lamentablemente, la impunidad de Sandoval Íñiguez dalia a la procuración de justicia en México».

Investigador emérito de la Universidad Autónoma de México, Carpizo Mac Gregor ha recibido a lo largo de su carrera académica y política más de ochenta distinciones y premios. Ocupó los cargos de ministro numerario de la Suprema Corte de Justicia, presidente fundador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, rector de la UNAM y embajador de México en Francia: «Pasados los años, tal vez cien años, cuando ya no estemos en este planeta, historiadores objetivos lo van a poner en su lugar —dice con tono melancólico—. Sandoval Íñiguez ha hecho tantas bajezas que va a ser imposible que no llame la atención a los investigadores, quienes podrán consultar los libros de las averiguaciones previas y los expedientes con toda la verdad».

Por primera vez, Carpizo Mac Gregor se atreve a develar uno de sus grandes secretos: el archivo completo de lo que él llama «el caso Sandoval Íñiguez», un grueso expediente que pone a disposición de la autora: «Allí está todo y está abierto para usted en un lugar que nadie se imagina».

Fueron semanas, meses, años dedicados a la acumulación de pruebas, a la indagación de hechos, a la investigación de miles de documentos que ofrecían la certeza de los presuntos crímenes del cardenal Sandoval Íñiguez: «La prueba de que algunos sectores creyeron en lo que dije —señala con orgullo—, es la cantidad de documentos de toda Índole que aporté porque los fui recibiendo de gente que me los dio. Gente que creyó y sigue creyendo en mí[8]».

¿Quién destapó la Caja de Pandora del caso Sandoval Íñiguez? Fue el obispo emérito de Ciudad Juárez, Manuel Talamás Camandari quien informó a las autoridades que realizaron el informe respecto a las actividades ilícitas del Cardenal. El obispo afirmaba que Sandoval Íñiguez ascendió rápidamente en su carrera eclesiástica gracias a sus relaciones con el nuncio apostólico Jerónimo Prigione: «Cuando lo enviaron a Ciudad Juárez haga de cuenta usted que sentí un mazazo en la cabeza. Los escasos veinte meses que estuvo aquí, nunca hizo labor pastoral. Sólo efectuaba reuniones, como dicen, con los ricos, yesos señores que mencionan los presuntos narcos Aguilar Guajardo y Muñoz Talavera, entre otros a los que por cierto yo conocía, pero nunca les acepté sus aportaciones». El 11 de septiembre de 2003, la subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada y la Unidad Especializada en Investigación de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita y de Falsificación o Alteración de Monedas anunciaron que habían investigado las cuentas bancarias que desde 1996 tienen el Cardenal y su familia[9].

«Lo que siempre pedí fue que se hiciera una investigación objetiva al respecto —recuerda Carpizo Mac Gregor—. La PGR inició esa investigación y cuando pide la indagatoria a la Secretaría de Hacienda, el oficio de la PGR lo publica un periódico. En ese momento supe que la investigación se iba a parar. Y así pasó».

Efectivamente, a una semana de haberse publicado que la PGR estaba integrando una averiguación en contra del purpurado por lavado de dinero y otros delitos, Vicente Fox recibió a Sandoval Íñiguez en su rancho de Guanajuato el 21 de septiembre de 2003: «El Cardenal en lugar de pedir que se le investigara porque no tenía nada que ocultar, fue a ver al presidente para presionarlo políticamente. Fue tristísimo ver cómo Sandoval salía diciendo: “Ya lo arreglé. No tengo nada de qué preocuparme”. Fue gravísimo, porque exhibió la intervención del presiden te en la justicia. Luego, un día en época navideña se dice en secreto que la investigación ha concluido y que nadie es responsable. Se le exonera. Yo pido en ese momento que se me dé acceso a la investigación y se me niega, bajo el argumento de que yo no era parte interesada. ¡Imagínese! Si fui yo el que interpuso la denuncia».

Añade: «Como denunciante, la PGR me hizo declarar en muchas ocasiones, mientras a Sandoval Íñiguez jamás le tomaron una declaración. Al exonerarlo, lo mínimo era haberme notificado de la investigación o haberme dejado ver el expediente, para que las cosas quedaran claras. A estas alturas no conozco el expediente. Nunca me han permitido verlo».

Pese a que el gobierno foxista cerró el caso Sandoval Íñiguez, la sombra de la duda sobre el lavado de dinero persigue al Cardenal: «En realidad la intervención del presidente va en contra del propio señor Sandoval Íñiguez porque las cosas no quedaron claras y mucha gente tiene dudas. ¿Realmente se le investigó? ¿Realmente el señor es inocente? Yo no puedo contestar, porque se me ocultó el expediente. Por lo tanto, la sombra continúa». Según el jurista, aquel documento contenía imputaciones tan graves y contundentes que los abogados del purpurado optaron por filtrarlo a la prensa: «El ladrón gritando “agarren al ladrón”. El documento era tan escandaloso que lo filtraron. Se afirmaba que el Cardenal había construido templos en Ciudad Juárez con dinero negro. Yo no me atreví Jamás a revelarlo, incluso hasta el día de hoy nunca he escrito nada sobre el documento ni sé si realmente la PGR investigó las imputaciones de ese documento[10]».

Al hombre que sustituyó al asesinado cardenal Juan Jesús Posadas acampo, se le acusó de sostener relaciones con narcotraficantes junto al desaparecido purpurado: «ninguna de estas relaciones son fortuitas, SIDO consecuencia de un proyecto específico —señala el documento—. Los lugares donde han operado Posadas acampo y Sandoval Íñiguez se han convertido a la larga en sede de los cárteles más poderosos del narcotráfico y se ha potenciado con sus estadías el auge de dichos cárteles». Recordemos que Sandoval Íñiguez fue designado obispo de Ciudad Juárez en 1988 y ungido cardenal en noviembre de 1994 en Roma. En el documento se relata cómo Sandoval fue escalando posiciones en la Iglesia gracias a sus nexos con el narcotráfico. Talamás reconoce que Sandoval visitó las «fincas y ranchos de esos señores y que incluso participó en algunas tertulias por su afición a las charreadas y jaripeos». Afirma: «No recuerdo que haya promovido algo, Jamás tuvo iniciativa de nada. No participó gran cosa realmente. No hizo nada ni puso en marcha nada nuevo. Cuando ya tomó posesión de la diócesis, lo que hizo fue cambiar a superiores del seminario, con lo que provocó inconformidades de muchos sacerdotes y el natural divisionismo diócesis». Sandoval Íñiguez aprendió a comercializar muy bien los santísimos sacramentos. El informe señala que por «sus relaciones con esos señores, bendecía sus casas y negocios, bautizaba y confirmaba a sus hijos, nietos o amigos. Particularmente a las familias Caraveo, Aguilar Guajardo, Zaragoza Fuentes, Bermúdez, Muñoz Talavera, entre otros, en Ciudad Juárez; con los Caro Quintero, Félix Gallardo y Lupercio Serratos en Guadalajara» y añade el documento: «recibiendo incluso de ellos fuertes aportaciones económicas», como la que se atribuye a Aguilar Guajardo presuntamente para construir la iglesia Expectación de María[11].

La información proporcionada por el obispo Talamás fue de gran valor, según comenta Carpizo Mac Gregor: «El primero que empieza a poner en duda de dónde viene el dinero para construir esas grandes iglesias en Ciudad Juárez es Talamás. Sandoval Íñiguez toma todo el poder de la diócesis y opaca a Talamás, quien, comprensiblemente, quedó muy resentido con él. Talamás se dio cuenta de muchas cosas y empezó a decirlas o a filtrarlas, porque sintió que el número dos de la diócesis le habían quitado todo el poder. Lo había nulificado. Eso jamás se lo perdonó».

El jurista escribió dos libros sobre el caso Posadas e incluyó información proporcionada por el obispo: «Talamás nunca quiso que se dijera que habíamos platicado personalmente. En realidad, nunca me recibió, sino que me mandaba información por terceras personas. Sin embargo, llegó un momento en que alguien le dijo que no podía seguir hablando, probablemente el nuncio apostólico de la época. Luego se cerró y ya no quería hablar».

El Cardenal no estaba solo. Lo acompañaron y siguen acompañando, según las autoridades, su abogado José Antonio Ortega Sánchez, el ex diputado panista Fernando Guzmán Pérez Peláez y el empresario José María Guardia, además de la ex subprocuradora María de la Luz Lima Malvido, para quienes la PGR presentó otras cuatro denuncias y tres en la Procuraduría de Justicia del DF. Según Carpizo, este grupo ha buscado siempre impunidad alrededor del caso Posadas, «obteniendo ganancias a costa de la justicia y de la fe», Asegura también que existe un complot organizado por el mal llamado Grupo Jalisco, para probar un complot que nunca existió[12].

Se trata, dice el jurista, de la «Cuarteta Infernal» o «Grupo Jalisco»: «Fueron ellos los que manejaron los expedientes a su antojo, los que sacaron los documentos y, para colmo, la autoridad los declaró coadyuvantes del caso. Para lo único que ha servido las coadyuvantes para que estos señores se burlen de la procuración de justicia. Factores de poder son los que impiden que a esos señores se les aplique la ley».

A pesar de que se ha comprobado que han mentido, que son unos cínicos, ¿cómo es posible que ese señor Guzmán Pérez Peláez fuera nombrado secretario general del gobierno de Jalisco? ¿Cómo es posible que no haya protestas? Eso muestra la descomposición moral en la que está el país[13].

Ese grupo escribió algunos libros que según el jurista son auténticos libelos: «Durante años estuve presentando escritos para que no fueran a decir que por falta pruebas la denuncia penal sería archivada, pero me he dado cuenta de que al Cardenal no sólo no le van a hacer nada, sino que no se atreven a llamarlo a declarar para que diga si es cierto que él a través de abogados ofreció dinero a los testigos del caso Posadas».

Al Cardenal nadie lo molesta. Lo apoyó y lo sigue apoyando la Conferencia del Episcopado Mexicano, que a pesar de las graves acusaciones emitió un comunicado para brindarle su respaldo. Cipriano Calderón, vicepresidente de la Comisión Pontificia para América Latina fue más allá: «mi profunda solidaridad en estos momentos en los que, sin duda, no le faltan sufrimientos por la absurda e inicua campaña que se está tramando contra vuestra venerada persona y vuestra irreprensible conducta de Pastor de la Iglesia en México». Y El diputado priista Javier Guízar Macías habla por su grupo: «Hemos decidido venir a mostrarle nuestra solidaridad, nuestro apoyo y hacer una protesta por esa situación que se viene manejando, no de ahorita, sino desde hace muchos años, en la impartición de justicia en México». El empresario mediático Atanasia Sáenz dice en el periódico Ocho Columnas de Guadalajara: «Señor Cardenal, reciba usted, en estas líneas, la expresión de nuestro agradecido respeto y admiración por su postura digna y gallarda que nos recuerda la impronta de fidelidad incondicionada a Cristo ya su Iglesia que dejaron nuestros antepasados…»[14].

Las huestes del catolicismo más poderoso lo convirtieron en mártir de la Fe, en víctima de la Guerra Cristera y para no dejar dudas, el ex presidente Vicente Fox lo recibió en su rancho a fin de mostrarle su apoyo y dejarle ver que lo del informe no tenía relación con él[15]. Sandoval Íñiguez se envalentona y dice en una entrevista que la investigación en su contra fue impulsada por Carpizo a quien define como «un desquiciado, malviviente y asesino» que lo quiere «amedrentar porque detrás de él están otros más grandes que Carpizo, los verdaderos responsables de la muerte del cardenal Posadas Ocampo, y los que aspiran a recuperar el poder en el 2006, o por lo menos a mandar detrás del trono, o sea, un maximato. Ése es todo el asunto que anda en juego[16]». Desde el púlpito en su homilía del 28 de septiembre de 2003 en Guadalajara, después de la marcha a su favor que se organizó a sí mismo, dijo: «Estamos luchando por la verdad y la justicia. Nuestra patria tiene hambre y sed de justicia. México anhela ser un pueblo unido justo y fraterno. Las fuerzas del mal se han empeñado en impedirlo. Ofrecemos esta santa misa por esta intención, que venga abundancia de paz, de justicia y de verdad en nuestra patria». Frente a él una gran pancarta: «Por Dios hasta el martirio, por la Patria hasta el heroísmo y por nuestro Cardenal hasta el sacrificio».

Los testimonios del obispo emérito de Ciudad Juárez, Talamás Camandari, de Teresa Castillo, del Seminario de Guadalajara, y de los sobrinos del narcotraficante colombiano Pablo Escobar Gaviria —quienes vivieron en Sinaloa entre 1992 y 1993—, quedaron en el olvido. La supuesta promoción del crecimiento de los cárteles de Guadalajara Ciudad Juárez y Tijuana-Morelos que entregaron dinero a la Iglesia por vía de los cardenales Posadas Ocampo y Sandoval Íñiguez, quedaron en el olvido. Ni siquiera importó para el Vaticano, a pesar de que el Cardenal es miembro del Consejo de Cardenales para el Estudio de Asuntos Organizacionales y Económicos de la Santa Sede, y participaba en la asamblea de la fundación Populorum Progressio que analiza y aprueba anualmente fondos para decenas de proyectos de desarrollo para grupos pobres e indígenas de América Latina y el Caribe.

Actualmente, el purpurado jalisciense todavía utiliza el asesinato de Posadas Ocampo como bandera. El pasado 13 de junio de 2007 entregó un reporte actualizado sobre la investigación del caso al secretario de estado del Vaticano, Tarcisio Bertone. La tesis del Cardenal es que el purpurado fue asesinado por seis personas en el aeropuerto de Guadalajara el 24 de mayo de 1993 en un acto orquestado al que se refiere como «crimen de Estado[17]».

«Es una tesis que el Cardenal va a seguir sosteniendo hasta el último día de su vida —concluye Carpizo—. Es imposible que él admita que ha mentido, que ha engañado, que incluso ha pagado a testigos falsos. Yo interpuse una denuncia penal en su contra ante la PGR, pero está congelada. Nadie se atreve a tramitarla».

En base a su experiencia, Carpizo define al personaje: «Está enamorado del poder. Es sumamente zalamero con los de arriba. Soberbio y despótico con los de abajo. Su gran inteligencia le hizo ver que iba a tener mucho más poder dentro de la iglesia católica, que si hubiera llevado una carrera electoral entrando a la política activa. El señor, de dirigente religioso no tiene nada. Es un político con sotana. Uno de los hombres con más poder material en México».

Carpizo conoce muy bien al Cardenal, a pesar de haberlo visto solamente en una ocasión. Fue en 1994 cuando era Secretario de Gobernación. En ese momento, varios ministros de culto estaban haciendo campaña política desde el púlpito en clara violación a la Constitución mexicana, por lo que Carpizo pidió al nuncio apostólico Jerónimo Prigione una reunión con doce de los principales jerarcas católicos: «Fue una comida agradable. Les comuniqué el problema y la opinión general fue que yo estaba equivocado. Pero traía preparado un expediente de cada uno de los presentes y les advertí que detuvieran su campaña, porque de lo contrario nos veríamos obligados a aplicar la ley a uno de los presentes y no a un sacerdote de pueblo, pues nadie iba a creerse la acción».

El semblante de los comensales cambió y para relajar el ambiente Prigione propuso de manera solemne: «aprovechemos esta ocasión para que el señor Carpizo y el arzobispo de Guadalajara Juan Sandoval Íñiguez hablen sobre el caso Posadas». El ex procurador recuerda que fue entonces «cuando el señor Sandoval Íñiguez me transmitió la misma tesis que ha repetido desde el segundo día del asesinato del cardenal Posadas, es decir, la de un crimen de estado, porque como él dice tiene “la certeza moral” de que así fue; es decir, lo soñó y desde ese día no ha cejado en ese punto. Entonces, muy correctamente le hice ver que no tenía ninguna prueba jurídica para sostener dicha tesis. Curiosamente, el señor se calló. No me dijo nada, porque él cuando siente que su contraparte tiene poder y está decidido a dar la lucha por la verdad, el señor se calla. Y como es un hombre mentiroso por naturaleza, pasados los años de ese encuentro único, dijo que yo lo había amenazado».

La conclusión a la que llega Carpizo Mac Gregor después de tantos años de estudio y análisis de la vida y obra de Juan Sandoval Íñiguez, es sencilla y hasta cierto punto teológica: «Resulta que este señor comete los agravios más serios contra la humanidad. Que este señor es supuestamente un representante de Dios en la tierra y comete tantos pecados. Por eso me pregunto: ¿Será posible que el cardenal Sandoval Íñiguez crea en Dios? ¿O sencillamente es un verdadero hipócrita?»[18].

Envidia

Envidia se define como el desagrado, pesar o tristeza ante el bien ajeno. Es otra ofensa gravísima unida a la mentira, la traición, la intriga y el oportunismo para conseguir los bienes que envidiamos a otros. El cardenal Sandoval Íñiguez quiere trascender su propia existencia y para ello ha pensado construirse un mausoleo. Su Capilla Sixtina, siguiendo «la tradición bíblica de las teofanías del Señor en lo alto del Sinaí, del Tabor, en el Monte de los Olivos», según reza la publicidad oficial del polémico edificio cristero.

El Santuario de los Mártires Mexicanos se construye en seis hectáreas en el Cerro del Tesoro, donado en gran parte por la familia Aguilar Valencia y escriturado a nombre de la Arquidiócesis de Guadalajara. En México el lugar será único en su género, tendrá capacidad para unas doce mil personas, pero en el gran atrio y plaza del frente podrán llevarse a cabo celebraciones para, aproximadamente, cincuenta mil asistentes. Se construirá, según señala el folleto, con «los donativos de los fieles, de parroquias, asociaciones religiosas, grupos y movimientos de apostolado laical, con donaciones en dinero o en especie», aunque no añade los donativos del gobierno, concretamente el aporte que había realizado su amigo el gobernador panista de Jalisco, Emilio González Márquez, por noventa millones de pesos, bajo el argumento de «fomentar el turismo religioso».

La llamada macrolimosna se convirtió en un caso judicial histórico. El 24 de marzo de 2008, el gobernador adelantó los primeros 30 millones de pesos del donativo con cargo a la partida «4222. Promoción Turística del Estado», según consta en el acuerdo que firma el 29 de febrero el secretario de Turismo, Aurelio López Rocha, a la Fundación Pro Construcción del Santuario de los Mártires dirigida por el cardenal Sandoval Íñiguez. La partida entregada provocó 6,500 quejas de ciudadanos ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco, una cifra minimizada con sarcasmo por el purpurado: «Cuando vayan unas tres millones de quejas que se empiecen a preocupar, pues somos seis millones de católicos, ya cuando vayan unos tres millones se preocupan[19]». El 16 de abril, la organización Conciencia Cívica decidió interponer el amparo 991/08 contra la macrolimosna. El juez Héctor Antonio Martínez Flores, del Juzgado Tercero de Distrito en Materia Administrativa, lo citó a declarar el 24 de junio. Ante la complejidad del asunto y el peligro de una auditoría a las arcas de la fundación del santuario, el Cardenal propuso regresar los intereses incluidos el donativo. Y para no tener que sentarse en el banquillo de los acusados, el purpurado pidió entonces al juez Martínez Flores, contestar el interrogatorio por escrito acogiéndose a los artículos 171 y 174 de la Ley de Amparo que establece ese beneficio para los funcionarios públicos: «El juez aceptó la petición del Cardenal y cedió a presiones varias, violando la ley porque le dio [al Cardenal] el estatus de funcionario público, cuando se trata de un ciudadano que debe responder como cualquier otro. El juez viola el estado laico», dice en entrevista Salvador Cosío Gaona, presidente de Conciencia Cívica. «La devolución de la macrolimosna no es suficiente para terminar con el proceso judicial iniciado —advierte—, porque eso no exime al Cardenal de su presunta responsabilidad de violar el estado laico junto con el gobernador Emilio González Márquez y el secretario Fernando Guzmán». Al investigar la fundación para la construcción del santuario que dirige el Cardenal, los integrantes de Conciencia Cívica se encontraron con otras sorpresas: «Irregularidades muy graves como firmas alteradas, firmas falsas, delitos fiscales, alteración de documentos oficiales, recibos sin número y fallas graves en el presupuesto que debería investigar la autoridad judicial y la contraloría del Estado. Esto no va a terminar —dice Cosía Gaona—, lo que más nos importa es sentar el precedente. Demostrar que es posible que a través de un movimiento cívico se analice y exija la buena acción pública y que las autoridades gubernamentales o eclesiásticas se sometan a la ley[20]». La construcción del Santuario Cristero era un viejo anhelo del Cardenal, quien desde 2005 hizo un llamado a los jaliscienses: «En especial a las personas a quienes Dios ha socorrido con abundancia de bienes de este mundo, a contribuir con generosidad». Además de las donaciones, la Fundación propone que a cambio de las ayudas económicas los fieles reciban un nicho ubicado en el lugar sacrosanto. Los hay de dos urnas a un precio de 8 mil 600 pesos, de cuatro urnas a 15 mil 600 y de seis urnas a 22 mil 200 pesos. La Fundación hace promoción con los paisanos que viven en Estados Unidos y Canadá, para quienes ha habilitado una línea telefónica especial. Además, entrega recibos supuestamente deducibles de impuestos: «El problema es que los recibos no están numerados —dice Juan Manuel Estrada Juárez, miembro del grupo de ciudadanos que interpuso el recurso contra la macrolimosna—, por lo tanto, la fundación está lavando dinero. Tiene cinco cuentas en Estados Unidos para el santuario y recibe mucho dinero a través de la fundación que tiene seis años funcionando y apenas se registró en mayo de 2008». La organización cívica presentó también una denuncia ante la Secretaría de Hacienda contra el Cardenal: «Lamentablemente sabemos que el SAT no va a hacer nada, que todo quedará en la impunidad. La fundación que él dirige evade impuestos y lava dinero de manera ostentosa con varias cuentas fiscales. Y el gobernador Emilio González Márquez le da y le da dinero. Queremos que se audite la cuenta pública en relación a los dineros entregados al Cardenal, pero tampoco va a ocurrir, porque el Cardenal vive en la impunidad»[21].

La publicidad de la fundación informa que dentro del santuario se construirán espacios para las obras de caridad: Cáritas Diocesana, clínica, escuela de enfermería «principalmente para mujeres solas o madres solteras, que con la capacitación recibida podrán ganarse el sustento» y un albergue con comedor para pobres y asistencia a los peregrinos: «Lo del santuario es un despropósito. Quiere hacer una cúpula del tamaño de la de San Pedro en el Vaticano —añade Estrada Juárez—; el Cardenal ha perdido las dimensiones, pero tiene mucho poder a través de un nexo muy fuerte con el PAN y el yunquismo. Vive por encima de la ley, ésa es su práctica común. Él no respeta a nadie. Tiene su propio coto de poder[22]».

El Cardenal pretende construir el santuario con carácter nacional, dedicado a todos los santos y beatos mártires mexicanos cristeros. La Iglesia ha reconocido a veintiséis santos y veinticuatro beatos, entre misioneros de Japón y México y los mártires de la persecución religiosa del siglo pasado, pero el Cardenal quiere más y quiere que en la lista cristera tengan cabida las beatificaciones y santificaciones, confesores, misioneros y vírgenes consagradas: «Desde que el Cardenal llegó a Guadalajara siempre ha estado involucrado en problemas de poder y dinero señala —Estrada Juárez—; él ha dividido a la sociedad de Jalisco, ha movilizado a mucha gente a través de la religión. Tiene una doble vida. Son públicas sus relaciones con empresarios poderosos, la acumulación de bienes raíces a través de testaferros, las denuncias por lavado de dinero procedente del narcotráfico y el tráfico de influencias».

El Cardenal ha pedido a todos los sacerdotes a su cargo «tomar como propio el proyecto del santuario y motivar a los fieles, difundir las biografías de nuestros mártires para que sean conocidos con entusiasmo, organizar y participar en la peregrinación anual de cada decanato al Santuario de los Mártires, celebrar en sus comunidades las fiestas y memorias litúrgicas de los mártires durante el año, colocar en todos los templos un cepo para el Santuario de los Mártires, teniendo en cuenta que la ofrenda de los pobres es muy valiosa y contribuir con un cinco por ciento mensual para la obra del Santuario[23]».

La historiadora de la Universidad de Guadalajara, Laura Campos Jiménez, advierte que el Cardenal pretende «mitificar» a los cristeros como «caudillos de la patria en grado heroico». Autora del libro: Los nuevos beatos cristeros. Crónica de una guerra santa en México, señala que en realidad la jerarquía católica rehúye reconocer aspectos históricos sobre los llamados «mártires», como es el caso del asalto terrorista al tren de la Barca, la tortura y muerte a maestros rurales y el asesinato del general Álvaro Obregón. Por tanto considera que los beatos cristeros fueron «individuos que combatieron al estado laico y a las instituciones del país, azuzando a hordas enteras de campesinos ignorantes que no dudaron en utilizar tácticas terroristas en nombre de Cristo Rey para conseguir las metas propuestas por la jerarquía eclesiástica. Esa es la realidad histórica, espinosa y supurante. El episcopado mexicano pretende con estas acciones (y las iniciativas constitucionales pendientes) una regresión al modelo confesional de principios del siglo XIX y embate, con falacias y engaños, al estado laico mexicano[24]».

Gula

El placer conectado con la comida o la bebida, que deriva en el consumo excesivo, irracional e innecesario con tendencia destructiva, es otra grave falta contra Dios y los católicos. El uso y abuso de sustancias químicas o las borracheras pueden ser vistos también como gula o glotonería.

En su carrera eclesiástica de cincuenta años son muchas las comilonas memorables que rodean al cardenal Sandoval Íñiguez, conocido por sus gustos refinados y excesivos en la alimentación. Su oronda figura atestigua sin afición por los manteles. Cualquier pretexto es bueno para un banquete, convite o celebración. La mesa puesta es el mejor foro, el centro de negocios, el mercado donde ante un buen plato se liman las asperezas; con una copa de tequila bien servida se discuten y solucionan los conflictos; a los postres se culminan las transacciones y se forjan los acuerdos. El Cardenal gusta, como los antiguos romanos, hacer del comedor la estancia principal. Poco importa aquí el marchamo de paganismo de tan acendrada costumbre. De sobra sabe Sandoval Íñiguez la certidumbre del aforismo in vino veritas.

Y de ello, qué mejor ejemplo que el banquete inolvidable e histórico que compartió con su amigo, el gobernador panista Emilio González Márquez. Fue el «Banquete del hambre» celebrado el 23 de abril de 2008, una cena organizada en la Expo Guadalajara para entregar quince millones de pesos de recursos públicos a la Asociación Mexicana de Bancos de Alimentos (AMBA), ligada con el cardenal Sandoval Íñiguez.

En esa ocasión, al calor de las copas y la comida, el «gobernador piadoso», como también se le conoce a González Márquez, fue bastante explícito frente al purpurado al tomar la palabra con micrófono en, mano: «Éste es un cuete (borrachera). No le importa, me cae. Don Juan, absuélvame desde allá. Además estamos haciendo un buen desmadre, don Juan, ¿sí o no? Aquí hay un cheque, el 419240, cabrón, a nombre de la AMBA. Digan lo que quieran. Perdón, señor Cardenal —¡chinguen a su madre! —dijo en alusión a las críticas de los jaliscienses sobre la macrolímosna—. Déjenme decirles que yo estoy comprometido con este movimiento y que traigo aquí un pinche papelito [el cheque] que dice: “Gobierno de Jalisco. Secretaría de Finanzas”. Óscar [García Manzano, titular de la dependencia], ¿dónde andas? ¡Hasta que, cabrón, hiciste algo bueno por Jalisco! Martín Hernández [secretario de Desarrollo Humano]: ¡Felicidades, chingado, ya hacía falta!». Y siguió: «[El dinero] no es mío, yo no lo tengo. Yo no tengo quince millones de pesos, pero ¿saben qué?, la gente votó por mí, la gente en su mayoría votó porque yo haga realidad a lo que me comprometí en campaña y me vale madre si a algunos periódicos no les gusta, la gente votó por mí y en ese votar por mí, debe tener el compromiso que yo he asumido de apoyar a los que trabajan porque no haya hambreen nuestro estado». Visiblemente angustiada, su esposa, Imelda Guzmán, sin estar afectada por los efectos del alcohol como su cónyuge, intentaba callarlo a base de señas, pero el gobernador continuó con su discurso: «Yo estoy aquí para cumplir un compromiso ante mí mismo, ante mi conciencia, ante la conciencia de la gente que votó por mí y que dice: “No más hambre en Jalisco”. Este dinero no es mío. Yo no lo tengo. Todo lo que he trabajado en la vida es para dárselo a mis hijos, para procurarles una buena educación; es lo único que tengo. Éste es dinero del pueblo, pero el dinero del pueblo me ha sido confiado[25]».

El espectáculo tuvo lugar ante la presencia cardenalicia, el semblante pleno de satisfacción de Sandoval Íñiguez, quien también había bebido y comido en abundancia. Por ello, lejos de sentirse abochornado, asistía complacido a la representación del mandatario.

Ira

Sentimiento no ordenado, ni controlado, de odio y enojo; negación vehemente de la verdad, fanatismo en creencias políticas, intolerancia por razones de raza, opción sexual o religión que se traduce en discriminación.

Martillo de herejes, disconformes, discrepantes o simples ecumenistas, la aparente y cuidada bonhomía del orondo prelado cede el paso, cuando de doctrina se trata, a un fanatismo poco simulado que a duras penas le permite guardar las formas y que la mayoría de las veces, le hace perderlas completamente. La placidez cede ante los exabruptos sin que el prelado pueda controlarlos; los excesos verbales del cardenal Sandoval Íñiguez abundan en las hemerotecas.

No hay misa celebrada por su eminencia en que no se requiera silencio absoluto. No puede haber errores o interrupciones. Por lo visto, el capítulo en que Jesús exhorta a sus discípulos a permitir que se acerquen los niños, no figura en los evangelios del purpurado jalisciense: cuando, como es habitual en las celebraciones dominicales, surgen de entre la grey católica exclamaciones, llantos, risas o simplemente voces, procedentes de los más pequeños de entre los fieles, el Cardenal no es precisamente condescendiente. Durante la misa en honor a los voceadores celebrada el 27 de abril de 2008, disertaba el Cardenal acerca de la perniciosa vida de los ricos, cuando de pronto suspendió su homilía con el rostro enrojecido: «Aquellos niños, por allá, ¿no tienen padres que los cuiden?», espetó con rabia apenas disimulada. «¿Son huérfanos? ¿Por qué no los callan?». Ante la sorpresa de los fieles, el purpurado aguardó impertérrito el advenimiento del silencio sepulcral requerido para continuar su sermón. Luego siguió como si nada: «No hay rico, rico, rico que sea honrado, porque trabajando nadie se hace rico, si así uno se hiciera rico, los burros serían los más ricos[26]».

Anualmente la arquidiócesis efectúa 97 mil 150 bautismos. Suele cambiar los nombres de los recién nacidos que acuden a recibir el sacramento, argumentando la necesidad de llamarlos con nombres cristianos. La voluntad de los padres importa poco en estos casos. Defiende ante las parejas que aspiran al matrimonio los valores de la familia tradicional: atención del hogar para ellas, dirección y sostén del hogar para ellos y prohibición del uso de anticonceptivos para ambos. Al año realiza aproximadamente 19 mil 600 matrimonios, y para el purpurado, las 300 peticiones de nulidad matrimonial que se presentan ante el Arzobispado de Guadalajara son alarmantes signos de la bisexualidad reinante: «Es un tema que deberían platicar los novios, cerciorarse de que su contraparte está sexualmente bien orientada, lo tienen que dialogar, lo tienen que saber desde antes[27]». Es contrario a la educación sexual en las escuelas: «Los libros de texto ya han llegado a los alumnos, ya están haciendo daño, ya los están incitando a la permisividad, los están confundiendo en cuanto a los valores del sexo, del matrimonio —dijo ante la distribución de los libros de texto para el primer grado de secundaria—, estos libros van en contra de la vida, de la familia, de la moralidad de los pueblos para destruirlos y dominarlos[28]». Ha emprendido por ello una guerra frontal contra la Cartilla de los Derechos Sexuales para los jóvenes de Jalisco que promovían la Comisión Estatal de Derechos Humanos y organizaciones no gubernamentales. Durante la clausura del x Congreso Juvenil y de Adolescentes celebrado el23 de julio de 2005, se refirió a los Jóvenes como «la generación de muchachos malcriados» y les recordó Que la cartilla sólo los hacía «irresponsables y egoístas», por lo que los exhortó a rechazarla: «trae unos errores garrafales fundamentales que van en contra de la fe, de la moral natural, la decencia y el sentido común[29]». Su rigidez con la juventud es pública y notoria. Rechaza con cierta regularidad la existencia de antros para jóvenes pues en su visión causan aumento en las adicciones. Para el purpurado, los centros nocturnos o cantinas son «focos de vicio» que a veces no respetan los reglamentos municipales por estar ubicados a 150 metros de una iglesia o una escuela: «un joven que todos los fines de semana abusa del alcohol, las drogas y el sexo, no puede el resto de la semana tener lucidez mental o capacidad para pensar y actuar con claridad[30]». Ha censurado la actitud de los padres con los hijos: «los padres son muy consentidores con el niño chiquito; no le corrigen nada, lo defienden y demás. Y ya cuando el muchacho está grandecito, le tienen miedo[31]». Insiste en que México es un país con 24 millones de familias, pero critica los modelos alternativos de familia como los mono parentales —que han aumentado en un veinte por ciento en los últimos años—, porque considera que están formados por «gente sin moralidad» que decide vivir sola[32]. Como detractor acérrimo del aborto, el Cardenal ha combatido las campañas de regulación para la interrupción libre del embarazo encabezadas por gobiernos progresistas bajo el argumento de que «aumentan el libertinaje sexual» y «el aborto es un asesinato, no se debe legalizar nunca[33]». Ante la posibilidad de que el gobierno incluyera en 2005 la píldora del día siguiente entre los medicamentos de uso común, el Cardenal hizo una intensa campaña contra los funcionarios que se manifestaron a favor y en contra de los laboratorios «que medran» con fármacos que «no dan vida, sino muerte», y exhortaba a las mujeres a recordar su máxima: «ustedes llevan un ser humano en su vientre, un hijo de Dios único que tiene su propio destino y su derecho a la vida[34]». Los derechos de las mujeres son para Sandoval Íñiguez una cuestión intrascendente. Así lo dejó ver cuando abordó el tema del acoso sexual: «las mujeres no deben andar provocando, por eso hay muchas violadas[35]». Sus polémicas declaraciones le valieron duras críticas de los colectivos de mujeres, por lo que el Cardenal se vio obligado a matizar un poco sus opiniones.

El Cardenal ha sido calificado como un homófobo declarado. Tiene problemas con los colectivos de homosexuales a quienes considera personas «anormales». Califica a las uniones del mismo sexo como «aberraciones». Ha combatido las campañas pro-tolerancia y en contra de la homofobia emprendidas no sólo por organismos no gubernamentales, sino por dependencias como la Secretaría de Salud, que en 2005 promocionó su programa contra la discriminación de los homosexuales por considerar que esta iniciativa federal atentaba contra las raíces de la familia y el matrimonio[36]. El Cardenal se ha referido a la opción sexual de los ciudadanos como algo que debe permanecer en la esfera íntima, incluso cuando esto conlleve vivir una doble vida y una doble moral: «las desviaciones de algunas personas no deben servir para condenarlas, pero tampoco para presumirlas; que las mantengan más bien en secreto[37]».

En su particular cruzada por los valores familiares tradicionales, el purpurado ha establecido una unión estratégica con la organización Courage Latino que impulsa la «instauración de la heterosexualidad en la tierra», porque —según afirman— es «inherente en cada ser humano». Se trata de un programa cuyo plan nacional de «regeneración sexual» está dirigido por el estadounidense Richard Cohen, quien asegura haberse convertido en heterosexual con total éxito por medio de una intensa «sanación moral» a base de una terapia psicológica, religiosa y política que le permitió abandonar la homosexualidad. Courage es una poderosa organización fundada en 1978 en Nueva York por el padre John Harvey con la aprobación de la Santa Sede. Cuenta con 95 sedes en el mundo, con más de quinientas personas que participan como líderes de grupo, y con cientos de fieles que reciben asistencia con el objetivo de «ayudar a quienes sufren de atracción, deseo y sentimientos sexuales hacia personas de su mismo sexo y guiarlos a tener Una relación más cercana con Jesucristo y bajo las normas de la Santa Iglesia Católica Romana». El cardenal Alfonso López Trujillo, presidente del Consejo Pontificio para la Familia los bendijo y los apoya. Courage Latino tiene en México su sede en Cuernavaca, Morelos, con la guía del padre Buenaventura Wainwright. Está apoyado por la jerarquía católica, los Legionarios de Cristo a través de sus escuelas y sus universidades distribuidas por el país y por estamentos diversos del Partido Acción Nacional. Existen grupos de apoyo en Aguascalientes, León, Guadalajara, ciudad de México, Tijuana y Monterrey, para «restaurar la heterosexualidad» y promover «la vida casta». La terapia reparativa de Courage Latino se centra en ir fomentando la creación de «consejeros en el tema de la reorientación sexual» por todo el país, a base de programas de entrenamientos dirigidos por Richard Cohen como los impartidos en la Universidad Católica de Guadalajara, a cargo de la Arquidiócesis. El padre Harvey afirma que utiliza una metodología similar a la que aplica Alcohólicos Anónimos. Asegura que actos sexuales como la penetración anal y la masturbación mutua no son «una verdadera comunión entre dos personas [porque las partes no] encajan y no cumplen con el objetivo de la procreación de hijos[38]».

El conservadurismo del Cardenal no tiene término medio. La tolerancia no se encuentra entre sus virtudes. Se ha convertido en un ferviente opositor al ecumenismo, con expresiones de una violencia verbal que seducen a sus más fieles seguidores, pero que no son precisamente un ejemplo de caridad cristiana: «se necesita no tener madre para ser protestante», dijo sobre los Testigos de Jehová, azuzando la intolerancia religiosa y defendiendo la salvación de las almas únicamente a través del catolicismo[39]. El Cardenal considera sectas a algunas religiones y culpa a los medios de comunicación del éxodo de católicos: «son esas dos causas por las que hay menos fieles[40]».

Avaricia

Es un pecado capital de exceso el deseo de acaparar riquezas, placeres o posesiones. Está prohibido por el noveno y el décimo mandamientos. También llamada codicia, es «un pecado contra Dios, al igual que todos los pecados mortales, cuando el hombre condena las cosas eternas por las cosas temporales», dijo Santo Tomás de Aquino. Codicia o avaricia remite también a deslealtad, traición por el beneficio personal, como en el caso de aceptar soborno. Además de la acumulación de objetos, están incluidos los engaños o la manipulación de la autoridad inspirados en la simonía, es decir, en la compra o venta ilícita de lo que es espiritual por bienes materiales: cargos eclesiásticos, sacramentos, reliquias, promesas de oración, la gracia, la jurisdicción eclesiástica, la excomunión…

El Cardenal nunca tiene bastante. No contento con regir las vidas de sus feligreses, de disponer de sus almas y de sus cuerpos, de imponerles cómo deben vivir y morir, qué pueden y no pueden hacer, qué deben y no deben pensar, quiere regir también sus destinos y los del país, quiere acumular poder y riqueza, poder temporal y material. Quiere lo que es de Dios y también lo que es del César. Así como Simón el Mago quiso comprarle al apóstol Simón Pedro su poder para hacer milagros y conferir el poder del Espíritu Santo[41], así el cardenal Sandoval Íñiguez ha pretendido que su abierto activismo político —en clara violación a la Constitución mexicana y al estado laico— le ofrezca beneficios de toda índole. Para el purpurado, la política no es más que otra forma de manifestación de la fe y la separación Iglesia-Estado, un viejo resabio propio de desarrapados y nostálgicos de una revolución felizmente arrinconada por la historia. El gobierno de los cuerpos es un terreno abonado para el gobierno de las almas, así que, ¿por qué dejarlo a los políticos?

En este rubro, cuenta con una amplia gama de opiniones que hacen de la vida del Cardenal una existencia llevada a contracorriente de la modernidad. Expone: «un estado laico no puede prescindir de los valores morales ni atropellar los derechos naturales […] bien haría el Estado en respetar los sentimientos y valores morales de un pueblo mayoritariamente católico como es el de México». Más aún: «un estado laico no puede prescindir de los preceptos naturales que están escritos en el corazón de todo ser humanó: no matar, no robar, no mentir, no levantar falso testimonio, no fornicar, ni cometer adulterio». Por lo tanto, según su punto de vista, el mexicano es un «estado débil, presionado por instancias internacionales que van en contra de la vida, de la familia, de la moralidad de los pueblos para destruirlos y dominarlos», dijo en referencia a la educación sexual impartida en las escuelas, en la despenalización del aborto o el reconocimiento de parejas del mismo sexo[42].

Al concluir sus estudios en 1952, Sandoval Íñiguez se trasladó a Roma para ingresar en la Pontificia Universidad Gregoriana, en donde se graduó de licenciado en filosofía y doctor en teología. Fue hasta el 27 de octubre de 1957 cuando recibió la ordenación sacerdotal. Volvió a México y durante veintisiete años, entre 1%1 y 1988, ocupó diversos cargos en el Seminario de Guadalajara: director espiritual, prefecto de disciplina, prefecto de la facultad de filosofía, vicerrector, y finalmente rector. El3 de marzo de 1988 fue elegido obispo coadjutor de Ciudad Juárez, Chihuahua y consagrado el 30 de abril de ese mismo año por monseñor Manuel Talamás Camandari, obispo de Ciudad Juárez en ese entonces. Luego del asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas, fue promovido a Guadalajara el 21 de abril de 1994. En dicha ciudad supervisó 800 templos con cuatro obispos auxiliares, más de mil 300 sacerdotes y mil alumnos en el seminario. La Arquidiócesis de Guadalajara es la sede metropolitana de las diócesis sufragáneas de Aguascalientes, Autlán, Ciudad Guzmán, Colima, Jesús María del Nayar, San Juan de los Lagos, Tepic y Zacatecas. Juntas suman un total de 6 millones 141 mil católicos.

La instauración del «reino de Dios» en la tierra es una de sus aspiraciones compartida con la organización ultra católica del PAN, el Yunque. Su activismo político a favor del Partido Acción Nacional quedó consignado en la historia electoral de su amigo personal, el gobernador de Jalisco, Emilio González, quien afirmó en octubre de 2005, antes de los comicios locales, que la Iglesia había comprometido a tres mil curas en Jalisco a trabajar a favor del Partido Acción Nacional y de su candidatura, según un reporte oficial del Consulado de Estados Unidos en Guadalajara, enviado a Washington[43]. El documento, obtenido gracias a la Freedom of Information Act (FOIA), salió a la luz pública a raíz del conflicto de intereses por la macrolimosna. «Fue el cardenal Sandoval Íñiguez quien se comprometió con Emilio González a darle el trabajo electoral de tres mil curas en Jalisco para que ganara los comicios locales de 2006 —dice Juan Manuel Estrada Juárez, activista social, miembro de la organización Conciencia Cívica quien entrega copia del documento referido a la autora—, el hecho es sumamente grave, porque se está comprobando que el Cardenal viola ostentosamente el estado laico y la Constitución mexicana al intervenir activamente en política[44]». El documento fue escrito a raíz del encuentro que Emilio González solicitó a la cónsul estadounidense en Jalisco, Sandra Salomón, para anunciarle que pediría licencia como alcalde de Guadalajara y de ese modo poder aspirar a la gubernatura de Jalisco: «Dando vuelta al tema de la iglesia católica, Emilio declaró que altos jerarcas de la Iglesia en Jalisco se han comprometido a que esa organización apoyaría su candidatura [aparecen en el documento tres renglones borrados, supuestamente con nombres de esos jerarcas]. Emilio dijo que la Iglesia ha comprometido a sus tres mil curas en Jalisco a trabajar para una victoria electoral, tanto suya como del PAN… al discutir sus aspiraciones políticas, Emilio declaró que si se convierte en gobernador, los Estados Unidos podrían contar con su total cooperación. El alcalde expresó su visión de que el PAN era más capaz de lidiar con tal situación [narcotráfico] y opinó que su partido tenía buenas posibilidades de ganar tanto las elecciones para gobernador como para presidente… el alcalde citó que, una vez que el proceso de candidatura estuviera completo, había dos factores que ayudarían en gran medida al PAN para lograr una victoria electoral. El primero de ellos era el candidato presidencial del PRD, Andrés Manuel López Obrador y el segundo era la iglesia católica[45]».

El aspirante a la Presidencia de la República de la Coalición Por el Bien de Todos, también pasó por el besamanos de Tlaquepaque, casa del cardenal Sandoval Íñiguez, para sostener un encuentro privado con su eminencia el 22 de febrero de 2006. Pero las preferencias electorales del purpurado iban por otro rumbo; incluso intervino en la llamada guerra sucia utilizando el miedo en tomo a Andrés Manuel López Obrador: «se cierne sobre nosotros la amenaza de gobiernos demagogos, comprometidos con la violencia… estamos en camino de alcanzar una verdadera democracia: en el año 2000 se comenzó a gestar un cambio que no ha acabado de concretarse y ésa es la preocupación que a tantos angustia[46]». El Cardenal había apoyado a Vicente Fox e hizo campaña a favor del voto útil o del llamado cambio.

Años después, el ejecutivo devolvería el favor al Cardenal, dándole el espaldarazo definitivo para que obtuviera la absolución judicial por presunto lavado de dinero procedente del narcotráfico. Como ya se ha señalado, a una semana de haberse publicado que la PGR estaba integrando una averiguación en contra del purpurado, Fox lo recibió en su rancho de Guanajuato. Sandoval Íñiguez era indicado en el proceso de investigación que seguía el general Macedo de la Concha en el caso promovido por Jorge Carpizo Mac Gregor por lavado de dinero negro y estrecha relación con José María Guardia, conocido como «el zar del juego». El carpetazo del expediente fue contundente. El Cardenal fue nuevamente inmune a la justicia. Las expresiones de fervor católico de Fox se expresaron en el inicio de su campaña política, cuando repartía estampitas con la imagen de la virgen de Guadalupe. En la toma de posesión, abrazó un crucifico. Estas muestras de catolicismo en el alto poder fueron siempre aplaudidas por Sandoval Íñiguez. Cuando Fox y su esposa Marta Sahagún acudieron al Vaticano a besar el anillo papal, el purpurado se mostró a favor: «No basta con que el presidente Fox vaya a misa. Debe demostrar su religión. Los funcionarios tienen que ser congruentes con sus preferencias y dejar a un lado la simulación», dijo al señalar que el laicismo no significa ateísmo[47].

Contrario a los principios de neutralidad política que sostiene la iglesia católica, el Cardenal ha hecho abierto proselitismo entre los fieles para no votar por candidatos del PRD, a quienes llama «hijos de las tinieblas» por promover la interrupción voluntaria del embarazo y la unión de parejas del mismo sexo. En el boletín Semanario, órgano informativo de la Arquidiócesis de Guadalajara, el6 de mayo de 2007, se publicó un trabajo especial sobre el tema donde se afirmó que el Cardenal: «reconoció que en esta guerra, los “hijos de las tinieblas” son más hábiles, más activos y más despiertos que los “hijos de la luz” y muestra de ello es que los perredistas aprobaron la despenalización del aborto en el Distrito Federal, la cual podría extenderse a otros estados de la República». Para el Cardenal lo publicado no es «cuerpo de delito» y dijo que continuaría incitando a la población a no votar por partidos políticos que promuevan iniciativas contrarias a la moral cristiana: «los que promueven así ya legalmente el homicidio como es el aborto, pues son “hijos de las tinieblas”, ya si ellos se ponen el saco, y les viene, pues es asunto de ellos. Lo que yo dije tiene fundamento doctrinal[48]». Sandoval Íñiguez tiene siete cargos eclesiásticos en comisiones como la Pontificia para América Latina, el Pontificio Consejo para la Cultura, el Consejo de Vigilancia para las Obras de la Religión, el de Asuntos Económicos de la Santa Sede, la Congregación para los Institutos de la Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, la Congregación para la Educación Católica, el Consejo de Cardenales para el Estudio de Asuntos Organizaciones y Económicos de la Santa Sede y el Consejo Especial para América del Secretariado General del Sínodo de los Obispos. Su poder en la Santa Sede es indiscutible, un poder que cuida y acrecienta gracias a sus férreas posiciones y apoyos a los dictámenes papales. Luego de la muerte de Juan Pablo II, Sandoval Íñiguez fue convocado al cónclave cardenalicio para elegir nuevo Papa. Al llegar a Roma, violando las normas canónicas, el Cardenal hizo abiertamente proselitismo a favor del entonces prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe, el cardenal Joseph Ratzinger, quien finalmente fue elegido para sentarse en el trono de San Pedro.

Pereza

El pecado capital más metafísico de todos tiene que ver con la incapacidad para desarrollar el trabajo asignado. La pereza o acidia cancela la voluntad de cumplir las obligaciones espirituales o divinas como la práctica de las virtudes cristianas, los preceptos divinos, piedad, compasión y condescendencia con los seres humanos. Más que trabajo pastoral de campo, el mérito del cardenal Sandoval está sustentado en haber conseguido hacer una meteórica carrera eclesiástica, imponiendo su visión tradicionalista de la religión. El Cardenal no es precisamente un activista social. Al contrario, le gustan las cosas como están. Le complace la conservadora e inmovilista sociedad tradicional jalisciense de la que es patrón espiritual. Protege desde el púlpito a cuantos defienden la parálisis pastoral de su diócesis, y más allá, la parálisis social y política. Defiende la inacción y castiga la actividad.

Defiende a quienes —gobernadores, policías— procuran ese status quo y fustiga a quienes —defensores de derechos humanos o católicos progresistas— lo cuestionan.

«Él no tiene trabajo pastoral. Es el exterminador del catolicismo social en Jalisco», dice sin ambages Renée de la Torre Castellanos, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores de Antropología Social en Occidente (CIESAS). «Tiene el mérito de haber silenciado la voz del catolicismo intelectual, la voz del catolicismo más comprometido socialmente[49]». Autora del libro La ecclesia nostra desde la perspectiva de los laicos: el caso de Guadalajara (Fondo de Cultura Económica), que analiza en particular los encuentros y las confrontaciones de la Iglesia en el campo de los derechos humanos, políticos, sociales e individuales de la década de los noventa en la ciudad de Guadalajara, sostiene que desde el catolicismo se reacomodó el espacio político en el momento en que apenas tomaba vigencia el Partido Acción Nacional. «El cardenal Juan Jesús Posadas acampo llegó a desmantelar el trabajo pastoral y el movimiento de la Teología de la Liberación; luego el cardenal Sandoval continuó esa labor de desmantelamiento —comenta de la Torre—. Es un hombre muy temperamental, no es diplomático y no se cuida para nada. Está ligado a la derecha más conservadora como el DHIAC (Desarrollo Humano Integral, AC) yal tema cristero. La verdad es que lo del santuario nunca ha tenido apoyo de los tapatíos, no ha habido apoyo ni de los empresarios, a pesar de que Coparmex ha sostenido una alianza estratégica con él, hasta que se puso del lado de los ciudadanos para exigir la devolución del “limosnazo”. El Cardenal regresó el dinero por la postura de Coparmex, no por otra cosa».

A diferencia de obispos comprometidos con los más pobres, el Cardenal tiene su particular concepto de la pobreza: «sería una solución simplista pensar que en un país todos pueden ser iguales, eso no es posible. Hay personas que han hecho su fortuna a base de trabajo, de esfuerzo, de inteligencia; en contraparte, hay personas pobres, que lo son porque habiendo tenido las oportunidades, no las aprovecharon, prefirieron no esforzarse o tomaron el camino de los vicios, de los despilfarros», según escribió en un artículo publicado en Semanario, el 27 de agosto de 2006. En plena celebración de la cuaresma en 2007, el Cardenal apoyó la aplicación del NA a medicinas y alimentos, una iniciativa del gobierno de Vicente Fox que no prosperó, pero que el diputado panista Raúl Alejandro Padilla Orozco intentó que fuera nuevamente analizada en febrero del 2007: «Los pobres no pueden comprar medicina, una cajita miserable de medicina cuesta 300, 400 pesos, un pobre no la compra, los pobres se curan con un té de hierbabuena ¿verdad?, entonces si les cobran [el NA] a la medicina, pues los que van a pagar son los que tienen dinero y en los alimentos el pobre, ¿qué tanto le sacan por un kilo de tortillas, que es lo que compra?, en cambio los que gastan mil, mil 200 pesos o 2 mil pesos en comida, ¡ah, bueno!»[50].

Por otro lado, la relación de Sandoval Íñiguez con los derechos humanos está llena de desencuentros. Fue en enero de 1999 cuando dejó claro su concepto de las libertades civiles: «Ese cuento de los derechos, si usted lo cree, créaselo. Esos derechos humanos es una organización un poco manipulada desde fuera por organismos internacionales que tienen interés en desestabilizar al país. Qué casualidad que esas organizaciones sólo defiendan delincuentes», dijo en referencia a la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco presidida en ese entonces por Guadalupe Morfín Otero, designada por el primer gobernador panista de Jalisco, Alberto Cárdenas Jiménez. «Que la sociedad sepa que una organización que solamente defiende delincuentes no es sana, no es sana para la sociedad. Qué casualidad que esas organizaciones sólo defiendan a los delincuentes, no tienen nunca ni una palabra para las víctimas, ni una palabra para los policías que arriesgan todos los días su vida en las calles».

La defensa del Cardenal a los policías no es nueva. Aún está en la memoria popular el motín de presos del penal de Puente Grande del 5 de mayo de 1995. La fallida actuación policíaca para sofocar la revuelta de los internos provocó la muerte de siete reclusos. Su eminencia tomó partido inmediatamente: «un penal no es un restaurante, ni un hotel de lujo. Los infractores no están para ser tratados a cuerpo de rey[51]».

El enfrentamiento entre Guadalupe Morfín y el purpurado fue público y notorio en 1999 cuando la ombudsman hizo 16 recomendaciones a las autoridades jaliscienses, entre ellas al alcalde Francisco Ramírez Acuña. Uno de los casos era grave: «Se trataba de la recomendación 21/98, por la tortura de que fueron objeto Jorge Llanos Meza y Sergio Yebra Llanos, acusados de haber robado una joyería. Ambos fueron detenidos por la policía de Guadalajara y conducidos a la corporación.

En los baños fueron sometidos a un interrogatorio con tortura para averiguar dónde habían dejado el maletín con las joyas, el dinero y las armas. Al primero, además de otros golpes, se le introdujo un tolete por el ano, que le produjo una herida de seis centímetros. Permaneció sin atención médica durante cuatro días. La tortura continuó en la Procuraduría. Se le negó atención médica en el Hospital Civil por carecer de camas disponibles, no obstante que en el mismo hospital había determinado otro médico que urgía operarlo para suturarle la herida. La recomendación no fue aceptada por el presidente municipal de Guadalajara[52]». Morfín Otero solicitaba la destitución del jefe de policía local, Jesús Enrique Cerón Mejía, pero Ramírez Acuña se negó a despedirlo y fue apoyado por el cardenal Sandoval Íñiguez, que tachó de «nociva» a la CNDHJ porque sólo defendía delincuentes y pretendía desestabilizar al país. La ombudsman consideró inaceptables las declaraciones del purpurado y afirmó que en un estado de derecho quien acusaba estaba obligado a demostrar: «Él declaró, sin más, a la comisión que presido como defensora de la delincuencia y desestabilizadora, sujeta a intereses extranjeros. Esa fue su respuesta ante una recomendación que denunciaba horribles torturas a un detenido acusado de haber robado un comercio en el centro de la ciudad. Ante tal osadía no cabía un silencio respetuoso. Había que exigir pruebas[53]». El Cardenal no aportó pruebas. Como autoridad de derechos humanos en el estado, Morfín Otero nunca se hincó a saludar de beso en la mano al purpurado. Católica comprometida, la ombudsman defendía con dignidad la separación de sus creencias con su puesto, su posición de autoridad laica. El enfrentamiento entre ambos fue difundido en los medios de comunicación locales con portadas con los dos rostros frente a frente[54]. El empresario Julio García Briseño medió entre ambos y Guadalupe Morfín Otero acudió a desayunar con el Cardenal a su casa de Tlaquepaque. El menú: jugo verde (nopal y naranja), fruta, carne de res encebollada con frijoles de la olla, tortillas hechas a mano con queso de rancho preparado por los jesuitas de Puente Grande, café, galletas de harina integral, pan dulce, jocoque, miel de agave, dátiles y nueces. Entre el festín, un perico se paseaba por la mesa. Se llama Sócrates y el Cardenal lo colocó en el respaldo de la silla donde estaba sentada Guadalupe Morfín. El ave que arrebataba las galletas de avena empezó a despeinar a la ombudsman. Carcajada del Cardenal. Otro pájaro llamado Carranza come nueces que los comensales le dan. Ambiente relajado: «El agarrón fue bueno —recuerda Morfín Otero—, no fue el único. Mi fe no salió perdiendo. Si acaso el corazón, en algún momento, se confesó a sí mismo haber añorado de un pastor la capacidad de ser solidario con las ovejas en riesgo, con las más vulnerables[55]».

A pesar de aquellos lamentables acontecimientos, el entonces alcalde Ramírez Acuña se convirtió en el segundo gobernador del PAN en Jalisco. Su mandato pasó a la historia por el vertiginoso aumento de las violaciones de derechos humanos en el estado. Los casos de tortura aumentaron un 600 por ciento, según organismos no gubernamentales de derechos humanos que denunciaron sus actuaciones, entre ellos, Human Right Watch y Amnistía Internacional. En la memoria de los jaliscienses aún está presente el llamado «tlajomulcazo» un episodio que marcó para siempre la carrera política del que fuera Secretario de Gobernación del gobierno de Felipe Calderón. Sucedió el4 de mayo de 2002 cuando el gobernador envió a la policía al municipio de Tlajomulco de Zúñiga a reventar una fiesta rave. Los métodos utilizados de represión contra mil 500 jóvenes que fueron obligados a permanecer boca abajo tirados en el suelo, mientras eran apuntados con pistolas, fueron fotografiados y difundidos ante la indignación de la población. Los periodistas cuestionaron al gobernador Ramírez Acuña quien amenazó con impedir las fiestas rave por considerarlas «verdaderas orgías» y «francachelas». El Cardenal volvió entonces a apoyar al ejecutivo estatal a pesar de que el 12 de mayo decenas de padres de familia se manifestaron en las calles contra el «tlajomulcazo». La línea dura del gobernador se fue reforzando por el apoyo de organismos empresariales como la Canaco y el 28 de mayo de 2004 trascendió las fronteras de México cuando reprimió la manifestación contra la tercera Cumbre de Jefes de Estado celebrada en Guadalajara. La policía por orden del ejecutivo golpeó y detuvo a decenas de jóvenes: Sandoval Íñiguez lo intentó exculpar declarando: «Tuvo mano dura, pero los globalifóbicos no son unas peritas en dulce. No puede meterlos en orden con puras palabras[56]».

La investigadora Renée de la Torre considera que la relación del Cardenal con los derechos humanos muestra al personaje en su real dimensión: «Me parece caótico tener un cardenal que en ningún momento respalda la defensa de los derechos humanos. Todas las veces que Ramírez Acuña hizo actos espantosos, Sandoval Íñiguez salió a apoyarlo, incluso en estos casos tan escandalosos. Es una persona que no entiende nada de ética en la modernidad. Para él la moral es una y él se erige en el gestor de la moral. En eso es totalmente intransigente, de un catolicismo que no dialoga en nada. Siempre ha mantenido una cruzada en contra de cualquier iniciativa ciudadana en defensa de los derechos humanos. Siempre ha estado con el poder. Es un respaldo para su impunidad. El Cardenal es intransigente, tradicionalista, autoritario… pero también una personaje muy desgastado en el nivel de la opinión pública y de la simpatía ciudadana».

Lujuria

Es el pecado capital de los deseos obsesivos o excesivos de naturaleza sexual, que incluye compulsiones sociológicas o transgresiones relacionadas con la sexualidad. Es también un deseo excesivo por el placer genital que provoca que la persona con la que se mantiene relaciones sea simplemente el medio para conseguir el deseo, convirtiéndola así en un objeto.

El cardenal Sandoval Íñiguez es un militante del sexo, particularmente del que practican los otros. Ante el interés que muestra por todo lo relacionado con el apetito genésico, el sexo forma parte de la vida de su eminencia, al menos como perseguidor de quienes lo experimentan libremente y como protector de los que lo cultivan de manera patológica e incurren en conductas delictivas. No está claro en cuales de las cuatro modalidades del pecado —pensamiento, palabra, obra u omisión— el Cardenal incurre, pero lo público y notorio es que su actitud obsesiva hacia la sexualidad humana está fuertemente marcada por su visión moralista y opresiva. Es un acérrimo detractor de los anticonceptivos que rechaza incluso ala hora de prevenir el Sida: «¡Es una mentira decir que el condón previene el contagio del Sida! Es tan riesgoso que promoverlo es como instar al pueblo a jugar a la ruleta rusa», dijo ante la campaña de promoción del condón emprendida por el gobierno en 1997. «Si a ustedes les dan una pistola con cargador para nueve balas, pero que sólo tiene tres, ¿se dispararían?, ¿apretarían el gatillo si hay 30 por ciento de probabilidades de que se maten? ¡No señor! Eso es jugar a la ruleta rusa y es precisamente lo que están haciendo las autoridades con esa campaña. Dicen que su método es seguro y no lo es. Desde el punto de vista moral están alentando el relajamiento de costumbres. Hacen propaganda del condón entre los chicos de secundaria; cuando todavía no despiertan al sexo ya los están despertando oficialmente, diciéndoles: “Esto es seguro, síganle, nada más usen esto”. Eso no se vale[57]». En su cruzada a favor de la abstinencia como método de prevención de graves enfermedades, el cardenal Sandoval Íñiguez tiene otro aliado: el cardenal Norberto Rivera Carrera, quien considera la promoción del uso de condones como «cultura de la muerte» y exige que los empaques de los preservativos lleven la advertencia: «este producto puede ser nocivo para la salud». La oposición del cardenal Sandoval Íñiguez a la educación sexual en las escuelas se hizo más radical con el paso de los años: «Al promover el condón entre los niños de once o doce años están echando a perder a la juventud y orillándola a muchos riesgos. ¿Qué quieren? ¿Frustrar el futuro de la patria? ¿Qué futuro puede tener una adolescencia viciosa, enfermiza por el sexo y las drogas? ¿Qué patria puede construir?». El Cardenal también arremetió contra los funcionarios de la Secretaría de Salud: «Yo no creo que esos señores promuevan el condón entre sus hijas para que practiquen el sexo seguro. Y si no lo quieren para sus hijas entonces por qué sí lo quieren para los hijos y las hijas del pueblo. ¡No hay razón! Ésa no es la función de un gobernante. Si pensaran como padres de familia y no como políticos, procederían de otra manera».

Para el purpurado, la sexualidad es un tema sobre el cual no hay que educar e incluso se atreve a dudar de la efectividad de los métodos anticonceptivos: «Qué, acaso los institutos oficiales no pueden hacer un poco de patria y decir: “Vamos a ajustarnos a los principios de la moral natural, válida para todos los hombres”. Qué no pueden decir: “Nos conviene tener una patria con familias bien constituidas, con jóvenes sanos de cuerpo y mente”. Si hasta a los cigarros se les pone que son peligrosos para la salud. Y el preservativo, por el material con que está hecho y su propia constitución, tiene un porcentaje de inseguridad. Añádase que tantas veces, en el ardor de la pasión, lo usan mal, o se rompe o no falta qué pase». Y Su eminencia prefiere eliminar la educación sexual de las escuelas y los libros de texto que aborden el tema de manera científica. El4 de mayo de 2002, la Red de Democracia y Sexualidad difundió una carta que el Cardenal le envió al secretario de Educación de Jalisco, Guillermo Martínez Mora, en donde calificaba los libros de biología, historia y formación cívica como «pornografía barata». Explicó: «Se recomienda implícita o explícitamente el uso del condón y hasta hay gráficas de cómo usarlo, que no son sino pornografía barata. […] La manipulación genital, la masturbación y las relaciones prematrimoniales son acciones a las que parece se invita».

El Cardenal promueve la virginidad hasta el matrimonio, la abstinencia para evitar enfermedades contagiosas y los métodos naturales como el Billings para planificar la familia. Apoya la distribución de sus propios libros de educación sexual repartidos por la Secretaría de Educación de Jalisco durante el gobierno de su amigo Emilio González Márquez. Son textos convertidos en una guía, procedentes del taller «¿Cómo orientar a los adolescentes para vivir su sexualidad?», repartidos de manera oficial por el Estado en conjunto con la asociación conservadora Enlace Occidente mediante talleres obligatorios para maestros de secundaria. El contenido del taller, que define la virginidad como primordial en las relaciones de pareja, fue copiado del método conocido como ABC, surgido durante la presidencia de Ronald Reagan en la década de los ochenta para prevenir el Sida bajo tres premisas: abstinencia, fidelidad y condón. El método difundido en Semanario y en la Universidad del Valle de Atemajac (UNIVA) a cargo del Cardenal, supuestamente ha reducido hasta en un 5 por ciento la transmisión del Sida en Uganda. El taller sexual sostiene que los métodos anticonceptivos más comunes son nocivos: «provocan la muerte del embrión, pueden ocasionar dolores de cabeza, náusea, infartos, trombosis, flebitis, alteraciones de la menstruación… aumentan de manera considerable los riesgos de desarrollar cáncer. Estudios recientes de la OMS revelan que su uso, especialmente los hormonales, aumentan el riesgo de contraer cáncer de mama, cérvico uterino, hepático y enfermedades cardiovasculares». Sobre la masturbación expone el libro: «cuando se vuelve recurrente, puede denotar ansiedad, estrés, exceso de estímulos visuales, angustia o sentimientos de soledad, situaciones que merecen ser atendidas y resueltas de fondo». Para el Cardenal y los miembros de los grupos conservadores que han surgido y crecido a su sombra, la abstinencia sexual que proponen a los jóvenes se logra a través de «autocontrol y autodominio».

La sombra de la misoginia del Cardenal está claramente expuesta en la página 19 del texto: «la virginidad habría que decir que se pierde cuando una mujer se acuesta con un hombre y no cuando se rompe el himen. Y si un hombre, cuando se casa, desea que su mujer sea virgen, es decir, que no haya tenido relaciones con nadie todavía, lo puede notar en, la actitud de su mujer. Se nota si es experimentada o no[58]».

Como hombre preocupado por el sexo de los otros, el purpurado jalisciense tiene un interés opuesto a la de perseguir cuando se trata de la observancia de los usos y costumbres genésicas de los sacerdotes, específicamente aquellas que terminan convirtiéndose en flagrantes delitos. La castidad es un don muy especial. ¿Quién no conoce a un sacerdote que lleva una doble vida relacionada con su sexualidad? La discusión histórica y recurrente del celibato obligatorio ha provocado diversas investigaciones sobre la intensa actividad sexual del clero. Una encuesta realizada entre cuatrocientos sacerdotes en España constituye un muestrario para otros países: el 95 por ciento de los sacerdotes se masturba; 60 por ciento mantiene relaciones sexuales; 26 por ciento abusa de menores; 20 por ciento realiza prácticas homosexuales; 12 por ciento es exclusivamente homosexual y 7 por ciento comete abusos sexuales graves con menores. En cuanto a preferencias sexuales, 53 por ciento tiene relaciones sexuales con mujeres adultas; 21 con varones adultos; 14 con varones menores y 12 por ciento con mujeres menores[59]. La actividad sexual del clero fue regulada desde el Canon Segundo de la Taxa Camarae, promulgada por el Papa León X, que dice: «Si el eclesiástico, además del pecado de fornicación, pidiese ser absuelto del pecado contra natura o de bestialidad, deberá pagar a las arcas papales 219 libras, 15 sueldos. Mas si sólo hubiese cometido pecado contra natura con niños o con bestias y no con mujer, solamente pagará 131 libras, 15 sueldos». El investigador de la vida sexual del clero, Pepe Rodríguez, dice que la pederastia clerical es sistémica en la iglesia católica del mundo, precisamente por sus inamovibles leyes internas y códigos secretos: «Estadísticamente es imposible que sólo en Estados Unidos se concentren todos los sinvergüenzas del clero católico, por tanto hay que pensar que este problema enorme está igualmente repartido por todo el mundo. El clero católico es el colectivo profesional que más abusos sexuales comete contra menores[60]».

Además de sus votos de pobreza expuestos con lujo de detalle, el cardenal Sandoval Íñiguez tiene votos de castidad, al igual que los mil300 sacerdotes a su cargo. Su postura sobre la actividad sexual del clero es mucho más laxa: «En esta Iglesia de Guadalajara, a los sacerdotes que caen en una situación de pecado y de escándalo, en esta o en otra materia, se les amonesta y se les da una ayuda profesional que abarca los campos de la espiritualidad, la medicina y la psicología, en una casa fundada aquí para ayudar a sacerdotes que padezcan depresión o cansancio y aquellos que caigan en conductas indebidas», dijo en una carta pastoral del 2002 titulada «Escándalos en la Iglesia» referente a su obra, la ya mencionada Casa Alberione.

El Cardenal nunca ha denunciado a ningún sacerdote pederasta. Jamás ha enviado a la cárcel a un abusador sexual con sotana, a pesar de que célebres curas agresores han pasado por la Casa AIberione dirigida bajo su mando compasivo y condescendiente. Entre los cientos de internos han estado el sacerdote Enrique Vásquez de Costa Rica, acusado de violar a cuatro niños, buscado por Interpol según el expediente 2002/40442. El presbítero pederasta confeso Heladio Ávila Avelar, acusado de violar a tres niños en Guadalajara, condenado a quince años de prisión en 1999 y preso en el penal de Puente Grande de donde salió libre a los pocos años gracias a la intervención del Cardenal que lo restituyó en su ministerio, según consta en el Directorio Eclesiástico de Guadalajara del 2006. El párroco de Tamazula, Leopoldo Romero, detenido cuando abusaba de un menor de 12años en su coche, liberado gracias a los costosos abogados pagados por sus superiores. El padre José Luis de María y Campos López, de León, Guanajuato, acusado de violar a cuatro monaguillos. El cura estadounidense Thomas Kane, responsable de violar a un niño de nueve años en Estados Unidos y que cuando salió de la Casa AIberione se desempeñó como director de un instituto internacional de educación para maestros en Guadalajara; el sacerdote Heider Matías Jaimes Orduz, sacerdote de la iglesia de Nuestra Señora de Zapopan de Tepic, Nayarit, quien fue acusado de violar a un niño de catorce años y está preso en el penal local. El purpurado, el obispo Alfonso Humberto Robles Cota y el vicario Antonio Lerma Nolasco han defendido al agresor argumentando que el niño mintió y no han reparado en pagar los gastos de amparos y abogados defensores para el sacerdote[61]. También ha pasado por la Casa AIberione el cura pederasta Nicolás Aguilar, acusado de violar a más de noventa niños entre México y Estados Unidos. El cardenal Norberto Rivera fue acusado ante la Corte Superior de California de protegerlo, un caso que aún continúa en aquel tribunal estadounidense[62]. Los sacerdotes pederastas de varios estados de la república van a dar a la famosa Casa AIberione.

Como presidente de la Fundación de Niños Robados y Desaparecidos (FIND), Juan Manuel Estrada Juárez afirma que está investigando la delictiva conducta del cardenal Sandoval Íñiguez: «Él ha defendido a capa y espada a pedófilos en Jalisco. Tenemos los casos de tres sacerdotes violadores, entre ellos uno que abusó de un niño con problemas de aprendizaje y el Cardenal los protegió y los escondió. Todo es una red de complicidades. En Jalisco prolifera la impunidad[63]».

¿Cuántos sacerdotes pederastas han pasado por la clínica dirigida por el cardenal Sandoval Íñiguez? Es uno de los secretos mejor guardados por su eminencia que se niega a exhibir los expedientes de tan ilustres internos. No hay cifras, ni estadísticas, tampoco nombres, ni listas de delincuentes sexuales. No hay denuncias, mucho menos prevención, ni alertas a los padres para que cuiden a sus hijos de los depredadores sexuales con sotana. Los curas que pasan por la Casa Alberione, al ser dados de alta por su eminencia, vuelven a ser colocados en otras capillas, en otros estados o países, cuantas veces sea necesario, todo para salvar el buen nombre de la Iglesia y para evadir la acción de la justicia. Poco le importa la integridad de los niños expuestos nuevamente a la sexualidad patológica de este tipo de sacerdotes. ¿Por qué el Cardenal no acepta ningún de los cientos de casos de pederastia clerical? Por la razón más antigua del mundo: dinero. Cuando el Cardenal reconozca el primer caso de uno de sus sacerdotes y lo denuncie a las autoridades policíacas tendrá que empezar a pagar la reparación del daño a las víctimas que claman justicia y verdad, algo que no está dispuesto a hacer. La Iglesia de Estados Unidos ha desembolsado más de dos mil millones de dólares en compensaciones a las más de cien mil víctimas de cinco mil sacerdotes. La Iglesia de México ni un solo centavo.

La carrera eclesiástica ascendente del cardenal Juan Sandoval Íñiguez tiene un destino manifiesto: la santidad. El purpurado organiza el blindaje de su inmortalidad: «Hemos pecado, hemos cometido equivocaciones colectivas. Aunque Dios es santo y comprensivo no pensó en una Iglesia sólo para los buenos, su corazón de padre abarca a todos sus hijos, los buenos y los malos, eso igualmente está previsto por el Señor, que quiso dejar como ministros no a seres perfectos, sino a hijos de Adán y Eva[64]».

Bien lo sabe su eminencia.

SANJUANA MARTÍNEZ es periodista de investigación freelance. Ha trabajado para Canal 2 de Monterrey, Milenio Diario, Proceso y La Jornada. Es autora de varios libros, el más reciente: Prueba de fe: la red de cardenales y obispos en la pederastia clerical (Planeta, 2007). Por sus investigaciones sobre la pederastia clerical recibió el Premio Nacional de Periodismo y el Ortega y Gasset, entre otros.